Domingo A. López Fernández
Cronista Oficial de la ciudad de Motril
MIGUEL DEL PINO PALOMARES (1940-2022)
MEMORIA DE ANIVERSARIO
(y III)
Tras dar a conocer la biografía de Miguel del Pino Palomares, finalizamos hoy esta Memoria de Aniversario que ha pretendido dar a conocer la figura de este prohombre de nuestra ciudad al cumplirse un año de su fallecimiento. En verdad ha sido una figura clave de nuestra historia reciente y, en ello, la realidad se impone, pues partiendo desde lo más básico, con enorme modestia y total humildad, Miguel del Pino supo creer en un proyecto empresarial que en opinión de muchos estaba abocado al fracaso. Se trataba del “Grupo Sindical de Colonización La Palma”, una pequeña cooperativa fundada en 1973 por escasamente un centenar de agricultores que, en sus primeros años, malvive en su gestión, aspecto que les hace abandonar prácticamente a todos sus socios. A todos menos a doce más uno. Ese uno era Miguel del Pino, su presidente, que va a perseverar en mantenerla a flote exponiendo su propio patrimonio y el de sus socios para darle viabilidad empresarial. Con él “La Palma” despega de su ostracismo y, año a año, consigue afianzarse y proyectarse internacionalmente gracias a la calidad de sus productos y a la innovación de nuevos cultivos que triunfan en los gustos y apetencias europeas. Sin duda, La Palma, es una obra personal de Miguel del Pino y sus colaboradores más directos, así como de los agricultores que con los años se han unido para hacer de la cooperativa lo que es hoy, una empresa puntera en la provincia, que crea riqueza y puestos de trabajo infinitos y que es conocida por la excelencia de sus productos agrícolas. Y lo que es más, que da prestigio y nombradía a toda la comarca de la costa granadina.
A modo de homenaje y, como colofón, EL FARO ha creído conveniente reeditar la entrevista que Miguel del Pino dedicaba al semanario tras la “gesta” realizada ante la embajada francesa en Madrid que fue portada en todos los periódicos de tirada nacional. Fue una operación orquestada por nuestro personaje junto a José María Giralt, presidente de la Confederación Nacional de Cámaras Agrarias, y numerosos motrileños para dar respuesta a la serie de atentados contra camiones españoles que transportaban productos de nuestra costa y que con demasiada frecuencia eran esparcidos por el asfalto con la aquiescencia de las autoridades francesas y la quietud y callada del gobierno español. De vuelta a Motril, Miguel del Pino daba detallada cuenta a EL FARO de cómo fue aquella jornada de protesta en la capital madrileña, de forma que fue el único medio de prensa que hizo trasladar a sus lectores la realidad y el completo desarrollo de todo cuanto aconteció en aquel señalado 20 de mayo de 1983. He aquí sus palabras, y el artículo que dedicó en nuestro semanario bajo el llamativo título de “Hoy pipirrana, señor embajador” que fue publicado en el número correspondiente al 27 de mayo de 1983.
ENTREVISTA A MIGUEL DEL PINO
NUESTROS AGRICULTORES PASAN A LA OFENSIVA
ATACARON LA EMBAJADA FRANCESA CON FRUTAS Y HORTALIZAS EN MAL ESTADO
POR FRANCISCO URQUIZAR
Nuestro compañero Miguel del Pino fue protagonista principal en la jornada de fuerza que, organizada por Jóvenes Agricultores, desembocó en ocupar la entrada de la Embajada Francesa en Madrid, tras el vuelco de un camión cargado de frutas y hortalizas en mal estado, y el posterior lanzamiento contra las puertas y ventanas de la sede diplomática de dicha mercancía.
Él, como testigo de excepción, nos cuenta cómo se desarrollaron los acontecimientos y las posteriores consecuencias, tanto políticas como diplomáticas.
La jornada arrojó también el saldo de dos detenidos por la policía uno de ellos el propio Miguel Del Pino, que posteriormente fueron puestos en libertad.
