MEMORIA DE ANIVERSARIO FRANCISCO DE PAULA PEÑA MILLAN: FOTÓGRAFO Y REPORTERO GRÁFICO (1948-2023) (IV)

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Domingo A. López Fernández

            Cronista oficial de la ciudad de Motril

Desde finales de los años sesenta y primeros de los setenta, Paco Peña y  Magdalena Ferres se dedican en cuerpo y alma a su trabajo en el estudio fotográfico que establecen en un inmueble sito en la Rambla de Capuchinos, labores que ambos alternan con sus colaboraciones gráficas en el medio local de EL FARO, los periódicos Ideal y Patria, y las ocasionales colaboraciones en diarios de tirada nacional que firman sus correspondientes agencias. La afluencia de clientes en el estudio refrenda su éxito comercial, lo que les lleva a trasladar el negocio a un nuevo local que consiguen alquilar en el año de 1973 y que se ubica en la calle Vílchez. La conocida vía mantiene un enorme tránsito de personas durante todo el día, ya que conecta el centro de la ciudad con el barrio de Capuchinos y la zona norte, lo que le lleva a incrementar notablemente su actividad comercial, sobre todo en los reportajes de bodas, comuniones y bautizos, la venta de cámaras de fotos y el habitual trasiego de revelado de carretes y las típicas fotografía para documentos oficiales.

Paco Peña y Magdalena Ferres en el pantano de los Bermejales (Granada) en los inicios de los años setenta. La fotografía está tomada con cámara con retardo automático.

NUEVO ESTUDIO DE FOTOGRAFÍA

El éxito que desde su nueva ubicación refrenda el establecimiento fotográfico de la Rambla de Capuchinos y la incomodidad que plantea el ubicarse en un primer piso decide al matrimonio Peña-Ferres a realizar un nuevo traslado del estudio que va a ser conocido comercialmente con el nombre de “Fotocolor Peña”. Por su cercanía, han localizado un bajo comercial de espléndidas condiciones que se ubica en el número 15 de la calle Vílchez, en el que pueden mostrar sus productos fotográficos en un escaparate a pie de calle. Se trata de una vía muy popular por la que transitan continuamente personas y que viene a conectar el centro comercial con el barrio de Capuchinos y la zona norte de la ciudad. Con esta nueva ubicación, las ventas y la asistencia de clientes se intensifican notablemente. Por su contribución gráfica, EL FARO gratificará al nuevo comercio con una reseña comercial que no deja lugar a dudas de la profesionalidad de sus dos propietarios. Recoge la nota que, en la actualidad, es el más completo estudio de fotografía, “donde los trabajos que usted encargue siempre le costarán la mitad que en cualquier otro estudio fotográfico y no es precisamente que Peña sea más “barato”, no. Es que la calidad de sus fotografías debería encarecer el importe final. ¡Sus fotografías a Peña¡ siempre saldrá ganando. PEÑA FOTOCOLOR para sus más variados reportajes: bodas, bautizos, etc. Las fotografía de Peña, llevan impresas ese sello de buen gusto, y verdadera calidad, de todo trabajo bien terminado por un maestro de la fotografía. El estudio fotográfico Peña, le podrá realizar cualquier trabajo relacionado con este difícil arte. ¡Sus trabajos fotográficos a Peña, siempre saldrá ganando¡”.

Las autoridades locales presididas por el alcalde de Motril, D. Juan Antonio Escribano Castilla, recibían en “El Mirador” al Ministro de Educación y Ciencia, D. Julio Rodríguez Martínez, que venía a inaugurar el Centro Regional de la UNED que convertía a Motril en ciudad universitaria. La fotografía original de Paco Peña está tomada el día 23 de junio de 1973.

