EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA

Antonio Gómez Romera

Domingo, 16 de junio de 2024

EN EL LXI ANIVERSARIO DEL VIAJE ESPACIAL DE LA PRIMERA MUJER COSMONAUTA, VALENTINA TERESHKOVA

Valentina, Cosmonauta.

Hoy domingo, 16 de junio, festividad de San Aureliano (523 – 551), arzobispo de Arlés, vigésimo cuarta semana del 2024, se cumplen 61 años (domingo, 1963) del viaje espacial de la primera mujer cosmonauta, Valentina Tereshkova. Valya (Valentina Tereshkova), es la única mujer que ha viajado en solitario al espacio exterior; la más joven, pues tenía sólo 26 años, y la primera mujer en la historia del ejército ruso que ostenta el rango de general de División de Aviación.

Valentina Tereshkova.

Breves notas biográficas

Valentina Vladimírovna Tereshkova nace en el pequeño pueblo de Bolshoye Máslennikovo (Yaroslavl), centro de Rusia, a unos 277 km al nordeste de Moscú, el sábado, 6 de marzo de 1937, en el seno de una familia muy humilde. Su padre, Vladimir Aksyenovich Tereshkov, es conductor de tractores y su madre, Elena Fedorovna, trabaja en la granja colectiva.

La infancia de Valya, forma familiar de Valentina, es dura. Pierde a su padre en la Guerra Ruso – Finesa (1.939) cuando cuenta sólo con 3 años, quedándose sola con su hermana mayor, Ludmila, y su madre, que entonces tiene 27 años y está embarazada de su hermano Vladimir. Ante el panorama desolador, se ven obligadas a trasladarse a la ciudad de Yaroslavl en 1945 y ponerse a trabajar en una fábrica de tejidos para salir adelante. Valya no pisa el colegio hasta acabada la guerra, cumplidos los 8 años de edad. Durante un año, está empleada en una fábrica de neumáticos y, posteriormente, vuelve a dedicarse a la industria textil mientras compagina el trabajo con los estudios de Ingeniería Técnica Industrial. Como desde pequeña sueña con volar, en 1959 se inscribe en un aeroclub de paracaidismo, una organización auxiliar de la Fuerza Aérea Soviética. Una vez en el club no tarda en erigirse como una de las paracaidistas más avanzadas. Con el salto ha descubierto su mayor afición y, sin saberlo todavía, la llave que le abrirá las puertas del espacio. Desde 1959, a la vez que prosigue sus estudios técnicos, se adiestra en los saltos con paracaídas, habiendo efectuado 126 descensos en un club aéreo de aficionados.

Valentina, colocación del traje espacial.

En diciembre de 1961, una comisión especial recorre estos clubes para seleccionar a jóvenes paracaidistas y prepararlas con miras a vuelos espaciales. Según recoge el libro “Las mujeres de la Luna” (2019), de Daniel Roberto Altschuler y Fernando J. Ballesteros, el vuelo de Valentina se enmarca en plena carrera espacial entre la Unión Soviética y Estados Unidos. La URSS ya ha puesto en órbita el primer satélite artificial, el Sputnik 1, el 4 de octubre 1957, ha enviado al primer ser vivo al espacio, la perra Laika el 3 de noviembre de 1957, y al primer hombre, Yuri Gagarin (1934 – 1968), a bordo de la Vostok 1, el 12 Abril de 1961.

