Antonio Gómez Romera
Domingo, 17 de noviembre de 2024
En el LXXVII aniversario del fallecimiento de Regina Lamo Jiménez, periodista, escritora, pianista, intelectual y fundadora que fue del primer Banco de Crédito Obrero
Tal día como hoy, domingo, 17 de noviembre, festividad de Santa Isabel de Hungría (1207-1231), símbolo de la Caridad Cristiana, en la cuadragésima sexta semana de 2024, se cumplen 77 años (lunes, 1947), del fallecimiento a los 77 años de edad, de la ubetense Regina Lamo Jiménez, pianista, profesora de música y canto, escritora, periodista, intelectual (feminista y animalista), defensora del cooperativismo y fundadora del primer Banco de Crédito Obrero, que fue relegada a la oscuridad por la dictadura franquista.
Regina firma sus escritos, además de con su nombre, como Regina de Lamo Ximénez, Regina Lamo de O’Neill y bajo el seudónimo de Nora Avante. Los temas centrales de su escritura son la situación de la mujer, el antibelicismo y, sobre todo, el cooperativismo. Colabora con Lluis Companys (1882-1940) y Amadeu Aragay (1886-1965) en la revista “La Terra”, así como con Hildegart Rodríguez Carballeira (1914-1933), Dolores Ibarruri Gómez (1895-1989), “La Pasionaria”, Elisa Soriano Fischer (1891- 964) e Irene Falcón (1907-1999) en la revista “Nosotras”. A parte de esto, es escritora de ensayos, poesía y teatro, hasta ser reconocida, recientemente, como parte de la Generación del 98. Escribe artículos para “Solidaridad Obrera”, prologa obras de Federica Montseny (1905-1994) y colabora con su cuñada y amiga, la escritora librepensadora y periodista Rosario de Acuña (1850-1923), viuda de Rafael de la Iglesia y Auset.
En una carta enviada al diario “Público”, Lidia Falcón O’Neill (1935), nieta de Regina, recuerda a su abuela y denuncia que su figura –al igual que sucediera con Rosario de Acuña– «ha sido silenciada por la ideología fascista que ha imperado en nuestro país».
Breves Notas Biográficas
Hija de Anselmo Lamo, natural de Burgos, y de Micaela Jiménez, natural de Jaén, Regina nace en Úbeda (Jaén) el miércoles 7 de septiembre de 1870. Sobre este particular, ella misma recordó ese momento afirmando que “Soy partidaria de la abolición de las corridas de toros. Curiosamente, según mi madre, al médico (que la asistió en el parto) tuvieron que sacarlo de una corrida de toros que se celebraba ese día, víspera de la fiesta patronal (La Virgen de Guadalupe)”. Tiene un hermano mayor que ella, Carlos Tomás de Santa Clara (1868). Según Lidia Falcón O’Neill, “en aquella época Úbeda, a pesar de ser un municipio considerablemente grande, funcionaba como un pueblo. Todo el mundo se conocía, sobre todo las familias que habían vivido siempre allí, como era el caso de la suya. A diferencia de ciudades como Barcelona o Madrid, allí la mentalidad de la gran mayoría de la población era todavía extremadamente conservadora y muy ligada al catolicismo”.
Para sacar adelante a sus dos hijos, el matrimonio tiene que repartirse las tareas. Mientras Anselmo, sastre de profesión y devoto masón, recorre los pueblos promocionando y vendiendo las máquinas de coser “Singer”, Micaela realiza demostraciones del manejo de la máquina en la tienda que poseen en el pueblo, pero la mentalidad abierta de Anselmo y Micaela, ambos ateos, librepensadores y comprometidos liberales, choca en ocasiones con la de sus convecinos, por lo que comienzan a plantearse seriamente la posibilidad de trasladarse a Madrid para que sus hijos puedan educarse en un ambiente más abierto y tolerante.
