EL NEGACIONISMO MATA

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El negacionismo mata

Agustín Martínez -Periodista-

¿Se imaginan ustedes que el fin de semana se hubieran producido tres atentados terroristas en España y se hubieran cobrado la vida de cuatro mujeres y dos niños? Seguramente no se hablaría de otra cosa, habrían habido manifestaciones multitudinarias de rechazo, los partidos políticos exigirían enérgicamente soluciones y todos los medios de comunicación seguirían abriendo sus espacios con las consecuencias. Pues bien, el pasado fin de semana se produjeron tres atentados terroristas en Zafarraya, Fuengirola y Las Pedroñeras y en ellos el terror machista acabó con la vida de cuatro mujeres y dos niños. Hoy jueves apenas si se habla de ello.

Hemos sabido que en alguno de los casos, se han producido fallos injustificables en los protocolos de protección de las víctimas y también que los vecinos de algunas de ellas sabían del maltrato que estaban sufriendo, sin que a nadie se le ocurriera ponerlo en conocimiento de los cuerpos de seguridad, algo que debería sonrojarnos, porque como afirma el que fuera delegado del gobierno para la Violencia de Género, el profesor de medicina legal de la Universidad de Granada, Miguel Lorente, “la violencia de género la ejecutan maltratadores, pero la respalda toda una sociedad”.

Hago mías las palabras del Defensor de la Ciudadanía de Granada, Manuel Martín, quien ha asegurado sentir «vergüenza» como hombre de esta lacra que, en sus palabras, es «una emergencia humanitaria que no podemos permitir». Sobran las palabras y faltan acciones porque no podemos permitir que mueran de esta manera tan criminal más mujeres y menores”. No se puede expresar mejor la sensación de rechazo y vergüenza que a cualquier hombre bien nacido, le provocan los hechos que vivimos el pasado fin de semana.

Y es que, aunque suene muy fuerte, mientras ustedes están leyendo estas líneas, hay hombres que están pensando en matar a una mujer. ¿Por qué?: son muchas las razones que concurren en semejantes conductas, pero entre todas ellas no es nada desdeñable la del negacionismo que cuestiona la existencia misma de la violencia de género y que se ha convertido en elemento central de la denominada “guerra cultural” iniciada por Vox y secundada con bastante entusiasmo por el PP, porque si después de este fin de semana el PP no ha roto con Vox, es porque participan, sin pudor alguno, en su discurso negacionista.

Y es que el negacionismo es la principal causa del refuerzo de la violencia de género, ni más ni menos que porque reafirma el modelo machista y lo peor es que con notable éxito entre los más jóvenes, a quienes no les parece preocupar demasiado que el 20% de las víctimas de homicidios en España sean mujeres y que el lugar de mayor riesgo para la vida de una mujer sea su propio hogar.

Mientras el Gobierno de Moreno Bonilla, reproduce vergonzantemente la terminología de Vox y mantiene ese bochornoso teléfono para la “violencia intrafamiliar”, que apenas ha recibido una llamada diaria desde su puesta en marcha por imposición de los de Abascal, produce auténtico estupor saber que según el último barómetro de opinión de Andalucía, la violencia de género no preocupaba en absoluto a los andaluces, reflejando un sonrrojante 0% en su escala de preocupaciones. Un bochorno que aumenta hasta la náusea, al saber que el maltrato animal sí que era un elemento que nos preocupaba, por encima del asesinato de una mujer por el hecho de serlo.

Algo muy preocupante está ocurriendo en Andalucía, ya que mientras que el número de casos de violencia de género, ha aumentado un 1% en España, en nuestra tierra lo ha hecho la friolera de un 20%, mientras que el número de andaluces condenados a llevar una pulsera de alejamiento supera los 1720, un 32% más que el año pasado.

Suele ser habitual en esos discursos de la ultraderecha el argumento de que los planes contra la violencia machista no sirven para nada, porque se siguen produciendo víctimas, olvidando convenientemente que desde 2004, el número de mujeres asesinadas a manos de sus compañeros, ha disminuido un 18%, a pesar de haberse incrementado considerablemente los factores de riesgo.

No vale mirar hacia otro lado porque todos somos responsables y partícipes en la lucha contra reste terrorismo. La erradicación de la violencia machista no va depender de una ley que imponga una forma de comportarnos, somos la sociedad en su conjunto la que tenemos que asumir esa forma nueva de relacionarnos y respetarnos, por tanto todos y todas tenemos que hacer algo para acabar con esa violencia. Si no lo hacemos lo estaremos haciendo mal, porque en este asunto no se puede ser neutral, o hacemos algo para terminar con ella, o desde nuestro silencio y pasividad estaremos contribuyendo a que se siga cobrando víctimas.

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