JÓVENES DEBAJO DE UN PUENTE

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Opinión.-

Jóvenes debajo de un puente

Agustín Martínez -Periodista-

Aunque a la luz de los hechos puede resultar poco creíble, el derecho a la vivienda, sigue siendo uno de los fundamentales de esa Constitución que para algunos es el sancta sanctórum de toda su actuación, salvo a la hora de exigirlos para la infantería ciudadana.

Es verdad es que tradicionalmente, Granada, ha sido la tierra más conservadora de Andalucía y eso se traduce en que atesore más viviendas por habitante que ninguna otra provincia se nuestra comunidad con 588 por cada mil habitantes y que solo la capital cuente con 12.000 viviendas vacías.

Junto a su indudable atractivo, con la consiguiente proliferación de viviendas turísticas y una abundante población universitaria foránea, la presión sobre el mercado de alquiler se está convirtiendo en poco menos que insoportable, sobre todo para los más jóvenes.

Suele ocurrir que durante el mes de agosto, noticias que en cualquier otro momento del año causarían una auténtica alarma social, pasan sin pena ni gloria, semisepultadas por las cañitas, los espetos, las sombrillas y el rebalaje. Es ni más, ni menos lo que ha ocurrido con el escandaloso informe anual sobre la situación laboral de los jóvenes, elaborado por CCOO, que hace diez días hizo público el sindicato y según el cual, los jóvenes de

Granada tienen que destinar el 122% de su sueldo para el alquiler de una vivienda de 90 metros cuadrados.
Según el informe, «los bajos salarios y la precariedad laboral afectan especialmente a los jóvenes granadinos, que ven cada vez más difícil el acceso a una vivienda y, por lo tanto, la posibilidad de emanciparse del hogar familiar».

Si tenemos en cuenta que lo recomendado es dedicar hasta un tercio del salario para poder afrontar el resto de gastos de un hogar, los jóvenes de Granada tienen que destinar cuatro veces más de esa recomendación para el alquiler de una vivienda de 90 metros, una situación que es «especialmente grave» en la capital, donde el porcentaje del salario que estos jóvenes deben destinar para el alquiler, aún es mayor y supera el 133% de sus ingresos mensuales.

Con estos escalofriantes datos sólo 13 de cada 100 personas andaluzas menores de 25 años han podido emanciparse durante este año, siendo la cifra más baja de la serie histórica, ya que cuando casi nueve de cada diez tienen que destinar más dinero del que ganan a pagar el alquiler es sencillamente imposible.

Recordemos que en Granada el salario bruto mensual de una persona joven, con edades comprendidas entre los 18 y los 35 años, ronda los 700 euros mensuales, por lo que son precisamente estos bajos salarios, una de las causas por las que a los jóvenes se les pone imposible el acceso a una vivienda, a lo que hay que sumar el aumento en el precio del alquiler provocado por la especulación.

Añadan además que Granada es la tercera provincia andaluza con mayor tasa de paro entre la población menor de 35 años, donde, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, uno de cada cuatro jóvenes está en situación de desempleo y tendrán el cóctel perfecto de una situación explosiva que sin duda acabaremos pagando como sociedad, más pronto que tarde.

Convendrán conmigo que a la luz de estos datos, el acceso a una vivienda en Granada para los más jóvenes, se ha convertido en un problema social de primer orden, hasta el punto de que, «es más factible hipotecarse que acceder a un alquiler» en la provincia.

Según las últimas cifras del Eurostat, en España, el 83,2% de los jóvenes entre 18 y 34 años viven con sus padres. La edad media de emancipación se sitúa en los 29,8 años, una cifra que sitúa a nuestro país en el vagón de cola y tres puntos por encima de la media de 26,5 años de la Unión Europea.

Desde 2008, el porcentaje de adultos de entre 30 y 44 años con vivienda en propiedad ha caído 17 puntos. Si en el pico de la burbuja casi tres de cada cuatro poseían una casa, ahora es poco más de la mitad. El desplome entre los más jóvenes, todavía resulta más significativo: 24 puntos, hasta rebasar por poco la barrera del 30%.

Se completa, así, el círculo vicioso, que ha abierto una brecha intergeneracional sin precedentes en la riqueza de los hogares españoles. Si en 2008 un menor de 35 años tenía, de media, un patrimonio inmobiliario valorado en unos 153.000 euros, ahora este no llega a los 50.000, tres veces menos, según la Encuesta financiera de las familias.

Eurostat, sostiene que el 83,2% de los jóvenes españoles viven con sus padres, lo que supone que la emancipación juvenil en España se produce casi tres años y medio después de media que en la Unión Europea… ¿Ven como es verdad que esta será la primera generación en que nuestros hijos vivirán peor que nosotros? ¡Qué tristeza!

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