Antonio Gómez Romera
Domingo, 28 de julio de 2024
En el CCLXXXIII aniversario del fallecimiento del compositor Antonio Vivaldi
Hoy domingo, 28 de julio, festividad de San Nazario, predicador y discípulo de San Pedro, en la trigésima semana de 2024, se cumplen 283 años (viernes, 1741) del fallecimiento en Viena (Austria), del virtuoso violinista y compositor de música barroca, Antonio Vivaldi, a los 63 años de edad, por causas desconocidas, aunque se cree que pudo ser por una infección. Muere lejos de su ciudad natal, en una casa propiedad de la viuda de un fabricante de sillas de montar vienés, mientras trabaja en la corte de su benefactor, el emperador Carlos VI (1.685 – 1740). El rey había fallecido el año anterior de manera repentina a causa de una intoxicación alimentaria por setas, dejando a Vivaldi en la pobreza y sin protección.
En la vienesa catedral de San Esteban, suena el repique de la pequeña campana del ala Oeste, conocido como el “repique del indigente”, la modalidad más barata de las cuatro de que disponía la basílica en aquel tiempo, cuyo costo era de 2 florines y 36 kreuzer. Su entierro tiene lugar en una humilde tumba del cementerio de un hospital público, el de San Marcos, cerca de la iglesia de San Carlos Borromeo.
Vivaldi es conocido por sus conciertos para violín y orquesta, entre los que destacan “Las cuatro estaciones”, un homenaje musical al mundo y a la vida. Se puede afirmar que Vivaldi contribuye significativamente a la evolución de la música instrumental e influye en Johann SebastianBach (1685 – 1750), entre muchos otros compositores. Sin lugar a dudas, fue todo un genio que iluminó la estructura formal y rítmica del concierto en el que buscó contrastes armónicos, melodías y temas innovadores.
Breves notas biográficas
Antonio Lucio Vivaldi nace en Venecia el viernes, 4 de marzo de 1678. Su padre, Giovanni Battista Vivaldi, (1655 – 1736), es violinista profesional, aunque antes ha sido panadero y miembro de la orquesta de San Marcos de Venecia. Y su madre, Camilla Calicchio, (1653 – 1728) es hija de un sastre.
Antonio, el mayor de ocho hermanos, aprende de su padre a tocar el mismo instrumento. La casa familiar, situada junto al canal “Fondamenta del Dose”, sigue en pié. El recién nacido recibe provisionalmente el bautismo en su casa “per pericolo de norte” y, posteriormente, en la iglesia de “San Giovanni in Bragora”. Así consta, al menos, en textos de época, donde se refiere que “Nacido el 4 de Marzo, día en que recibió el bautismo en el hogar de la comadrona Margarita Veronese debido al peligro de muerte, fue llevado a la iglesia éste día. Yo, el pastor Giacomo Fornacieri, realicé los exorcismos y el bautizo, en los que Antonio Gerolamo Veccelio, propietario de la farmacia del dux en nuestra parroquia, fue el padrino”.
El día 18 de septiembre de 1693, cuando cuenta 15 años edad, la mínima para recibir la tonsura, inicia sus estudios de Teología y es ordenado sacerdote el 23 de marzo de 1703 cuando alcanza los 25 años de edad. Es pelirrojo, lo que le vale el apodo de “il prete rosso” («el cura rojo»).
La decisión de ingresar en el sacerdocio no perjudica su carrera musical, ya que, a partir de 1709, Vivaldi trabaja también como profesor de violín en el Conservatorio del orfanato veneciano para niñas abandonadas (“figliuole”), el “Ospedale della Pietà”, que les ofrece una esmerada educación en solfeo, canto e interpretación, y demuestran esas habilidades en el coro de la capilla y la orquesta. Vivaldi tiene que ocuparse de los instrumentos, además de sus obligaciones docentes en el Conservatorio, pero encuentra tiempo durante los seis años siguientes para escribir un grupo de sonatas para violín solo y 12 “sonate di camera” para trío. Sin embargo, es el formato de concierto el que más le atrae, influido por la obra del violinista y compositor Arcangelo Corelli (1653 – 1713), que da gran protagonismo a los solos de violines.
