Domingo, 11 de septiembre de 2022
Antonio Gómez Romera
EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA: EN EL 49 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE SALVADOR ALLENDE, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CHILE
Hoy se cumplen 49 años (martes, 1973) de la muerte del presidente de la República de Chile, Salvador Allende Gossens (1908-1973), durante el asalto al Palacio de la Moneda de Santiago de Chile por las fuerzas militares del general Augusto Pinochet (1915-2006). Cuando el Palacio de la Moneda está rodeado por los militares, a las 10:15 hrs. y a través de “Radio Magallanes”, Allende emite su último mensaje a la Nación: “El proceso social no va pero a la postre no podrá detenerse. Quiero decirles que tengan fe, la historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen; ésta es una etapa, será superada; éste es un momento duro y difícil, es posible que nos aplasten, pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores; la Humanidad avanza para conquista de una vida mejor (…) Colocado en el tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo, y les digo que tengan la certeza de que la semilla que entregamos a la conciencia de miles de chilenos, no podrá ser cegada definitivamente… Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas, por donde pasará el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores!”
El presidente Allende ordena abandonar el edificio a las mujeres que trabajan allí y al personal de servicio. A las 11:52 hrs., los cazabombarderos “Hawker Hunter” inician su ataque, disparando sus cohetes sobre la casa de Gobierno, provocando un daño devastador. A las 14:20 hrs. de la tarde, las tropas del general Javier Palacios (1925-2006) derriban las puertas del Palacio y Salvador Allende es encontrado muerto en el “Salón Independencia”, situado en el segundo piso, junto a un fusil AK-47 de culata plegable regalo de Fidel Castro (1926-2016). Ese día muere en Chile la Democracia y el presidente de la República, pero su figura va a ser un ejemplo que va a inspirar al mundo y se va a convertir en un referente para la política socialista posterior.
Durante años, la izquierda chilena mantiene la idea de que Salvador Allende ha sido asesinado por las fuerzas militares golpistas. En palabras de José Quiroga, médico testigo del suicidio de Allende, pero que guardó silencio largo tiempo, “Era más importante el aspecto político de que todo el mundo creyera que a Allende lo habían matado los militares”. El cuerpo de Allende está en situación de “desaparecido” durante 1 año y 10 meses y su muerte queda inscrita (nº 593) en el Registro Civil de Independencia, el 7 de julio de 1975, como “herida de bala cérvico buco craneoencefálica”. Sus restos mortales, trasladados en avión desde el aeropuerto de Cerrillos a la Base Aérea de Quinteros, son enterrados en el Cementerio “Santa Inés”, de Viña del Mar, a unos 130 km de Santiago de Chile, en una discreta ceremonia a la que asisten su viuda, Hortensia Bussi Soto, “Tencha” (1914-2009), su hermana Laura, (1911-1981), sus sobrinos Patricio y Eduardo Grove, y el comandante de la FACH (Fuerza Aérea de Chile) Roberto Aurelio Sánchez Celedón, Edecán aéreo del presidente Allende. El ataúd es depositado en la tumba de su hermana mayor, María Inés (1906-1973) y su cuñado, Eduardo Grove Vallejo (1898-1951).
El 4 de septiembre de 1990, casi 17 años después, el cuerpo de Salvador Allende Gossens es exhumado y trasladado al mausoleo familiar en el Cementerio General de Santiago de Chile, donde tiene lugar un funeral de estado con Honores de Ordenanza, como expresidente de la República, y un emotivo homenaje público en la Catedral Metropolitana. En palabras de Patricio Aylwin, presidente de la República de Chile, “Estamos dando digna sepultura a un compatriota que fue presidente de la República de
Chile: Salvador Allende Gossens. Quien es hoy presidente de todos los chilenos, no podía estar ausente en este acto. Al concurrir y pronunciar estas palabras, cumplo un mandato insoslayable de mi conciencia de chileno y demócrata”. Y para Hortensia Bussi Soto, viuda de Salvador Allende, “Este acto tiene un sentido de reparación y de justicia histórica, pero también de reencuentro y reconciliación”.
