Opinión.-
CON LA GUERRA NUNCA SE ALCANZA LA PAZ (Lc. 6,27-38)
El mundo lleva miles de años respondiendo a la violencia con violencia… y así nos va.
El papa Francisco se ha atrevido a decir que estamos viviendo en «una tercera guerra mundial a pedazos».
Con lo cual nos está describiendo el estado actual de un mundo herido en el que, durante los últimos años, se han multiplicado los conflictos bélicos así como su intensidad y han producido imnumerables víctimas inocentes.
Por eso hoy Jesús, en el evangelio, nos da una de las claves que más necesita este mundo para romper este círculo destructivo de la violencia y el pesimismo… y hacernos capaces de construir otra historia a través de: otra manera de ser y otra forma nueva de vivir… y de convivir…
Se trata de estar en el mundo, como Dios está: como un Dios «compasivo» y «misericordioso».
Un Dios solidario que sufre y padece con nosotros, disfruta con nuestra vida, se alegra con nuestros logros, comparte nuestras desgracias y- viene en ayuda de nuestras debilidades…
Este rostro humano de Dios, nos lo descubrió el mismo Jesús que, no sólo habló sobre el amor y el perdón, sino que vivió amando y perdonando… y no lo hizo movido sólo por un ideal ético, sino por su profunda experiencia de Dios.
Jesús descubrió que Dios es así y como buen Hijo se dispuso a vivir conforme a su Padre imitandole en todo.
Y esta es la propuesta que se nos hace también a nosotros: parecernos al Padre del cielo que es bueno con todos incluso con los malvados y desagradecidos.
Y este es el difícil reto que nos proponemos alcanzar: Ser capaces de amar a los enemigos, hacer el bien a los que nos odian, bendecir a los que nos maldicen, orad por los que nos calumnian, perdonar siempre, no juzgar a nadie, hacer el bien a todos…
La historia de la humanidad avanzará cuando haya personas que se atrevan a romper moldes, a salir de lo establecido, abrir caminos y empezar de nuevo… pero desde otros principios.
Porque estamos convencidos de que el amor y el perdón, es la mejor herramienta de cambio en un mundo lleno de odios, guerras, desencuentros, miedos terribles y profundas soledades.
El mundo en que nos movemos está necesitado de paz. Una paz que ha de nacer del corazón.
Por eso, recordamos las palabras del Papa Francisco en su última encíclica «Dilexit nos»: «En este mundo violento es necesario hablar nuevamente del corazón, actuar con corazón y madurar cuidando el corazón».