Los primeros cosmonautas que volaban en las naves espaciales soviéticas “Vostok”, en ruso “Boctok”, “Este”, se catapultaban y descendían a la tierra en paracaídas, ya que el módulo espacial no tenía dispositivo de aterrizaje. El programa Vostok, lanzado en 1961 por la URSS, es el primer programa que lleva humanos al espacio en toda la Historia de la Humanidad. La proeza de Yuri Gagarin ha supuesto un gran impulso propagandístico para la Unión Soviética y no están dispuestos a permitir que los americanos se tomen la revancha. Para ello, el teniente general Nikolái Petróvich Kamanin (1908 – 1981), inicia la búsqueda de mujeres cosmonautas. Tiene claro que la selección debe llevarse a cabo en el terreno militar y, puesto que no hay mujeres piloto en la Fuerza Aérea Soviética, recurre a la DOSAAF, la Sociedad de Voluntarios para la Colaboración con el Ejército, la Aviación y la Flota. Las candidatas, provenientes principalmente de los clubes de paracaidismo y aviación, deben disponer de unos requisitos previos: tener entre 18 y 30 años, medir menos de 1.70 m de altura, pesar menos de 70 kg, ser solteras y ser “ideológicamente puras”. No se requiere experiencia como piloto ya que las naves Vostok son completamente automáticas. La DOSAAF hace una primera lista de 400 participantes que, tras diversos controles, bajo la supervisión de Kamarin, se ve reducida a cinco aspirantes (Zhanna Yorkina (1939 – 2015), Tatiana Kuznetsova (1941 – 2018), Valentina Ponomariova (1933 – 2023), Irina Solovyova (1937) y Valya; sólo una pilotará el Vostok 6.

Valentina con su traje de cosmonauta.

Las candidatas son anunciadas de forma oficial el 3 abril de 1962, e ingresan en las Fuerzas Aéreas con el rango de “soldado”. Yuri Gagarin es el encargado de darles la bienvenida al Centro de Entrenamiento de Cosmonautas, donde son sometidas a duras pruebas físicas y reciben formación en matemáticas, meteorología, astronomía, física, computación y navegación espacial. La jornada laboral empieza a las nueve de la mañana con las clases de teoría y continúa con la preparación física y las charlas de especialistas de institutos académicos. Valya, escribe en su libro, “El Universo es un vasto océano” (1963): “La centrifugadora iba aumentando su velocidad. Se me cortaba la respiración. Comencé a sentir todo el cuerpo oprimido. La presión era más fuerte a cada vuelta. Apretando los dientes, traté de cerrar los ojos, pero no lo conseguí. Se crisparon los músculos de la cara, el corazón empezó a latir con mayor precipitación y por primera vez en mi vida noté el peso de la sangre” (…) “Al entrar en la cámara sorda me encontré en el mundo del silencio absoluto. Era aquel un estado extraño e inusitado. Sin nadie con quien hablar, sin poder preguntar ni escuchar nada. Aquí tenía que trabajar, descansar y dormir. ¿Cuánto tiempo? ¿Cuántas horas o días? ¿Tres? ¿Una semana? ¿Puede ser que más? Había que aguantar todo lo necesario”. El esfuerzo de las seleccionadas es titánico y les vale el respeto de sus compañeros masculinos, que en un primer momento les dispensan una acogida poco amistosa. Finalmente, el 21 de mayo de 1963, se hace el comunicado oficial. La seleccionada es Valya.

Valentina en la nave espacial.

Valentina y su viaje al espacio exterior

Es la primera mujer que participa en la conquista del espacio. Los principales objetivos de la misión consisten en el análisis comparativo de los efectos del vuelo espacial en el organismo de mujeres y hombres, la investigación biomédica, el desarrollo y mejora de los sistemas de la nave bajo condiciones de vuelo conjunto y el desarrollo de experimentos de radiocomunicación. Valya recuerda en su libro: “La víspera de partir, según las tradiciones establecidas por los cosmonautas, estuve en Moscú con Valeri Bykovski. Fuimos a la Plaza Roja, estuvimos en el Mausoleo de Lenin y contemplamos las estrellas y la bandera roja de la URSS”.

Valentina y su marido el cosmonauta Andrián Nikoláyev.

Domingo, 16 de junio, 9 de la mañana. Valentina, de 26 años de edad y 164 centímetros de altura, llega a la base soviética del cosmódromo de Baikonur (Tiuratam – Kazajistán), en la que destaca la imponente masa del cohete R-7 que va a lanzar al espacio la nave Vostok 6. Lleva un traje espacial color naranja modelo SK-2 y, a través de la visera de la escafandra, muestra un rostro voluntarioso y sonriente. El astronauta Valeri Bykovski (1934 – 2019), ha partido hacia el espacio dos días antes, el viernes, 14 de junio, a bordo de la nave espacial Vostok 5 y evolucionará alrededor de la Tierra al mismo tiempo que Valentina. La señal de llamada de Valeri, es “Gavilán”.

