RELATOS DE LA HISTORIA DE MOTRIL

✍Manuel Domínguez García

Cronista Oficial de la ciudad de Motril

“Historia de las Antigüedades y Excellencias de la villa de Motril, antigua Sexi”

UNA COROGRAFÍA MOTRILEÑA DEL SIGLO XVII

Manolo Domínguez García.

La Obra:

MERCADO, Thomás de Aquino y: Historia de las Antigüedades y Excellencias de la villa de Motril, antigua Sexi. Motril, 1650. Biblioteca Nacional, Manuscritos nº 20.110. [2 fols. índice capítulos], 326 fols. Texto principal. [8 fols. índice alfabético]. Tamaño Folio (22 x 15 cms.). Papel. Letra bastardilla, varios tipos. Encuadernación en vaquilla. Portadilla con dibujo a tinta del escudo de Motril, consistente en un castillo mazonado, cuyo cuerpo principal lleva puerta de arco de medio punto y dos óculos, almenado con remates triangulares y con tres torres con ventanas de arcos de medio punto y almenas también concluidas con triángulos, la central o “del homenaje” más alta, donjonada y coronada por una bandera desplegada. El castillo aparece orlado por la leyenda “Sexifirmiensis Senatus Populusque”.

Copia manuscrita sacada por el doctor Francisco de Robles. Montejicar, 1666.

Autor:

Poco conocemos de la vida del Tomás de Aquino y Mercado. Nació en Motril el 9 de abril de 1582, hijo de Fernán Ruiz de Mercado y de Luisa Rojas. Debió realizar estudios primarios en esta ciudad y eclesiásticos en Granada, constándonos su presencia en Motril en 1625 como beneficiado y capellán de la Iglesia Mayor de la Encarnación. En 1635 aparece como hermano de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y en 1639 es ya comisario del Santo Oficio de la Inquisición en esta localidad granadina. Murió en la ciudad donde había nacido y vivido el 27 de agosto de 1650 siendo enterrado en la capilla mayor de la citada iglesia. Su muerte fue sentida en Motril por el espíritu conciliador y piadoso que mantuvo en vida, incluso fue hermano mayor de la Hermandad del Refugio, institución motrileña caritativa encargada de acoger y asistir a los enfermos pobres que salían del hospital aun convalecientes, según consta en el Libro de Acuerdos de esta hermandad de 1650, donde se da cuenta del fallecimiento de Mercado y ofrecen sufragios por su alma.

No tenemos constancia que escribiera otra obra además de la reseñada, aunque él mismo cita que en años anteriores trató de escribir sobre Motril y que había consultado sobre la historia de los lugares de la costa del reino de Granada con Adán Centurión y con el doctor Martín Vázquez Siruela, canónigo del Sacromonte de Granada, pero no parece que diese nada a la imprenta, ni se conserva manuscrito alguno, aparte del que estudiamos.

La redacción de texto:

La obra que hoy conservamos es básicamente una corografía en la que el autor, se dedica fundamentalmente a rebatir punto por punto las afirmaciones aparecidas en la obra de Francisco de Vedmar: Bosquexo Apologético de las grandezas de la ciudad de Vélez Málaga, impresa por primera vez en Málaga en 1640 y a defender la antigüedad y grandeza de Motril.

El mismo autor nos refiere en el prólogo de la obra como se gestó la redacción de su libro: Había ido a Vélez Málaga en 24 de mayo de 1639 por encargo del Tribunal del Santo Oficio y al día siguiente en una calle de esa ciudad se encontró con Francisco de Vedmar que se presentó como cronista de la ciudad. Le pregunto, Mercado, por el nombre antiguo de Vélez, respondiéndole Vedmar que fue Axi, Sexi, Exi, Hexi y Sexifirmium. El escritor motrileño lo contradijo, afirmando que Sexi Firmium Julium,según la situación geográfica que daban Mela, Plinio y Ptolomeo, era Almuñécar y que los demás nombres de Sexi, Hex, Sex, etc., correspondían a Motril, si bien todos eran un único nombre. Vélez Málaga, según estos mismos autores, seria la antigua Menoba. El cronista veleño lo negó y le pidió a Mercado que ese mismo día le mostrase las pruebas de lo que decía. Mercado rehusó y a los pocos días, Vedmar, le llevó al lugar de su alojamiento medio pliego con cuatro puntos en los que basaba su afirmación: Había ocho autores que decían que Vélez era Sexi; Vélez era fundación de tracios 1000 años a. de C, aunque su primer fundador fue el rey español Talo unos 1500 años a. de C.; que de los cuarenta y nueve Hércules que en la antigüedad se citan en Vélez había estado Hércules El Egipcio y que el nombre original de Vélez era Hércules en griego. Le pidió al motrileño que estudiase despacio esas afirmaciones cuando volviese a Motril y que le remitiese posteriormente su parecer. Mercado se lo envió negándoselo todo y a los pocos días recibió como respuesta un “replicato” hecho contra el juicio de Mercado. Este lo examinó y consultando muchos autores, comprobó que estaban “falsamente citados, trayéndolos a su propósito”. El motrileño decidió no seguir con la polémica y no responder al “replicato”. Dieciséis meses después, el 28 de septiembre de 1640; Mercado recibió una carta de Vedmar a la que le adjuntaba un libro llamado “Bosquexo Apologético” escrito por este cronista y donde defendía la antigüedad de Vélez, afirmando definitivamente que fue la antigua Sexi y no así Motril.

