La Rábita: renacer de una comunidad tras las inundaciones de 1973

EL FARO

Fuente: Instituto Estadística y Cartografía Andalucía

50 aniversario de la catástrofe: El 19 de octubre de 1973 una riada conocida como ‘La Nube’ arrasó La Rábita dejando más de 80 víctimas mortales, familias destrozadas y un pueblo destruido. El próximo sábado 21 de octubre, a las 19:30 h, el Ayuntamiento de Albuñol celebra un acto institucional conmemorativo del suceso que marcó un antes y un después de un pueblo y sus vecinos en la zona más oriental de la Costa Tropical

‘La Nube’ devastó La Rábita provocando casi un centenar de muertos (Archivo municipio)

La Rábita (Albuñol) es una población que debe su nombre a la construcción del ribat o fortaleza-monasterio, ya que en la época nazarí este lugar se constituyó como punto estratégico de defensa en la costa. En los alrededores del castillo fue conformándose y creciendo la población y en el siglo XVIII se construyó una torre vigía, que permitía el contacto visual con el sistema defensivo costero del litoral, amenazado por piratas berberiscos.

Al igual que en la cercana población de El Pozuelo, la existencia de recursos hídricos junto con la de los deltas aluviales de las ramblas de Albuñol y Huarea permitió el desarrollo pionero a principio del siglo XX de una agricultura que aprovechaba las excelentes condiciones climáticas para el desarrollo de una agricultura especializada en frutos hortícolas extratempranos.

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‘La Nube’ devastó La Rábita provocando casi un centenar de muertos (Archivo municipio)

Las inundaciones producidas en octubre de 1973, provocadas por violentas precipitaciones, unido a la falta de cobertura vegetal y el tipo de suelo, provocaron enormes crecidas de las ramblas que manifestaron todo su poder destructivo y ocasionaron la mayor catástrofe natural de la historia reciente de Andalucía con decenas de muertos y desaparecidos, dañando gravemente la población y las infraestructuras, y perdiéndose la práctica totalidad de la superficie agrícola en regadío que era su principal medio de vida.

Los habitantes hicieron de la necesidad virtud: el material aportado por esta avenida amplió enormemente los deltas aluviales, conocidos como “nubes”, que pronto fueron roturados por el hombre, ampliándose notablemente la superficie cultivada, inmediatamente ocupados por invernaderos siguiendo el modelo instaurado en el vecino Campo de Dalías, con lo cual se confirmó el renacer de estas poblaciones agrícolas.

‘La Nube’ devastó La Rábita provocando casi un centenar de muertos (Archivo municipio)

El desarrollo de la agricultura de extratempranos: soporte del desarrollo del litoral granadino

La primera función de este asentamiento fue la defensiva, de ello es muestra la fortaleza de La Rábita, perteneciente a la frontera marítima del Reino de Granada. Se compone de tres partes bien diferenciadas; las dos primeras son de obra árabe reformada en el siglo XVI, compuesta por un recinto de planta trapezoidal, con patio central y delimitado por murallas con adarve y peto alto con troneras y un gran torreón adosado al norte, ambos parecidos estructuralmente al cercano castillo de Castell de Ferro; la otra, construida en el siglo XVIII y situada al sur de la anterior, está formada por un baluarte con dos torres ataluzadas, preparado para tener artillería. Su uso militar ha continuado prácticamente hasta nuestros días al ser usado como cuartel de la Guardia Civil. En el plano del castillo, procedente del Archivo de Simancas y disponible en la cartoteca del IECA, se observa la posición de la fortaleza sobre la enorme rambla de Albuñol, entonces sin encauzar, con formas anastomosadas con canales múltiples, propio del régimen torrencial de la rambla.