A las 9:29 horas (hora local), el Vostok 6 despega de la Plataforma Gagarin y se eleva rápidamente por los aires, con una única tripulante, Valentina, que según cuenta una leyenda, dijo: ““Soy muy feliz, y estoy contenta que a mí, simple muchacha, sea la primera mujer del planeta a quien se le encomienda volar al cosmos (…) Cielo, quítate el sombrero: voy a verte”. Valya observa cómo se aleja la Tierra y se sorprende al verla tan pequeña. Se maravilla con los colores y con el relieve del globo de nuestro planeta. “Yo soy Chaika, Gaviota, en ruso, se identifica Valya con su señal de llamada ¡Me encuentro perfectamente y con buen estado de salud! ¡Veo el horizonte! Una franja azul. ¡La Tierra! ¡Qué bella es! ¡Todo marcha perfectamente!”.

Putin hace entrega a Valya de la Orden de Gagarin

En un momento dado, las dos cápsulas se encuentran separadas tan sólo por 5 kilómetros. Los cosmonautas se comunican entre sí por radio y transmiten a la base, por onda corta y ultracorta, las indicaciones técnicas previstas. Durante los tres días de viaje, Tereshkova experimenta fuertes náuseas y jaquecas, las cuales no le impiden mantener al día el diario de a bordo y llevar a cabo todos los detalles de la misión. “Vomité los tres días en órbita y habían olvidado poner un cepillo de dientes entre mis cosas”. Además, se ha producido un error en la programación de la trayectoria y ella misma lo tiene que corregir para que la nave no se aleje de la Tierra y pueda regresar. Valentina Tereshkova, la primera mujer cosmonauta, da en su nave espacial 48 vueltas a la Tierra en 70 horas y 50 minutos y recorre 2.000.000 de kilómetros.

Miércoles, 19 de junio, Valya abandona la cápsula de vuelo a una altura de 6.000 msnm y desciende en paracaídas, aterrizando (8:20) cerca de Karaganda, aldea kazaja, con síntomas de mareo. La mujer que le ayuda a quitarse el traje espacial le pregunta si ha visto a Dios y ella le contesta que su nave, al parecer, ha seguido otra ruta y, tal vez, por eso, no se lo ha cruzado.

Valentina durante las Olimpiadas de Invierno de Sochi.

Después de su viaje espacial

“Yo siempre he sentido orgullo de ser hija de este país. Hija de Rusia, como a menudo me denominaban. Nunca aceptaré el juicio de que el vuelo de la primera mujer cosmonauta fue solo propaganda. No, porque nos preparamos para ello cabalmente. Llegamos como paracaidistas y nos convertimos en cosmonautas. La jornada laboral comenzaba a las nueve de la mañana. Pero nosotros, un grupo de chicas, vivíamos en el Centro de Preparación de Cosmonautas, y cuando todos terminaban el trabajo, a las 6 de la tarde, nosotros continuábamos en lo nuestro. Nos quedaba tiempo solo para el sueño y la preparación física, el resto eran 14 a 15 horas de clases. Especialistas de institutos académicos nos dictaban charlas. Las aspirantes a cosmonautas “girábamos por diez”, como denominábamos las diez unidades de sobrecarga, en el que tu peso de 60 kilos se convertía en 600 en la centrifuga. Eran tan solo diez segundos que había que soportar”.

Tras aquella misión, ninguna mujer vuelve a viajar al espacio hasta casi 20 años después, cuando la cosmonauta soviética Svetlana Savitskaya (1948) vuela en la misión Soyuz T-7 el 19 de agosto de 1982. Valentina Tereshkova es nombrada “Héroe de la Unión Soviética”, distinguida con la “Orden de Lenin” y se convierte en instructora del Centro de Adiestramiento de Cosmonautas.