Pero lo que más agravió a Mercado fue que, además de usurpar el nombre antiguo de esta villa costera granadina, escribiese que “en Motril no ai cosa cierta en antigüedades por ser un lugar moderno que solo tenia, recién ganado este reino de Granada, una torrecilla pequeña con tres o quatro personas para guarda de aquella plaia, como consta de informaciones hechas en dicha ciudad abra 40 años poco mas o menos i después con el trato del azúcar, que en tiempo de los moriscos se molía en atahonas, se ha ido aumentando. Jamás tuvo alcaidía por carecer de fortaleza ni aun en toda su tierra señal de averla avido, de donde se colige ser de nueva fundación i como tal sus alcaldes mayores en sus principios eran puestos por el corregidor de esta ciudad de Vélez como se verá en los libros de su archivo”.

Esto definitivamente provocó que Mercado saliese con la pluma “a la justa defensa de mi patria”, aconsejado también por algunos caballeros motrileños ofendidos por la lectura del “Bosquexo”.

 Todo esto nos induce a pensar que la obra empezó a ser redactada en 1641 y que de forma intermitente en diversos periodos de tiempo, se concluyese definitivamente en 1650, año de la muerte de su autor. Parece claro que en 1644 debió estar muy avanzada, ya que el historiador Rodrigo Méndez Silva en su “Población General de España”, publicada por primera vez en 1645; cita, refiriéndose a Motril, que “su historia la escribe el licenciado Tomás de Aquino y Mercado, comisario del Santo Oficio, obra digna de sus muchas letras, que presto dará a la estampa a quien debo singulares noticias”. A partir de este momento no tenemos más datos sobre la redacción de la obra, más que lo que se alude en la portadilla del manuscrito: “compusola el licenciado Thomás de Aquino y Mercado, comisario del Santo Oficio de la Inquisición de Granada, año 1650”.

 Por último, aunque el manuscrito que se conserva parece ser una obra definitiva al carecer prácticamente de correcciones, es claro que varias personas intervinieron es su escritura, como se puede apreciar con respecto al estilo general de los caracteres gráficos y en los usos ortográficos. Podemos pensar que la “Dedicatoria” es autógrafa del autor e incluso aparece firmada y rubricada de su nombre; no así el resto del texto que parece deberse a otra diferente mano, que sin duda seria la del copista, Francisco de Robles, que la debió concluir en la fecha que aparece en la portadilla: “sacada por el doctor don Francisco de Robles, vicario y beneficiado de Montexicar, ano 1666”. Los índices se deben a otro autor, la diferencia de letras es muy evidente y además en el borde superior de la citada “Dedicatoria” aparece escrito por la misma mano que redactó los índices: “A la villa de Motril ya ciudad”. El título de ciudad a Motril fue concedido por merced de Felipe IV en 1657, dos años después de la muerte de Mercado. La mayor parte de texto, por lo tanto parece deberse a la mano del copista que lo haría seguramente sobre una copia autógrafa hoy desaparecida. El autor de los índices permanece, por ahora, en el anonimato.

Portada del manuscrito de la “Historia de Motril”.

Estructura de la obra

Como citábamos al principio, la obra de Tomas de Aquino y Mercado está compuesta por 1 folio de portadilla, 1 de índice de capítulos, 326 folios de texto principal dividido en dedicatoria, prólogo, intento de la obra y 17 capítulos y, por último, un índice alfabético con una extensión de 8 folios.

La distribución, foliación pormenorizada y los encabezamientos de los capítulos es la siguiente:

Índiçe de los capítulos de esta obra de Motril

Dedicatoria: A la villa de Motril ya ciudad

Prólogo: Al estudioso y docto lector en buenas letras que lee para saber y sabe para poder escribirIntento de la obra.

Capítulo I: Advertencias preliminares.

Capítulo II: No han visto el sitio de Frigiliana los que dicen se llamó Sirmio o Sexifirmio y que allí dejó san Pedro a Epeneto. Descríbese y pruébase lo contrario. Hay quien diga que la ciudad de Almuñécar se llamaba Sexifirmio.

Capítulo III: No existe, aunque se recoge en el índice.

