EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA

✍Antonio Gómez Romera

Domingo, 16 de marzo de 2025

EN EL CXXIX ANIVERSARIO DE LA APERTURA AL PÚBLICO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA (BNE)

Biblioteca Nacional de España.

Tal día como hoy, domingo, 16 de marzo, festividad del Santo Patriarca Abraham, de cuyos hijos Isaac e Ismael descienden, respectivamente, las estirpes de los judíos y los árabes, en la undécima semana de 2025, se cumplen 129 años (lunes, 1896) de la apertura al público de la Biblioteca Nacional de España(BNE) en la actual sede del madrileño paseo de Recoletos, 20-22, bajo la dirección de Tamayo y Baus. El dramaturgo madrileño Manuel Tamayo y Baus (1829 – 1898), autor de “Un Drama Nuevo” (1867), ha sido nombrado Director de la Biblioteca Nacional en 1884 por el ministro de Fomento, Alejandro Pidal y Mon (1846 – 1913), en contra del Reglamento de 1881, según el cual, el Jefe del Cuerpo ha de pertenecer a él. Falto de formación técnica, o previendo la tarea que se le avecina, se resiste a aceptar el puesto, más las fuentes de la época lo recuerdan como un gran director. Apoyado por grandes bibliotecarios como Antonio Paz y Meliá (1842 – 1927), Ángel María de Barcia y Pavón (1841 – 1927) o Cándido Bretón Orozco (1835 – 1899), hijo de José, hermano menor del escritor y dramaturgo Manuel Bretón de los Herreros, se dice que es iniciativa suya la de recurrir a las imprentillas que fabrican los billetes de tranvía para producir en poco tiempo los juegos triplicados de más de 500.000 tejuelos trepados y engomados que el traslado requiere.

El edificio del Palacio de Biblioteca y Museos que alberga a la Biblioteca Nacional comienza a construirse en 1866, colocándose la primera piedra el 21 de abril, y es obra del arquitecto albaceteño Francisco Jareño Alarcón (1818 – 1892). Al poco de iniciarse las obras, éstas quedan paralizadas por un mal crónico, la falta de fondos. Lo termina casi 30 años después el arquitecto cántabro Antonio Ruiz de Salces (1820 – 1899). El depósito de hierro de siete pisos construido para albergar los libros es diseñado por el cerrajero artístico Bernardo Asins y Serralta (1840 – 1897), discípulo del ingeniero francés Gustave Eiffel (1832 – 1923).

Biblioteca Nacional de España.

Corre el verano de 1894. Hace poco más de un año que se ha clausurado en el Palacio de la Biblioteca y Museos Nacionales de la Castellana la Exposición Histórico – Americana, abierta al público entre el 11 de noviembre de 1892 y el 5 de febrero de 1893, para celebrar el IV Centenario del Descubrimiento de América. Y, el Museo Arqueológico, empieza a instalarse en su interior, aunque todavía la provisionalidad de las estatuas de yeso coronan su frontón en lugar de las figuras marmóreas que esculpe Agustín Querol Subirats (1860 – 1909).

Menos prisa parece tener la Biblioteca Nacional para abandonar su antigua sede de la Calle de la Biblioteca, hoy Arrieta. El viejo caserón hace tiempo que resulta inadecuado, con libros hacinados en buhardillas y sótanos o en el depósito construido en el jardín veinte años atrás (1874). En el mes de agosto la prensa reclama su traslado, que finalmente se inicia el sábado, 1 de septiembre de 1894. Según recoge el periódico La Iberia  en su edición de 19 de marzo de 1896, “durante ella, todos los dignos empleados de aquella casa han trabajado mucho y con verdadera fe y entusiasmo a las órdenes del director de la Biblioteca, el eminente autor dramático D. Manuel Tamayo y Baus”.  Quedan instalados en los depósitos de la Biblioteca 600.000 libros. El diario La Época de 17 de septiembre de 1894, trasmitía a sus lectores que “encerrados en cajones son conducidos los libros desde la vieja casa de la calle de la Biblioteca hasta el edificio nuevo, en los carros del tren de transportes de Administración Militar, generosamente cedidos por el ministro de la Guerra […]. En cuanto los cajones llegan a su destino, bajo la vigilante custodia de individuos del Cuerpo de Archiveros, son transportados al gran salón de lectura, donde se abren. Allí, el Sr. Tamayo, que todos los días llega a las seis de la mañana, y no descansa hasta las cinco de la tarde más que el tiempo indispensable para almorzar, procede a la comprobación de los libros que recibe, y auxiliado por varios archiveros y mozos de servicio, todos cubiertos de polvo, rectifica las signaturas, coloca tejuelos a los volúmenes que no los tienen y son en gran número y lleva a cabo la obra magna de hacer un catálogo completamente nuevo, y de poner las obras en los estantes y tablas que definitivamente han de ocupar. Es un espectáculo digno de verse el que ofrecen aquellos montones de libros […] y asombra la suma de paciencia que requiere la tarea de catalogar tantos volúmenes. El índice se dispone, no con arreglo a los antiguos sistemas de clasificación metódica de Arias Montano, Baillet, padre Marchand, Thiebaut, etc., es decir, por secciones de teología, jurisprudencia, ciencias y artes y bellas letras e historia, sino por el moderno procedimiento de numeración continuada. Y es de advertir que el Sr. Tamayo y Baus ha adoptado medidas tan acertadas, que ni por un solo instante, y a pesar de las operaciones que la traslación requiere, se ha suspendido el servicio de libros al público en la antigua Biblioteca, y no pasarán muchos meses sin que se abra la nueva, pudiendo acudir los lectores a una u otra según prefieran.

