MOTRIL Y LA COSTA PIERDEN A ÁNGEL GIJÓN
Recurro al tópico «no tengo palabras». Suele pasar ante un suceso doloroso. Ángel, así he reaccionado al enterarme por El Faro de tu muerte. De tus cualidades profesionales y personales, ya se habrán ocupado. Quiero traer aquí algunas de las humanas y destacar el recuerdo de tus familiares.
Naciste en el seno de una familia extraordinaria y pionera en lo empresarial. Como muestra, la medalla al Mérito del Trabajo, otorgada a tu padre por el ministerio correspondiente y el prolongado homenaje de los trabajadores de Gijón e Hijos S.A. a su presidente, don José Gijón; a quien acompañaba una madre ejemplar que dio a luz cinco hijos varones: José, Paco, Carmelo, Antón y tú, Ángel. Hablar de cada uno de ellos, sería prolongado de afectos y recuerdos; pero quiero mencionar especialmente a dos de ellos. Por un lado a Pepe, el mayor, quien llevó el testigo de tu padre al frente de la empresa durante varios años y muy vigilante de su primogenitura. Con quien más contacto tuve, por razones profesionales y de amistad, fue con tu hermano Paco; quien también ostentó la Presidencia de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Motril y te precedió en la lucha -como tú- por los intereses de Motril y su Costa, con gran vehemencia ante las autoridades del momento e inconformismo por el futuro a que nos veíamos abocados los habitantes de la Costa. Otra mala enfermedad se lo llevó y nos dejó con su gestión inconclusa. En definitiva, Ángel has formado parte de una familia que ha hecho historia en Motril y corresponde ahora continuar a los herederos y coetáneos sociales mantener y elevar el pabellón motrileño.
Por la huella que has dejado entre los que hemos tenido la suerte de tratarte, no podemos dejar pasar el momento de reconocer que has sido un baluarte al que hay que poner en valor en nuestra sociedad. Enumerarlos sería pretencioso por mi parte. Con preguntarnos qué perdemos con tu ausencia la respuesta sería inagotable de valores y posibilidades perdidas en un profesional de la arquitectura y con grandes cualidades humanas. También el tópico «era una buena persona».
Y como corresponde a los que han sido vértices en su sociedad, espero, propongo y deseo que tengas el reconocimiento social y vitalicio en nuestro pueblo.