Humillación hace grande el paso de Cristo flagelado por las calles de la Villa

                                                                            Domingo A. López Fernández/EL FARO

Fotos: EL FARO

Día grande en Salobreña el de ayer, miércoles santo, con dos cortejos penitenciales en la calle, para ofrendar a Cristo los tradicionales ejercicios penitenciales que refrendan dos cofradías con gran tradición pasionista en la villa, la del Santísimo Cristo de la Humillación, que efectúa su salida desde la iglesia de San Juan Bautista, y la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Esperanza, que lo hace desde la iglesia patronal. Dos corporaciones señeras, desde luego, pero con dos configuraciones de sus ejercicios penitenciales que son muy diferentes en su concepción, pues la primera de ellas efectúa su recorrido procesional por la nueva zona de expansión, y la otra, por el singular enclave que representa el casco antiguo. Uno y otro, a ciencia cierta, ofrecen singularidad y, sobretodo, fervor y piedad para el pueblo que, devoto y entregado, se apresta en cualquier rincón, calle o plaza, para ofrendarles a sus titulares la oración que le sale del alma y acompañarles en su espíritu con el recorrido de pasión.

La primera cofradía en salir a la calle ha sido la del Santísimo Cristo de la Humillación, que a las dieciocho horas de la tarde había citado a su cuerpo de hermanos portadores para trasladar el trono de Cristo hasta la calle Gardenias, ubicada junto a la iglesia de San Juan Bautista, para proceder a la entronización de la imagen titular. En verdad, nada hacía presagiar que la bondad del día se iba a tornar revuelta hacia las 20:00 hrs de la tarde, momento en el que un inoportuno aguacero hizo descargar la tan temida lluvia de la tarde que puso en jaque a la junta de gobierno ante una posible suspensión del cortejo procesional. Afortunadamente, fue sólo una “nube” pasajera, circunstancia que, no obstante, obligó a la cofradía del Santísimo Cristo de la Humillación a tener que cubrir la imagen y el trono de Cristo para preservarles de su posible deterioro.

Tal como estaba programado, la salida penitencial del titular cristífero se verificaba a las 21:00 hrs de la noche, momento en el que D. Jorge Nieto, párroco de Salobreña, dirigía unas palabras de reflexión sobre las jornadas que se rememoran y que como cristianos estamos viviendo en estos días con intensidad. Seguidamente, procedió al rezo de una oración dirigida al Santísimo Cristo de la Humillación. El primer toque de campana y primera “levantá” al cielo fue ofrecida por el vice-hermano mayor de la cofradía, Luis Miguel Aneas, en memoria de todos los fallecidos por el Covid-19 y, muy particularmente, por los hermanos cofrades que ya no se encuentran con nosotros y que han fallecido en estos dos últimos años en los que no se han celebrado procesiones por causa de la pandemia.

De seguida tenía lugar la marcha del cortejo, que aparecía abierta por la flamante cruz guía que constituye el auténtico estreno de este año. Se trata de una insignia pasionista que ha sido realizada en metal plateado por el taller de orfebrería de Cristóbal Martos, y en el que se hace destacar sobremanera la corona de espinas que sujetan dos angelotes en la intersección de la cruceta. Sigue a la cruz guía la popular “pavera” de niños en edad infantil, ataviados con hábito penitencial de terciopelo de color rojo, cíngulo dorado y la particular “faraona” en sus cabezas. A continuación, dos filas de hermanos de luz que portan cirios de cera roja, el color propio de la corporación pasionista. Finalizado el tramo se dispone el estandarte corporativo confeccionado también en terciopelo de color rojo con la imagen del Cristo de la Humillación pintada por el artista veleño Manuel Hijano, Le sigue la sección de “madrinas” ataviadas con el tradicional traje de mantilla, a la que sucede la representación oficial de cada una de las corporaciones que integran la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de la villa. Tras la presidencia oficial, marcha el cuerpo de acólitos turiferarios que portan incensario y naveta, objetos litúrgicos que han sido realizados en orfebrería plateada y que dan cuerpo y paso al monumental trono del titular cristífero.

La imagen de Cristo en su advocación de la Humillación puede definirse como un Ecce-Homo que representa al Hijo de Dios tras ser flagelado y en el momento en el que Poncio Pilato lo presenta ante el pueblo judío. La imagen sagrada va ataviada con túnica romana de terciopelo de Lyon a medio cuerpo, de forma que muestra su torso al desnudo, y se deja ver sobre una peana tallada en madera de cedro que exhibe en su frontal el escudo de la cofradía y en su trasera el de la villa de Salobreña. Destaca, igualmente, el exorno floral del trono, con un centro delantero de rosas rojas realzado en sus laterales con un conjunto de “gerberas” y claveles también de color rojo, mientras que el moldurón inferior recorre su línea con las siempre llamativas “estatis” de color morado que previenen la inminencia de la muerte de Cristo. Finalmente, cuatro impresionantes arbotantes con siete brazos en cada una de las esquinas del trono iluminan la imagen titular. La iconografía del trono queda completada con las cabezas de cada uno de los evangelistas en las cartelas de las esquinas que fueron talladas por el imaginero  D. Manuel Hernández León, de cuya gubia nació también el Cristo titular. Igualmente, unas cartelas laterales exhiben una dolorosa y un resucitado, obra del malagueño José María Ruiz Montes. Y, asimismo, en la capilla frontal, una talla de San Juan Bautista y en la trasera una talla de la Virgen del Rosario, patrona del lugar, que son obras ambas del escultor Ruiz Montes. Hay que hacer destacar que este monumental paso es portado en estilo malagueño y está dirigido por José Casares en labores de capataz y Genaro Espín como contraguía.

El cortejo sacro del Santísimo Cristo de la Humillación aparece cerrado finalmente por la Banda de Música de Salobreña, que ha contado con una formación  de 65 músicos y un repertorio que supera el número de quince marchas procesionales. Precisamente, la salida del trono del titular se verificó a los sones de “La Madrugá”, marcha lenta y de carácter fúnebre que estuvo dedicada a los hermanos cofrades fallecidos durante los dos años de pandemia. Igualmente, la marcha “Ecce Homo”, escrita por Aniceto Giner Arranz y dedicada al Cristo de la Humillación, además de “La Saeta”, “Mi amargura”, que fue tocada con un impresionante sólo de saxofón por la componente de la banda Natalia Pérez a la altura de la calle Nuestra Señora del Rosario, “Rocío”, del maestro Pérez Tejera, o “Amarte”, original del compositor granadino Víctor Ferrer, entre otras. En total, tres horas de recorrido procesional que quedaba clausurado en la iglesia de San Juan a las 00:00 hs del ya jueves santo a los sones de la marcha “Pescador de hombres”, cuya letra fue coreada en su parte final por los hermanos de hermandad y el público presente.

El itinerario marcado por la junta de gobierno de la cofradía ha hecho partir el cortejo sacro desde la calle Gardenias, para continuar por calle Labradores, García Lorca, Hermanos Álvarez Quintero, Fábrica Nueva, Labradores, y desde aquí, proceder a su encierro en la iglesia.

Buena jornada, pues para el segundo día de semana santa en la villa con cortejos penitenciales en la calle, aspecto que ha favorecido que vecinos y visitantes puedan disfrutar de dos escenas de la pasión que son conmovedoras y, sobretodo, precursoras de la inmediatez de la muerte de Cristo en la Cruz, Jesús en su advocación de la Humillación y Nuestro Padre Jesús Nazareno.

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