Capítulo IV: Prosigue la materia del capitulo pasado. Hallase tener Motril y Almuñécar un mismo nombre. Tratase de sus fundaciones si bien es anterior la de Motril. Déjase a la prudencia del lector qual de las dos gozó primero el nombre de Sexifirmio. Vinieron los fenices a España después del incendio de los Pirineos, halla Pigmalión Motril fundado. Después los fenices de Cádiz fundan a Axi en nuestra vega junto a la Punta. Ay tradición que por falta de agua la desampararon. Avezindanse en Motril, edificaron en el zerro de Nuestra Señora de la Cabeza un castillo. Tómalo la villa por armas con la orla de Sexifirmio. Diçese desde quando la llamaron así.

Capítulo V: Quando el Bosquexo más ignora el nombre y antigüedad de Vélez Málaga. Pública se las ocultó. Hacía más antigua que Cádiz, introduce fundadores supuestos y dale la antigüedad que es de Tiro, siendo fundación de moros.

Capítulo VI: Trece grandezas le atribuye el Bosquexo a Vélez que dice ser oculto. Restituiense a cuias son y a mi apóstol san Pedro la omisión que imputa de aver estado en España solo en Vélez i no en otra parte y a todos los reynos y ciudades donde estuvo de España las glorias que les oculta.

Capítulo VII: Papel que se me dio en la ciudad de Vélez.

Capítulo VIII: Prosigue el Bosquexo. El ejemplo de Almería ciudad de esta costa del reino de Granada. Llámala Abdera. Háçela fundación de tracios confundiéndola con el Abdera de Troya. Yntroduce para apoyo de su grandeza diez nobedades. Dale por confusión de nombres dos: Abdera y Urci. Añádense otros agenos que le han atribuido. Restituyese a villa de Adra su propio nombre de Abdera, a Almería el suyo, Urci, que es Pechina, de cuias ruinas se fundó. A la ciudad de Vera el de Virgi y a la villa de Verja el de Vergi. Descrívense los fracasos que han ocasionado su ruina. Decláranse en el argumento del lógico y dos lugares que alega mal aplicados para prueba de los que propone.

Capítulo IX: Prosíguese en la materia del capítulo pasado.

Capítulo X: Plinio, quiere el Bosquexo, aia floreçido el año de Cristo 112. Señálanse los años que vibio, tiempo en que floreció y escrevió su Historia Natural y quando murió. Decláranse en romance los lugares marítimos de esta costa que en latín sitúa. Contra el Bosquexo que dice a abido batallón entre los historiadores sobre la averiguación de estos lugares, quales sean y donde estuviesen.

Capítulo XI: Bastantemente dio Plinio señas de los lugares de esta costa para saber donde están. Los ríos no fueron diputados de griegos ni romanos para sus sepulcros. Descríbese el modo de enterrarse de estas dos naciones. Los ríos porque fueron estimados de los antiguos. En ellos en España echaban a sus difuntos y por que y esta no era darles sepultura en ellos. Atila y Alarico fueron enterrados en los ríos i ninguno de ellos fue griego ni romano.

Capítulo XII: Ptolomeo, citado del Bosquexo no dice que Véles es Sexifirmium. El emperador Antonino Pio imperó el año 140 de Cristo i no el de 150. El Exoche de Tolomeo en su lista, puesto entre Salobreña y Adra, sitio que le conviene a Motril, no es nombre propio i parece esta errado ya de decir Exi o Exos nombre de esta villa. Niega el Bosquexo no aver hierros de imprenta. Pruébase averlos no solo de imprenta sino también de tradutores, de escribientes, de maliçia, de memoria, de pluma y de números.

Capítulo XIII: Ptolomeo fue de nación egipcio, natural de Philendense, estudio en Alexandría de Egipto, llamada antes Poo, reedifícola Alexandro Magno y le puso su nombre. Escrivió su Geografía en griego poco después de Trajano i en los tiempos de Antonino Pio. Andubieron sus obras manuscritas cerca de 1.300 años hasta el de 1440 que hubo imprenta. Fueron traducidas al latín por varios autores i por esto i la imprenta se llenó de ierros, así el original griego como en el latino. San Jerónimo no se quexa de traductores griegos ni hebreos.

Capítulo XIV: Pruévase contra el Bosquexo que quando Florián de Ocampo hablando de Motril dice que pensamos ser ahora lo que en otros tiempos se llamó Sexi, dice que habla en duda y no afirmativamente y que es fundación de tracios siendo de los fenices.

Capítulo XV: Defiéndese las autoridades de Juan Piero Valeriano, Ambrosio de Morales y Pomponio Mela, por mi citados contra las réplicas del Bosquexo.

Capítulo XVI: Proponense dos tablas mías y del Bosquexo, refiriendo los lugares marítimos de esta costa según en sus sitios los hallaron Estrabón, Pomponio Mela, Plinio, Tolomeo y Antonino; declarando sus nombre latinos en romance con las distancias que ai de unos a otros según corre del lebante al poniente. Examínanse y añado de nuevo los lugares que se han acrecentado en la dicha marina después que escribieron estos geógrafos. Según unos i otros, los sitúan Florián de Ocampo, Abrahán Ortelio, Gerardo de Mercator y Esteban de Garibaí en sus listas.