Biblioteca Nacional de España.

Sobre las nuevas instalaciones de la Biblioteca Nacional de España la revista de información general “Nuevo Mundo” publica el jueves, 26 de marzo de 1896, que “Plantado en medio del Paseo de Recoletos, presenta el edificio de la Biblioteca Nacional sus líneas llenas de majestad y de grandeza (…) subamos la escalinata amplísima y dejemos en descanso a San Isidoro y a don Alfonso el Sabio, sentados en sendos sillones, meditando el uno y enseñando con orgullo el otro sus Partidas inmortales; crucemos el pórtico custodiado por Lebrija y Vives, Lope y Cervantes, y ya estamos en la que tan poca gente relativamente ha visto y tanta gente debía ver. El vestíbulo inmenso tiene a cada lado una gran puerta correspondiente a dos departamentos para secciones especiales de libros. Al frente hay una antesala espaciosa que tiene acceso al gran salón, soberbio, hermosísimo, de unos 2.500 pies cuadrados, sobrio, severo, de un gusto exquisito. Sobre pedestales de mármol blanco álzase una gatería de hierro que tiene acceso por escaleras de caracol puestas en los cuatro ángulos de la espaciosa sala. Entre aquéllas columnas están las negras y elegantes librerías. Sobre esto y bajo la cornisa, de donde arranca la bóveda, se leen en letras de oro los nombres de Góngora, Ambrosio Morales, marqués de Santillana. Pérez de Oliva, San Juan de la Cruz, Fernando de Herrera, Tirso de Molina, Jovelianos, Bretón, San Agustín, Pedro Núñez, Fray Luis de León, Juan de Mariana, Hervás y Pandura, Santa Teresa, Arcai Montano, el Brócense, Ausias March , Fernando de Rojas, Francisco Suárez, Balmes. S. R. de Peñafort, R. Jiménez de Rada, Quintana, Leandro F. de Moratín, Calderón. Garcilaso, Prudencio, Séneca, Averroes, Pedro de Alcalá, Nicolás Antonio, Hita. Hurtado el Tostado, D. Juan Manecol y C. E. de Oviedo. En la planta del salón, en medio, se halla la gran caja del Índice y en todo el restante espacio, fila de anchos y cómodos pupitres, con sillones también muy anchos y muy cómodos (…) Después de esto, nada tan admirable en la Biblioteca Nacional como el depósito de libros. Dentro de un gran espacio, un patio, se ha colocado un edificio sui generis; una construcción de hierro calado, especie de casa, cuyo suelo, cuyas paredes, y cuyo techo, todo, se hubiera construido con gigantescas celosías. Tiene esta edificación cuatro cuerpos, cuatro torres muy altas, de siete pisos cada una, y cada piso, no son sino filas interminables de estanterías -también de hierro calado- atestadas de libros. En el primero hay 79.120 volúmenes. Siguen luego las que pudiéramos llamar dependencias de aquellas majestuosas centrales; en primer término figura la sala de Cervantes, que es muy sencilla, adornada de vitrinas circulares y ostentando en el centro una estantería de dos caras, que guardan 800 distintas ediciones del Quijote inmortal. La sala de Geografía se halla como indica este nombre, llena de mapas, de cartas, de documentos raros y preciosos, muchos de los cuales hállanse expuestos en elegantes y sencillas vitrinas de madera blanca. Hay otras salas todas llenas de grabados, de estampas, que necesitan varios días sólo para un mediano estudio hecho en una rápida contemplación (…) En estas salas -pues son varias las dedicadas a los manuscritos- no cesa nunca de admirarse el ánimo, ni de recrearse la inteligencia. En vitrinas centrales y en otras, puestas a lo largo de los muros -bajo unas galerías de hierro con estanterías también, y también con subida por pequeñas escaleras- hállase una verdadera mina de documentos raros y preciosos. Hay allí soberbios incunables, breviarios manuscritos con iluminaciones y miniaturas y tapas y detalles propios para hacer la dicha del más descontentadizo bibliófilo: hay manuscritos y autógrafos de mérito incalculable; autógrafos de Isabel la Católica, de Hernán Cortés, de Pizarro, de Carlos V, de Felipe II… En solo unas vitrinas donde se hallan documentos pertenecientes a estos nombres y a esta época, vimos todas las grandes firmas de todos los grandes personajes del tiempo de los Austrias” (…) Fuera de lo del público, las oficinas son un modelo de buen gusto, de orden y de comodidad. Y es, sobre todo notable, el salón que sirve de despacho al jefe de la Biblioteca, al ilustre jefe de la casa. Grande, amplio, con hermosas luces, tiene en el decorado un lujo severo, una sencillez elegante. Una mesa magnífica donde si quisiera Tamayo bien pudiera escribirse otro “Drama nuevo”; cómodos butacones, soberbios estantes…”.

