EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA

Antonio Gómez Romera

Domingo, 23 de abril de 2023

EN EL XLVII ANIVERSARIO DE LA ENTREGA DEL “PREMIO CERVANTES”, NUEVO GALARDON DE LAS LETRAS HISPÁNICAS

Logo de los Premios Cervantes.

Tal día como hoy, domingo, 23 de abril, festividad de San Jorge, Día del Libro y aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra (1.547-1.616), décimo sexta semana del año 2.023, se cumplen 47 años (1.976), de la entrega en el Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares, del nuevo máximo galardón de las letras hispánicas, el “Premio Cervantes” (“Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes”), el cual se concede «como símbolo de la concordia que imperaba en las más altas instituciones del Estado», siendo el primer escritor merecedor de ésta nueva distinción, Jorge Guillén Álvarez (1.893-1.984), poeta exiliado en EE.UU. desde 1.938, que, tras conocer la noticia, afirma: «Me siento honradísimo y muy contento. Pienso que es el reconocimiento de una obra que ha durado más de medio siglo. Han elegido a un autor que ha sido modestamente adversario del Régimen. Esto implica un paso adelante en la transición democrática de España».

Prólogo

El 15 de septiembre de 1.975, dos meses antes del fallecimiento de Francisco Franco Bahamonte, el Ministerio de Información y Turismo, a través de la Dirección General de Cultura Popular convoca (B.O.E. núm. 233, de 29 de septiembre de 1.975, páginas 20.591 a 20.591) el “Premio Miguel de Cervantes de Literatura”ante “la conveniencia de otorgar un reconocimiento oficial, en que se una a la notoriedad pública la creación literaria en lengua castellana”.

El Premio, que se considera el “Nobel de las letras hispánicas”, puede recaer en cualquier autor cuya obra esté “escrita globalmente o en su parte esencial en castellano, con independencia de su nacionalidad”. Se concede el conjunto de su creación y en la medida en que según rezan sus bases, ésta haya contribuido a enriquecer el legado literario hispánico. Los candidatos al Premio Cervantes sólo pueden ser propuestos por el pleno de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), las Academias de la Lengua de los países de habla hispana (y de Filipinas) y los ganadores en pasadas ediciones, así como por distintas instituciones vinculadas a la literatura en lengua castellana.

El Jurado lo integran el director de RAE y el de una Academia hispanoamericana que cambia cada año, el autor premiado en la edición anterior y en torno a seis u ocho personalidades “de reconocido prestigio” dentro del ámbito académico, literario o universitario español o latinoamericano, designadas por los Ministerios de Cultura, Educación y Asuntos Exteriores y por los directores de la Biblioteca Nacional del Instituto

Cervantes. El galardonado se elige por votaciones sucesivas y tan sólo se tienen en cuenta los votos de los presentes. La dotación del premio también ha ido evolucionando a lo largo del tiempo: “El premio de Literatura, en lengua castellana «Miguel de Cervantes», con cargo a los créditos presupuestarios de la Dirección General de Cultura Popular, estará dotado con 5.000.000 de pesetas”, dice la Orden Ministerial de su creación.

El máximo galardón de las letras en lengua castellana goza de reconocimiento internacional y su puesta en escena está sometida a una rigurosa liturgia. El acto de entrega está presidido por los Reyes de España y se celebra cada año el día 23 Abril, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Cervantes. Tras sonar el himno nacional, es de rigor que el Rey entregue al galardonado la medalla y la escultura que lo acredita como tal. A continuación, el ganador ha de pronunciar un discurso que obligatoriamente ha de glosar sobre la figura u obra de Cervantes. El responsable del Ministerio de Cultura, Educación y Deporte hace lo propio, al igual que el rey para cerrar la ceremonia.

El artículo 9 de la Orden Ministerial de creación del Premio, dice: “La Dirección General de Radiodifusión y Televisión, a través de la red de emisoras de Radio Nacional de España y de los canales de TVE, dedicarán en sus programas informativos y de crítica literaria una especial atención al autor premiado y a su obra”.

Estatua galardón Premio Cervantes.

El Primer “Premio Cervantes”

Alcalá de Henares, declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1.998, sirve de incomparable marco a la entrega del Premio, avalada por su condición de cuna de Miguel de Cervantes. Y como no podía ser de otra forma, la solemne ceremonia se celebra en el Paraninfo de su Universidad, que desde su fundación en 1.499 a manos del cardenal Cisneros ha contribuido al desarrollo de nuestra lengua y nuestras letras. En este solemne acto, presidido por los Reyes de España, el autor galardonado pronuncia un discurso en el que, además de glosar su vida y producción literaria, siempre se rinde homenaje a la figura de Miguel de Cervantes.

El discurso íntegro de Jorge Guillén

«La presente situación, abrumadoramente honrosa, pesa mucho sobre los hombros del premiado. Estas palabras, Miguel de Cervantes, Alcalá, Universidad de Cisneros, forman un bloque abrumador. Por fortuna, al premiado le distingue una especialidad: la acción de gracias, y enseguida comienza expresando su profunda gratitud a quienes le han concedido este increíble Premio. Un Premio literario irrumpe siempre como una sorpresa. ¿Y si es merecido? No importa. El merecimiento no se impone de modo absoluto. Hay siempre otros legítimos candidatos. Si no se entromete la vanidad, el galardón cae del cielo con fuerza inesperada. ¿Cómo un maná? Eso implicaría milagro. Y aquí no existe milagrería sobrecogedora. No sería justo comparar la obtención de un Premio a una lotería. En el certamen no se entra con un décimo en la mano. ¿Entonces? No pensemos en el azar, ni siquiera en algún «seguro azar» -como dijo el poeta-. A este resultado, de aspecto celeste, se llegará en torno a una mesa de personas doctísimas tras una deliberación. De ahí el carácter honroso del Premio y la gran satisfacción del elegido. Gratísima sorpresa, y, más aún, en este siglo que nos ha tocado gozar y padecer. Todos los oráculos coinciden: la historia desemboca en una realidad que se reduce a dos culminaciones: economía y política. El resto -bien nos lo han repetido- queda al margen, en posición subalterna de «escasa realidad». Así vivimos: entre las furias de los negocios y las furias de los poderes. Sin embargo, en la sociedad actual se mantienen todavía instituciones generosas que prestan atención a este precario resto: ciencias, artes, espiritualidad.

