Domingo A. López Fernández
Fotos: EL FARO
EL MOTRILEÑO PABLO CASTILLA IMPARTE UNA CONFERENCIA SOBRE EL TRIDUO PASCUAL
En la tarde del pasado martes, 21 de marzo, la iglesia de Capuchinos acogía una conferencia de preparación cuaresmal que ha sido organizada por el arciprestazgo de la costa granadina y que viene muy acorde para el tiempo que vivimos como preparación a la próxima festividad de la Semana Santa. El ponente designado ha sido el sacerdote motrileño Pablo Castilla Domínguez, que actualmente ejerce su labor pastoral en las parroquias de Valderrubio, Escóznar y Obéilar, además de ser el arcipreste de Sierra Elvira. En realidad, la conferencia se tenía que haber celebrado en la ermita de Nuestra Señora del Carmen el viernes, 18, pero una inoportuna disfonía provocó su suspensión y su traslado al templo de la Divina Pastora para la semana siguiente, una vez superados los problemas derivados de la enfermedad. La convocatoria del arciprestazgo tuvo una gran difusión en nuestro ámbito costero ya que en la iglesia de Capuchinos se congregaron feligreses de todas las parroquias de Motril y sus anejos.
El tema elegido para la preparación cuaresmal fue el del significado y trascendencia de “El Triduo Pascual” que, en palabras del ponente, “es la razón de ser de la cuaresma y medio preparatorio a través del cual la iglesia se dispone a celebrar los días más sagrados del año por el misterio que en ellos conmemoramos, los del Triduo Pascual”. Tal como refirió a los fieles presentes, la fiesta hunde sus raíces en la antigüedad, pues ya en el siglo II se realizaba una celebración especial para conmemorar la muerte y la resurrección de Cristo con una eucaristía en el marco de una vigilia nocturna, a la que se le añadirán dos días, el viernes y el sábado, que serán días de ayuno como preparación a la celebración de Pascua.
En palabras de Pablo Castilla, la pascua judía es la fecha de referencia para la celebración de la vigilia anual en conmemoración de la resurrección de Cristo. Como bien ponía de manifiesto, ya en el siglo IV existen referencias de celebraciones en torno a la cruz de Cristo en Jerusalén en el Viernes Santo y, asimismo, en el Jueves Santo, aunque éste último no se consideraba perteneciente al Triduo Pascual, pero sí vinculado por lo que aconteció en ese día, la detención de Cristo y, poco antes, la institución de la eucaristía en el transcurso de la última cena.
En la evolución del Triduo Pascual, Pablo Castilla ponía su énfasis en la decadencia que sufrió la fiesta con el paso de los años, hasta el momento de su redescubrimiento en el siglo XX. Según dijo, fue el Papa Pio XII quien en 1951, mediante decreto, realiza la primera revisión de la Vigilia Pascual, que con el tiempo supondrá un proceso de autenticidad histórica y teológica de la fiesta. Así, el Jueves Santo, pasará a ser el día en el que se inaugura el Triduo con su eucaristía vespertina y el viernes centra su relevancia en la muerte del Señor, perdiendo su carácter festivo el día del Sábado Santo. Como bien reconoce, el Concilio Vaticano II será quien de la significativa relevancia al Triduo Pascual tal y como lo conocemos hoy, es decir, conformado por el Viernes Santo, el Sábado Santo y el Domingo de Resurrección, a los que se une la tarde del Jueves Santo, días considerados sagrados en los que los cristianos se preparan con la cuaresma y cuya alegría prolongan con el tiempo pascual. El sacerdote Pablo Castilla terminaba su charla con una consideración final, la de significar que el Triduo Pascual, desde la misa vespertina del Jueves Santo, hasta las vísperas del Domingo de Resurrección, celebra un mismo y único acontecimiento, el de la muerte y resurrección de Cristo por la salvación de la humanidad.
Concluida su intervención, feligreses de las parroquias presentes pasaron a felicitar efusivamente al ponente ante la aleccionadora fiesta sagrada que se está próxima a celebrar y de la que se vertieron conocimientos muy profundos sobre sus orígenes y evolución.
