Antonio Gómez Romera
Domingo, 14 de julio de 2024
EN EL LXX ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL DRAMATURGO, GUIONISTA Y PRODUCTOR DE CINE JACINTO BENAVENTE, PREMIO NOBEL DE LITERATURA
Hoy domingo, 14 de julio, festividad de San Camilo de Lellis (1550 – 1614), sacerdote fundador de la Orden de los Camilos, dedicada a la atención de enfermos, en la vigésimo octava semana de 2024, se cumplen 70 años (miércoles, 1954) del fallecimiento en Madrid del dramaturgo, director, guionista y productor de cine, Premio Nobel de Literatura 1922, Jacinto Benavente Martínez. Cuenta 87 años de edad y muere sentado en su butaca frente a la mesa de trabajo a causa de una miocardiopatía.
Su obra literaria, formada por 172 piezas teatrales y 15 libros, mantiene puntos de contacto con el Modernismo y la Generación del 98, pero no pertenece a ninguno de los dos movimientos. Es un continuador de la mejor comedia del siglo XIX, pero eliminando de ella todo vestigio romántico y enriqueciéndola con un espíritu culto e inteligente, que incluye sátira social y unos diálogos vivos y dinámicos. Los últimos años de su vida la pasa en el jardín de su finca “El Torreón”, situada en el camino de las Tejoneras del municipio madrileño de Galapagar, a 33 kilómetros de Madrid capital. Desde ese lugar, se divisa la Sierra de Guadarrama, lugar que él considera su “fuente de inspiración”, donde redacta febrilmente, alrededor de 23 comedias.
En “El Torreón” vive acompañado de su amigo y colaborador Diego Hurtado Álvarez (1915 – 2008), su esposa, Mary Carrillo (María Carrillo Moreno, 1919 – 2009) y sus hijas, “Las hermanas Hurtado”: Paloma, Teresa y Fernanda, que son su verdadera familia. Aquejado de sordera y de una afección vesical, su estado de salud va empeorando y acaba mudándose a su casa de la madrileña calle Atocha, n° 26, para poder ser atendido por los médicos. Redacta su testamento y en él especifica que quiere ser enterrado en Galapagar, a la sombra de la Sierra, amortajado con sayal de monje franciscano, una rosa y una cruz. Su capilla ardiente se instala en el edificio de la Sociedad General de Autores y Editores de España (Palacio de Longoria – calle Fernando VI, 4) y después, la comitiva fúnebre recorre diversas calles de Madrid hasta finalizar cerca de Cibeles. A su paso por el Teatro María Guerrero (calle de Tamayo y Baus, 4), varias actrices salen a los balcones y lanzan flores al féretro de Benavente.
Hacia las 7 de la tarde del martes, 16 de julio, el alcalde de Galapagar, Lucas Guadaño Rodríguez (1952 – 1958), y el párroco Valentín Navío López, reciben a la comitiva fúnebre que, junto a los vecinos del pueblo, marchan desde la iglesia hasta el cementerio de “El Chopo”, donde dan cristiana sepultura a don Jacinto.
Breves Notas Biográficas
Jacinto nace durante la crisis final del reinado de Isabel II (1830 – 1904), el domingo, 12 de agosto de 1866, en el número 27 de la madrileña calle del León. Es el tercer hijo de Venancia Martínez Bonilla (1835 – 1922) y Mariano Benavente González (1818 – 1885), notable médico pediatra conocido en toda la España de su tiempo como “el Médico de los Niños”, profesión que sigue el primogénito, Andrés Avelino (1856 – 1939). Bautizado en la parroquia de San Sebastián, se educa en el Colegio de San José (calle Barrionuevo). Acabado el Bachillerato, aprueba el examen por libre en el Instituto de San Isidro, y emprende los estudios de Derecho en el caserón de San Bernardo, sede de la primitiva universidad madrileña.
Tras la muerte de su padre (1885) y gracias al desahogo económico que le brinda su parte de la herencia paterna, abandona los estudios para dedicarse a viajar y a la literatura. Durante una larga temporada trabaja como empresario de circo, viajando a Rusia. Algunos biógrafos sostienen que su interés por el mundo circense se debe a la atracción que siente por ‘la Bella Geraldine’ (Geraldine Leopold, 1874 – 1926), actriz, funámbula, trapecista y bailarina de lozana y generosa belleza. Parece ser que la relación no avanzó hacia un compromiso y no se le conocen noviazgos formales durante el resto de su vida.