Capítulo XVII: Proponense algunas memorias de antigüedad que se hallan en autores de Motril antiguas y modernas contra el Bosquexo que dice que no las ay ciertas. Con algunos progresos de esta villa.

Índice alfabético.

Firma del autor Tomás de Aquino y Mercado

Historia del manuscrito

Desde 1666, fecha de la copia, se abre un periodo de imprecisión acerca de la suerte posterior de este manuscrito. Sabemos que no se dio a la imprenta ya que carece de la previa censura y licencia del Consejo Real y en sus hojas no aparece, como era preceptivo antes de llevarlo a la estampa, la firma del escribano de cámara o juez de imprentas, encargado de autentificar el original y pudo quedar en el deposito del Consejo de Castilla entre las obras no reclamadas, en poder del copista Francisco de Robles o con probabilidad en el archivo de la Iglesia Mayor de la Encarnación de Motril. En 1680 el regidor motrileño García Niño de la Puente y Guevara, con motivo de la epidemia de peste sufrida por esta ciudad granadina en 1679, escribió un libro relatando los terribles sucesos ocurridos y en él recoge algunas referencias a la historia de Motril que recuerdan, aunque no cita la procedencia, a algunos de los datos que Mercado aporta en el capitulo XVII de su obra. Cabria pensar, por lo tanto, que García Niño, pudo consultar el manuscrito de la Historia de las Excelencias aunque no hace referencia a su autor y sí, en cambio, a otro erudito e historiador local, Alonso Moreno Beltrán Cerrato, al que deja estas noticias históricas, ya que “esmaltado con la hermosa variedad de las ciencias, doctamente se emplea en los plausibles Encomios de su Patria, que con brevedad eternizara la imprenta”. No conocemos si esta citada obra se llegaría a imprimir y ni siquiera aun hemos podido encontrar el manuscrito, ni hay referencias posteriores; pero parece probable que los datos de la historia de Motril que se referencian en la obra de Niño de la Puente, le fuesen suministrados por Alonso Moreno que sí estudiaría el manuscrito de Mercado para escribir sus “Encomios”.

De 1796 sí conocemos unos apuntes que tomó otro erudito local, Antonio de Iluminati, básicamente del capitulo XVII del libro de Mercado. Son apenas unas notas pero en ellas se hace referencia expresa al autor, capítulos y folios; con lo que queda bien probado que este individuo sí consultó detenidamente la Historia de las Excelencias. Sobre 1840 el archivero Antonio Ramón Micas copia los apuntes anteriormente citados y se los facilita, junto con otros datos históricos, a Pascual Madoz para la voz “Motril” de su Diccionario, en el cual si que aparece citado, entre las personalidades mas relevantes de la ciudad, Tomas de Aquino y Mercado del que se dice que es el “historiador de esta ciudad”.

Ya a principios del siglo XX el cronista de Motril Manuel Rodríguez Martín inicia una indagación en la Biblioteca Nacional y en la Real Academia de la Historia para encontrar el manuscrito. Pero tras varias consultas infructuosas efectuadas con Menéndez y Pelayo y Fernández Duro, abandona la búsqueda sin resultado alguno. Al final el libro se conserva catalogado en los fondos de la sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional, aunque en su contraportada aparece adherido un articulo de periódico en el que no consta el nombre ni la fecha, pero seguramente de primeros del siglo XX, titulado: “Nuevas de la Historia de Motril, compuesta por Mercado. Para don Juan Antonio Martínez de Castro. Director de la Revista de la Sociedad de Estudios Almerienses”. El autor del artículo, José A. Pabón Pabón, afirma: “Soy del parecer, que fuera del original con cuya posesión me juzgo sobre manera dichoso, no existe copia alguna”. Este personaje lo vendería en 1916 a los fondos de la citada Biblioteca Nacional.

Fuentes y erudición

La materia de Historia de las Antigüedades es indudablemente semejante a la de tantísimas obras de fondo histórico escritas en España entre los siglo XVI y XVII con el fin último de mostrar la grandeza muchas ciudades y pueblos, género que se configuró en el Protorenacimiento y en el Renacimiento italiano y español, cuyas referencias e influencias ineludibles que lo afectaron se extienden a Platón, Aristóteles y San Agustín, pero también a Tito Livio, Plinio y Mela entre otros autores clásicos, al entender sus autores la imagen de la ciudad como una república justa al modelo aristotélico complementada con la visión agustiniana de la “civitas cristiana”. Un cuerpo místico, eterno, invariable e impermeable a los cambios de los tiempos por lo que siempre, la ciudad, seria fiel, noble y leal desde su más remoto pasado.

Por lo tanto la primera tarea de los autores de estas obras es la de convencer a los lectores de que el contenido que en ellas se vierte procede siempre de fuentes verosímiles y totalmente fiables.