También nos comenta las acciones que la organización agraria tiene previstas para más adelante, si los problemas en la frontera gala se volvieran a repetir.
CUATRO AÑOS DE BUENAS INTENCIONES
-Aunque todo el mundo sabe de los terribles problemas con que nuestros agricultores se están encontrando para poder transportar sus productos a suelo francés, o incluso a los demás mercados del resto de Europa, hemos querido que sea Miguel del Pino quien nos ponga al día en las gestiones llevadas a cabo durante los últimos años. En este sentido le planteamos la primera cuestión. Antes de la jornada de fuerza, ¿Cuáles han sido vuestros movimientos?
-Jóvenes Agricultores lleva cuatro años intentando ponerse en contacto con las organizaciones agrarias francesas, y en ningún momento nos han recibido. Nosotros siempre hemos estado intentando un conocimiento, un acercamiento, pero ellos lo han eludido sistemáticamente. Nuestra zona es de las más afectadas por el vandalismo francés, y los productos estaban sufriendo un creciente deterioro en todos los sentidos hasta llegar al arruinamiento casi total de los pequeños agricultores. Hemos intentado contactos a nivel de gobiernos, pero las posturas también han quedado poco claras. Fue entonces cuando nos planteamos el hacer algo. Había que pasar a la acción y demostrar que estábamos vivos. Se pensó en volcar cualquier camión francés que circulara por esta zona, pero está visto que las cosas hay que hacerlas y no decirlas. Digo esto porque, como antes de nada lo comunicamos a las autoridades e, incluso, se dio a través de la radio, los camiones, los pocos que pasan por Motril, desviaron su ruta y el intento fracasó.
-Antes de seguir, me parece importante aclarar porqué Jóvenes Agricultores de Francia, a pesar de ser un sindicato de iguales características del de España, se lanza a la calle para boicotear nuestros productos.
-Bueno, es que cuando los agricultores franceses se lanzan a la calle no se lanzan solos. Hay muchos intereses mezclados. Un ejemplo clarísimo es el mercado de Perpiñán, que ve que se le escapa el “bollo” que tiene con los productos españoles. Este mercado se dedica a reexpedir productos españoles al resto de los mercados de Centroeuropa, pero ahora los agricultores españoles han buscado en otros lugares en donde pueden introducir directamente sus mercancías en otros lugares en donde pueden obtener mejores y mayores beneficios, y con divisas incluso más fuertes, sin tener que pasar por el tubo de Perpiñán. Y eso ellos no lo quieren permitir. Pero que conste que no son solo los productos españoles los que encuentran dificultades para pasar por territorio francés, los alemanes están en iguales circunstancias.
A TOMATAZO LIMPIO
-¿Cómo se os ocurre la idea de atacar la Embajada Francesa?
-En vista de cómo estaban las cosas, pensamos que había que hacer algo, y algo que sonara fuerte y que íbamos a atacar, pues el órgano más representativo de Francia en España es la Embajada. Yo me encontraba en Madrid para solucionar un asunto del Grupo “La Palma” en el Ministerio de Comercio, y aproveché para ponerme en contacto con José María Giralt, que se encontraba en la CONCA (Confederación Nacional de Cámaras Agrarias), de la que también es presidente, y me comunicó que había pensado en atacar la Embajada. Yo le dije que me parecía fantástico. A partir de ahí nos pusimos manos a la obra para conseguir todo lo necesario, es decir: un camión que estuviera dispuesto a descargar ante la Embajada y el tonelaje suficiente de mercancías como para que la acción tuviera el nivel que nosotros creíamos oportuno. No tuvimos problemas. Merca Madrid nos facilitó las frutas y hortalizas, que precisamente eran de las que los franceses no habían dejado pasar y estaban a punto de perecer, y FENADISMER (Sindicato de pequeños y medianos transportistas), el camión. Un almacenista de huevos nos prometió treinta docenas, pero a última hora nos falló y tuvimos que comprarlos, alguien como chiste dijo que ese era el gran problema del país, que muchas veces fallaban los huevos…, en otro sitio. Lo demás fue rutina, hubo que cargar el camión y llevarlo al punto -cuestión que era problemática, ya que la calle en donde se encuentra la embajada está prohibida para camiones- y empezar el “bombardeo”.
