«Nos roban la sanidad, nos quitan la vida»
Tomo prestado para encabezar esta columna, el lema con el que las mareas blancas vuelven a convocar a los andaluces a una gran movilización contra la privatización sanitaria. Me permitirán que más que un relato de opinión, estas líneas sean una sucesión de hechos que indican hasta que punto la sanidad pública andaluza está en peligro.
Esta misma semana la UGT denunciaba el «fuerte recorte en personal sanitario» en Granada, subrayando como se siguen reduciendo las plantillas de todas las categorías, a pesar de que la Administración sanitaria y el SAS anuncian que se han aumentado, cosa que es imposible comprobar, porque cuando se le solicita información para contrastar sus datos, impera el silencio.
Según la información de UGT, en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves, uno de los más importantes de Andalucía, faltan 104 profesionales de enfermería, hay 117 bajas sin cubrir, 45 puestos estructurales vacantes y 19 reducciones de jornada que tampoco se han compensado. Además, los contratos de refuerzo COVID se han utilizado para cubrir puestos para los que no estaban contemplados, y se ha abierto una sala de radiología intervencionista, sin personal. No parece que las cosas vayan a mejorar, ya que, según las denuncias del sindicato, «desde la dirección del Hospital no se ha previsto a día de hoy, ningún plan para paliar esta situación, ni a corto, ni a largo plazo, lo que está abocando al hospital al colapso».
En el centro de Doctor Olóriz -antiguo Clínico-, se ha cerrado, según UGT, la Unidad Provincial de Paliativos, por falta de personal. En el servicio de urgencias se están cerrando circuitos no sólo por falta de personal enfermero y auxiliar, sino también por falta de carritos y de camas. Los pacientes de urgencias reciben medicación de planta porque están allí más de 48 horas, con lo que ello supone para enfermería y farmacia. En la UCI cardíaca sólo hay 4 camas, no hay operaciones ni personal. En cuanto a otras categorías profesionales, hay 26 puestos de celadores sin cubrir, y en pinches, con 15 bajas, sólo se han sustituido dos.
En en hospital de Neurotraumatología también se ha cerrado el circuito de urgencias y hay 15 celadores de baja, sin cubrir. El exceso de jornada de algunos profesionales está llegando hasta las 140 horas anuales y «todos los servicios están en mínimos».
Esta situación no sólo se limita a los centros hospitalarios, en los centros de salud del Distrito Sanitario Metropolitano la situación es parecida y no se cubren las vacantes en ninguna categoría profesional, incluidos médicos. Así, en La Zubia y Ogíjares, de los 8 facultativos que tendría que haber, sólo hay 3, haciendo así imposible el cumplimiento de las 35 citas por día que impone el SAS. El personal auxiliar administrativo es también escaso, con mucha rotación entre distintos centros, no existiendo estabilización, y siendo sustituidos, cuando lo son, por personal ajeno a esta actividad, no preparado para el correcto funcionamiento del servicio.
Y lo peor es que, a pesar de esta situación, según UGT el SAS no tiene intención alguna de contratar personal, haciendo caso omiso a las brutales necesidades que los profesionales sanitarios llevan padeciendo meses. Y no, no es cierto eso que asegura la consejera de que no hay médicos, porque según UGT, hay profesionales disponibles de casi todas las categorías en las bolsas, aunque muchos de ellos están buscando salida laboral en otras comunidades, por la sencilla razón de que «los obligan a marcharse». Con este escenario, asegura el sindicato, «La sanidad pública de calidad, cohesión y universal va a colapsar en nuestra provincia».
El caso es que no hay nada como conseguir una mayoría absoluta en las urnas, para que a la Administración competente le empiecen a surgir “problemas técnicos” -como los ha definido Moreno Bonilla-, en asuntos fundamentales para millones de ciudadanos en áreas claves como sanidad, educación o vivienda.
El Gobierno andaluz acaba de sufrir su peor derrota política con la marcha atrás de su proyecto de ley de ampliación de regadíos junto al Parque Nacional de Doñana, ampliamente contestado por organismos internacionales como la Unesco o la Unión Europea, y también por la comunidad científica mundial, los conservacionistas y el Gobierno de España. A este varapalo se suma una cascada incomprensible de “problemas técnicos” que mantienen empantanadas, durante más de un año, algunas iniciativas que afectan directamente a millones de andaluces, como son el bono joven de alquiler, o el impresentable retraso en el inicio de las actividades extraescolares en los colegios de la comunidad.
Pero el colmo de los “problemas técnicos” aducidos por Moreno Bonilla y su gobierno ha sido el relativo a las listas de espera sanitarias. Tan graves han debido ser esos «problemas» que desde hace más de año y medio no sabemos cuántos andaluces están a la espera de una intervención quirúrgica en los hospitales públicos de la comunidad autónoma.
Pero ya verán ustedes como esos misteriosos «problemas técnicos», no van a afectar lo más mínimo a las clínicas privadas que van a recibir la fiolera de 734 millones de euros, supuestamente como “plan de choque” para aliviar estas inconcretas listas de espera; millones que, en lugar de destinarse a mejorar los medios humanos y técnicos de la sanidad pública, irán a las cuentas de resultados a clínicas privadas dentro y fuera de Andalucía, con el objetivo de “agilizar” esta demora desconocida en las intervenciones quirúrgicas.
Y así, queridos amigos, de «problema técnico» en «problema técnico», la sanidad pública andaluza se encamina inexorablemente a la unidad de paliativos, algo que solo podremos evitar las mujeres y hombres de esta tierra, por la sencilla razón de que somos nosotros los dueños de un sistema público de salud que hemos construido con nuestros impuestos, del que nos sentimos orgullosos y cuya privatización no estamos dispuestos a consentir… por muchos «problemas técnicos» que se inventen Juanma y Catalina.