Esto se deja ver con la mayor evidencia en la obra de Mercado, donde el autor hace un alarde de erudición realmente impresionante para la época y en un lugar como Motril bastante alejado de los focos culturales del momento. Cita más de un centenar de autores diferentes a los que usa como fuentes de sus afirmaciones. No solo alude a la inevitable panoplia de autores clásicos, completamente necesarios para demostrar las atribuciones que hace de un pasado fabuloso y mítico de Motril; sino que además hace importantes referencias a numerosas historias de España escritas y publicadas con anterioridad a 1650, las cuales le suministran a Mercado el indispensable marco conceptual para tratar de integrar el acontecer histórico de la villa motrileña en un contexto general mucho más amplio y, por lo tanto, mas fiable.

Además, lógicamente, al intentar contradecir las afirmaciones sobre la antigüedad de Vélez Málaga vertidas por Vedmar en su Bosquejo, defender el origen antiguo de Motril y subsanar los errores que de posición geográfica y nomenclatura había hecho, en su opinión, Vedmar con los demás lugares de la costa del reino de Granada entre Vera y Algeciras en la antigüedad; tuvo que situarlos geográficamente de nuevo según decían los geógrafos griegos y romanos. Y para ello, tiene que recurrir a releer a los ya citados autores clásicos y acudir otras fuentes bibliográficas más modernas que él considera seguras y que ya se habían ocupado del tema con anterioridad, incluso desde el punto de vista lingüístico.

Por otro lado no podemos olvidar que Mercado es hijo de su época y además religioso, con lo que su obra esta muy influida por la sociedad sacralizada del Antiguo Régimen y por lo tanto es normal que tenga que recurrir, también, para demostrar la grandeza de Motril, a ofrecer informaciones sobre su antigüedad cristiana y apelar a supuestas visitas de santos y dotarla de su propio martirologio. Para ello tiene que basarse en la historia eclesiástica y en los falsos cronicones muy de moda en su tiempo.  Así dice que, cuando san Pedro vino a España, dejó en Motril a san Epeneto y que aquí sufrieron martirio san Montano, santa Máxima y san Lucio Sereno. Para demostrar estos datos como veraces, acude a las historias eclesiásticas más usuales y a los cronicones apócrifos pero sin ningún sentido crítico.

Por último, señalar el gran peso que también tienen en la Historia de las Excelencias las crónicas locales de la época, empleadas también como apoyatura a las aseveraciones sobre la historia motrileña o en las criticas contra el Bosquejo y muchas veces aprovechadas como punto de partida en algunos aspectos tratados en su estudio e incluso como modelo de su propia obra.

Todos estos autores y libros mencionados, y muchos más que aparecen en el texto, son los que el autor llama “autoridades” y los que le da un argumento de credibilidad absoluto, estando totalmente condicionado a ellos, sin que aparezca en ningún momento un estudio en sentido crítico, dando la sensación de que no juzgó necesario o no supo incorporar a su formidable erudición un mínimo de atrevimiento intelectual, quizás porque todo su esfuerzo crítico fue dedicado a demoler uno a uno todos los argumentos que Vedmar daba en su Bosquejo en favor de la antigüedad y grandezas de Vélez Málaga. El mismo dice que el intento de su obra es solamente “una antipología o defensa del nombre de la villa de Motril, amigo i curioso lector. Se lo veras restituido i veras su antigüedad y estado presente, reinos y ciudades agraviados por el Bosquexo”.

Donde precisamente su obra se hace más veraz es en los capítulos XVI y XVII, fundamentalmente en los datos y descripciones que aporta sobre los acontecimientos históricos motrileños, trazado urbano, iglesias, agricultura, ingenios azucareros, etc., desde la conquista en 1489 hasta la época del autor; noticias que debe a su propia experiencia, la historia oral, las tradiciones y la frecuente consulta de fuentes documentales del archivo municipal. Así cita, por ejemplo, el hallazgo de algunos restos arqueológicos romanos, las capitulaciones, creación del Concejo, deslinde del término municipal, mezquitas según los libros de Habices, culto a la Virgen de la Cabeza, huida de la población morisca en 1507, repoblación de 1510 según el libro de Repartimientos, privilegios de exención de impuestos de 1510, construcción y descripción de la Iglesia Mayor, construcción de la murallas……..; haciendo incluso trascripción literal de algunos documentos y síntesis del contenido de muchos más. Sobre todo lo que más nos llama la atención en estos capítulos es la precisión con que refiere las dataciones cronológicas de los principales hechos históricos de la villa desde fines del siglo XV y primeros años del XVI. Datos que le sirven indudablemente como autentificación de su defensa de parte más moderna de la historia de Motril y así termina su obra diciendo: “No consideró nuestro historiador – refiriéndose a Vedmar – que si no avía más gente en esta villa sino la dicha pequeña torreçilla y en ella esas tres o quatro personas que tenían que guardar en su playa y parece vano el despachar los corregidores de Vélez Málaga alcaldes para tres o quatro personas si ya no es que traigan comisión para administrar justiçias sobre los peçes del mar, ni convençe la alegación de las informaciones de sus archivos porque si el año de 1640 diçe que recién ganado este reino avía solo una torrecilla pequeña con tres o quatro personas para guarda de esta playa y se ganó el reino el años de 1492 i hasta el de 1640 ban ciento y cuarenta y  ocho años bajados los 40 quedan 108, pues diga donde se hallaron esos testigos que dipusieron de tanto tiempo. Demás de 58 años después que se ganó Granada, el año de 1550 dio su majestad una cedula real para que junto al mar se hiçiese la torre que llamamos del Baradero para guarda de aquesta playa y defensa de la villa, dada en Medina del Campo a treinta de mayo, refrendada de Lope Conchillos su secretario y no ay otra torre que guarde esta playa ni la a avido, no obstante que había provisión dada en Granada a 22 de agosto, refrendada de D. Diego Soto, secretario de Cámara, el año de 1526 y concedido se echasen sisas para ello”.