Plano del Castillo de la Rabita
Plano del Castillo de La Rábita. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo General de Simancas MP y D-XXXVII-3 ICA1989001786
http://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/cartoteca/buscar/getisbn/startid/0/id/1729

Esta construcción se completó con las atalayas mandadas hacer por Felipe II pero no finalizadas hasta muchos años después. Una de ellas, la Torre del Cerro del Castillejo, domina la población y permanece en contacto visual con las torres vigía de Punta Negra y Huarea, con lo cual la defensa marítima de esta población y de su entorno quedó fortalecida y ampliada. Tierra adentro desde 1696, los pobladores obtuvieron el permiso Real de roturar y usar las tierras, que en su mayoría estaban cubiertas de encinas. Comenzaron a utilizar las tierras para la labor y nacieron múltiples cortijadas con los apellidos de los nuevos pobladores. Aún hoy, conservan su nombre tales como Los Rivas, Los Gálvez, Los Morenos, Los Bajos, Los Castillas, etc., que luego se han consolidado como pequeñas poblaciones. Albuñol, a finales del siglo XVII, comenzó a vivir su época de esplendor demográfico, agrícola y comercial, ya que las tierras estaban cultivadas de viñedos, higueras y almendros, cuyos frutos -principalmente vino y pasas- eran conocidos por toda la geografía española, y se transportaban desde La Rábita a distintos mercados nacionales e internacionales.

Aunque es un fenómeno poco estudiado, hay constancia de que agricultores de La Rábita y El Pozuelo fueron pioneros en el desarrollo de una agricultura hortícola de frutos extratempranos al menos desde 1910, aprovechando la benignas condiciones climáticas y los limitados recursos hídricos de las ramblas. Mientras, la playa servía de varadero de una modesta flota de pesca de carácter artesanal.

La fotografía aérea del Vuelo Americano de 1956 permite apreciar que la población está situada en un cruce de carreteras que relacionaban la comarca de la Contraviesa y su capital municipal (Albuñol), y las ciudades de Almería y Motril por la carretera nacional 340. También es notable la distribución de las parcelas en regadío, surtidas por la conocida como Acequia Madre de Ahijón, que ocupan parte de la rambla protegidas por obras de defensa y dispuestas de forma regular y alargada. Da una idea del predominio de la pequeña propiedad, de la organización racional de los riegos y de la alta productividad. También es llamativo el carácter desnudo de los terrenos topográficamente más accidentados, que según la información del Mapa Topográfico Nacional tenía un aprovechamiento agrícola. La rambla aparece encauzada y protegida por muros, defensas de los que hay constancia que conocieron sucesivas reparaciones, las más importantes tras las avenidas de diciembre de 1945, que provocaron costosas obras dirigidas por el ingeniero de caminos Fernando Sáenz de Oiza, hermano del celebrado arquitecto.

Hoja nº 1057 del Mapa Topográfico Nacional
Hoja nº 1057 del Mapa Topográfico Nacional. Instituto Geográfico Nacional, 1949
http://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/cartoteca/buscar/getisbn/startid/50/id/96414

La Rábita 1956-57. Vuelo Americano
La Rábita 1956-57. Vuelo Americano, Serie B. Ministerio de Defensa.

Las inundaciones de octubre de 1973 en el sureste de la Península Ibérica

Las inundaciones ocurridas en octubre de 1973 pueden considerarse como las más graves del siglo XX. Entre los días 17 y 19 de octubre se produjeron riadas catastróficas en el sureste de la Península Ibérica, que afectaron a las provincias de Granada, Murcia y Almería, y particularmente con unas consecuencias muy dramáticas para el núcleo de La Rábita y para la localidad murciana de Puerto Lumbreras.