En un ambiente retrospectivo, Regina llego a exponer que “mis recuerdos de Úbeda son más de las visitas que hacía a la familia siendo ya adolescente, ya que con seis años, mi familia se trasladó a vivir a Madrid. A Úbeda regresé varios veranos hasta los 30 años. Mi padre mantenía buenas relaciones con un grupo de liberales y republicanos. Recuerdo especialmente a Luis Garrido, infatigable escritor y editor de periódicos, seis en total. En alguno de ellos escribí mis primeros artículos. Perdí mi contacto con la ciudad”. Se hace preciso destacar que Luís Garrido Latorre (1854-1909), notario, escritor y periodista, fue fundador de “El trovador de la Loma” (1875), “La Crónica Ubetense” (1878), “La Ruleta” (1881), y “La Bomba” (1905).
En “Los hijos de los vencidos”, de Lidia Falcón O’Neill, su autora afirma quelos padres de Regina, “Anselmo Lamo y Micaela Jiménez, habían vivido las intensas conmociones políticas del siglo XIX, en su habitual residencia de Úbeda, la más importante ciudad de Jaén, y más tarde en Madrid, militando a favor de las ideas liberales. Masón, ateo, librepensador, Anselmo había dedicado la mayor parte de su fortuna a financiar las empresas liberales”.
Ya en Madrid, Regina estudia solfeo y piano en la Escuela Nacional de Música y Declamación -hoy Real Conservatorio Superior de Música de Madrid- que dirige el compositor Emilio Arrieta (1821-1894). Obtiene Segundo y Primer Premio en este instrumento en los años 1888 y 1889 y, más tarde, gana el Primer Premio en el Conservatorio de París. La propia Regina reconoce la gran amistad que le unió a Rosario de Acuña. Según expone, “Visité la provincia varias veces, pero fue en Sierra Morena, cerca de Andújar, en donde Rosario de Acuña, que entonces era pareja de mi hermano, pasaba los meses de otoño en su finca. Era una mujer valiente, de familia noble pero comprometida con los ideales de una sociedad moderna. Mantuvimos asidua correspondencia; y, como se lo prometí, tras su muerte, publiqué sus obras. Antes que Galdós diera el campanazo con su “Electra”, Rosario lo dio con su “Don Juan”; pero era mujer, y eso se paga. Usted me entiende. Así que tengo gran estima y buenos recuerdos de su tierra”.
Regina inicia su vida profesional como profesora de música y canto, pero pronto su inquietud la lleva a ampliar su campo de actividad a otras áreas y desarrollar una carrera multidisciplinar. En Madrid conoce a su futuro marido, Enrique O’Neill Acosta (1853-1937), un hombre diecisiete años mayor que ella, padre viudo y diplomático mexicano de ascendencia irlandesa que trabaja como profesor. Comienza a estudiar Economía, pero en esa época las mujeres sólo pueden acceder a la universidad para estudiar oficios cercanos a los trabajos de cuidados y la Economía no está entre esos estudios, aunque todos los hogares estén administrados por una mujer. Así que Regina, que es autodidacta, y comenzará aquí su defensa de la soberanía y la justicia social. Sus amplias lecturas y la relación con ambientes progresistas hacen de ella una ardiente y comprometida publicista de las nuevas ideas anarquistas, cooperativistas, sindicales y feministas.
Cuando Regina tiene ya 30 años de edad (1900), contrae matrimonio con Enrique, que curiosamente es de ideas totalmente opuestas a las suyas. Del matrimonio nacerán tres hijas, Carlota (1905-2000), Enriqueta (1909-1972), madre de la escritora Lidia Falcón O’Neill, y Regina. Cuando fallece la menor de ellas el día 28 de julio de 1914, la familia se instala en Barcelona, donde reanuda su actividad en conferencias y publicaciones. La propia Regina, en el número correspondiente al 24 de abril de 1918 de “Mundo Gráfico” reconoce sus ideas liberales y feministas afirmando que “Yo quiero que la mujer trabajadora de España no sea víctima de la usura, deseo que salga de su condición de asalariada, y que, por medio del ahorro y el amor al trabajo, se sitúe en la situación de independencia a que tiene derecho. En Escocia el obrero inteligente y que desea trabajar, encuentra facilidades para establecerse con sólo acudir a un Banco popular acompañado de dos o tres personas que respondan de su honradez y buena conducta. ¿Por qué en España no hacemos lo mismo? ¿Por qué nosotros no hemos de conceder créditos a la laboriosidad y a la honradez con preferencia al capital?”.
