QUE TODA LA VIDA ES FACEBOOK
Siempre me ha fascinado el mundo electrónico. No, no penséis que soy una experta, al contrario, es precisamente mi absoluto desconocimiento, lo que hace que todas las cosas que se derivan de este mundo, sean como un milagro para mí.
Cuando era pequeña soñaba que había gente muy pequeñita dentro del televisor. Mi padre vendía televisores entre otras cosas y no fue hasta que vi uno totalmente destripado, cuando empecé a ser consciente de que yo era absolutamente inconsciente.
Ahora me pasa lo mismo con los ordenadores. No tengo pajolera idea de lo que los componen, pero ya me da lo mismo. Mi ordenador es un postigo que abro por la mañana, con la taza de café cerca, pero no demasiado (experiencia dixit) que me adentra en un mar mágico donde los haya.
Fruto de esa tecnología que algún dios colocó en los sesos de los japoneses, nació INTERNET y este ingenio virtual es lo que más se parece al milagro de “caminar sobre las aguas” de la antigüedad, pero mejor.
Sin mojarte, sin salir de tu casa ni de tu pijama, ni de tus pelos tiesos, internet te embarca en un viaje hacia donde te de la real gana. Desde leer la prensa, visitar un museo, auscultar tu salud o ver una película, hasta acercarte al fin, entrando en materia, a las redes sociales.
De ellas, de las redes sociales, de hilos infinitos que crecen y crecen sin mesura y sin límites, el “Libro de las caras” es la que más fascina.
Facebook es el libro abierto sin número de páginas predeterminado, en el que puedes pasar horas y olvidarte del resto, si es que lo hay.
No me digáis que no es maravilloso bichear, expresar lo que quieras en el momento que quieras y que alguien, aquí al lado o cruzando el Atlántico, pueda leer o compartir tus pensamientos.
Y no me digáis que no es un milagro también, que mientras estoy escribiendo todo esto, tenga otro dispositivo cerca, con el libro de las caras de mis doscientos cincuenta y siete amigos, abierto de par en par.
Y es precisamente en este punto, donde se siguen sucediendo los milagros:
¿Quién podría imaginar hace unos años hablarle a la jeta a todo un ministro? Pues puedes. Y puedes decirle a Ana Mato, que ahora tiene todo el tiempo de este mundo para vestir ella misma a sus hijos, como hacemos el resto de los mortales.
Pero para mí, el verdadero gustazo, es adentrarme cada mañana en un montón de rostros amigos y hacer un barrido rápido por los avatares de sus momentos:
Todos los días, comparto reflexiones de lo más cercanas con Yolanda, que no desaparece nunca y que se derrama infundiéndonos esa vitalidad y esa pasión por estar aquí, en este mundo.
Me encanta bichearle el Facebook a mi amigo Juanjo y ver fotografías de parajes que superan la imaginación más desbordante y soñar con los poemas de Poetas Andaluces.
Qué decir de los buenos días de Emilio, ese trovador callejero, cargados de balas y malas palabras que dibujan una sonrisa en mi cara.
La actualidad en Motril de José Manuel, todo un señor periodista de pelo cano, que sospecho, guarda mucha diversión camuflada en su cabellera.
Las fotos de las mejores recetas de Lourdes, que elevan a otra potencia en milagro de los panes y los peces.
Los comentarios más elocuentes, irreverentes y libres de todo prejuicio de mi amigo Miquelón, que esos sí, me arrebatan la carcajada. Y cómo no, el saludo matinal dibujado en líneas maestras de Colin.
Disfruto con los avatares salobreñeros de Antonio Luis; la agenda cultural de Antonio, con quien además comparto la pasión por la poesía; las frases de autoayuda de Mabel, que te despejan las dudas; el arte de la interpretación teatral de Rosi Y Patricia; el verbo sabio y sugerente de Javier; la ironía mayúscula de Nacho…. Los amores recién nacidos, Los Erasmus, el buen vino, y el deseo de un mundo mejor y más justo y un larguísimo etcétera que no me dejaría hoy ni hacer las camas.
Pues bien, todo lo anterior, sin embargo, no puede compararse al subidón que experimenta mi ego, cuando lo que yo publico en este magno mundo de la misteriosa red, recibe los ‘LIKES’ de todos aquellos que me importan.
Decía Calderón que “La Vida es sueño”…
Sin duda hoy hubiera escrito que “La Vida es Facebook” y los sueños, sueños son.