REPORTERO/S GRÁFICO/S

Desde el establecimiento comercial de Rambla de Capuchinos, Paco Peña instruye a su entonces novia, Magdalena Ferres, en el manejo del negocio, las técnicas fotográficas, el uso de las cámaras y la buena disposición que todo buen comerciante ha de tener con el público, aunque por su simpatía y trato, en este aspecto no tendrá que esforzarse mucho. En un principio, Magdalena es una auténtica neófita en el uso de la cámara, sus aspectos técnicos y los recursos y mecanismos que requiere cada fotografía en el lugar adecuado. Desconoce lo que es un obturador, el diafragma, calibrar su apertura, incidencia de la luz…etc., pero con la ayuda de Paco progresa a pasos agigantados y se erige en su ayudante con su bien ganada competencia. Es tal su eficacia y aptitud para captar el hecho noticiable, que Magdalena Ferres va a ser acreditada, igualmente, como reportera gráfica del Diario Ideal

En calidad de profesional, Paco Peña se encuentra en todo momento dispuesto a plasmar con su cámara las noticias de índole local y provincial, actos a los que tanto la dirección de EL FARO, como Ideal, le previenen para que se encuentre presente. Allí debe captar el momento preciso de forma gráfica como complemento a la crónica escrita que, en el caso de EL FARO, sobre todo en los reportajes, firma el periodista Manuel Fernández Olvera y, en Ideal, el entonces corresponsal en Motril Pedro José Feixas Cañas.

Julio Rodríguez Martínez, Ministro de Educación y Ciencia, clausura el acto académico en el salón de Actos del ITEN por el que Motril se convierte en Centro Regional de la UNED. Fotografía tomada por Paco Peña el día 23 de junio de 1973 y que ilustraba la portada de EL FARO del día 3 de julio.

VALÍA COMO CORRESPONSALES

Como reportero, Paco Peña no se limita a realizar una única fotografía del acto convocado sino, al contrario, una secuencia bastante extensa de la que luego, en el cuarto oscuro, Magdalena ha de seleccionar la idónea o idóneas para remitir a los medios escritos. Al menos, así consta en el legado fotográfico de su archivo, lo que implica un vasto corpus de negativos que nunca han visto la luz y que, no olvidemos, forman parte de la historia viva de la ciudad. Son, pues, documentos gráficos cuyo valor y trascendencia no se cuantifica ni pueden cuantificarse en un montante económico, sino por lo que representan, por su valor documental y por la unicidad de su testimonio impreso o no. En cierto modo, con su legado, Paco Peña se erige en notario público de una ciudad en constante evolución que es captada día a día por un reportero gráfico que nunca será consciente de la repercusión que tiene y va a tener con el paso de los años.

La labor de un reportero gráfico no tiene nunca horario definido; debe estar en el lugar preciso y el momento adecuado para captar el ambiente del lugar, la trascendencia del hecho y las personalidades que intervienen en los actos oficiales, primeramente de forma individual y, luego, en el pleno desarrollo del acontecimiento. Solo él, sin nadie que le dirija, opta por el encuadre perfecto, la posición adecuada y el instante oportuno. El final no es otro que captar la atención del lector del medio escrito, que antes de proceder a la lectura de la crónica o la nota de prensa que redacta el corresponsal, se fija, indefectiblemente, en la instantánea que recoge el profesional gráfico. Y ello, como es lógico, en cuantiosas ocasiones le obliga a dejar el estudio fotográfico en manos de Magdalena Ferres, generalmente en la mañana, actividad en la que ella es totalmente autónoma en las diversas gestiones a realizar, ya fuese venta de carretes, fotografías de estudio, revelados y diversas actividades más.

Carnet de corresponsal gráfico del Diario Ideal expedido en fecha de 18 de agosto de 1973.

Como ya ha quedado reflejado, Magdalena también va a ser acreditada como reportera gráfica de Ideal, y en su cometido va a comenzar a ilustrar las páginas del diario granadino desde mediados de 1970. Ambos, primeramente desde el estudio de la Rambla de Capuchinos y, posteriormente, desde el nuevo de la calle Vilchez, planifican sus actuaciones y se reparten sus intervenciones en actos públicos, sociales, culturales y deportivos, colaboraciones todas que, en el caso de Magdalena, va a firmar con su sobrenombre de “Magda Ferrer”. La primera fotografía que ella realiza para Ideal se publica en el mes de septiembre de 1970 y refleja la clausura de un curso de operadores de plantas químicas en la fábrica de la Empresa Nacional de Celulosa S.A., acto en el que se plasma la entrega de credenciales por parte del gerente provincial del P.P.O., D. Diego Cazorla Riaño.

