LA IGLESIA QUE SURGIÓ DE UN PASEO: 125 AÑOS DEL PRIMER TEMPLO Y DE LA PATRONA DE TORRENUEVA
Se cumple en este año, el 125 aniversario del patronazgo de Nuestra Señora del Carmen como patrona de la localidad de Torrenueva Costa, (1897-2022), efeméride que la parroquia, juntamente con el ayuntamiento, han querido celebrar en este día, 1 de mayo, con la relevancia que tal acontecimiento requiere. En verdad fue un hecho histórico que tuvo dos principales protagonistas, uno la Marquesa de Squilache, que en uno de sus paseos por el lugar se comprometió a construir un templo, ya que en ese año de 1897 carecía de él. Y, el otro protagonista, D. José Cambil, párroco de Motril, quien exhorto a los torreños a que pusiesen toda su fe en la Virgen del Carmen, que había de ser patrona. Así lo cuenta la historia, y este mes de abril en el que la Marquesa tuvo la feliz idea de visitar Torrenueva y desencadenar toda la operación hace recordar esos 125 años que marcan la devoción del pueblo hacia su Virgen y Patrona.
La localidad celebra, pues hoy esta efeméride con una misa conmemorativa en la actual iglesia torreña, construida sobre el primitivo lugar donde se erigió aquel primer templo, acto que tendrá lugar a las 20:00 hrs. Posteriormente, tendrá lugar la procesión de alabanza a la Virgen del Carmen por el paseo marítimo, acto en el que la imagen titular estará acompañado por la devoción del pueblo torreño. EL FARO ha querido adherirse a esta conmemoración y felicitar a su parroquia por estos 125 años de historia devocional con la publicación de un artículo del historiador Pablo Castilla Domínguez, en el que se rescatan los antecedentes que dan lugar a aquel hecho que ha quedado marcado en los anales de un pueblo que rinde tributo de fe a la que es su Patrona, la Virgen del Carmen.
Por, Pablo Castilla Domínguez
En el presente 2022 Torrenueva Costa conmemora el 125.º aniversario de dos acontecimientos muy vinculados: la construcción de su primera Iglesia y el patronazgo de Ntra. Sra. del Carmen sobre el pueblo. Ambos ocurrieron gracias al empeño de María Pilar de León y Gregorio, primera marquesa de Squilache.
Nacida en Córdoba a finales de 1841, terminó vinculada a nuestra ciudad por su matrimonio en 1874 con el diputado y diplomático motrileño Antonio Mantilla de los Ríos y Burgos, para el que se creó en 1878 el título de marqués de Villamantilla. Si bien su esposo falleció poco después –en 1881– esto no supuso el final de su relación con Motril: a finales de ese mismo año la sociedad «Burgos, Domínguez y García», de la que también formaba parte Pilar de León, comenzó la construcción de la fábrica de Ntra. Sra. del Pilar, nombrada así precisamente por ella. Un complejo del que terminó siendo propietaria una década después, cuando ya poseía el título de marquesa de Squilache.
Si bien residía en Madrid –donde llevaba una ajetreada vida social y caritativa– se desplazaba hasta Motril durante los meses de la zafra para dirigir todas las operaciones, viviendo en su residencia sita dentro del recinto fabril. Normalmente acompañada de familiares y amistades, por su carácter e iniciativas se convertía, en cierto modo, en el centro de la sociedad motrileña.
Entre otras actividades eran comunes los paseos de la marquesa por los alrededores de su fábrica, propiciados especialmente por el clima del momento. Y por la prensa sabemos que fue precisamente una de esas salidas la que acabó dando origen a la doble efeméride que se conmemora.
Una tarde de finales del mes de abril de 1897, Pilar de León, junto con otras personas que la acompañaban, alargó su paseo hasta llegar a Torrenueva. Allí se encontraron con un grupo de mujeres y niños que aguardaban la llegada de los hombres que habían salido a pescar. Al rato se produjo el retorno de estos junto con el escaso fruto de su trabajo y esta escena conmovió a la marquesa, dándoles de limosna todo lo que llevaba en su cartera.
Cuando ya se disponían a regresar a Motril, en medio de las palabras de agradecimiento de aquellos torreños, la marquesa pudo escuchar cómo una mujer pronunciaba «¡Misa, misa!». Y es que, a pesar de que había habido algunos proyectos, Torrenueva todavía carecía de una Iglesia. Su respuesta fue que haría todo lo posible para que se les construyera un templo.
