DOMINGO LOPEZ FERNANDEZ
No eran nada favorables los pronósticos del tiempo para el jueves santo en toda la costa granadina. Quien lo diría, pues el horizonte estaba limpio y tan solo el poniente reflejaba una cierta amenaza que se fue haciendo más meridiana a medida que avanzaba la noche. En la mente de todos estaba la triste jornada del jueves santo del año anterior, en la que los titulares hubieron de quedarse recluidos en su casa hermandad ante la impresionante tromba de agua caída en los momentos previos a su salida penitencial. La historia no podía repetirse y la junta de gobierno de la cofradía lo tenía todo a su favor, al menos a esa hora de la tarde. En la puerta de la casa hermandad una foto del niño Pablo Funes recordaba al ausente, al ángel que ya no está pero que persiste en la memoria de todos los componentes de la cofradía nazarena, de la que era hermano y fiel compañero de ensayos y cultos. Como ya es costumbre, el tenor Diego Martín Rodríguez dedicaba a sus titulares sentidas canciones sacras, en concreto el poema musicado de Antonio Machado “Señor me cansa la vida” para el titular Nazareno y el “Ave María” de Shubert para la Virgen de la Esperanza.
Tras el tradicional toque en la puerta de la casa hermandad, el cortejo penitencial se ponía en marcha abriendo el paso la cruz guía y cuatro faroles del frente de procesión, al que seguían las filas de penitentes en los que prima el color morado típico de la sección del Cristo. A continuación la bandera pasionista, el libro de reglas flanqueado por mazas y un nutrido cuerpo de niños ataviados con hábito penitencial. Le sigue el estandarte nazareno, la presidencia oficial de invitados en la que figuran hermandades de penitencia y gloria de la ciudad, la representación de la institución municipal y el conciliarlo de la hermandad, D. Daniel García Miranda. Inmediatamente detrás se sitúa el cuerpo de incensarios y el trono del Cristo que muestra a su titular portando la típica cruz arbórea de la estación de penitencia. Como se sabe la efigie es obra del escultor granadino Antonio Martínez Olalla y fue realizada en 1938 por encargo de la familia Jiménez Ullá. El paso, que destaca por su monumentalidad, va dirigido por su capataz, Antonio Aguilera, y marcha en modalidad de trabajadera granadina. Finalmente cierra el tramo la Agrupación Musical Nuestra Señora del Mar de Huércal (Almería), que por tercer año consecutivo repite actuación con la cofradía nazarena.
La sección de la Virgen inicia su tramo con la cruz parroquial y dos ciriales que dan paso a las largas filas de nazarenos que ostentan el color verde esperanza típico de la titular mariana. Le siguen la insignia, el cuerpo infantil de hermanos de la cofradía y el estandarte. A continuación el Real Cuerpo de Camareras, incensario y el paso de la “Señora” del Jueves Santo, imagen que es obra del escultor Antonio Martínez Olalla. El paso de palio exhibe para la ocasión un espléndido exorno floral y gracias a la bonanza del tiempo marcha con toda la “candelería” encendida. Al igual que el titular Nazareno la Virgen es portada en modalidad de trabajadera granadina y comanda su dirección el capataz Hipólito Jiménez. Finalmente cierra el tramo la Asociación Musical de Santa María la Mayor de Guadahortuna (Granada).
El itinerario marcado en este año por la junta de gobierno de la cofradía partía desde la casa-hermandad, sita en la calle Cañas, y proseguía por Jazmín, Plaza de la Libertad, Calle Cardenal Belluga, Curucho, Mercado Alto, Cuatro Esquinas, Nueva, Teatro, Plaza Bustamante, Plaza Cruz Verde, Emilio More (Carrera Oficial), Plaza Díaz Moreu, Romero Civantos, Victoria, Plaza San Agustín, Ruiz, Señor de Junes, Rambla Manjón y Calle Cañas, donde se procedía a su encierro en la casa hermandad.
Fiel a la tradición, la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno dispone todos los años un gran cortejo penitencial en la calle dado que fue pionera en la reorganización de los pasos de pasión en la etapa de posguerra. Concretamente fue fundada en 1947, aunque su primera salida penitencial tuvo lugar en la semana santa de 1948. Ese extenso y laborioso periodo de tiempo le ha hecho crecer en todos sus ámbitos, pero sobretodo en el de su patrimonio humano que es el que constituye hoy en día el sostén de su actividad.
Como resumen hay que indicar que la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno ha realizado su estación de penitencia con la solemnidad que le caracteriza, si bien tuvo que adelantar el encierro en su casa hermandad a causa de la lluvia. La precipitación ya anunció sus primeras gotas al paso por tribuna oficial, pero se hizo más persistente cuando el cortejo transitaba por la calle Ruiz. En este momento la junta de gobierno tomó la decisión de acelerar la marcha de los pasos de forma que casi en una “chicotá” se plantaron en su casa hermandad. Momentos estelares de la procesión en la calle se han conseguido ver en distintos puntos del itinerario. Quizás uno de los más preferidos por el público sea el que tiene lugar a la hora de salida, pues frente a su casa hermandad se concentra una gran marea humana que hace difícil, incluso, la contemplación de las imágenes. Igualmente su paso por tribuna oficial, la avenida de San Agustín, donde la junta de gobierno del Cristo de la Salud rinde honores a sus titulares, y el tránsito por la calle Ruiz, junto a la ermita del Señor de Junes, que exige a los costaleros complejos movimientos de viraje en los tronos. En definitiva, un desfile solemne para un solemne día que se estropeó al final, pero que al menos nos dejó ver con su grandeza al Nazareno y la Virgen de la Esperanza en la calle.