RELATOS DE LA HISTORIA DE MOTRIL

UNA HISTORIA DE TERREMOTOS

EFECTOS DEL GRAN TERREMOTO DE LISBOA DE 1755 EN MOTRIL Y LA COSTA GRANADINA

Manuel Domínguez García -Historiador y Cronista Oficial de la ciudad de Motril-

Todos los años por estas fechas del mes de enero, se rememora en Motril el “Voto de la Ciudad” a la Virgen del Cabeza y a Nuestro Padre Jesús Nazareno, por los terremotos destructores ocurridos en 1804 y 1884.

Evidentemente, estos terremotos del siglo XIX no fueron los únicos temblores de tierra ocurridos en la historia de Motril, que tiene un largo un largo pasado sísmico. Podríamos poner algunos ejemplos de esa historia de terremotos, pero hemos elegido para este artículo, los que se sintieron en Motril y la costa de granadina con ocasión del enorme seísmo de Lisboa de 1755.

El terremoto de Lisboa tuvo lugar el 1 de noviembre de 1755, día de Todos los Santos, a las 09,20 horas. Fue uno de los terremotos más destructivos y mortales de la historia, causando la muerte de entre 60.000 y 100.000 personas.

El seísmo fue seguido por un maremoto y un incendio, causando la destrucción casi total de Lisboa. El terremoto acentuó las tensiones políticas en Portugal e interrumpió abruptamente las ambiciones coloniales de Portugal durante el siglo XVIII.

Fue el primer terremoto cuyos efectos sobre un área grande fueron estudiados científicamente, señaló el nacimiento de la sismología moderna. Los geólogos estiman hoy que la magnitud del terremoto de Lisboa sería de aproximadamente un 9 en la escala de Richter, con su epicentro en un lugar desconocido en algún punto del océano Atlántico a menos de 300 km de Lisboa.

Los informes contemporáneos indican que el terremoto duró entre tres minutos y medio y seis minutos, produciendo grietas gigantescas de cinco metros de ancho que se abrieron en el centro de ciudad. Los supervivientes huidos en pos de seguridad al espacio abierto que constituían los muelles pudieron observar como el agua retrocedía, revelando el lecho del mar, cubierto de restos de carga caída al mar y los viejos naufragios. Cuarenta minutos después del terremoto, tres maremotos con olas de entre 6 y 20 metros engulleron el puerto y la zona centro, subiendo aguas arriba del río Tajo. En las áreas no afectadas por el maremoto, los incendios surgieron rápidamente, y las llamas asolaron la ciudad durante cinco días. De una población lisboeta de 275.000 habitantes, unas 90.000 personas murieron. Otras 10.000 murieron en Marruecos, en Ayamonte (Huelva) murieron más de 1.000 personas, y se registraron un total de 5.300 víctimas y daños de consideración en muchos puntos de todo el territorio español,

La costa de Granada se despertaba el 1 de noviembre de 1755 con un día claro, corriendo un viento muy suave en tierra y el mar sereno y a las nueve pasadas, según los informes de la época, la tierra empezó a temblar con una intensidad creciente, observándose que los edificios se movían fuertemente y cesando el movimiento sísmico con lentitud.

Conocemos los efectos ocasionados por este enorme terremoto en la costa de Granada gracias a los informes que, a petición de la Corona, fueron enviados por los ayuntamientos de Almuñécar, Salobreña, Vélez Benaudalla y Motril, que se conservan en el Archivo Histórico Nacional.

El alcalde mayor de Almuñécar, Bartolomé Valderrama, informaba “que en esta ciudad y los pueblos de su comprehensión, se sintió a la misma hora que en los demás, y su duración fue solamente  de  doce  minutos,  pero  con  tanta  benignidad  que  no  se  ha  experimentado  la  más  leve  ruina,  ni  desgracia  y porque, igualmente, acaeció en los citados lugares de esta jurisdicción, de que me hallo informado”

El terremoto de Lisboa en 1755.

El alcalde mayor de Salobreña, Fernando de la Riva Herrero, escribía  diciendo que en la villa se había sentido el terremoto con movimientos de casas y edificios , “pero sin el más leve quebranto en cosa alguna, y sí éste fue visible, pues una de las fuentes llamada la Grande, que está en la falda del Peñón, en que se halla construida esta dicha Villa, el agua que vierte se detuvo su curso, quedando enteramente seca durante el terremoto, que sería como a hora de las 10 de la mañana de este día, por espacio de siete minutos, y fenecido, siendo como es cristalina, volvió a despedir las citadas aguas con tanta violencia que estas parecían sangre, que causó pavor a aquellas personas que se hallaron presentes”.