Procesión de la Virgen del Carmen en el Varadero el día 16 de julio de 1971. Foto original de Paco Peña que recoge el sentimiento marinero y la devoción popular hacia la “Reina de los Mares”.

ACREDITACIONES OFICIALES

Paco Peña consigue la renovación del reconocimiento profesional a su persona con la entrega de la acreditación de colaborador fotográfico del Semanario EL FARO en fecha de 1 de julio de 1973, carnet que le es refrendado de manos de su gerente,  D. Antonio Montero Barranco, con el fin de que pueda ejercer sin dificultad su labor periodística. Igual trámite verifica el periódico Ideal en el mes de agosto de 1973, carnet de prensa que le es rubricado en Granada el día 18. Con la renovación de la acreditación, la primera aportación de Paco Peña para EL FARO es el amplio reportaje gráfico que recoge la llegada a la ciudad de D. Julio Rodríguez Martínez, ministro de Educación y Ciencia, el día 23 de junio del citado año. Como bien recoge en portada el medio motrileño en su número correspondiente al día 3 de julio, se trata de un día histórico, pues se inaugura el Centro Regional de la UNED que sitúa a Motril como ciudad universitaria. A esta colaboración seguirán los reportajes de los Festivales de España en las fiestas patronales donde va a actuar la Compañía Lírica Nacional de José Tamayo, el Conjunto Nacional Polaco de Canto y Danza Popular o la intervención del cantante Rafael el día 17 de agosto, entre otras muchas actuaciones más. A ellas seguirán, en ese año, otras aportaciones como el reportaje de la necesidad de reconstruir el hospital de Santa Ana que regentan las Madres Mercedarias y que se encuentra muy deteriorado, el Zoco de Artesanía de Salobreña, los campeonatos nacionales de vela 470 y, por supuesto, por su repercusión a nivel nacional, la tragedia de La Rábita. Desde luego, va a ser este último reportaje el que más trascendencia le va a conferir en su labor de periodista gráfico, ya que le convierte en fedatario público de la trágica realidad que acontece en la célebre riada de La Rábita. En realidad, su enorme profesionalidad va a quedar retratada en la prensa local, la provincial y la nacional con la serie de aportes fotográficos del mes de octubre de 1973.

Portada de EL FARO del día 23 de octubre de 1973 que recoge las trágicas consecuencias de la célebre “nube” que asola a La Rábita y pueblos cercanos, generadora de una tragedia nunca antes vista en la costa granadina.

REPORTERO DE EXCEPCIÓN EN LA TRAGEDIA DE LA RÁBITA

La costa granadina queda marcada por una tragedia de excepcional repercusión en la madrugada del día 19 de octubre de 1973. En toda su demarcación, pueblos aledaños y también Motril y Salobreña, descarga con toda brutalidad una tormenta de proporciones hasta ahora desconocidas que marca para siempre la vida y memoria de sus lugareños, aunque las localidades más afectadas van a ser Albuñol, La Rábita, el Pozuelo y la cortijada de Los Castillas. Durante cuatro horas llueve con una intensidad desmedida, además de reinar un fuerte viento y un espeluznante aparato eléctrico. La tragedia, desde luego, se intuye desde aproximadamente las tres de la madrugada, pero será a las cuatro cuando las ramblas de Aldeire y Albuñol se desbordan provocando grandes corrimientos de tierras y enormes arrastres que, en su parte final, hacia las cinco de la madrugada, devastan la localidad de La Rábita. Las consecuencias de la naturaleza desbocada deja impracticable la carretera nacional hacia Almería, que se ve cortada a la altura de La Mamola. Es imposible el tránsito de vehículos, incluso a pie, pues para llegar hasta La Rábita hay que discurrir por lugares inhóspitos con fango hasta las rodillas y salvar grandes piedras arrastradas, además de maleza, troncos y matorrales amontonados.

Dos helicópteros de la Unidad de Salvamento de Cuatro Vientos de Madrid trasladaron a los niños damnificados por la tragedia hasta la Residencia Universitaria “Profesor Enrique Gutiérrez Ríos”, de Motril, propiedad de la Asociación para Fomento de la Cultura. La fotografía original de Paco Peña recoge el momento en el que se produce el traslado en la playa de La Rábita el día 21 de octubre de 1973.