Colofón
La fiscal de la Corte de Apelaciones de Santiago, Beatriz Pedrals García de Cortázar, en calidad de representante del Ministerio Público Judicial y en uso de las facultades conferidas en el artículo 360 y 361 del Código Orgánico de Tribunales que la autoriza a iniciar acciones judiciales, presenta el lunes, 24 de enero de 2011, un total de 726 querellas ante el ministro Mario Rolando Carroza Espinosa. Lo hace por víctimas de violaciones a los Derechos Humanos ocurridas durante la Dictadura de Pinochet, entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, y respecto de las cuáles no hay ningún tipo de acción judicial. Asimismo, Hugo Dolmestch Urra, portavoz del Poder Judicial de Chile, declara en una entrevista concedida a la CNN, que la Corte Suprema acertó al apoyar el Golpe de Estado ejecutado por las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile el 11 de septiembre de 1973 porque el gobierno resultante del mismo, la Junta Militar, mantuvo al Poder Judicial y “los Tribunales de Justicia siguieron funcionando”. Y que la causa de la muerte del presidente Allende, ocurrida en el transcurso de aquel Golpe de Estado, no estaba establecida judicialmente, por lo que justificó la investigación que el magistrado Mario Rolando Carroza Espinosa instruía desde el 25 de enero de 2011, para determinar la causa de dicha muerte. Además, vaticinó que las conclusiones de aquella investigación corroborarían “la versión oficial de que el presidente Allende se suicidó ofrecida por las autoridades de entonces”.
Los restos de Allende son exhumados el lunes, 23 de mayo de 2011 y el equipo de peritos concluyó, dos meses después, que la causa de la muerte fue una «lesión perforante de la cabeza por proyectil de arma de fuego de alta velocidad a contacto», lo que en medicina legal puede ser atribuible al suicidio. El cuerpo de Allende es nuevamente sepultado en el Cementerio General de Santiago el 9 de septiembre de 2011.
En septiembre de 2012, cuando se conoce el fallo de primera instancia, la senadora Isabel
Allende Bussi, hija del exmandatario, declara que la familia está contenta de que el Poder
Judicial «reafirmara lo que de alguna manera se sabía, pero ahora científicamente».
Cuarenta y un años después, el miércoles, 8 de enero de 2014, la Corte Suprema de Chile cierra la investigación sobre la muerte del presidente socialista, Salvador Allende Gossens. En su dictamen se corrobora su suicidio y que no hubo participación de terceros, tesis avalada por su familia, que siempre defendió que Allende se quitó la vida. Según el fallo, mientras La Moneda ardía tras ser bombardeada por la Fuerza Aérea el 11 de septiembre de 1.973 Allende se dirigió al Salón Independencia, situado en el segundo piso, «cerrando la puerta». «Una vez en su interior, se sienta en un sofá, coloca el fusil que portaba entre sus piernas y apoyándolo en su mentón, lo acciona, falleciendo en forma instantánea producto del disparo recibido». “A consecuencia de esta acción, su cuerpo quedó en una posición tal que su cabeza se cargó hacia la derecha e inclinó sobre el tórax. La bóveda craneana tuvo una pérdida importante de masa encefálica, que queda disgregada en el suelo y en el muro ubicado a sus espaldas».
El silencio y la indiferencia por parte de todos los sectores políticos han caracterizado este último fallo. Respecto de la eventual participación de militares en la muerte de Allende, como hasta ahora siguen insistiendo algunos partidarios, la resolución señala que las tropas que asaltaron La Moneda durante el golpe militar «llegaron al salón con posterioridad al instante en que el presidente Allende se quita la vida». El fallo agrega que «no hay ningún testigo que pueda avalar la tesis del enfrentamiento». Y concluye señalando que «los hechos que significaron la muerte del presidente Salvador Allende Gossens provienen de un acto deliberado en el que, voluntariamente, éste se quita la vida y no hay intervención de terceros, ya sea para su cometido como para su auxilio».