Estas riadas, que han sido estudiadas en sus aspectos meteorológicos por José Capel Molina, tuvieron su causa en las intensas precipitaciones originadas por una confluencia de factores, principalmente la existencia de una gota fría localizada en el borde mediterráneo suroriental. En algunos lugares las precipitaciones registradas superaron los 600 l/m², con valores máximos localizados sobre la Sierra de la Contraviesa, Guadaletín y el Valle del Almanzora. En zonas como la cabecera del río Adra, la Sierra de Orce y el este de Iznalloz se recogieron entre 200 y 250 l/m². Zurgena, con 730 l/m² recogidos entre el 18 y 19 de octubre ostenta el máximo valor de intensidad de lluvia desde que se llevan registros en la meteorología española. Estas lluvias de gran intensidad horaria se han registrado en otras ocasiones, como en octubre de 1924, pero ninguna ha tenido efectos tan desastrosos, provocados sobre todo por la mayor extensión del fenómeno, lo que ocasionó crecidas desconocidas en los ríos y ramblas que manifestaron todo su poder destructivo.

Isoyetas de precipitaciones y situación sinóptica del 18 de octubre de 1973
Isoyetas de precipitaciones y situación sinóptica del 18 de octubre de 1973. Figuras tomadas de: Capel Molina, J. (1974). “Génesis de la inundaciones de octubre de 1973 en el sureste de la Península Ibérica”. Cuaderno de Geografía de la Universidad de Granada, nº 4, pag.149-166.

Las fuertes precipitaciones fueron el resultado de una serie de efectos convergentes en el transcurso del 16 al 20 de octubre. Sobresale entre todos ellos la formalización de un embolsamiento de aire frío sobre el sur de la Península que en contacto con las masas de aire mediterráneo cálido y húmedo desencadenó una ciclogénesis sobre el Mar de Alborán. Se dieron condiciones muy favorables para el desarrollo de movimientos ascendentes hacia las capas altas, dando lugar a una gigantesca chimenea que por su base aspiraba aire marítimo cálido y húmedo a gran velocidad y formándose cumulonimbos tempestuosos que provocaron aguaceros violentos de más de 100 mm/hora. Estas circunstancias que sucedieron el 18 y el 19 de octubre hasta que el día 20 la depresión fría se dirigió al norte de África. El relieve de las sierras Béticas costeras favoreció la condensación y actuó como trampolín, jugando un papel decisivo en el reparto de las lluvias torrenciales según las masas montañosas estuviesen orientadas a la dirección de los vientos del este, y afectando -sobre todo- a los cursos altos, más que a los bajos.

Los desbordamientos de los ríos y de las ramblas provocaron graves inundaciones cuyo poder destructivo se potenció por las características morfológicas de la región caracterizada por topografías muy accidentadas (hasta 2.000 metros de desnivel en pocos kilómetros), relieves disecados sin cobertura vegetal y materiales deleznables (margas, arcillas, pizarras), todo ello provocó escorrentías que superaban los dos tercios de las precipitaciones que arrastraron laderas, tierras, arboles, y que al llevar un componente sólido muy importante (cerca del 30%) multiplicaba su poder destructivo. Las zonas más afectadas fueron la hoya de Guadix-Baza por los desbordamientos en la cuenca alta del Guadiana Menor, la Alpujarra por la crecida del Guadalfeo, el río Almanzora, las cuencas de los ríos Adra y Guadaletín. Las crecidas más espectaculares fueron las del río Almanzora (3.500 m3/segundo), la rambla del Albox (1.600), Adra (2.000) y Guadaletín (3.000). Aparte de cuantiosas pérdidas materiales, dado que los daños en las tierras de cultivo, infraestructuras, viviendas y cabaña ganadera fueron muy notables, hubo que lamentar un número muy alto de pérdidas humanas: más de un centenar y medio de víctimas en las provincias de Murcia, Granada y Almería, especialmente concentrados en Zurgena, La Rábita y Puerto Lumbreras.