Se ha dicho que Jacinto era homosexual, pero él nunca se declaró como tal, y sus obras fueron censuradas tras la Guerra Civil por ese motivo y por haber sido cofundador en 1933 de la “Asociación de Amigos de la Unión Soviética”, creada en unos tiempos en que la derecha sostenía un tono condenatorio con relación a los relatos sobre las conquistas y los problemas del socialismo en la URSS.
En 1892 publica su primera obra, “Teatro fantástico” (Tipografía Franco – Española, Bailén, 26) y, al año siguiente, un libro de poemas, “Versos”; uno de cuentos, “Villanos” y uno de crítica, “Cartas de mujeres”. La amistad del actor y empresario teatral granadino Emilio Mario (Mario Emilio López Chaves, 1838 – 1899) le abre los teatros. Su primer estreno data de 1894: “El nido ajeno”, que no tiene éxito. Según el filólogo Fernando Lázaro Carreter (1923 -2004) «la obra fracasó porque el público y la crítica fueron ciegos para comprender sus importantes novedades»; mientras que Azorín (José Martínez Ruiz, 1873 – 1967), reconoce: «Mal acogida por el público y mucho peor por la crítica».
En 1899, funda en Madrid, junto a Ramón María del Valle – Inclán (1866 – 1936) el “Teatro Artístico”, cuyo objetivo es representar un repertorio guiado por el Arte, con unaintencionalidad regeneracionista en toda la amplitud del término.Jacinto ya es un autor conocido y, tras pelearse con Valle-Inclán, persona muy polémica y sin remedio, en la tertulia del Café de Madrid forma la suya aparte, en la Cervecería Inglesa de la Carrera de San Jerónimo.
El éxito le llega por fin, con: “La noche del sábado” (1903), novela escénica en 5 actos, “Rosas de otoño” (1905), comedia en 3 actos y “Los intereses creados” (1907), comedia de polichinelas en un prólogo y 2 actos. Según Lázaro Carreter «el público lo saca del teatro materialmente en hombros, algunas noches de estreno» y obtiene «la aquiescencia de críticos tan difíciles como Unamuno y Ortega y Gasset».
Sobre su ilusionante proyecto de un “Teatro para Niños”, iniciado en el otoño de 1909, escribe el 16 de diciembre de 1910: “El año pasado tuve, con el concurso de otros autores, el costoso capricho de iniciar un teatro para niños… No solicitamos licencia del ordinario, ni pedimos el V.° B.° de ninguna cofradía, porque no hay conciencia, por enlodada que estuviera al roce de las miserias humanas, que no sepa por sí misma, bien claramente, el respeto que se debe al alma de un niño. Acudieron madres y niños de la clase media y de las clases populares… A la sociedad elegante no tuve el gusto de verla por allí. Sus automóviles y sus coches lujosos estaban a la puerta de otros teatros de garrotín y desvergüenza. Se comprende que acudan a que la autoridad les moralice el teatro a los que no saben contenerse de su curiosidad por la inmoralidad”.
Ingresa en la Real Academia Española en 1912, y el 12 de diciembre de 1913 estrena en el Teatro de la Princesa, su mayor éxito, “La malquerida”, un drama rural de 3 actos. Durante la Primera Guerra Mundial se declara germanófilo, y eso le trae ciertas animadversiones, como la de Ramón Pérez de Ayala y Fernández (1880 – 1962) desde las páginas de “El Imparcial”. A nivel político, en 1918 ocupa un escaño en el Congreso de los Diputados por el Partido Conservador.
Después de la muerte de su madre, en 1922, se va a Argentina como Director Artístico de una compañía de teatro para recorrer en tren las ciudades del interior junto a la ilustre actriz argentina Lola Membrives (1885 – 1969). El “Diario Santa Fe” en su edición del miércoles, 18 de octubre de 1922, dice: “Desde hoy es huésped nuestro el autor más genial que actualmente tiene el teatro de habla española: don Jacinto Benavente. Sus comedias y sus dramas han sido colocados por la crítica que juzga y analiza desinteresadamente, en lo más alto de la escena, como teatro realista, psicológico, como teatro que ha de perdurar, por muchos años, en la literatura castellana representable. En gira por los pueblos jóvenes de América, el maestro está recibiendo los homenajes de los públicos más heterogéneos, tanto los de aquellos que van a disfrutar del poético y sentido lenguaje que hablan sus personajes como de los que asisten a la representación de sus obras, predispuestos a seguir las pasiones de sus héroes y con ánimo de pensar y de aprender. De todos ellos el señor Benavente está escuchando la palabra de cariño y de simpatía. Bienvenido sea entre nosotros el literato genial”, y es precisamente durante ese viaje, en Rufino, extremo sudoeste de la provincia de Santa Fe, cuando se entera de la concesión del Premio Nobel de Literatura. El médico neurocirujano, psicoanalista y escritor, Marcos Aguinis (1935) en su ensayo “El atroz encanto de ser argentinos” (2001) relata ésta anécdota: “Ella (Lola Membrives), según la crónica, bajó a recoger cartas y telegramas y allí se topó con el anuncio de que el autor de “Los intereses creados” acababa de ganar el Premio Nobel de Literatura, posiblemente el mayor reconocimiento del mundo para un escritor. La actriz compró una botella de champán y fue rápidamente a despertar al dramaturgo. Quien recibió la noticia con calma y, pese a la importancia mundial de la noticia que acababa de conocer, decidió completar su gira antes de regresar a España”.
