Hazlo simple
Supongo que más de una persona me entenderá cuando digo que te pasas gran parte de tu vida soñando con tener abundancia de todo y, cuando llegas a una cierta edad, quieres simplificarlo.
Empiezas a valorar la calidad por encima de la cantidad y la simplicidad por encima de la complejidad: menos amigos pero mejores, menos cosas pero más prácticas, menos ropa pero de más calidad, menos potingues pero más efectivos, menos actividades pero más placenteras, menos comida pero más sana… menos problemas, menos complicaciones, menos compromisos, menos discusiones, menos bla bla y bla…y en definitiva: ¡menos rollos!
Largo y tendido se ha hablado sobre las consecuencias negativas a nivel emocional del confinamiento para muchas personas, pero poco se habla del remanso de paz y tranquilidad que supuso para muchas otras… he reflexionado intensamente sobre esto porque yo fui una de ellas.
Quizás lo más fácil sería pensar que para algunos de nosotros, el hecho de no tener que ir a trabajar o trabajar desde casa, y en definitiva de tener menos obligaciones, nos permitió el poder hacer cosas que antes no hacíamos, y es cierto…no obstante, si esta fuera la única razón ¿por qué no llegamos a sentir lo mismo que entonces, cuando estamos de vacaciones? Yo creo que esto es solo una parte, y que la otra parte tiene que ver con la increíble habilidad que hemos adquirido para complicarnos la vida innecesariamente a TODOS los niveles. Creo que lo que sencillamente nos pasó durante el confinamiento a una parte de la población es que la vida se nos simplificó notablemente.
Una de las cosas que a mí me hizo más sencilla la vida en el confinamiento fue el no “tener que” maquillarme…sí, como lo oís… así de simple y así de patético. Le daba un poquito de color a mis labios y mejillas y punto pelota.
Y es que, como algunas otras mujeres, he llegado a convertirme en una esclava del maquillaje. El mismo tedioso ritual tooooooodas las mañanas. Y claro, las veces que por falta de tiempo o de energía no me pinto, termino escuchando cosas como: «¿Estás bien?», «se te ve cansada», “¿te duele algo?”, «tienes mala cara»….
Y yo pensando:
«¡no…joder!……así es mi p_ _a cara 🤦🏼♀️🤣»
Si lo pienso bien 🤔….muchas cosas se simplificaron para mí en el confinamiento: menos maquillaje, no pensar en que ponerme, menos compras, cero compromisos, cero prisas y en definitiva, más tiempo para mí misma…vamos…lo que viene siendo vivir la vida como un hombre 🤣😜
Y es que… no es por nada, pero si todos en general nos complicamos un poquito la vida, las mujeres en particular, ya ni te cuento…
¿Qué me decís por ejemplo de las rutinas de Skincare 💁🏼♀️antes de acostarse? Hemos pasado de meternos en la cama borrachas y sin desmaquillar (…reconoce que tú también lo has hecho ☺️…) a hacer CUÁDRUPLE limpieza, porque si… no nos engañemos… muchas de nosotras hacemos cuádruple limpieza. Empezamos con el líquido bifásico que tenemos que pasar 30 puñeteras veces para conseguir arrancar la pintura waterproof de los ojos y labios, que tan cuidadosamente elegimos para que no se fuera fácilmente, y de la que por supuesto ahora nos quejamos por ser tan puto-resistente, seguimos con el limpiador en aceite que promete emulsionar con el agua para formar una cremita y retirar suavemente el resto del maquillaje y otras impurezas, pero que resulta ponernos la cara como si hubiéramos estado arreglando los bajos de un coche sin tener ni idea de lo que estamos haciendo, continuamos con el limpiador en gel, (más que nada para arreglar el desastre anterior) y, después de todo esto… ¿quién no ha tenido que volver a pasar el algodón del bifásico por los ojos? Becarse from lost to the river 😁.
Por supuesto, luego necesitamos un tónico para reparar la sequedad que ha dejado el limpiador en gel de antes. Hecho esto, pasamos al concentrado de retinol, cuya finalidad es arrancarte, eso si, siempre suave y progresivamente, la piel a tiras….y por lo que, obviamente, después tienes que utilizar una crema y un contorno súper hidratantes para pieles sensibles y reactivas….¿¿¿sensible yoooo???…¿¿¿reactiva????…
¡¡¡Y una 💩!!! 😤
Complicaciones, complicaciones y más complicaciones…
Otra de las cosas que nos complican la vida son las opciones. Tenemos tantas opciones, que decidir cualquier cosa puede convertirse en el reto de tu vida: leche de vaca entera, desnatada, semidesnatada, desnatada con calcio, desnatada con calcio y con nuez, deslactosada, uperizada, con Omega 3, con vitamina D, leche de avena, de almendras, de soja, de arroz, de hormiga…
Colchón viscoelástico, de espuma HR, de espuma técnica, de látex, de muelles ensacados, de muelles bonell, de muelles bicónicos, de aloe vera, de vera aloe.……….¡¡¡¡¡¡¡basta…por Dios!!!!!!!
¡¡¡Yo solo quiero beberme un maldito vaso de leche y acostarme!!!…😩
Pero no…hasta para acostarnos, un lío: quita la colcha, quita la mantita que cubre los pies de la cama, quita los almohadones grandes, quita los almohadones medianos, quita los 14 cojines cuadrados, los 10 rectangulares y los 8 redonditos…. esta es la explicación de por qué casi todos demoramos la hora de acostarnos…no somos nocturnos…somos vagos 😅.