El 16 de abril de 1920 Regina presenta desde Barcelona una solicitud a la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) en la que pide una beca para estudiar durante un año “las entidades bancarias de Crédito obrero” en otros países europeos más avanzados en el tema tales como Suiza, Italia, Alemania y Escocia). Su petición no será aprobada. Precisamente, a su iniciativa se debe la creación, en 1920, del primer Banco obrero, el “Banco de Crédito Popular y Cooperativo de Valencia”, y así lo reconoce el Alcalde de Valencia, Ricardo Samper (1881-1938), futuro ministro de Trabajo y Presidente del Gobierno, en la solemne inauguración del Banco, el día 13 de mayo de 1920 en los Viveros Municipales. En la edición de los Estatutos del Banco figura en primera página el retrato de «Doña Regina Lamo, cultísima líder feminista, iniciadora del Banco y Presidenta perpetua del Consejo de Honor». Y, en el artículo 1, se detallan sus fines: “a) Recoger el ahorro de los asociados y hacerlo reproductivo en beneficio común. b) Realizar operaciones de crédito mutuo entre los mismos asociados. c) Practicar el seguro mutuo contra el paro forzoso en el trabajo y contra la enfermedad. d) Constituir capitales hereditarios a favor de las familias de los afiliados que fallezcan. e) La construcción de casas baratas para los socios”.
Vinculada a la Federación Regional Catalana de la UGT, a la “Unió de Rabassaires” y a la Federación Regional de Cooperativas de Cataluña, tiene una participación destacada en el “I Congreso Nacional de Cooperativas Obreras”, que se celebra en Madrid en mayo de 1921, en el que Regina ejerce la Vicepresidencia. Participan 120 delegados de múltiples organizaciones en representación de 400 cooperativas y 150.000 cooperativistas.
Dos años después, en 1923, publica el “Breviario de Autoeducación Cooperatista”, a través de la Biblioteca de “Acción Cooperatista”. Donde expone las virtudes del cooperativismo que expresa la solidaridad obrera de forma complementaria a la acción de las grandes entidades que “se disputan la supremacía como conductoras de las muchedumbres proletarias […]: el republicanismo, el socialismo, el sindicalismo y el anarquismo […]. En esas cuatro disciplinas, cabe holgadamente […] la doctrina cooperatista integral: es la esencia material y moral de todas ellas”.
Regina cree que la aceptación del cooperativismo por los asociados a estas organizaciones propiciará el paso del individualismo egoísta al colectivismo organizado para el consumo y la producción, única vía para la satisfacción de las necesidades, no solo materiales, sino morales y espirituales de la humanidad. Se aspira a lograr la justicia y la libertad para todos los trabajadores. También actúa en otras áreas de interés. Así, es cofundadora de la Asociación de Amigos de los Animales y las Plantas en España, donde aboga por la abolición de las corridas de toros y hace campaña por el uso de corazas en los caballos montados por los picadores que, en esos momentos, suelen ser corneados y destripados por los toros en las corridas.
Otro punto de vista son las ideas librepensadoras y feministas que ella misma se reconoce: “En 1926, una conferencia mía junto a Federica Montseny fue prohibida en Linares a instancias de los socialistas de la ciudad, para quienes Federica estaba vetada. Durante la II República visité la capital en varias ocasiones y di conferencias sobre los temas que entonces estudiaba, el control de natalidad, el derecho al aborto, la eugenesia y la eutanasia”.