En los documentos que cita, sintetiza o trascribe, el autor no considera que su propio testimonio sea suficiente argumento de autoridad y remite casi siempre a los documentos originales, especialmente valiosos como recurso concluyente y definitivo de la autenticidad de sus testimonios: “como consta del libro de los Habíces que eran los bienes que los moros tenia dejados para los ministros de la mezquitas que hoy goza la Iglesia y están en poder del mayordomo de la Fábrica Mayor, de donde saque lo referido de las mezquitas”

Casa donde estuvo el hospital de la Hermandad del Refugio en la calle Burgos.

Análisis de la obra

Después de leer el manuscrito, es casi seguro que Mercado debió comenzar a escribir su libro fijándose en otros cuya materia y enfoque eran muy parecidos a la idea que tenía de su propia obra. Es decir, tiene un concepto preconcebido basado en otros libros ya publicados, que le convino adecuadamente para servir de orientación en la redacción y ordenación sistemática de su libro. Podemos afirmar, por lo tanto, que Historia de la Excelencias está inmersa en un determinado “género” perfectamente reconocible en el siglo XVII por un autor que, como Mercado, podemos considerar “culto” y que conocía a la perfección las leyes implícitas del género dentro del cual pretendía realizar su estudio.

Con esta condición inicial, y en lo que atañe a esta obra, el primer análisis tiene que ir esencialmente orientado es decidir si lo vamos a considerar como un texto histórico o si por el contrario encontramos en el los rasgos que lo sitúen en textos de otro tipo, incluidos los literarios; advirtiendo de lo problemático que resulta clasificar genéricamente un libro como este, cuya característica básica es su condición de obra miscelánea, en la cual tienen cabida desde la descripción del entorno de Motril y diversos lugares costeros desde Vera a Algeciras, hasta la creación de su pasado mítico, pasando por la critica demoledora al Bosquejo, creación de una imaginaria martiriología e incluso, el relato de acontecimientos históricos reales basados en la consulta de fuentes documentales.

Así que en realidad, lo que nos encontramos en este libro es una alternancia de lo puramente histórico con reelaboraciones subjetivas e imaginativas de hechos, lugares y personajes; con el único fin de rebatir al Bosquejo, justificar y demostrar la importancia, antigüedad y grandeza de la ciudad costera granadina, sin reparar demasiado en la fidelidad histórica y aceptando sin crítica el “argumento de autoridad” al que esta fuertemente condicionado en su método de elaboración.

Esto lo sitúa a medio camino entre el “falso cronicón” y el relato histórico, siguiendo el modelo de “Antigüedades y Excelencias de Granada” (Granada, 1639), de Francisco Bermúdez de Pedraza, obra con la que es más que evidente su paralelismo no solo en el título, sino en gran parte de la ordenación, temática y orientación; además, lógicamente, de la refutación a la obra de Vedmar que es, como ya hemos citado repetidamente, la primera y más importante intención de la obra. No obstante, la obra de Mercado y para poder rechazar los alegatos del Bosquejo de una manera lo más veraz posible, ofrece también un cuadro relativamente completo y comentado de la villa de Motril, reproduciendo claramente el estilo con que se escribieron en España a lo largo de los siglos XVI y XVII muchas obras que reciben el nombre genérico de corografías, dentro de las cuales podemos incluir, sin ningún elemento de duda, la de este autor motrileño.

En su “Tesoro de la Legua Castellana o Española”, Sebastián de Covarrubias, al que Mercado cita en numerosas ocasiones, define la corografía como la “descripción de un lugar” o bien “narrar con la pluma algún hecho o caso acontecido”. Sería por lo tanto un subgénero histórico formado por obras en las que se realiza la descripción comentada y valorada de un país, una región, una provincia o una ciudad y por lo tanto la corografía resulta, en la época que nos ocupa, inseparable de la historias de las ciudades, destacando los libros de Pedro de Medina “Libro de las Grandezas y cosas memorables de España” (1548), y el de Ambrosio de Morales “Antigüedades de España” (1575); obras a las que Mercado hace profusas referencias en su manuscrito.

