Domingo A. López Fernández
Motril desborda todas las previsiones y se erige en torrente de solidaridad
Nunca antes, España ha padecido una catástrofe como la causada por la “dana”. Sin duda, ha sido el fenómeno de la naturaleza más trágico y destructivo que se ha cernido sobre nuestro territorio nacional, tanto en pérdidas de vidas humanas, cuyo número, por desgracia, cada día es más elevado, como por la destrucción que ha tenido sobre pueblos y ciudades de varias comunidades autónomas. Como persona de a pie, pero, también, como no, con sentido de identidad nacional, toda España se siente consternada viendo la tragedia que nos ha traído esta “dana”, viendo como las personas que la han sufrido en sus carnes lo han perdido todo y viendo como lloran en silencio a sus víctimas, muchas de ellas todavía no encontradas, pero con un hálito de esperanza que cada vez es más reducido. Días atrás, los medios de comunicación nos anunciaban que había aparecido una persona pasados tres días de la catástrofe, comunicación que fue respondida por el aplauso unánime de todos los presentes y no presentes, pues desde aquí, el mío fue uno más.
Qué tragedia más grande la de esta “dana” que nunca vamos a poder olvidar. La realidad es que, desde la lejanía, todavía no nos hemos podido recuperar. Frente a la destrucción, frente a la catástrofe, frente a la muerte, como pueblo, como un español más, me siento sobrecogido por la respuesta que ha dado la sociedad, sí, la sociedad en plural, que se ha volcado como nunca en favor de los afectados, que son una inmensidad, ya que las localidades damnificadas gravemente se acercan al centenar. En nuestra mente ya han quedado grabados pueblos cuyos nombres desconocíamos, pero que desde luego ya forman parte de nuestra memoria colectiva: Torrent, Utiel, Paiporta, Chiva, Requena, Alfafar, Masanassa, Letur…, y así podíamos seguir en una interminable lista de afectados.
Ha sido una “dana” terrible, nunca antes vista por sus terribles consecuencias, pero también el reflejo de una sociedad volcada con el pueblo a la que no le ha quedado libre un resquicio de solidaridad. Toda España, como pueblo, ha tenido una respuesta ejemplar; no ha habido que pedir su colaboración públicamente, sino que ha salido del corazón de cada persona, de cada familia, como si los damnificados fueran propiamente nuestros, lo que hace inmensa la generosidad y el alma humana. No se puede decir lo mismo de la respuesta política, de los gobernantes, que desde la óptica del ciudadano ha sido francamente tardía, de extrema lentitud y, hasta cierto punto, negligente. No es comprensible la prolongada falta de asistencia a los damnificados, la práctica inexistencia de fuerzas de orden público en los pueblos afectados o la demora en entrar el ejército con toda su infraestructura operativa para paliar en la medida de lo posible los efectos de la catástrofe. La consecuencia de esta inacción no ha sido otra que una inmensidad de personas aisladas en sus domicilios, sin agua potable, sin electricidad, sin comida, sin medicinas y, lo que es peor, abandonados a su suerte ante bandas de indeseables que se han dedicado a asaltar comercios y robar productos de alta gama. La falta de orden trae, indefectiblemente, el desorden y el caos, y eso es lo que ha sumido a las localidades afectadas en el desconcierto y la anarquía. Desde luego se ha echado en falta un mando organizado con capacidad de decisión y agilidad para dar órdenes a las autoridades competentes.
Como en toda España, la respuesta de Granada ha sido excepcional. La colecta de alimentos de primera necesidad, de productos de higiene personal y para bebés, de ropa, mantas, herramientas y útiles para limpieza han desbordado todas las previsiones. Cáritas, Cruz Roja, instituciones públicas y privadas, asociaciones, clubs deportivos, empresas, cofradías y hermandades y, por supuesto, particulares, han constituido una única cadena humana para ofrecer la ayuda que necesitan los pueblos afectados. Qué ejemplo de humanidad y de sentimiento cristiano.