Es delegada de la OIT y asiste en Ginebra junto a la abogada, escritora, política y defensora de los derechos de la mujer, Clara Campoamor (1888-1972), en la Sociedad de Naciones. En 1928 es elegida vicepresidenta del Ateneo Socialista de Barcelona y, un año después (1929), es la presidenta del grupo femenino de la Agrupación Socialista de Barcelona. También se ocupa de publicar las últimas ediciones de las obras de Rosario de Acuña, compañera de su hermano Carlos de Lamo, y con quien mantuvo una profunda amistad. Tras la muerte de su hermano pasa a presidir el Patronato Rosario de Acuña y escribe multitud de artículos periodísticos y ensayos. Es periodista, rapsoda y escritora de poesía y teatro. Además, defiende el control de la natalidad y el derecho al aborto, la eugenesia, la eutanasia y el amor libre. Por su lado feminista, es una activista por los derechos de las mujeres.
Durante la Guerra Civil, Regina se mantiene en Madrid, donde cuida a su nieta Lidia y colabora en la retaguardia dentro de la Asistencia Infantil (“Children’s Assistance”) para la evacuación de los niños de las zonas de guerra. Es una época muy dura para ella. Su hija Carlota se ha casado con Virgilio Leret Ruiz (1902-1936) ingeniero civil aeronáutico y comandante de la Base de Hidroaviones del Atalayón (Mar Chica), en las cercanías de Melilla, el cual es apresado y fusilado el 23 de julio. Carlota es encarcelada en el Fuerte de Victoria Grande (Melilla) el 22 de julio y en Consejo de Guerra celebrado en el mes de enero de 1937 es condenada a seis años de prisión por saber ruso, por subversiva y por su responsabilidad en los actos de su marido. Mientras, sus hijas -María Gabriela (Mariela, 1928-2022) y Carlota (Loti, 1929-2022)- son enviadas a la península e internadas en el Colegio de Huérfanas de Militares de Aranjuez (enero de 1939), bajo la tutela de su abuelo paterno, el teniente coronel Carlos Manuel Leret y Úbeda (1876-1956), de ideas conservadoras y afecto a la causa nacional.
Finalizada la Guerra Civil, el día 16 de marzo de 1940 es puesta en libertad su hija Carlota, y el 6 de enero de 1941 son recuperadas del orfanato sus nietas Mariela y Loti con la ayuda del abogado José Bernabé Oliva (1913-1960) y del ministro de Justicia, Esteban Bilbao Eguía (1879-1970). Todas se reúnen en Barcelona, en casa de su hija Enriqueta, piso de alquiler sito en la calle Muntaner, donde sobrevive escribiendo novelas románticas bajo el seudónimo de “Nora Avante” y dando clases de música, piano y canto, siendo profesora de cantantes como Estrellita Castro (1908- 1983).
Colofón
De la trascendencia de la obra y pensamiento de Regina Lamo da cuenta el historiador, profesor y escritor Macrino Fernández Riera (Oviedo, 1957), recogiendo un comentario verdaderamente explícito de su nieta Lidia en el año de 1910 que dice así: “¿Cómo puede ser posible que una mujer que «se dedicó, apasionadamente, al activismo sindical y cooperativista», a la lucha feminista –muy a pie de calle, al lado de las mujeres del pueblo, al estilo de Rosario de Acuña-, a la defensa de los más desfavorecidos y a la difusión de una nueva cultura que regenerara la vieja patria sea hoy tan desconocida para la inmensa mayoría de los españoles?”.
Es muy poca la información que he podido encontrar sobre la vida de Regina Lamo Jiménez, posiblemente por la muy buena labor realizada por las autoridades gubernamentales tras la Guerra Civil, de “silenciar, marginar y postrar en el olvido” a todas aquellas personas que se mantuvieron fieles al Gobierno (o des-Gobierno) de la República. Y, de hecho, no he encontrado ninguna información sobre las causas del fallecimiento de Regina y su lugar de enterramiento. Pero esa poca información, me ha dado a conocer a una mujer ejemplar que merece ser conocida y recordada para que su nombre perdure como parte de nuestra cultura.