Lo peor de todo es que luego le dices a alguien estresado que practique meditación o que disfrute de las cosas sencillas de la vida y te dice que no tiene tiempo de chorradas… (claro… tiene que quitar cojines….. 🤣).
En serio… tenéis claro cristalino que nos vamos a extinguir….¿verdad? 🤦♀️
Otra forma de complicarnos la vida es acumulando muchas cosas. A menudo, no somos conscientes de la implicación que tiene para nosotros adquirir muchos artículos: para empezar, hay que hacer un intenso estudio de mercado porque los tenemos que elegir de entre 847 posibilidades más (gasto de energía y tiempo), los tenemos que comprar (gasto de tiempo, energía y dinero), los tenemos que guardar/trasladar (tiempo, energía, espacio y dinero), y los tenemos que mantener/cuidar/limpiar (dinero, energía y tiempo).
Yo nunca he sido mucho de acumular pero, al igual que nunca sabes lo sedentario que eres hasta que no haces una prueba de esfuerzo, no eres realmente consciente de lo que acumulas hasta que no te mudas 😱.
Soy como una gata… he sobrevivido a 7 mudanzas. Mis amigos están deseando que tenga una hipoteca para no tener que ayudarme nunca más a cargar cajas 😁, pero yo paso…. me gusta verlos sufrir. La última vez que me mudé, como todas mis cosas no cabían en mi piso nuevo, alquilé un trastero para meterlas… «son cosas de valor que no quiero malvender» pensé, y parecía lógico y razonable guardarlas, sin embargo, no siempre lo lógico es lo más sensato, y llegó un momento en que lo que me estaba gastando en pagar el trastero había superado con creces el valor total de lo que había dentro… ¡Un auténtico despropósito!
Finalmente, no solo malvendí las cosas, sino que algunas las tuve que regalar para que no siguieran costándome el dinero.
Complicaciones, complicaciones y más complicaciones…
En definitiva, mi definición de «complicarme la vida» (en lo que, por cierto, siempre he sido una gran experta 😎) sería malgastar mi tiempo, energía, espacio y dinero, poniendo el foco en un montón de cosas, personas y situaciones que no son realmente importantes, porque sencillamente no están conectadas a valores tan relevantes para mí, y a priori, esto no debería ser un problema si no me quitara tiempo para lo que sí lo es.
Y no me malinterpretéis, creo que también es sano “perder” el tiempo en chorradas varias, pero es cierto que con la edad estoy aprendiendo a ser más selectiva, a poner más el FOCO en mis PRIORIDADES, y a ser mucho más cuidadosa con mi energía, tiempo, espacio y dinero, porque sé que son limitados.
Cuando empezamos a poner limites a la cantidad de cosas que consumimos y hacemos, todo comienza a ir mejor. La razón es que los límites obligan a averiguar qué es importante y qué no para entender dónde me interesa poner mí atención e intención.
Y esto evidentemente, no sólo se puede aplicar a lo material. Concretamente, yo me estoy entrenando en no perder mi foco en los siguientes casos:
Intentando que me acepten o me quieran (cuando claramente no muestran interés por mí). “Luchar” por relaciones.
Perdiendo el tiempo con personas que no me suman o enriquecen, es decir, con personas cuyos comportamientos o actitudes rechinan con mis valores.
Hablando y escuchando por sistema cosas que no me aportan: quejas, chismorreos, discusiones, dramas, polémicas, hablar por rellenar silencios… de verdad…. cada vez me resulta más cansino todo esto.
Dando explicaciones y/o justificaciones no pedidas. Pedir permiso y perdón hasta por respirar.
Siendo intervencionista, metiéndome en los asuntos de los demás sin que me lo hayan pedido: sermonear, aconsejar, opinar, juzgar, intentar convencer, etc.
Rumiando sobre cosas que no han pasado, que no sé si van a pasar y que probablemente nunca vayan a pasar.
Haciendo listados enormes de tareas diarias que sé que no puedo cumplir, muchas de ellas no necesarias o no prioritarias.
Siendo multitarea. Ser mujer orquesta, haciendo varias cosas a la vez.
Procrastinando lo que más tarde o más temprano sé que voy a tener que hacer.
Ciñéndome a la regla rígida de que siempre hay que terminar todo lo que se empieza (terminar un libro que no me gusta, comerme todo lo que haya en el plato aunque no tenga más hambre, no salirme del cine cuando una peli no me está entreteniendo, quedarme en una relación aunque ya no me haga feliz, etc.)
Consumiendo un exceso de información, sobre todo negativa y/o alarmista.
Malgastando mi tiempo en las redes, viendo la vida pasar… la de los demás.
¿Y tú? ¿Te has planteado las cosas, actitudes, relaciones o situaciones que están actualmente complicando tu vida? Quizá sea un buen momento para donar esos pantalones que aún conservas, pero que hace 4 años no te puedes poner, para dejar de quejarte y empezar a buscar soluciones a eso que tanto te agobia, o para mandar a la mierda (con mucho respeto) a esa persona que tú ya sabes….😜
Aviso a navegantes: si me ves por ahí, no te preocupes, no estoy enferma… es que no me he pintado😆
¡Muchas gracias por llegar hasta aquí! Espero que te haya gustado😊
Y como dice mi amigo Germán:
¡Hazlo simple!😉