Comunicada la magnitud de la tragedia, Paco Peña, en su labor de corresponsal gráfico de EL FARO, Diario Ideal y agencias nacionales, marcha en moto hasta La Mamola y, ya andando y jugándose el tipo por la inmensidad de barranqueras, llega hasta La Rábita para plasmar las primeras fotografías que ha dejado la tormenta. Impresionado por la desolación del lugar, la magnitud del desastre, los cadáveres que van apareciendo y el creciente número de desaparecidos le obligan a sobreponerse a la situación y comienza a plasmar una a una las fotografías que captan el ambiente y la dimensión de la catástrofe. Su contribución a la historia es precisamente esa, dar cuenta de la naturaleza desbocada y su efecto más desgarrador sobre la población. Allí refleja casas destruidas, rostros desolados, llantos de los vecinos, calles cegadas por el barro, vehículos amontonados y el trágico traslado de los cuerpos de las personas fallecidas. La labor llevada a cabo por Paco Peña como reportero gráfico es enormemente valorada por Ideal, que en su número correspondiente al día 20 de octubre hace resaltar el trabajo desarrollado, refiriendo que “consiguió llegar a pie desde la Mamola a la Rábita para captar con su cámara los momentos dramáticos vividos por los habitantes de esta localidad granadina, horas después de producirse la desastrosa tormenta que ha desolado sus hogares. Rostros de terror, víctimas, casas destruidas, el pueblo aprisionado entre murallas de lodo y la orilla del mar, aparecen en este testimonio gráfico, como dramático panorama de la catástrofe que ha segado tantas vidas. Como cualquier persona que se haya acercado hasta el mismo lugar del desastre, el autor de este reportaje gráfico ha quedado profundamente impresionando ante tan innumerables escenas de dolor y pánico. La Rábita está convertida en un barrizal. Son más de cuarenta muertos y otras tantas las desaparecidas entre los escombros de sus propios hogares o arrastradas hacia el mar. Los supervivientes ayudaron ayer a evacuar a los heridos y a enterrar a las víctimas. Muchas familias se han quedado sin hogar. La situación padecida durante el día se ha agravado por la noche, sin comunicaciones, sin luz, apenas sin agua y sin alimentos, con la incertidumbre de no saber aún el paradero de otros familiares y amigos”.

Asistencia a los damnificados de la célebre tormenta sobre La Rábita y pueblos circunvecinos, en una instantánea que con toda crudeza toma Paco Peña el día 21 de octubre de 1973.

UN DESASTRE DIFÍCIL DE SUPERAR A NIVEL PERSONAL

La situación de La Rábita es dantesca y Paco Peña realiza su trabajo con una profesionalidad digna de admiración para un joven que cuenta tan solo 25 años de edad. Terminada su intervención, regresa de noche a Motril para proceder al revelado de las fotografías y su remisión a los distintos medios y agencias nacionales. Con una carretera cortada y sin conocer el camino, tuvo que buscar con urgencia pilas para una linterna que portaba, labor que se le antojó todo un espectáculo, pues no había establecimientos comerciales abiertos, aunque por mediación de algunos lugareños se las pudieron vender. Con ellas atravesó trochas y barrancos con una dificultad extrema, hasta el punto que el lodazal le hizo perder los zapatos y, aun así, pudo continuar hasta llegar a La Mamola para poner rumbo a Motril. A su llegada a casa, Paco Peña impresiona en su físico, ya que exhibe barro por todo su cuerpo y sin prácticamente pausa, su mujer, Magdalena, comienza a revelar las fotos para remitirlas sin dilación a los diferentes medios de prensa. La situación vivida en La Rábita superó todos los límites que el cuerpo humano puede soportar y, durante días, su ánimo cayó por el suelo y presentó un cuadro de ansiedad que solo el transcurrir del tiempo pudo curar.

Fotografía del puente sobre el río Guadalfeo arrastrado por las fuerza del agua en la célebre tormenta del mes de octubre sobre la costa granadina. La fotografía es original de Paco Peña, aunque en el medio escrito responde a la agencia Cifra a la que pertenece, y aparece publicada en la Hoja oficial del lunes de Granada de fecha 22 de octubre de 1973.