De regreso a España desde La Habana, en julio de 1923, recibe numerosos homenajes, entre ellos, es nombrado Hijo Predilecto de Madrid (1924), y después viaja a Egipto, Oriente Medio y Rusia, donde pasa varios meses.
Durante el transcurso de la Guerra Civil, Jacinto permanece en Madrid y luego en Valencia, donde las autoridades del Gobierno del Frente Popular le homenajean repetidamente y donde llega incluso a actuar en escena interpretando el papel de Crispín en “Los intereses creados”. Esto le crea serias dificultades, una vez terminado el conflicto, aunque él alega repetidamente que su toma de posición le ha sido impuesta bajo amenaza de muerte. Su actitud contradictoria le lleva a publicar en Valencia un artículo titulado “Traidorzuelos” en el que critica con ironía la huida de Carlos Arniches Barrera (1866 – 1943) de España en 1936; sin embargo, pocos meses después pide permiso a Juan Negrín López (1892 – 1956) para salir del país, que el entonces Presidente del Gobierno le deniega por razones de preservación de la moral de la población.
Por su actitud cercana a la República, durante el franquismo de posguerra se llega al curioso extremo de permitir la puesta en escena de sus obras, pero sin indicar su nombre, que pasa a ser «por el autor de La malquerida». Su identificación con la República, su bisexualidad y el tener una hija natural llamada Rosario, fueron tres motivos por los que no fue bien visto inicialmente por el franquismo, aunque posteriormente será rehabilitado. Sin embargo, no ahorró demostraciones de adhesión al nuevo régimen en piezas como “Lo increíble” (1940), “Aves y Pájaros” (1941) y “Abuelo y nieto” (1941); es más, en Valencia sube a la tribuna presidencial para asistir al desfile de las tropas «nacionales» y su presencia en la plaza de Oriente de Madrid en la gran manifestación pro franquista de 1946 le congracia el aprecio del régimen y termina con el silencio oficial que la censura ha impuesto sobre su persona y sus obras. Recibió en 1944 la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio, una orden civil española para premiar los trabajos destacados en la ciencia, la cultura y la educación. En ese mismo año, además, recibe el Premio Mariano de Cavia de periodismo por su artículo «Al dictado», publicado en ABC. Fue presidente, a título honorario, de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles durante el periodo de 1948 a 1954, institución encargada de proteger los intereses de los escritores y profesionales del arte, y también de preservar y difundir el acervo cultural. Recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (1950) por su ejemplar desempeño en su profesión.
Colofón
En su obra “Recuerdos y olvidos”, el mismo Jacinto Benavente expone que “Mi verdad ha sido siempre aquel niño que ha ido siempre conmigo y que ha sido mi evasión y mi refugio siempre que he podido jugar al escondite en mi vida, para volver a ser el que hubiera querido ser siempre. Con el niño aquél son mis mejores diálogos; y niños son mis mejores amigos y con ellos, los pocos hombres que aún saben ser niños”.
La ONG “Acervo Intergeneracional” organiza junto a la Biblioteca Municipal “Ricardo León” de Galapagar un acto homenaje a Jacinto Benavente en el Cementerio Viejo El Chopo, con motivo del aniversario del fallecimiento del Premio Nobel. Se trata de una jornada que tiene como finalidad seguir con la tradición iniciada por sus amigos y admiradores que, tras su muerte, se reunían para leer su obra alrededor de su tumba en el aniversario de su fallecimiento. Para ello, se procede a la lectura de fragmentos de su obra que culmina con una ofrenda floral en el lugar donde descansan los restos mortales de este ilustre vecino de Galapagar.