Valentina contrae matrimonio en noviembre de 1963 con el cosmonauta Andrian Nikolaiev (1929 – 2004), por decisión de Nikita Kruschov (1894 – 1971), primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética (1953 – 1964), a quien se le antojó formar un matrimonio “cósmico”. Del matrimonio nace una hija, Elena Andrionova Nikolaeva – Tereshkova, el 8 de junio de 1964, de madrugada, por cesárea y muy débil y requiere constantes cuidados médicos durante sus primeros años de vida.

Valya estudia en la Academia Militar de Ingeniería Aérea, graduándose en 1969 y obteniendo el doctorado en ingeniería en 1977; nunca volvió a viajar al espacio. Aparte de obtener anticipadamente rangos militares hasta llegar al de general mayor, encabeza numerosas organizaciones como el Comité de Mujeres Soviéticas y el Centro Nacional de Cooperación Internacional y Cultural, adjunto al gobierno de Rusia. E inicia su carrera política que la lleva a convertirse en miembro del Soviet Supremo y del Comité Central del Partido Comunista.

Afirma Valentina Tereshkova en “Mujeres en el espacio”, 1970: “Creo que una mujer siempre debe seguir siendo mujer y nada femenino debe ser ajeno a ella. Al mismo tiempo, creo firmemente que ningún trabajo realizado por una mujer en el campo de la ciencia o la cultura o cualquier otro, por vigoroso o exigente que sea, puede entrar en conflicto con su antigua ‘misión maravillosa’: amar, ser amado y con su anhelo por la felicidad de la maternidad. Al contrario, estos dos aspectos de su vida pueden complementarse perfectamente”.

Participa en la Conferencia Mundial de la ONU con motivo del Año Internacional de la Mujer, llevada a cabo en México en 1975, y en 1982 recibe el premio Simba por su labor de promoción de las mujeres. Ese mismo año (1982) se divorcia, y años después contrae matrimonio con el general de división del servicio médico Yuli Sháposhnikov, prestigioso ortopedista. Se retira de la Fuerza Aérea y del cuerpo de cosmonautas en 1997.

Después de la muerte de su segundo marido (1999) va a vivir a una pequeña casa de campo. En el año 2000 la Asociación Británica Asamblea anual de Mujeres la condecora con el título honorífico de “Mujer del siglo XX”. En 2013, dice: “Si tuviera dinero, viajaría otra vez al espacio aunque sea como turista, y también volaría a Marte, incluso con billete sólo de ida”.

Valentina y la nave Vostok 6.

Al año siguiente, el 7 de febrero de 2014, lleva la bandera olímpica al estadio Fisht en la ceremonia de inauguración de los XXII Juegos Olímpicos de Invierno, en la ciudad costera Sochi (Mar Negro, Rusia), junto a la actriz Chulpan Khamatova, el jugador de hockey sobre hielo Vyacheslav Fetisov, el actor y director de cine Nikita Mikhalkov, el director de orquesta y director artístico de ópera Valery Guérguiev, la patinadora sobre hielo Lydia Skoblikova, el bloguero y “youtuber” Alan Enileev y la periodista Anastasia Popova.

El 16 de junio de 2023, 60 años después del viaje espacial de Valya, el presidente ruso, Vladímir Putin, firma un decreto de reconocimiento, cuyo texto dice así: «Condecorar con la Orden de Gagarin a Valentina Tereshkova, heroína de la Unión Soviética, piloto cosmonauta de la URSS y diputada de la Duma de Estado de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia y miembro de la comisión para asuntos internacionales de la Duma, por sus destacados méritos en la exploración del espacio, por la valentía y la abnegación mostradas durante el histórico vuelo espacial pilotado».

Colofón Cuando, tras su viaje espacial, le preguntaron qué quería como recompensa Valya pidió que el Gobierno localizara el sitio donde su padre había muerto en combate en Finlandia, durante la ‘Guerra de invierno’ de la Segunda Guerra Mundial. En el lugar se levantó un monumento en su honor

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