Desastre en La Rábita

Las lluvias fueron excepcionales en La Rábita aquella trágica noche del 18 de octubre de 1973 (210 mm en Albuñol y 210 mm en El Pozuelo), pero aún más lo fueron aguas arriba, en la Sierra de Contraviesa (350 mm en Murtas). La catástrofe fue provocada por la violencia de la crecida que llevó un caudal punta estimado en 2.580 m3/seg. (cifra espectacular si se tiene en cuenta la superficie de la cuenca, de solo 120 km2). Esto provocó el taponamiento del puente del tramo de la N-340 que pasaba justo por encima del núcleo urbano. Se originó una gran presa que contenía toneladas de agua, piedras, fangos y multitud de restos que se habían arrastrado desde cuenca arriba. Los muros de contención que se situaban en el borde de la rambla junto al pueblo de La Rábita se rompieron debido a la presión de agua, lo que hizo que el agua acumulada y las toneladas de sedimento se desviaran hacia el pueblo arrasando todas las viviendas que encontraron a su paso. Las olas de agua y fango llegaron a medir tres o cuatro metros de altura. La riada afectó a 101 viviendas, de las cuales destruyó 74, principalmente de los barrios de pescadores de Mochila y Santa Adela. Los muertos identificados fueron veinticuatro, a los que hay que unir veintinueve desaparecidos identificados, y un número impreciso de otros desaparecidos en caseríos, cortijadas y diseminados. Aparte de la pérdida en vidas humanas, la población perdió las escuelas y permaneció incomunicada y sin los servicios básicos varios días, siendo abastecida por mar y por aire. Además, perdió toda la tierra laborable en regadío próxima al litoral.

La Rábita fue inicialmente evacuada y sus habitantes repartidos por los cerros en cortijos y caseríos. En pocos días, al poder abrirse la carretera desde La Mamola, se empezó a allanar el cerro más próximo para la ubicación de un poblado de emergencia y enclavar cerca de un centenar de viviendas prefabricadas junto con escuelas y guarderías. Igualmente se reparó con urgencia el muro de defensa de la rambla, y se distribuyó la población escolar entre los colegios de las poblaciones vecinas.

La Rábita 19-10-1973
La Rábita 19-10-1973

Imágenes tomadas de: http://www.cazatormentas.net/foro/reportajes-de-meteorologa-extrema/recuerdos-de-una-riada-megareportaje-fotografico-19-10-1973/

El NODO, noticiero cinematográfico oficial del Estado, recogió en este impresionante documental, imágenes de las consecuencias de la catástrofe: http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-1608/1469364/

La Rábita 1971, antes de la catástrofe
La Rábita 1971, antes de la catástrofe. Fototeca del IECA.
La Rábita y El Pozuelo, octubre-noviembre de 1973
La Rábita y El Pozuelo, octubre-noviembre de 1973. Fototeca del IECA.

La comparación de los fotogramas de 1971 y 1973, pertenecientes a los fondos de CETFA adquiridos por el IECA, permite apreciar la magnitud de la avenida y los daños provocados: todo el terreno agrícola desaparecido próximo a las ramblas, así como la carretera nacional y la de acceso a Albuñol. Llama la atención la supervivencia de una construcción en medio del nuevo delta de tierras y escombros, se trata de una edificación construida sobre pilotes que soportó la crecida, aunque quedó muy dañada. También sorprende la enorme cantidad de tierra ganada al mar y que pronto se convirtió en nuevos terrenos agrícolas.

Detalle de La Rábita antes y después de las inundaciones 1971-1973
Detalle de La Rábita antes y después de las inundaciones 1971-1973
Detalle de La Rábita antes y después de las inundaciones 1971-1973 Fototeca del IECA.

La rápida recuperación de La Rábita. La introducción de nuevos cultivos intensivos de invernadero

La Rábita tenía 1.458 habitantes en 1970, en el censo siguiente de 1981 su población era de 1.353 habitantes, datos que dan una idea de que pese al alto precio pagado en vidas humanas y a los daños provocados, el impacto de la catástrofe fue demográficamente mínimo. Ello se debió a que la actividad agrícola se recuperó rápidamente, ocupando los terrenos de domino público ganados al mar. En la ortofotografía de 1977 se aprecia que la rambla fue encauzada y alejada de la población, y como la población crece principalmente en zonas de topografía más elevada. El puente que provocó la catástrofe no volvió a reconstruirse. En la imagen se observa que la rambla se salvaba con un vado (por lo que el tráfico de la carretera nacional se interrumpía tras las lluvias fuertes) aunque en el norte del casco se observan los pilares destinados a soportar el viaducto de la nueva variante que formaría parte de la N-340.

