EL ÚLTIMO VIAJERO ROMÁNTICO

Opinión.-

LA VERDAD

(D.E.P. DON ALFREDO SAMBADE FANDIÑO)

Iñaki Rodríguez -Escritor-

Se buscan descubridores de la verdad. Alguien que tenga el valor de decir la verdad y explicar las cosas, tal y como son. Son tiempos difíciles. Se busca gente dispuesta, no solo a no manipular la verdad, sino a derrotar a aquellos que la manipulan. Personas que se atrevan a llamar a las cosas por su nombre. No importa si es joven o anciano, feo o guapo, mujer u hombre. Ser valiente, es el único requisito sine qua non.

Se convertirán ustedes en los nuevos conquistadores, pero no esperen dinero ni fama, ni tampoco descubrir nuevos mundos. Todo lo contrario, serán objeto de vilipendio y mofa y como mucho, participarán en la consecución de alguna que otra reconquista. Formarán parte de las milicias terrenales, que no es otra cosa que las milicias celestiales, pero aquí en la tierra. Sus logros se apuntarán en el cielo, donde alcanzarán la gloria eterna. Sin embargo, en la tierra no hallaran nada, tan solo, la más absoluta soledad. No pretendan unirse y protegerse mutuamente. Los manipuladores de la verdad les acorralarán y se sentirán asfixiados y procederán, por último, a su aislamiento total.

Su objetivo es, obligarles a desistir de su empeño y que sean ustedes incapaces de aguantar su continuo azote, falta de escrúpulos y execrable crueldad. ¡La maldad de dichos individuos, es de una magnitud inconmensurable! ¡Ay de quien no se atreva a descubrir la verdad y pobre de aquellos que la oculten! ¡Su castigo será aún mayor! Si decir la verdad es cumplir con la voluntad de Dios, como así lo dicta el octavo mandamiento, todo aquel que no busque la verdad padecerá un continuo estado de castigo y destrucción y angustia y dolor indescriptibles. Tampoco serán aceptadas verdades a medias o verdades sesgadas, pues ambas son mentiras completas.

Para este viaje, sin retorno, se recomienda poco equipaje y gran bagaje espiritual y, en la medida de lo posible, también intelectual. Es aconsejable ir preparados para esclarecer aguas turbias, allanar caminos y desenterrar verdades como templos. También aparecerán falsos profetas, cuya única intención será desorientarles, con frases como “nadie está en posesión de la verdad”, “no hay verdad ni mentira” o “no miento, solo cambio de opinión”. Nosotros no somos dueños de nada ni de nadie, ni siquiera de nuestra propia existencia, sabemos que la realidad es cambiante, pero también creemos, firmemente, que las cosas son lo que son.

No seremos los más listos de la clase, pero tampoco tontos y sabemos, perfectamente, reconocer su esencia. Como ya he mencionado, el camino es arduo y las posibilidades de elección son, cuanto menos, limitadas. Pero no tarden mucho en pensárselo, porque el tiempo es oro y esto que les acabo de decir es una gran verdad. Una verdad objetiva, una verdad absoluta. No existen aún aparatos para calibrar, con plena exactitud, la veracidad de la información que recibimos, pero los habrá. No tengan duda.

Mientras tanto, confío en ustedes y en su capacidad de discernir. Estamos en guerra. La sangrante y desafiante guerra de la desinformación. Una vez que se alisten a este pequeñísimo ejército sin armas, a esta minúscula tropa sin balas y, en definitiva, a este insignificante destacamento sin munición, obtendrán una fórmula infalible para ganar batallas y percibirán un modo claro de ganar la guerra: Utilizando ganchos cargados de razón. Feliz Navidad.

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