María Teresa muy presente en el Día de las Personas Desaparecidas sin Causa Aparente

José Manuel González/EL FARO

Sus padres han emitido un vídeo solicitando apoyo, investigación y que el caso de su hija, que lleva 23 años, 6 meses y 9 días desaparecida, no caiga en el olvido

Imagen de María Teresa Fernández en el año de su desaparición (Archivo)

Hoy, 9 de marzo de 2024, se conmemora el Día de las Personas Desaparecidas sin Causa Aparente, que en Motril, tiene un marcado componente emocional y humano, porque la familia de la joven María Teresa Fernández, desaparecida en la ciudad en agosto del año 2000, se ha convertido en un emblema y ejemplo nacional de la fortaleza, la esperanza y la lucha incansable contra el tiempo y todos los imponderables habidos durante estos veintiún años.

María Teresa Fernández cumple ya 23 años, 6 meses y 9 días desaparecida, desde que se le perdió la pista, sin causa aparente, un 18 de agosto del año 2000, a la edad de 18 años.

El próximo 18 de agosto cumplirá 42 años. María Teresa Fernández Martín sigue en el recuerdo de todos, porque su familia y la sociedad motrileña no la olvida, su caso seguirá abierto, en lo posible, por parte del Cuerpo Nacional de Policía hasta que llegue un final, sea el que sea, de manera que sus allegados puedan tener dosis de paz en su día a día mientras se aferran a la esperanza, que dicen, «es lo último que se pierde».

Su madre, Teresa Martín, junto a su padre Antonio Fernández, han lanzado públicamente un vídeo en el que hacen un llamamiento a seguir luchando por saber qué pasó con su hija, y con todas las personas desaparecidas. Es, un nuevo lamento a corazón abierto, entre llantos, que reproducimos en el siguiente vídeo, al que ha tenido acceso EL FARO:

Hoy, el Ayuntamiento de Motril, con la alcaldesa García Chamorro a la cabeza, ha llevado a cabo un acto de recuerdo en el Parque de los Pueblos de América, junto al monolito que lleva el nombre de María Teresa, en el que se ha mostrado la solidaridad con la familia y amigos, y se ha depositado un ramo de flores blancas como signo de amor para recordar que «no descansaremos hasta encontraros» y, particularmente para la joven motrileña, «siempre en nuestro corazón».

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