Domingo A. López Fernández
Cronista Oficial de la ciudad de Motril
Fotografías: EL FARO
Daniel Barranco, rector del Santuario, recibe el homenaje de la corporación patronal en su próxima partida a la parroquial de Íllora
El 15 de agosto, festividad de la Asunción de la Virgen, es día grande para la Real Hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza. Es su jornada sublime, pues la corporación patronal es heredera de una tradición espiritual que quedaba estipulada el día 9 de febrero de 1635 en un protocolo que nombra a la Virgen Patrona de Motril y dispone, entre otras condiciones, que ha de salir en procesión de alabanza en el mencionado día. La iglesia conmemora ese día la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma a los cielos para ser partícipe de la gloria de la Resurrección de Cristo, dogma que fue proclamado por el papa Pío XII el día 1 de noviembre de 1950.
En Motril, en la jornada del día 15, dos actos vienen a ennoblecer la figura de nuestra Patrona. El primero de ellos tiene lugar en la mañana con la celebración de la función principal de instituto que organiza su Real Hermandad. Como continuación, en la tarde, tiene lugar la procesión de alabanza en la que la soberana presencia de la Virgen recorre las calles de la ciudad para gratificar la fe y la devoción de los fieles. Tradicionalmente, la relevancia de la función principal no suele trascender públicamente y queda relegada a un acto intimista en el santuario que no suele reflejarse en la prensa y medios locales, de ahí que hoy, pongamos el punto de atención sobre ella.
La función principal de instituto es el acto en el que una cofradía o hermandad pone de manifiesto su pertenencia a la iglesia católica, un complemento más y muy idóneo a la procesión que más tarde se ha de celebrar. Ambos actos, son complementarios en su génesis, puesto que en el primero se pone de manifiesto la liturgia de la iglesia y, en el segundo, la devoción y la piedad del pueblo. Todas las hermandades llevan a cabo la función principal de instituto tras los cultos celebrados previamente que, en el caso de la Real Hermandad, es la novena celebrada a lo largo de nueve días. Por tanto, la celebración eucarística de la función principal se practica con una gran solemnidad y en ella concurren todos los hermanos de hermandad y fieles en general. El acto consta de una misa solemne son sermón en la que el sacerdote que preside lleva su mejor casulla y queda asistido por otros sacerdotes y el cuerpo de acólitos que portan el incensario. Además, en el protocolo fijado para la santa misa tiene lugar la jura, bendición e imposición de las medallas a los nuevos hermanos que han ingresado en la hermandad. Este protocolo es generalizado para todas las hermandades y es el que ha seguido en toda regla la Real Hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza Coronada.
Siguiendo el orden de actos programados por la corporación patronal, la función principal de instituto había sido fijada para las 12:00 hrs de la mañana. Con bastante antelación, la ermita reflejaba ya la transcendencia del acto; sus dos puertas quedaban abiertas de par en par y los bancos eran totalmente ocupados por fieles y devotos, entre los que se han dejado ver a numerosas personas de fuera y veraneantes que guardan en su alma el sentimiento mariano. Igualmente, numerosos feligreses han quedado de pie en la nave lateral, al margen de que la sala del Santísimo Sacramento ha quedado igualmente repleta de fieles. Y, en el exterior, numerosas personas que no han podido acceder a su interior han seguido la santa misa en los dos pórticos y sus accesos.
Dando continuación al ceremonial, por la puerta lateral que ostenta el escudo de las armas reales de Felipe V, ha hecho su aparición la cruz parroquial, acólitos turiferarios, monaguillos y los sacerdotes concelebrantes, para avanzar por el pasillo central hasta acceder al presbiterio. Ha presidido la eucaristía el rector del Santuario, D. Daniel Barranco Rodríguez, asistido por el párroco de Nuestra Señora del Carmen del Varadero, D. Alejandro Pablo Anguís Rodríguez, el de Torrenueva, D. Carlos Mario Villalobos Sosa, el de Cúllar Vega, D. Juan Carlos Hidalgo Zúñiga, y el de Valderrubio, el motrileño Pablo Castilla Domínguez. En cuanto a las labores de asistencia al altar, han sido llevadas a cabo por dos seminaristas motrileños, Juan Aguado y David Fernández, y otro venido expresamente de Híjar, Daniel Mesa.