En Vélez Benaudalla su teniente de alcalde, Manuel de Machigal, informaba que el día 1 de noviembre como entre las 9 y las 10 de la mañana, hora que no sabía bien por no haber reloj en la villa, se notó sin que hubiesen señales previas, un temblor de tierra que duró como 5 o 6 minutos “advirtiendo su repetición, pues, habiendo principiado, se suspendió un instante de tiempo volvió a conmoverse el suelo y paredes, que estándose celebrando en la Iglesia parroquial el Santo Sacrificio de la misa con dicho impulso y movimiento extraño el altar mayor, donde estaba el sacerdote, de oír crujir el enmaderado del techo y clamores de las personas que se hallaban en ella, dio asunto a que por dicho sacerdote se suspendiese, habiendo asegurado el sagrado vaso del Cáliz, temeroso se volcara, por estar hecho, cuyo pavor observaron dichas personas temerosas de que la Iglesia se arruinase. La desampararon yéndose a la calle, pero no permitió la Divina Majestad sucediese desgracia alguna, como ni tampoco en esta precitada villa y sus edificios, y comprehensión de ella haya fenecido sus ganados. Y las fuentes y ríos y arbolado que hay en sus inmediaciones se mantuvieran sin haberse aminorado ni experimentado estrago alguno”.

En el caso de Motril, su gobernador político y militar Joseph del Trell, optó por incluir en el informe el testimonio de Gabriel Martín Velázquez, vecino de Calahonda de 105 años de edad que vivía en una cueva que el mismo había fortificado y hecho una especie de torre, actual cueva de Bigotes. Este hombre viudo sin hijos, muy temeroso de Dios y firme de cabeza, respondió al interrogatorio diciendo que el terremoto empezó más cerca de las diez que de las nueve, sin señal antecede alguna y que la duración fue como de medio cuarto de hora y que se movió mucho su torre haciéndole caer al suelo. Afirmaba que el temblor venía desde poniente y que este terremoto le hacía recordar otro que el vivió en octubre de 1680 y que causó la ruina de muchas casas en Motril.

No había ocurrido en la ciudad desgracias personales ni tampoco animales, algunas casas se habían quebrantado ligeramente y especialmente la torre y la nave principal de la Iglesia Mayor que eran de fábrica antigua.

En acción de gracias se sacó, en la tarde de este día, en procesión las sagradas imágenes de la Virgen de la Cabeza y Nuestro Padre Jesús Nazareno, haciéndose un octavario con exposición del Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

Motril en enero de 1885, unos días después de terremoto de 25 de diciembre 1984.

Aparte de la sacudida del primer día, en la costa granadina se llegaron a sentir numerosas replicas hasta finales de diciembre, siendo la más intensa de todas la ocurrida en el día 27 de noviembre y que fue apreciada en todos los pueblos de nuestra costa. En Motril, estando realizando en la Iglesia Mayor oficios de acción de gracias con la asistencia de los cabildos Municipal y Eclesiástico, entre las 11 y las 12 de la mañana se sintió extraordinariamente otro terremoto que, según las observación del centinela que había en la torre de la Vela duró “lo que se tarda en rezar tres credos”. La campana situada en dicha torre, que era de tres palmos de diámetro, empezó a sonar repetidamente por la vibraciones del seísmo. Todos los que estaban dentro de la iglesia supusieron que el edificio se venía abajo “creyendo que nos era llegado el último día”.

La gente, en lugar de salirse de la iglesia, se dirigió hacia la capilla mayor poniéndose bajo la protección de la Virgen de la Cabeza que se encontraba expuesta en el altar mayor desde el terremoto del día 1 de ese mes. A las cinco de la tarde y la las doce de la noche se repitieron los temblores que fueron advertidos por todos los habitantes de Motril. De nuevo a las 4 menos cuarto de la madrugada un nuevo terremoto con un tremendo ruido que venía desde el oeste despertó a todos los motrileños.

Para estas fechas, por las continuas replicas, ya se habían resentido varias casas, el convento de Capuchinos, el hospital y la torre y nave del Iglesia Mayor, no teniendo la ciudad medios para reparar los daños.

Este es otro capítulo más de la historia sísmica de nuestra ciudad que generalmente tuvo episodios de terremotos moderados, si bien en ocasiones no muy lejanas han llegado a producir auténticas catástrofes para la población.

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