Antes de la apertura al público de la Biblioteca se hace una visita guiada para la prensa y según expone El País de fecha 17 de marzo de 1896,  «Con orgullo lo decimos: la Biblioteca Nacional (…) puede figurar dignamente entre las mejores bibliotecas de Europa».

Biblioteca Nacional de España.

Colofón

Trescientos diez años después de su nacimiento, la Biblioteca Nacional de España (BNE) sigue siendo una de las instituciones públicas con mayor prestigio social, manteniendo su papel central como garante de la cultura de nuestro país. La superficie total de la Sede Central (Recoletos) y la Sede de Alcalá de Henares es de 99.334 metros cuadrados. Tiene, aproximadamente, 500.000 metros lineales de estanterías. En la Sede de Recoletos hay 5 depósitos: Depósito general de libros y revistas con 12 plantas y depósitos específicos: Fondo Antiguo, Archivo, Bellas Artes y Cartografía, y Música y Audiovisuales. En la Sede de Alcalá de Henares hay 6 torres modulares, una de ellas robotizada. Las 6 Salas de consulta de Recoletos y la de Alcalá tienen 468 puestos de lectura, 60 terminales y servicio wifi. La BNE abre de lunes a viernes, y el horario de las salas de lectura durante el año 2023 es de 9 a 20 horas.

Biblioteca Nacional de España.

La Memoria 2023 de la BNE, última publicada al día de hoy, informa de las actuaciones llevadas a cabo, entre las que se pueden destacar que durante el trabajo de digitalización se ha podido identificar en los fondos de la Biblioteca, “La francesa Laura”, obra inédita de Lope de Vega. También que se han restaurado éste año más de 2.100 obras de distinta tipología documental. Además, con la entrada en vigor de la Ley 8/2022, de 4 de mayo, por la que se modifica la Ley 23/2011, de 29 de julio, de depósito legal, se ha puesto en marcha el sistema de gestión del archivo digital previo a la impresión de libros y folletos en papel, así como de publicaciones seriadas y recursos integrables que desde este momento son depositados por los editores tanto en el servidor de la Biblioteca Nacional de España como, en su caso, en el centro de conservación de la respectiva Comunidad Autónoma.

En otro ámbito, se ha firmado un Convenio con RTVE mediante el cual se reconoce a la Corporación como repositorio seguro para conservar todo su contenido digital objeto de depósito legal y que es todo aquello editado y producido por la Corporación, de lo que posea todos los derechos y que haya sido difundido en Internet con posterioridad al 10 de julio de 2015.

La multitudinaria y aplaudida Exposición dedicada a Lola Flores, inaugurada en septiembre en el centenario de su nacimiento, es buena prueba del camino que también debe transitar la Biblioteca Nacional en propuestas novedosas y actuales.

Biblioteca Nacional de España.

Por lo que respecta al número de registros bibliográficos según el tipo de material se contabilizan los siguientes registros: Monografías modernas (3.670.844), Monografías antiguas hasta 1830 (212.085), Revistas y periódicos (190.237), Mapas y planos (124.110), Dibujos, grabados y fotografías (628.107), Grabaciones sonoras (503.935), Partituras (281.512), Manuscritos y documentos (91.975), Videograbaciones (148.839), Catálogo colectivo de publicaciones periódicas (88.373) y Otros (15.589). En total, 5.955.606. Pero, aun así, quedan colecciones pendientes de incorporación al catálogo, respecto de las cuales sólo se puede dar una estimación del número de documentos que la componen. Asimismo, por depósito legal han ingresado 363.941 ejemplares de todo tipo de materiales (libros, revistas, discos, vídeos, discos compactos, mapas, carteles, etc.). En lo que respecta a compra, se han conseguido 7.826 ejemplares, tanto de fondo moderno (6.642 ejemplares), como de fondos patrimoniales (1.184 ejemplares), por canje se han recibido 152 ejemplares y por donación se han reunido 63.082 ejemplares. El total de ejemplares ingresados en 2023 ha sido de 435.001.

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