La primera obra importante de Vivaldi son sus 12 conciertos, publicados en Ámsterdam en 1711 por Estienne Roger (1665 – 1722). Se conocen colectivamente como “L’estro armonico” («La inspiración armónica»), y tienen un gran éxito. Vivaldi dedica la obra a Cosme III de Médici (1642 – 1723), VI Gran Duque de Toscana. El conservatorio atrae a músicos solistas de talento a su orquesta y coro, para los que Vivaldi compone piezas destinadas a ser interpretadas en servicios especiales como la cuaresma.
En 1716, el compositor crea 12 conciertos para violín, cuerdas y bajo continuo, titulados en conjunto “La stravaganza» («La Extravaganza»), que son una muestra de la más estimulante música de cuerdas del Barroco. Vivaldi gana más tiempo para componer cuando es eximido de asistir a misa por motivos médicos, ya que padece una dolencia pulmonar, una forma de asma, que él llama “stretezza di petto” («opresión en el pecho»), que nunca le va a desaparecer. Así lo reconocía personalmente, pues según afirmó, “Después de haber sido ordenado sacerdote, dije misa durante un año, pero posteriormente decidí no volver a decirla por haber tenido en tres ocasiones que abandonar el altar antes de concluir el sacrificio a causa de mi enfermedad. Por esta razón vivo casi siempre en interiores y nunca salgo si no es en góndola o carruaje, ya que no puedo caminar sin sentir dolor y opresión en el pecho”.
La reputación de Vivaldi se consolida como la de un compositor de referencia en toda Europa. Su forma de tocar el violín es lúdica e innovadora, explotando al máximo las posibilidades del instrumento y del arco. El musicólogo británico Denis Midgley Arnold (1926 – 1986) recoge el testimonio presencial del arquitecto alemán Johann Friedrich Armand von Uffenbach (1687 – 1769): “Vivaldi, el famoso compositor y violinista, interpretaba admirablemente un solo de acompañamiento, y al final improvisaba una fantasía que me dejó perplejo, porque no se había oído antes una interpretación semejante y nunca se podrá igualar, tocaba con los dedos a sólo una brizna del puente, de modo que apenas había espacio para el arco. Tocaba así las cuatro cuerdas, con imitaciones a una velocidad increíble”.
De 1718 a 1720, trabaja como “maestro di capella da camera”,maestro de capilla en la corte del príncipe Felipe de Hesse – Darmstadt (1671 – 1736), gobernador de Mantua. Con toda probabilidad es aquí donde conoce a una joven cantante, la contralto Anna Girò (1710 – /), “la Mantovana”, quien se convierte en su alumna, protegida y “prima donna” de sus óperas y –según las malas lenguas– amante secreta.
Compone la música de bodas del rey Luis XV de Francia el 5 de septiembre de 1725 en la Capilla de Fontainebleau: la serenata nupcial ‘Gloria e Imeneo”. Vivaldi escribe unos 60 “concerti grossi” que se caracterizan por la interacción entre un grupo grande y otro pequeño de instrumentos. El grupo más grande se denomina “ripieno” y el más pequeño o, incluso el solista, “concertino”. Los “concerti grossi” de Vivaldi emplean cuerdas y bajo y son los precursores del posterior concierto clásico. El “Opus 9”, “La Cetra”, lo dedica al emperador Carlos VI.
En 1728, Vivaldi conoce al emperador mientras éste visita Trieste para supervisar la construcción de un nuevo puerto. Carlos admira tanto la música de Vivaldi que se dice que ha hablado más con el compositor durante su única reunión, que con sus ministros en más de dos años. Le da a Vivaldi el título de caballero, una medalla de oro y una invitación a Viena. Vivaldi entregará a Carlos una copia manuscrita de “La Cetra”.
En 1729, demuestra su versatilidad y compone doce conciertos para flauta. Vivaldi regresa con frecuencia al Conservatorio de Venecia a lo largo de su carrera, pues tiene un contrato para conciertos que se le aplica cada vez que está en Venecia, y es nombrado su Director de Conciertos en 1735.
Colofón
Caído en el olvido tras su muerte, su redescubrimiento no tiene lugar hasta el siglo XX, merced a la música de Johann Sebastian Bach que, curiosamente, murió 9 años después, el mismo día que Antonio Vivaldi, el 28 de julio en Leipzig (1750), quien había trascrito doce conciertos a diferentes instrumentos. El interés por el músico alemán es precisamente el que abre el camino hacia el conocimiento de Vivaldi, un artista habilidoso en extremo, prolífico como pocos y uno de los artífices de la evolución del concierto solista tal y como hoy lo conocemos.