UN REPORTAJE DE EXCEPCIÓN

Igualmente, EL FARO, en su número correspondiente al día 23 de octubre, insertaba en sus páginas un amplio reportaje en el que se cuantifica el balance provisional de cincuenta fallecidos y todo el despliegue de medios que las autoridades están llevando a cabo para tratar de paliar el desastre que ha acontecido. De nuevo, el aporte gráfico de Paco Peña es fundamental para que los lectores calibren en su justa medida la magnitud de la tragedia que se ha cernido sobre la costa granadina. Medios nacionales también ilustran sus páginas con fotografías de Paco Peña, aunque con la firma de la agencia a la que se debe, tal y como puede comprobarse en ABC, “Libertad”, editado por Prensa y Radio del Movimiento en Madrid, la Hoja Oficial del Lunes, editada por la Asociación de la Prensa de Madrid o la Hoja del Lunes de la Asociación de la Prensa de Granada, entre otros.

A nivel personal, la historia de la tragedia de La Rábita no va a quedar nunca olvidada para Paco Peña, como igualmente les ocurre a las propias gentes de la costa granadina. Han pasado cincuenta años de aquel desastre y muchos motrileños todavía tienen grabadas en su memoria las escenas de helicópteros llegando a Motril para trasladar a los damnificados, principalmente niños, que fueron alojados en la Escuela Hogar de Motril, mientras que las niñas lo fueron en la Escuela Hogar de Orgiva. E, igualmente, la solidaridad del pueblo motrileño que acudió en masa para aportar mantas, ropas, alimentos y productos sanitarios para los habitantes de los pueblos afectados.

Por desgracia, la catástrofe se vuelve a intuir semanas después, ya que en la madrugada del lunes, 12 de noviembre, 25 días después de la célebre “nube”, otra noche de miedo pone en jaque a las localidades de Albuñol, El Pozuelo y La Rábita con una nueva inundación. Los vecinos, con el miedo aún en el cuerpo, decidieron refugiarse en la iglesia, mientras otros huían a los altozanos y cerros que circundan la población. Con esta nueva tormenta, Paco Peña, todavía no recuperado en su estado de ánimo, se vio obligado a acudir nuevamente a La Rábita para plasmar la realidad del momento con sus fotografías, esta vez acompañado de Antonio Ramos Espejo, redactor por aquel entonces del diario Ideal. La crónica del día reflejará en todo momento la dura realidad de los habitantes de La Rábita, muy particularmente los que habitan el barrio de La Mochila, donde las casas se encuentran ubicadas al borde del barranco y lugar en donde la primera inundación había dejado el barrio prácticamente destruido. La cámara de Paco Peña captaría en esos momentos a un niño riendo frente a la cámara, pero como bien refiere el cronista, “los niños a veces riendo, a veces llorando, son también protagonistas de esta tragedia. La mayoría de los pequeños están fuera, refugiados en colegios de Motril”. En verdad, los testimonios que se recogen a pie de calle son desgarradores, destacando el de un niño de tres años que “no quería que el agua se lo llevara otra vez”. El miedo lo tenía atenazado y estuvo toda la noche abrazado a su madre, con la amarga noticia de que en la primera tormenta perdió a otro hermano y él se pudo salvar de milagro. El resto de fotografías de Paco Peña reflejan el estado del barrio de la Mochila y los rostros compungidos de un grupo de pescadores que muestran el pánico por la situación vivida.

La tormenta del día 19 de octubre de 1973 hizo desbordar las aguas del río Guadalfeo y destruyó el puente metálico que daba acceso a Lobres, Molvízar e Itrabo. La fuerza desbocada de las aguas hizo desplazar el puente más de cien metros río abajo. Foto original de Paco Peña (21/10/1973).

En justicia, a nivel provincial, la cobertura informativa dada a la tragedia de La Rábita va a disponer a la dirección del periódico Ideal a reconocer el trabajo de los corresponsales de prensa escrita, otorgando, además, la felicitación pública a Francisco Peña, “corresponsal gráfico de IDEAL en Motril, por su excepcional reportaje sobre los daños ocasionados en La Rábita, testimonios gráficos que fueron publicados en IDEAL, el día 20, en exclusiva nacional y posteriormente difundidos por los principales periódicos españoles”.

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