Antonio Gómez Romera
Domingo, 22 de diciembre de 2024
En el CLIV aniversario de la muerte del genial poeta español Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida es el verdadero nombre del gran poeta romántico “Gustavo Adolfo Bécquer”, considerado como el segundo autor clásico español más leído después de Miguel de Cervantes (1547 – 1616). Nace en Sevilla, en el barrio de San Lorenzo, antigua calle Ancha de San Lorenzo, hoy calle del Conde de Barajas, n° 9, el miércoles 17 de febrero de 1836, durante el tercer año del reinado de Isabel II (1830 – 1904), popularmente conocida como “la de los tristes destinos” o “la Reina castiza”, mientras España se desangra con la Primera Guerra Carlista (1833 – 1840). Es el cuarto hijo del matrimonio formado por José María Domínguez Insausti (1805 – 1841, pintor) y Joaquina Bastida de Vargas (1810 – 1847).
Bécquer es el apellido de sus antepasados llegados a Sevilla desde Alemania (Moers) en el siglo XVI, que su padre recupera e incorpora a su nombre artístico (José Domínguez Bécquer) y, como Gustavo Adolfo está convencido desde su niñez que se va a convertir en una personalidad destacada en el mundo del arte, decide utilizar éste antiguo apellido familiar: Bécquer.
Efectivamente, con el paso del tiempo, Gustavo Adolfo Bécquer se va a convertir en el personaje famoso que siempre deseó ser. Y hoy, es merecedor de esa fama, pues sus poesías son quizá las más conocidas de la lengua castellana. Sin embargo, su vida privada es el revés de la moneda. Gustavo Adolfo y sus hermanos quedan huérfanos con muy corta edad. El martes, 26 de enero de 1841, cuando Gustavo Adolfo aún no ha cumplido los 5 años de edad y su familia reside en el n° 2 de la calle las Cruces, actual calle Alcoy, fallece su padre, a los 35 años de edad. Y, 6 años después, su madre fallece el sábado, 27 de febrero de 1847, en la casa de la calle Pescadores, nº 2, a la edad de 37 años. Los huérfanos pasan al cuidado de sus tías María Manuela y Josefa Bastida, en su casa del n° 37 de la sevillana Alameda de Hércules y, después, en casa de la madrina de pila de Gustavo Adolfo, Manuela Monnehay Moreno, hija de un perfumista francés con negocio en Sevilla, en cuya biblioteca devora febrilmente montañas de libros.
El periodista Josep Playá Maset, en su artículo “Una biografía saca a la luz oscuras leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer”, publicado en La Vanguardia el día 21 febrero 2021, hablasobre la biografía “Bécquer. Vida y época”, del profesor Joan Estruch Tobella (EditorialCátedra), publicada con motivo del 150 Aniversario de su fallecimiento, y dice: “Poco se sabe de los amores adolescentes de Gustavo. Con 16 años persigue por la calle durante cuatro días a una chica que ha visto desde lejos. Es una versión idealizada, como la referida a la marcha de otra chica: “¿Y te vas, y abandonas las floridas orillas del Betis, y en doloroso llanto dejas a cuantos te aman, a cuantos gustan de tu vista, del agradable trato?”. El amor platónico juvenil se complementa en ocasiones con un estilo más vulgar y directo. “¡Oh coño entre los coños escogidos, / peluca entre pelucas bien rizada, / quien te metiera el instrumento erguido / y te dejara de joder cansada” (…) Bohemio, soñador marginado, desgraciado en amores, autor de poemas cursis… todo eso se ha dicho de él (…) su biografía, que ha quedado convertida en un verdadero arsenal de tópicos acerca del ‘poeta del amor y del dolor’, del ‘sentimentalismo casero’. Se concluye que la mitificación ha distorsionado también la interpretación de sus obras; durante muchos años, por ejemplo, quedaron silenciados todos sus textos políticos, porque no encajaban con la imagen angelical del poeta. Incluso el mito de su deceso, atribuido a la ola de frío y a la nevada que sacudió Madrid a finales de 1870 y sublimado por la coincidencia con un eclipse de sol, sería desvelado en la rima 55 del Libro de los gorriones, censurada en una primera edición: “Una mujer me ha envenenado el alma, / otra mujer me ha envenenado el cuerpo”. Podría ser una confesión ante una enfermedad venérea, lo cual plantea el debate sobre hasta qué punto las Rimas son o no una especie de diario autobiográfico”.