La Rábita 1977. Vuelo Interministerial
La Rábita 1977. Vuelo Interministerial, Instituto Geográfico Nacional.

En la ortofotografía de 1984 se aprecia un cambio fundamental: la implantación de los invernaderos que permitían un cultivo más productivo y eficiente, y que se extendieron desde el cercano campo de Dalías, donde provocaron una verdadera revolución al permitir cultivar varias cosechas, aumentar la productividad y facilitar el desarrollo agrícola con un menor consumo de un bien muy escaso: el agua. También se observa la entrada en servicio de la nueva variante de la N-340, que se consolida en un importante eje viario de ámbito nacional, aún muy penalizado por las deficientes condiciones de trazado y geométricas de este eje.

La Rábita 1977. Vuelo Interministerial
La Rábita 1984. Ortotofotografía Instituto Geográfico Nacional.

En una ortofotografía de 2010 se observa la extensión de los invernaderos a zonas topográficamente menos favorecidas, lo que obliga a grandes movimientos de tierras y a la utilización de gigantescos taludes de piedras o pedraplenes, siguiendo el modelo utilizado en el campo de Dalías y que se extendió por la Costa Tropical granadina. Ello ha sido posible gracias a la utilización de nuevos suministros hídricos, pues los recursos locales son muy limitados: acuíferos subterráneos ya sobreexplotados. Los nuevos recursos han sido suministrados desde lejanos pozos, así como por costosas operaciones de trasvase de agua desde algunas de las acequias alpujarreñas situadas en la cuenca del Guadalfeo.

La población de La Rábita no ha crecido significativamente, contando con 1.895 habitantes en la actualidad (2014), entre otras cosas porque el espacio útil para edificar es muy limitado. El frente marítimo urbano ha sido ocupado parcialmente por un paseo marítimo, construido sobre la playa, lo que provoca que sufra los efectos de los temporales y que se demande la construcción de escolleras. La zona agrícola que ocupa los terrenos de dominio público resultado de los aportes masivos de la catástrofe, conocida como la nube, sufre igual y periódicamente los efectos de los embates del mar, que daña los invernaderos y ha provocado que esta zona del litoral entre La Rábita y El Pozuelo esté defendida por escolleras que no son suficientes. Existe un debate público sobre el futuro de este litoral degradado por la cantidad de residuos agrícolas, para el que se propone su defensa con espigones, su restauración y la recuperación del dominio público.

Otro elemento importante visible en la ortofotografía es el desdoble de la N-340, ahora conocida como la A-7 y consolidada como eje transnacional E-15, articulador del litoral mediterráneo. Su papel se verá potenciado con la próxima finalización de su desdoble, por lo que se completará este vial de alta capacidad. Quizás se trata de la obra pública más compleja y costosa de las construidas en la Comunidad Autónoma de Andalucía por su entidad y por las dificultades técnicas que ha tenido que superar. El puente sobre la rambla de Albuñol que pudiera conectar directamente a El Pozuelo y a La Rábita, sigue sin existir, resolviéndose dicha conexión con un vado sobre la rambla. La memoria de la catástrofe quizás todavía pesa sobre la decisión de reconstruir el puente que fue causante de la tragedia.

La Rábita 2010
La Rábita 2010. Imagen del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea.
Entorno de La Rábita. Mapa de la Costa Tropical
Entorno de La Rábita. Mapa de la Costa Tropical, 1:50.000 Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, 2012.

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