Autor: Juan Antonio Gutiérrez Montes
‘El Niño La Nati’
LA RUEDA DEL CAMINO DE LA MAR Y SUS TRABAJADORES (SUS HOMBRES Y SUS NIÑOS)
La rueda de José Antonio Rodríguez (El Hilero). Principios de los años 50.
La Rueda era una pequeña industria de confección de hilos y de cordajes dedicados principalmente para las faenas de la mar, esta pequeña industria disponía de varias ruedas parecidas a las que se ven en la imagen, estaban situadas entre las filas de árboles de los dos paseos del Camino de La Mar y a la parte de poniente de La Haza de Don Amador, donde en la actualidad se encuentran el centro de salud del Varadero y el parque de bomberos.
En la cuadrilla de trabajadores de La Rueda abundaban más los niños que las personas mayores u oficiales, los oficiales fueron entre otros, Pepe Rodríguez (hijo de José Antonio El Hilero), Francisco Medina Sánchez, Manuel Medina Sánchez (El Barraco), Ricardo Romera, Paco el de La Vicenta que vivía en El Corralón, Antonio Max (El Alicantino),bajo las órdenes de éstos oficiales estaban entre otros los niños, Manuel Martín Morales y su hermano Paco Martín Morales (los del Quito), Antonio Arquero Peña y su hermano Pepe Arquero Peña (los de La Carmelina Peña ), Victoriano Ortiz, Fernando Rodríguez Gutiérrez (El de La Mariquita Manuela), Paco Navarro Jiménez (el de La Rosa de Frasquillo Estierco), Francisco Guerra Rodríguez (El de La Carmelina La Verruga… El sueldo de un niño de La Rueda en esa época era de 3 pesetas, (algo más de dos céntimos de euro) al día que lo cobraban por semanas, los sábados y los domingos sólo trabajaban los chiquillos, trabajaban gratis y se dedicaban a pulir los hilos para los palangres (artes de pesca).
Las redes las confeccionaban una decena de jóvenes mujeres del Varadero. Del Varadero también eran casi todos los componentes de La Rueda, pues tenían que estar todo el día pendientes al trabajo que a veces lo tenían que interrumpir por la lluvia, no para evitar que se mojara los trabajadores sino porque el material con el que hacían los hilos como el cáñamo o la pita se extraviaban con el agua de la lluvia, cuando llovía los chiquillos y los mayores de La Rueda se refugiaban bajo el techo del Portón (entrada) del patio de vecinos La Peripaz, donde medio mojados y pasando frío, la mayoría mal alimentados, mal calzados y mal vestidos esperaban a que parara de llover para proseguir con el trabajo hasta que se pusiera el sol. Una jornada de trabajo en La Rueda empezaba con la salida del sol o antes, cuándo los trabajadores se dirigían a los paseos del Camino de La Mar, que estaban a los lados de dicho camino como el que se puede ver en la imagen, donde estaban las ruedas para el hilado, después de colocar las ruedas en sus respectivos sitios empezaban a hilar, los oficiales se dedicaban al hilado y los niños a trabajos auxiliares como hacer girar las grandes ruedas (con respecto a su pequeña corpulencia de niños), las ruedas les producían lesiones en las manos a los chiquillos por estar tantas horas dándole a los mangos que las hacían girar, los niños también tenían que mover piedras de hasta cien kilos, aunque en verano no pasaban calor al estar bajo la sombra de los árboles, el invierno era duro para ellos por estar expuestos a las lluvias, los fríos y los vientos tanto de Levante como de Poniente o Viento de Tierra (viento del Norte) que soplaba bastante frío debido a las Nieves de Sierra Nevada, pues el Varadero estaba expuesto a todos los temporales. Cuando el viento soplaba de Poniente colocaban las ruedas junto al muro de Poniente) que se ve en la imagen) para resguardar del viento las faenas del hilado, cuando el viento era de Levante colocaban las ruedas junto al muro de Levante, durante los años que estuvo.
En La Rueda en activo se confeccionaron todo tipo de cordajes para la pesca y la marina mercante, como malletas, cabos, estachas, hilos para los chúmbeles (aparejos de pesca), hilos para las cañas de carrete o deportivas y para otros menesteres, con el paso de los años y con la aparición de las fibras sintéticas el trabajo de La Rueda fue decayendo hasta que a finales de los años 60 La Rueda paro para siempre, pero aquellos hombres y chiquillos de La Rueda quedaron en la memoria de las gentes del Barrio del Varadero de Motril.
*De mi memoria y de las memorias de mis vecinos del barrio de El Varadero.
Esta publicación se la dedicamos a todos los que fueron trabajadores de La Rueda (a los que siguen entre nosotros y a los que se fueron para no volver más) y en especial a aquellos chiquillos que hicieron los trabajos más duros de La Rueda para poder llevar un pedazo de pan a sus familias en unos tiempos muy difíciles.