POLICÍA DEL CUERPO (LESIÓN CRÓNICA)

Opinión.-

POLICÍA DEL CUERPO (LESIÓN CRÓNICA)

Encarni Hidalgo -Fisioterapeuta Centro Naturalia Motril-

Siempre quise ser policía, desde niña.

Y conseguí serlo, soy fisioterapeuta, Policía del Cuerpo en la lesión crónica.

Aprendí a seguir sus pistas, a leer sus señales, agudicé el olfato.

Desarrollé la intuición, la paciencia.

Amplifiqué el sentido del oído, practiqué la escucha atenta: una palabra que se destaca en una conversación, una canción que empezamos a tararear,…

Me hice experta en lenguaje corporal, explorando con lupa cada gesto, cada expresión,

la forma de caminar, la rigidez, la limitación de movimientos,… con el fin de que no se me escapara ninguna pesquisa, con el fin único de calmar tu dolor (ese que lleva tanto tiempo en tu cuerpo y que no responde a ningún tratamiento), con el objetivo de encontrar la razón del mismo, su razón de ser, la causa que lo provoca y que nadie ve (ahí es cuando el fisioterapeuta “Policía del Cuerpo” tiene que dar el do de pecho).

¿Dónde te escondes?

¿por qué no das la cara?

¿qué escondes y desde cuándo?

¿por qué tienes miedo de salir?

Encarni Hidalgo con una paciente en el Centro Naturalia Motril.

Empezamos por lo que se ve, se siente, se palpa…

Vamos descontracturando músculos, liberando fascias, haciendo uso de todo el arsenal terapéutico a nuestro alcance, hasta lo inimaginable: Musicoterapia, escuchando tus canciones, las que te vienen en el momento (empezamos a provocar emociones para que el cuerpo reaccione), Escritura terapéutica (mis famosas libretas de colores) primero, para soltar lo que hay dentro: miedo, hartura, ansiedad, enfado, desesperación,… (relajando la mente relajamos el cuerpo)  y segundo, para modificar creencias (Joe Dispenza, biología  celular: escribe a diario lo bien que te encuentras, el cerebro terminará por  creérselo).

El cuerpo nos irá guiando, mostrará por dónde y cómo seguir.

Tocará trabajo físico o tocará modificar el lenguaje, la forma en la que hablamos y nos hablamos de nuestra enfermedad.

Tocará romper la interferencia entre el dolor y nuestra vida, dejando de poner foco en la lesión crónica.

Tocará modificar la forma de expresarnos ante la desesperada familia, situación que aún nos tensa más agudizando aún más el dolor: “calmando a los que nos rodean nos calmaremos nosotros”.

Vamos así desbloqueando y relajando el cuerpo, liberando la emoción que provocó la tensión, la contractura, el dolor.

Ya está fuera, el dolor y la emoción. Todo empieza a fluir de nuevo.

Habrá una nueva actitud y nuevos pensamientos, más positivos, más vitales.

Investigación concluida.

Caso cerrado.

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