He aquí este premio de nombre tan ilustre. Henos en este hermoso Paraninfo. Ningún lugar más adecuado. No es menester ir a Delfos, junto al Monte Parnaso y la Fuente Castalia, ni trasladarse a Roma, al Capitolio. El «laureatus in Urbe» dice aquí, en este Alcalá cervantino, cuánto le conmueve que una obra poética, llevada a término durante medio siglo, sea ahora tan halagüeñamente reconocida. Y mucho le importa, asimismo, que en la ardua transición política de nuestro país este momento, este Paraninfo, signifiquen un acto de concordia, ya definitivamente superada la guerra más cruel. Y poesía es ahora -como ha sido siempre para este poeta- un símbolo de esperanza».

El escritor Jorge Guillén durante la lectura de su discurso.

Sobre Jorge Guillén Álvarez (1.893-1.984)

Poeta y crítico literario, integrante de la Generación del 27. En 1.911 se traslada a Madrid para cursar estudios de Filosofía y Letras; se instala en la Residencia de Estudiantes, dirigida por Alberto Jiménez Frau y conoce a los maestros del 98, a Ortega y Gasset, a Juan Ramón Jiménez y a muchos de sus compañeros de generación. En 1.917 viaja a París y trabaja como lector de español en La Soborna, sustituyendo en el puesto a Pedro Salinas, con quien mantiene una profunda amistad a lo largo de toda su vida. Toma contacto con grandes figuras de la cultura europea, traba amistad con Paul Valèry, de quien traduce más tarde “El cementerio marino”. En 1.924 obtiene el doctorado con la tesis “Notas sobre el Polifemo de Góngora”. Y en 1.925, obtiene la cátedra de Literatura que ejerció en la Universidad de Murcia, de 1926 a 1929.

En 1.928 publica la primera edición de “Cántico”, en Revista de Occidente, con 75 poemas, que en 1.950 aparecerá en Buenos Aires con una edición completa de 334 poemas. Tras una estancia en Oxford de 1.929 a 1.931, regresa a España, funda la revista “Verso y Prosa” y es catedrático de la Universidad de Sevilla hasta 1.938, año en que se ve forzado a iniciar su largo exilio. Viaja a Francia y a Estados Unidos donde es profesor en diversas Universidades, Yale, California, Ohio y Massachusetts, entre otras, hasta 1.970. Asimismo, también ejerce la docencia, de manera esporádica, en algunos países iberoamericanos. Aunque ha realizado previamente algún viaje a España, regresa definitivamente en 1.977 para instalarse en Málaga, ciudad de la que es nombrado “Hijo Adoptivo” y cuya Universidad le otorga el “doctorado honoris causa”, títulos ambos que también se le conceden en Valladolid.

Puzzle fotográfico de los galardonados con el Premio Cervantes.

Colofón

Desde su creación, el Premio se falla a finales de año y es entregado por SS.MM. los Reyes de España el 23 de abril, aniversario del fallecimiento de Miguel de Cervantes, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, cuna del escritor. El Premio Cervantes es también un homenaje a nuestro escritor más universal que cuaja en los discursos que han de pronunciar los galardonados. La deuda literaria y personal con Miguel de Cervantes y el Quijote es una constante en todas las intervenciones a lo largo de estos años. “Si mal no recuerdo, antes de concluir el primer capítulo supe que yo, quería ser escritor”— confesó el novelista argentino Adolfo Bioy Casares. Gonzalo Torrente Ballester le reconoció su “máximo maestro, el escritor de quien más aprendí”, ya que a su juicio “hizo algo que nadie hasta él había hecho, y mostró a sus seguidores, próximos y lejanos, afines o dispares, un camino que todos forzosamente tuvimos que seguir”.

Más allá de la literatura, muchos de ellos coinciden en resaltar los valores éticos e ideológicos del insigne escritor alcalaíno, con especial hincapié en su sentido de la libertad. Octavio Paz lo definió en su discurso como “el escritor nuestro que encarna más completamente los distintos sentidos de la palabra liberal”. Para el uruguayo Juan Carlos Onetti “el Quijote es, entre otras cosas, un ejemplo supremo de libertad y de ansia de libertad” y para el poeta Luis Rosales “un libro tan insólitamente libre que en él no hay nada irrealizable. Es un libro que nos hace vivir. Basta leerlo para crecer. En cada una de sus páginas nos repite lo mismo. Si tienes puesto en hora el corazón, puedes cambiar el mundo”.

Todavía resuena en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares el bellísimo discurso que pronunció María Zambrano, una indagación del sentido último y trascendental de la creación cervantina. “Don Quijote se pone en camino a la hora del alba. No podía ser de otra manera en ese personaje que padece, de manera ejemplar, el sueño de la libertad, ese sueño que, en cierta hora, tan incierta, se desata en el hombre”.

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