En este tipo de obras corográficas se exhiben siempre una serie de características comunes que se repiten constantemente y de las cuales la obra de Mercado participa cumpliendo todas y cada una de ellas en su propio y sobrio estilo.

Se presenta siempre la descripción de Motril como la ciudad ideal, autosuficiente, populosa y prospera, devota, con edificios singulares y gente noble. Esto se muestra siempre con una simple descripción del entorno. Se aprecia una atención destacada, generalmente mítica, a la fundación de la ciudad y a sus primeros tiempos con justificación histórica o legendaria, describen los rasgos topográficos, ubicación de la población, geografía urbana, templos, edificios singulares, devociones, personajes, etc. Todo esto aparece detallado en el libro de Mercado:

“Está la villa de Motril asentada en llano al mediodía casi a la mitad de la Bética, parte del reino de Granada que la tiene al norte a onçe leguas, un quarto de legua distante del mar Mediterráneo en cuio común puerto surgen en la torre del Varadero nabíos, pescan sus barcas y laúdes que provee esta villa a Granada i otras partes de pescado. Por la parte de poniente tiene a su marina a una legua la villa de Salobreña, a quatro la ciudad de Almuñécar, a 13 la ciudad de Vélez Málaga y a 18 la de Málaga y por la parte de lebante a 3 leguas la fortaleza de Castil de Ferro dentro de sus territorios, a 10 la villa de Adra y a 20 la ciudad de Almería. Está toda la villa rodeada su circunferencia de montes de nombres conocidos, todos inaçeçibles continuados en forma de media luna que van sobre la mar desde el lebante desde la Punta de Carchuna y fenecen sobre el mesmo mar por la de poniente i sobretodo con eminencia se dexa goçar la Sierra Nevada de cuia nieve se abastece esta ciudad los veranos que todos la hermosean i enriqueçen con caças, leña, carbón i pastos para los ganados i madera, hiervas medicinales y abundancia de minerales. Tiene de altura la elevación de su polo 37º la latitud i cinquenta minutos y de longitud 8º i 10 minutos. Goça benigno cielo, templado ambiente, su Madalite, campo y vega es todo el año, a pesar de diciembre, una fértil i deleitosa, verde siempre primavera, pues en este tan criticado mes ai rosas y claveles, produçe trigo, cevada y otras mieses, vino de lo mejor que se coge en muchas partes, ubas tempranas y excelentes otras frutas, açúcar en abundancia, mieles, costras, catitas de que se hacen muchas colaciones para el regalo de la vida humana, fabricados en sus ingenios reales i un trapiche de cuio açúcar se proveen estos reinos y se embarcan por la mar a otros reinos estraños, cría patatas, palmitos y crías de seda de lei, todo lo demás es de acarreto empero con abundancia por ser proveída esta villa de las Alpujarras, valle de Lecrín, Guaxaras y de otras muchas villas y ciudades mui distantes que tienen aquí sus comercios y vienen por el açúcar y de lo demás que por lo demás de por la mar viene y no pueden entrar en la ciudad ni sacar nada sino traen carga por particulares privilegios”.

Exalta todo lo relacionado con la ciudad – “el nombre de Motril está tan dilatado y conocido en todas las quatro partes del Orbe” –, apoyándose  como hemos visto en abundante bibliografía, especialmente en los autores clásicos para la fundación mítica: “Quando los trujo en sus exércitos Hércules Nonlibio, llamado comúnmente Hércules el Egipcio, hijo del grande Osiris, el que por ser tirano vino de Egipto y degolló en los campos de Tarifa a Deabo Gerión como dexo dicho en el numero 72 i allí como estos feniçes fueron los primeros que entraron en España antes que otras ningunas naciones i que estos fundaron a Cádiz y la costa de esta Andaluçía como queda probado. Y assí sea en esta ocasión o ia en la 2ª o tercera vez que los feniçes vinieron y fundaron a Motril, estos i no los que vinieron después del inçendio de los Pirineos como dexamos dicho

Para demostrar la antigüedad de Motril recurre, así mismo, a la arqueología y aporta como pruebas algunos hallazgos fortuitos de restos antiguos: “Siendo el dicho Claudio de 51 años fue electo emperador, 4 después de la muerte de Cayo Caligula, el año 42 de Cristo o el año 43 como quieren otros, imperó 13 años, ocho meses y veinte días, murió en treçe de octubre de 64 años de edad i del tiempo de este emperador el año 1616 una moneda en la viña de Juan Gómez de Olmedo, familiar del Santo Oficio y fiscal de su majestad, que me la dio Diego Núñez de Espinosa, vecino y regidor de esta villa, y el hallarla fue que dentro de la dicha viña que está a menos que cuarto de legua de la villa avía unos çimientos antiguos que ocupaban gran pedazo de ella y queriendo su dueño aprovecharse de ellos y del suelo, sacó muchos materiales para labrar su casa y permitió hiciesen lo mesmo otros veçinos como fue el dicho Diego Núñez. Era (según se pudo conjeturar) un castillo por ser los çimientos mui gruesos de piedra y hallarse la cisterna y de baxo de tierra repartimientos de salas y aposentos y cañerías de plomo que se dio mucho para la campana del convento de Nuestra Señora de la Victoria y en dichos çimientos se halló la dicha moneda mayor que la de un ochavo segobiano de metal baçiada, que de la una parte tiene la efigie del emperador Claudio i por orla estas letras: T. CAESAR AVG. PM. RTP IIII. Y el reverso tiene figura de muger con alas y en la mano izquierda un caduceo de Mercurio que señala abajo donde está una serpiente levantando el cuello y arroscando la cola y por orla estas letras: PACI AVGVSTAE”.

