Aunque lo más grave del asunto es que las planificaciones ferroviarias de este calibre son estrategias de un país a largo plazo, inalterables durante muchas décadas, que dejarían sin posibilidades a la ya relegada región oriental. No nos valen los criterios de ahorro que ha expuesto el ministro Chaves, pues en ese caso jamás se invertiría en el litoral abrupto de la Andalucía Oriental, y siempre en la llanura de la depresión del Guadalquivir, convirtiéndose en un problema circular de empobrecimiento frente a constante inversión, ecuación distante de los principios socialistas de igualdad que tanto se cacarean. La solución política para el corredor mediterráneo y los problemas derivados de la crisis quizás consista en hacer una modificación de prioridades de inversión, esta vez mirando a la Andalucía Oriental, sin sacar de madre los presupuestos. Aunque nos tememos que la alternativa del corredor central esconde no dejar a la espalda de Sevilla un corredor de vital importancia, minimizando de cara al público los gastos que conllevaría el ajuste técnico de las líneas que unen Algeciras con Bobadilla, o las del actual AVE Bobadilla-Córdoba o Sevilla-Córdoba.
Las decisiones políticas recurrentes de la Junta de Andalucía de confundir vertebración de la comunidad andaluza con dirigir las vías de comunicación (carreteras, AVE y mercancías) hacia una descentrada Sevilla es una de las decisiones de mayor impacto en el deterioro económico de Andalucía Oriental.
El PRAO defiende una alternativa de comunicaciones en red que una territorios circundantes, con un modelo de economía entre provincias y no intrarregiones, pues es de suicidas no aprovechar las posibilidades que nos brinda el marco común que supone el Estado español. Bajo este principio, el corredor ferroviario propuesto por Fermed nos brinda la posibilidad de recuperar la comunicación con el levante español, frente al modelo que se impuso en los ochenta eliminando la línea de ferrocarril Guadix-Murcia. La lógica del centralismo en una capital andaluza no funciona, pues en el momento que la economía del turismo, por poner un ejemplo cualquiera, depende de unos visitantes que llegan a Granada desde un AVE que no proviene directamente de Madrid, el equilibrio andaluz se desequilibra.
Por desgracia, el uso del provincialismo y localismo a conveniencia por parte de Chaves, y también otros dirigentes de ambos partidos mayoritarios (porque otras veces se tachan como despreciables si se oponen a su proyecto andaluz), han puesto de uñas a las provincias por las que el modelo del corredor ferroviario central supuestamente pasaría. Aquí hago un inciso para poner sobre la mesa mis serias dudas sobre su paso por Despeñaperros. La cara dura con la que estos políticos manipulan las ilusiones y necesidades de las personas es de tal calibre que no hay escrúpulos para enfrentar unos contra otros, argumentando que estar en el trazado geográfico del movimiento ferroviario de mercancías de la capital andaluza es una magnifica noticia para Linares y toda la provincia de Jaén. ¿Tan grave pecado han cometido los jiennenses que se hace depender su desarrollo económico y ferroviario de la obligatoriedad de un beneficio previo para Sevilla? El partido político al que ahora represento, el Partido Regionalista por Andalucía Oriental, no tiene dudas: hace falta un plan específico, no solo en comunicaciones ferroviarias uniendo Jaén con Iznalloz, Linares con Albacete, y un AVE de primera por Despeñaperros, sino que también hace falta un verdadero interés político (con recursos económicos) para hacer avanzar la provincia de Jaén, una de la últimas en todos los parámetros que definen la economía de este país.