Efectivamente, a su regreso a Motril habló con el párroco, proponiéndole iniciar una suscripción popular para recaudar fondos con los que llevar a cabo la obra. En ese momento ella misma hizo el primer donativo –1000 pesetas– y una de sus acompañantes, la marquesa de Bueno, el segundo –250 pesetas–. Además, se comprometió a que, si hiciera falta, completaría la cantidad hasta alcanzar lo necesario para la construcción.
La recaudación se realizaba en Motril con paso firme a partir de aportaciones tanto humildes –1 peseta– como más elevadas: 212 de los vecinos de Torrenueva, 750 del Ayuntamiento de Motril, 1000 del marqués de Vistabella o 1500 del de Larios, por citar solo algunas. Todo esto permitió que el 10 de mayo, a las 6 de la tarde, se efectuara la ceremonia de colocación de la primera piedra de su construcción. Un evento en el que la marquesa fue acompañada desde Motril por la práctica totalidad de la sociedad acaudalada del momento. Terminado el acto, D. José Cambil, párroco de Motril, pronunció un breve discurso recomendando a los torreños «que pusiesen toda su fe en la Virgen del Carmen que había de ser su patrona». De este sencillo modo quedaba proclamado el patronazgo de la Virgen marinera sobre Torrenueva, aun sin tener su imagen.
La marquesa de Squilache cumplió su promesa: consiguió recaudar el dinero necesario –se juntaron 6742 pesetas que ella completó hasta las 8000– e hizo que con esa cantidad las obras marcharan a paso firme con la determinación de que la Iglesia fuera inaugurada el 16 de julio. Por último, envió desde Madrid una imagen de Ntra. Sra. del Carmen destinada a presidir su altar mayor y, en consecuencia, a ser la patrona torreña.
Esta sagrada imagen no fue llevada directamente al que sería su pueblo: se custodió en Motril, en la casa que el diputado José Jiménez Caballero tenía en la Plaza del Tranvía, hasta que el 15 de julio fue trasladada allí con toda solemnidad. Una larga comitiva partió desde Motril hasta Torrenueva, donde llegaría a las ocho de la tarde. En la entrada, adornada con numerosos arcos de follaje, la Virgen fue sacada del coche de sus custodios y colocada sobre unas andas para ser bendecida allí mismo por el párroco motrileño. Acabado el ritual fue llevada en procesión hasta su Iglesia en un recorrido alfombrado de plantas aromáticas y jalonado con arcos de follaje adornados con gallardetes, bombas de colores y carteles con versos a la Virgen y mensajes de gratitud a la marquesa de Squilache, entre el estruendo de bengalas, ruedas, palmas y cohetes.
En el amanecer del 16 de julio el párroco bendijo la nueva Iglesia, comenzándose desde ese momento a celebrar diversas misas hasta la mayor, que tuvo lugar a las 10. A las 6 de la tarde la patrona volvió a salir en procesión con el objetivo de recorrer todas las calles del pueblo, así como la playa y el campo. La prensa cifró en tres mil personas las que se congregaron durante esa jornada para ser testigos de la primera fiesta patronal de Torrenueva, señalándose como curiosidad que se agotaron casi todos los bienes de consumo en el pueblo: no quedaban alojamientos disponibles, el matadero tuvo que sacrificar 24 reses y el estanco no pudo satisfacer la gran demanda de cigarros y cajetillas. Además, ese día no hubo pescado pues los pescadores se negaron a salir a trabajar en un día tan señalado.
No terminó aquí la contribución de D.ª Pilar de León con Torrenueva: dos años más tarde envió dos nuevas imágenes religiosas: San José y San Antonio. Además, en 1907 donó 1000 pesetas para obras de reforma que hubo que realizar a causa de diversos temporales que afectaron a la construcción. También remitió ayuda económica para trabajadores y niños. Precisamente, al término de esas reparaciones, se colocó sobre la puerta de la Iglesia una lápida con la siguiente inscripción: «A la Excma. Sra. Marquesa de Squilache, protectora de Torrenueva y fundadora de esta Iglesia. 1907».
Todos estos acontecimientos son los que ahora se conmemoran de manera especial. Cierto es que ni la Iglesia ni la Virgen del Carmen actuales son las que donó la marquesa de Squilache, ya que por distintos motivos no han llegado hasta nuestros días. Sin embargo, el espíritu de sus donaciones sí que lo ha hecho: Torrenueva sigue teniendo una Patrona y una Iglesia de las que enorgullecerse que, como hemos visto, son consecuencia de un paseo realizado hace 125 años.