Los autores de las corografías eran normalmente eruditos o clérigos locales que escriben sus obras como hace Tomás de Aquino y Mercado “para la justa defensa de mi patria”  o para que se sepa la “verdad” de sus grandezas. ´

Y escriben para lectores cultos y instruidos no para un  pueblo analfabeto del que podrían esperar solo un reconocimiento ignorante, sus lectores serían los gobernantes y oligarquías locales que podrían encontrar en su obra enseñanzas útiles y reivindicar los privilegios de una ciudad como Motril en estos años del siglo XVII: “La segunda es hacer saber que no escribo para el vulgo, sino para los doctos y versados en la cosas humanas, (…..) por huir del vanal absurdo de aquellos que se niegan a los doctos i se contentan con ganar los aplausos populares sin advertir que las alabanzas de los ignorantes es vituperio que les haçen”.

Conclusión

Después de todas las consideraciones anteriores, que duda cabe que la obra de Tomás de Aquino y Mercado está inmersa dentro de ese género que se ha dado en llamar corografías urbanas, siendo un claro ejemplo más de los cientos de estas obras escritas por eruditos españoles, notables conocedores de las fuentes clásicas y de gran cultura humanística, entre los siglos XVI y XVII y cuyas funciones más importantes eran las de provocar el orgullo cívico, demandar privilegios y exaltar a los grandes hombres que, supuestamente o no, habían sido hijos excepcionales de tantas villas y ciudades de España, abriendo muchas veces camino a la investigación histórica.

La obra de Mercado resulta, por otro lado, de incuestionable interés. Primeramente porque responde, como decíamos, claramente a este tipo de historiográfica corográfica perfectamente dirigida a los intereses municipales y eclesiásticos, atribuyendo a sus ciudades y pueblos  fastos y glorias que nunca tuvieron y a las que hay que someter a una severa critica histórica y, en segundo lugar, por sus aportaciones documentales, si obviamos los aspectos de la mítica historia antigua, que son fundamentales para el conocimiento de los veinticinco años posteriores a la conquista de Motril por las ejércitos cristianos, fuentes autenticas cuya existencia hemos podido contrastar en el Archivo Municipal motrileño, Archivo de la Real Chancillería de Granada y Archivo General de Simancas. Aspecto positivo del texto que preferimos anteponer a sus aspectos negativos como obra impregnada en gran parte de la historia eclesiástica y de los falsos cronicones; perspectiva que podemos excusar al juzgar que el autor no es más que un capellán de una pequeña villa de la costa del reino de Granada, influido por la cultura del tiempo en el que vivió y de las enseñanzas eclesiásticas recibidas en su juventud.

Escribió para un público culto, regidores y oligarquías urbanas, pero no parece que suscitara entre ellos mucho interés por su manuscrito, lo que explicaría que nunca se llevase a la imprenta y haya permanecido olvidado durante siglos o perdurara su recuerdo en las brumas de la leyenda. Pero de todas maneras las preocupaciones históricas de este autor motrileño no cayeron totalmente en saco roto y han contribuido a crear una imagen mítica de Motril que ha pervivido, a pesar del olvido, en la propia conciencia colectiva motrileña, apareciendo muy evidentemente en el “motrileñismo castizo” de finales de los siglos XIX – XX y primera mitad del XXI, gracias a que los antiguos cronistas locales como en el caso de Ortiz del Barco y Tros de Ilarduya, empezaran a interesarse por el pasado de Motril y por recuperar el manuscrito de “Las Antigüedades y Excellencias de la villa de Motril, antigua Sexi”.

En la actualidad es un manuscrito conocido, gracias al auge de los estudios locales que, tras el necesario expurgo de elementos mitológicos y fabuladores, se puede usar como una fuente de información más sobre la historia de Motril.

Desde aquí animar a todos aquellos que dicen estar interesados por la historia de Motril, para que trascriban los 326 folios de este manuscrito, yo por mi parte he trascrito y anotado ya los 64 folios que constituyen el capítulo XVII de la obra, que me parece el más interésate por los muchos datos históricos verídicos que aporta de la época que vivió el autor y que, acompañado de estudio introductorio sobre la historia de la ciudad en la primera mitad del siglo XVII, espero que se publique en próximas fechas.

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