El «chacachá del tren»
Al compás del chacachá
Del chacachá del tren
¡Que gusto da viajar
Cuando se va en exprés!
No creo que la letra de la popular canción del Consorcio sea la más recomendable para escuchar en el ¿AVE? de Granada, sobre todo cuando transita entre Loja y la capital a las mareantes velocidades de 50 kilómetros por hora, pagadas a precio de oro por los incautos viajeros que deciden sacarse un billete, en la seguridad que van a viajar en un AVE, donde al final se van a encontrar con el «exprés» del Consorcio.
No sé si con tanto «ruido» nacional que nos llega con las astracanadas nocturnas desde Ferraz, el descalzaperros de la amnistía, o el Apocalipsis que un día sí y otro también nos anuncia, Feijóo y Lady Madrid, les ha pasado desapercibido el enésimo despropósito sobre la integración del AVE en Granada. Décadas llevamos discutiendo sobre si son galgos o son podencos para al final seguir teniendo un AVE de la señorita Pepis, que sigue partiendo a la ciudad en dos para llegar a una estación impropia de una ciudad como Granada..
Hasta donde sabemos, los proyectos ferroviarios de integración necesitarían una inversión aproximada de 900 millones que permitirá incorporar las vías de la línea procedente de Moreda y Bobadilla y diseñar el ramal de entrada hasta la estación, si es que lo que se pretende es la eliminación de las vías en superficie atravesando La Chana, la Rosaleda y junto a los Pajaritos.
En los últimos días, hemos asistido al enésimo pelapollos entre el Ayuntamiento, ahora gobernado por el PP y el Gobierno central, en manos del PSOE, a vueltas con la llegada soterrada del tren a la ciudad que de nuevo parece convertirse en arma arrojadiza entre socialistas y populares y que ya ha demostrado sus bondades en ciudades como Córdoba o Murcia, donde no solo se eliminó el problema, sino que se generaron nuevos espacios urbanos que han transformado esas ciudades, generando además plusvalías millonarias.
El AVE llegó a Córdoba soterrado, lo que ha supuesto la mayor transformación urbana de la ciudad en el último siglo. Las vías de ferrocarril -al igual que en Granada-, se habían convertido desde hacía décadas, en una muralla que rompía la continuidad entre el norte y el sur de la ciudad.
¿Por qué lo que se pudo hacer en Córdoba hace treinta años, no se puede hacer ahora en Granada? El soterramiento de 2,5 kilómetros en la ciudad califal, fue el inicio de un proyecto que rescató para el corazón urbano, un espacio de 423.000 metros cuadrados, viviendas, oficinas, lugares de ocio, además de un amplio aparcamiento subterráneo que ha dado respuesta a los problemas que existían en esta zona de la capital cordobesa. Al igual que ahora en Murcia, su ciudadanía, sus agentes sociales y los partidos políticos, fueron una piña en su lucha para conseguir aquel soterramiento, algo que debería reproducirse en Granada, para exigir del Gobierno los compromisos contraídos con esta ciudad para la llegada subterránea de la alta velocidad.
Casi un cuarto de siglo después de que el entonces todopoderoso vicepresidente del Gobierno y ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, presentara el Plan de Infraestructura 2000-2007, en el que se incluía la llegada del AVE a Granada, lo que nuestra ciudad ha “conseguido” son más de dos décadas de obras y cuatro años sin tren, para adecuar un tramo de 126 kilómetros de una línea ¿AVE? entre Antequera y Granada, que es la más lenta del país, con tramos de vía del siglo XIX; una estación impropia de una ciudad como la nuestra; escasísimas frecuencias de trenes y precios abusivos. Si rematamos la «faena» con el abandono del soterramiento, habremos convertido, una vez más, una enorme oportunidad en la nada con sifón.
La bandera del soterramiento, aunque ya hayamos perdido demasiado tiempo, debería tener detrás suya a toda Granada, empezando por los partidos políticos, que antes de las elecciones municipales, parecieron adherirse inequívocamente a esa propuesta, siguiendo por los agentes sociales y continuando por toda la ciudadanía, cuyas movilizaciones ya han demostrado en Murcia, que son capaces de torcer los planes de cualquier Gobierno.
Que el AVE llegue a Granada soterrado, que lo haga a través de la nueva variante de Loja en un tiempo que pueda competir con el coche y con el número de frecuencias que exige una ciudad de primer nivel turístico internacional, es una obligación de esta ciudad y de toda su ciudadanía, porque en ello, como hemos visto con la sede de la agencia de la Inteligencia Artificial, nos va gran parte de nuestro futuro.