Tras los ritos iniciales, han sido expuestas las lecturas por miembros de la Real Hermandad de la Virgen. Concretamente, la primera ha sido leída por la camarera mayor, María de los Ángeles Rodríguez Tovar, que basándose en el primer libro del Apocalipsis ha trasladado a los fieles esa visión que recoge la aparición de una mujer vestida de sol y coronada con doce estrellas que responde a la imagen de la Santísima Virgen María. Por su parte, el salmo ha sido leído por la vice-camarera mayor y vocal de caridad, Clara Sabio Sánchez. Y, finalmente, la segunda lectura ha sido referida por el hermano mayor, D. Miguel Ángel Gállego Martínez, tomando como base la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios en la que se anuncia a Cristo Resucitado y se incide en la participación de todos en la resurrección, pues la festividad de la Asunción de la Virgen significa la proclamación de nuestra fe y que María ha participado plenamente de la resurrección del Señor.
Seguidamente, el evangelio ha sido proclamado por el párroco de Nuestra Señora del Carmen del Varadero, que ha recordado el pasaje de la visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel y la proclamación del “Magnificat” por parte de la Virgen durante esa transfiguración. Como bien ha expuesto Alejandro Pablo Anguís a los fieles, se trata del evangelio propio de la solemnidad de la Asunción, hecho no aparece como tal en la Biblia, pero que es una verdad de nuestra fe.
Por su parte, la homilía ha sido expuesta por el consiliario de la hermandad, D. Daniel Barranco, que ha recordado la trascendencia del hecho que se conmemora y la fe desplegada en nuestra Virgen y Patrona. A su conclusión ha tenido lugar la jura de nuevos hermanos y la bendición e imposición de las medallas de hermandad, acto en el que el párroco ha quedado asistido por el hermano mayor y la camarera mayor. Asimismo, el secretario de la hermandad, Carlos González López, ha expuesto las preguntas a los nuevos hermanos que en el día aceptan las reglas corporativas.
La función principal de instituto ha sido amenizada en sus cánticos religiosos por la Coral Armiz que dirige Chelo Martos Moreno. Desde el coro, sus componentes han interpretado un amplio programa de cánticos religiosos que ha principiado de entrada con “Tú Madre nos acoges”, original de Marco Frisina, a los que han seguido “Señor ten piedad”, “Gloria”, “Aleluya” el sentido y melódico “O sacro convivium” de Tomás Luis de Victoria, “Ecce panis angelorum” de Gounod, el himno eucarístico “O salutaris Hostia”, y “Ubi caritas” de Ola Gjeilo”, entre otros. Finalmente, el grupo coral ha finalizado su actuación con el “Himno a la Virgen de la Cabeza”, que ha sido refrendado por los fieles con un sonoro aplauso. Igualmente, es de destacar el espectacular sonido del órgano portátil que ha quedado a cargo de Rubén C. Frías, pianista licenciado en interpretación por el Real Conservatorio Superior Victoria Eugenia de Granada, que suele acompañar a la Coral Armiz en sus actuaciones.
A la conclusión de la santa misa, por parte del hermano mayor de la Real Hermandad de la Virgen, se ha conferido el sentido reconocimiento de la corporación patronal al rector y consiliario, D. Daniel Barranco, por la estrecha colaboración que ha mantenido desde su llegada al Santuario y las siempre atentas consideraciones que ha dispuesto en pro de la hermandad y el engrandecimiento de Nuestra Señora de la Cabeza Coronada. En su correspondencia, el párroco ha recibido a los pies del presbiterio un cuadro en el que magníficamente ha quedado representada la Patrona de Motril, figurando una dedicatoria de agradecimiento público de toda la junta directiva de la hermandad.