Dentro de esta inmensa corriente de solidaridad, la costa granadina ha tenido una respuesta grande, muy grande, en verdad, propia y natural de una comarca que desde siempre ha sido acogedora y condescendiente. Tal y como informaba días pasado EL FARO a sus lectores, Almuñécar ha habilitado el campo de fútbol Francisco Bonet y el Centro Cívico de La Herradura como centros de recepción de donaciones, lugares hasta donde se han acercado empresas, instituciones, clubes deportivos, asociaciones y, sobre todo, familias enteras para hacer entrega de su solidaridad, esa misma que sale de su corazón de forma espontánea. Los sexitanos han tenido una respuesta unánime que dice mucho del sentir como pueblo, pues cada persona ha contribuido en la medida de sus posibilidades y, desde luego, evidenciando un alma humana. La entrega de alimentos, ropa, mantas, productos de limpieza personal y doméstica, pañales y compresas, leche, agua.., etc., han llegado a completar tres tráiler completos con destino a poblaciones de Valencia. Además, la solidaridad del pueblo hace prever que un envío similar pueda ser remitido a lo largo de esta semana. Por iniciativa municipal, la recogida de productos se va a extender hasta el día 8 de noviembre en los referidos puntos de recepción, pues la carencia de productos básicos sigue siendo escasa. También, desde la ciudad, ha partido una dotación del cuerpo de Bomberos para ayudar en las tareas de evacuación de lugares anegados y la búsqueda de posibles víctimas de la “dana”.
Salobreña ha tenido igualmente una respuesta abrumadora en lo que a la colecta de productos se refiere. Ha sido María Ascensión Rodríguez Alonso, concejala de Bienestar Social y Atención al Ciudadano, quien ha tomado la iniciativa del operativo que se ha centralizado en el hall del ayuntamiento de la villa. La colecta tuvo lugar el sábado y se organizó en dos franjas horarias, de 11:00 a 14:00 hrs y de 17:00 h. a 21:00 hrs., quedando los voluntarios en todo momento desbordados en la recepción de productos. Otra muestra más de un pueblo sencillo y humilde que responde solidariamente cuando la necesidad es perentoria. Con la perfecta coordinación del personal, el mismo sábado partieron hacia Granada por la tarde tres furgonetas completamente cargadas y, el domingo, a las 8:00 hrs, otras tres, más una que pudo salir al mediodía. Los productos colectados fueron depositados en el centro de recepción que había dispuesto la empresa “Servicios Sanitarios Nazarí” en el Polígono Juncaril de Albolote, donde fueron unificados con los recogidos en distintos puntos de Granada. En total fueron diecinueve tráiler los que partieron hacia Valencia para ser repartidos entre las familias damnificadas.
Como era de esperar, Motril ha seguido sus mismos pasos. El ayuntamiento de la ciudad ha sido el centro de recepción de productos básicos para la atención a las personas afectadas por la “dana”. Así, en el patio central del ayuntamiento de la ciudad, se han podido depositar alimentos no perecederos, productos de higiene y limpieza, agua, leche, conservas, ropa, mantas y productos para el cuidado de bebés, herramientas y útiles, pienso para mascotas…, etc. Para facilitar la entrega de mercancías, desde la alcaldía se ha autorizado el acceso de vehículos hasta las mismas puertas del consistorio con objeto de agilizar las operaciones de descarga de los productos. En coche, andando, o con carritos de compra, se ha mostrado la solidaridad del pueblo en un incesante reguero de personas que han ido acompañadas muchas veces de niños de corta edad que están siendo conscientes del mensaje de la sociedad para con los más necesitados. El incesante reguero de personas ha sido intenso durante toda la mañana del sábado en horario de 10:00 hrs a 14:00 hrs y la colecta de alimentos va a seguir durante el lunes, martes y miércoles, en horario de 8:00 hrs a 14:00 hrs. Gracias a la solidaridad de los motrileños, el domingo ya salía el primer cargamento de productos con dirección a la nave de Agromed, lugar en el que se van a depositar los productos en los trailers que sean necesarios a iniciativa de la Asociación de Empresario Motrileños.
El consistorio motrileño ha ordenado, igualmente, la puesta a disposición del municipio de Alfafar (Valencia) de una dotación del Cuerpo de Bomberos que ha partido de la ciudad el mismo sábado con un vehículo equipado y que igualmente va cargado con alimentos de primera necesidad. Las labores que se les han encomendado han sido las de evacuación de lugares anegados por las aguas y la búsqueda y el rescate de víctimas. Tal como informaba EL FARO días pasados, hacia Valencia ha partido una segunda dotación de bomberos provisto de bombas de extracción de agua que va a relevar a los compañeros que desde hace dos días y por turnos, realizan sus trabajos en el mencionado municipio de Alfafar. E, igualmente, un refuerzo de doce policías locales que se va a unir a los bomberos en las localidades de Paiporta y Alfafar para ejercer medidas de control y seguridad en las zonas afectadas.