Gustavo Adolfo Bécquer se traslada a Madrid, donde sufre bastantes estrecheces y contrae un principio de tuberculosis que le obliga a estar varios meses en cama. En la vida de todo gran poeta romántico no puede faltar un gran amor; en la de Gustavo Adolfo, la mujer que le inspira una gran pasión es Elisa Rodríguez Palacios, que abandona al poeta poco tiempo después de conocerse. El dolor por la ruptura y abandono se hace casi insoportable e intenta combatirlo con la composición de sus “Rimas”, en las que su desgraciada pasión se refleja con toda fuerza y con la fundación de un hogar tranquilo, aunque sea con una mujer a la que no ama.
Bécquer contrae matrimonio en la madrileña Iglesia de San Sebastián con Casta Nicolasa Esteban Navarro (1841 – 1885) el domingo, 19 de mayo 1861, y tienen tres hijos: Gregorio Gustavo Adolfo (Noviercas, Soria, 9 mayo 1862 – / ), Jorge Bécquer Esteban (Madrid, 15 septiembre 1865 – /) y Emilio Eusebio (Noviercas, Soria, 15 diciembre 1868 – / ). Su matrimonio también es un fracaso que sólo puede atenuar gracias a la amistad y ayuda de su hermano mayor, Valeriano, excelente dibujante y pintor.
Según el citado periodista Josep Playá Maset,“a Casta, los estudiosos no la han tratado bien, desde antipática a mujer infiel, pero en todo caso parece que era una persona incómoda, con ideales proto-feministas, que rompió con el modelo de sumisión. Se separó de su marido, se repartieron la custodia de los tres hijos y tras la muerte de Gustavo volvió a casarse e incluso escribió un libro”.
En 1861 Gustavo pasa los meses de verano en los Baños Nuevos de Fitero (Navarra), hoy, “Hotel Bécquer”. Es su luna de miel con Casta y allí documenta dos de sus leyendas. Casi tres años después, hace otra estancia en el monasterio de Veruela (Zaragoza), con finalidades terapéuticas. Allí coincide con su hermano Valeriano y su familia que realiza una serie de dibujos, mientras Gustavo escribe unas cartas literarias de las que surge el libro “Desde mi celda”.
En septiembre de 1864 el general Narváez vuelve al poder y Gustavo Adolfo, que pertenece al Partido Moderado, es recompensado con la dirección del periódico “El Contemporáneo”, donde ejerce como cronista parlamentario. Su amistad con el ministro Luis González Bravo le permite tener acceso a las fiestas más selectas y, poco después, logra el cargo de censor de novelas y de los folletines que publicaban los diarios. Una vida tan agitada, tan atormentada, no puede durar mucho.
Madrid, nº 7 de la calle Claudio Coello. Gustavo Adolfo Bécquer, hombre desdichado y poeta muy afortunado, fallece a las 10 de la mañana del jueves, 22 de diciembre de 1870, de un “grave infarto de hígado, complicado con una fiebre intermitente maligna o perniciosa”, cuando sólo cuenta con 34 años de edad, 3 meses después de fallecer su hermano Valeriano el día 23 septiembre de 1870. El 23 de diciembre, a las 13 horas, es enterrado en la Sacramental de San Lorenzo y San José de Madrid, en el Patio del Cristo, nicho 470. Cuarenta y tres años más tarde, en abril de 1913, y gracias a las gestiones del arqueólogo, historiador del arte y escritor sevillano José Gestoso Pérez (1852 – 1917), los restos de Gustavo Adolfo y de su hermano Valeriano son exhumados y enterrados en Sevilla en la Iglesia de la Anunciación, siendo posteriormente trasladados al Panteón de Sevillanos Ilustres.
Colofón
Gustavo Adolfo Bécquer no conoce en vida el éxito ni el reconocimiento. Es gracias a su círculo más íntimo de amistades, entre los que se encuentra el pintor José María Casado del Alisal (1832 – 1886), que sus poemas, leyendas y demás escritos son recopilados y publicados, alcanzando rápidamente la notoriedad que merecen y que, tristemente, suele negarse a los grandes ingenios hasta que desaparecen.
Según José Gestoso Pérez: “Jamás poeta alguno, al menos en España, tuvo más rápida y efusiva consagración. De mano en mano corrieron sus libros, y de boca en boca su nombre, y no hubo labios de mujer por donde no pasaran sus rimas como aliento suave, como canción de brisa que separa las hojas de una flor”.
A Gustavo Adolfo Bécquer se le ha atribuido la paternidad del satírico álbum de láminas, “Los Borbones en pelota” (1868 – 1869),de contenido republicano y anticlerical, que aparecen firmadas con el pseudónimo “SEM”.
Para finalizar, solo decir que la imagen de Gustavo Adolfo Bécquer es popularmente conocida por el retrato que le hizo su hermano Valeriano, y que durante años figuró en los billetes de cien pesetas emitidos en el año de 1965.