Por su parte, las hermandades motrileñas de la Santa Cena y Nuestra Señora de las Angustias han organizado sendas campañas de recogida de los productos que se requieren que, como se esperaba, han tenido una extraordinaria respuesta de toda la comarca. La hermandad de la Santa Cena ha centralizado la recepción de alimentos, agua, comida enlatada, herramientas, mantas, medicinas, ropas, productos de higiene y para bebés, entre otros, en el salón parroquial de la ermita de San Antonio. Desde el sábado, sus puertas han permanecido abiertas en horario de 16:00 hrs a 19:30 hrs para recepcionar las diferentes mercancías que aportan los vecinos. El domingo, igualmente, de 10:30 hrs a 12:00 hrs, la hermandad continuó la campaña con una vivacidad y una entrega que ha superado todas las expectativas previstas, lo que ha satisfecho con suma complacencia a la junta de gobierno de la corporación cofrade. Resulta importante destacar que no solo han estado activos los hermanos de la hermandad, sino también una ingente cantidad de voluntarios que se sumaron a las tareas de clasificación y empaquetado de las diferentes categorías de mercancías. La solidaridad del pueblo es inconmensurable y no entiende de límites, de nacionalidades ni de idiomas. Hasta el salón parroquial pudo acercarse una familia alemana que no pudo mantener conversación alguna, solo expresaron la palabra “clothes”. El voluntario solo pudo decir gracias en español y pasar a preguntar que había dicho el señor. Un compañero le pudo responder, ha dicho ropa. No hacía falta decir nada más. Otra familia inglesa se desplazaba desde Castell de Ferro para donar alimentos. No sabían español, y un voluntario que hablaba su idioma pudo conversar con el matrimonio, que pudo expresar que se sentía conmovido con lo ocurrido y la imagen que el pueblo estaba dando por todo el país.
Para todo el operativo la hermandad ha contado con la intermediación de David Orihuela Vico en representación de la Plataforma de Técnicos de Emergencias Sanitarias de Andalucía (Platesa), que es la que mantiene los contactos con la Generalitat valenciana para la recepción de los productos según las necesidades. Igualmente, la campaña cuenta con el operativo logístico de la Asociación de Empresarios de la Costa Tropical (AECOST), en la que su presidente, Javier Rubiño Espinosa, ha puesto a su disposición la nave que poseen en el km 1 de la población. Igualmente, el Cuerpo de la Policía Nacional se ha puesto en contacto con la hermandad para poner a su disposición furgones para el traslado de los productos hasta el centro de recepción de productos.
Por su parte, la hermandad de Nuestra Señora de las Angustias ha organizado una campaña de recogida de alimentos, productos de higiene y ropa que han llamado bajo el nombre de “Angustias de Esperanza”. La colecta se ha llevado a cabo durante los días 1 y 2 de noviembre de 17:00 hrs a 20:00 hrs., y han centralizado la recepción de alimentos en la propia ermita de su titular. Independientemente de ello, la hermandad ha puesto a disposición de los vecinos un vehículo que ha recorrido las calles para que puedan donar las personas que por edad no puedan subir hasta la ermita. La respuesta de este barrio humilde de Motril ha sido magnánima, pues en pocas horas las donaciones han acaparado el salón parroquial, donde han podido ser clasificadas para su posterior distribución. En palabras de la junta de gobierno de la hermandad “la campaña Angustias de Esperanza ha sido un verdadero testimonio de la generosidad que nos une. Cada donación y cada gesto solidario nos han permitido recoger una cantidad impresionante para ayudar a quienes más lo necesitan en estos momentos difíciles”.
La solidaridad mostrada en la costa granadina por las instituciones, empresarios, asociaciones, comerciantes, particulares…etc., ha sido grande, muy grande, como corresponde ante una catástrofe de tamaña dimensión. Como españoles de a pie nos sentimos orgullosos de la respuesta del pueblo y nos adherimos al lema que ha surgido entre los afectados, “el pueblo salva al pueblo”, pues la sociedad española ha dado una muestra de ejemplaridad y de generosidad que llega “al alma del más pintado”.
Para terminar, una reflexión personal. Hoy, en televisión, me he sentido conmovido por el testimonio de una señora de Benetússer que ha perdido a su marido y su hija en la “dana”. Entre lágrimas mostraba su drama personal, exponiendo que a una semana vista se sentía abandonada y clamaba que los responsables del desatino, de la imprudencia, del no saber actuar a tiempo presentarán su dimisión. A fecha de hoy son 218 las víctimas y 350 desaparecidos, víctimas todas inocentes de una situación que ha sobrepasado a los dirigentes y autoridades. Como ella, innumerables personas piden responsabilidades, pero nadie se ha hecho cargo; nadie ha dimitido. En cualquier país de África no habría pasado nada. En la Europa desarrollada a la que pertenecemos ya se habrían producido dimisiones o hubieran sido obligados a ello por el propio pueblo. En España, en el día de hoy, siete días después del desastre, la situación ha mejorado notablemente, pero son enormes las carencias. Y al día de hoy no ha pasado nada; nadie ha dimitido. “Spain is different”.