-Ya estáis en la Embajada, ¿Qué pasó después?
-No fue fácil. En el camión íbamos el conductor y yo. Él iba bastante pendiente del tráfico, porque como dije antes, es una calle prohibida a camiones, y había coches a lado y lado, mientras yo accionaba la palanca que levantaba el basculante. Nada más llegar, se nos acercó un teniente de la Policía Nacional instándonos, pistola en mano, a que dejáramos la faena. Nosotros seguimos en lo nuestro, mientas otro elemento que teníamos preparado se dirigía a la gente de la calle para que apoyara la acción. Las mujeres que circulaban por la calle convencieron a la policía de que lo que allí se estaba haciendo era justo y conveniente, y actuamos con casi total libertad de movimientos.
DETENCIONES SIMBÓLICAS
-En medio de tomates, calabacinos, huevos…, etc., llegaron las detenciones. ¿Cómo fue lo de las detenciones vuestras?
-Bueno, pues allí estábamos la gente de Jóvenes Agricultores y FENADISMER, junto con la gente de la calle que se adhirió al acto y, después de hartar de tomates al embajador francés, se realizaron dos detenciones en las personas del dueño del camión y yo. Tengo que decir que en ningún momento me sentí detenido –quizás el dueño del camión se llevara la peor parte– porque entendí que aquello era un asunto de trámite. Rápidamente fuimos puestos en libertad y no ha habido más problemas. Quiero resaltar un detalle para que los lectores se hagan una composición exacta de lo que nosotros queríamos hacer allí: el coche del embajador estaba estacionado delante de la puerta y a nadie se le ocurrió hacerle lo más mínimo. Con esto quiero dejar claro que lo que fuimos a hacer allí fue a protestar por una injusticia que se está haciendo con los agricultores, expresándola en el lanzamiento sobre suelo francés de los mismos productos que ellos no nos dejan pasar, ahora bien, la integridad física de las personas y los bienes personales quedaron totalmente a salvo en todo momento. Cosa que no ocurre igual en el paso de la frontera.
¿FRANCES? NO, GRACIAS
-¿Que reacciones ha habido a nivel oficial?
-Lo único que ha habido es una comunicación del Ministro de Agricultura preguntándonos que hasta donde estamos dispuestos a llegar, y nosotros le hemos dicho que hasta donde haga falta. Hemos recibido la adhesión de UNIPYME, de FENADISMER, de varios sindicatos y, sobre todo, de todo el pueblo español que ha visto con buenos ojos la iniciativa nuestra. La gente del campo de la costa también nos apoya incondicionalmente. Las imágenes de todo lo que ocurrió ante la embajada han sido pasadas por Eurovisión a toda Europa y tenemos noticias de que han sido acogidas con aplausos porque en toda Europa están hasta el gorro de los agricultores franceses. Ah, las medidas de fuerza sirven para algo; desde este día no ha habido problemas en la frontera para los camiones españoles.
-¿Que pensáis hacer de ahora en adelante?
-Si las acciones de vandalismo siguieran en la frontera nosotros estamos dispuesto a quemar cualquier camión francés que veamos en suelo español y, además, un boicot total a todo lo que suene a producto francés. Hay otro tema importante y es que le hemos propuesto al Ministro de Agricultura que potencie los transportes marítimos, con ello no tendríamos problemas. Lo que pasa es que no hay, sorprendentemente, infraestructura para hacer frente a las necesidades
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Y he aquí el artículo de opinión de Miguel del Pino que sobre la acción desarrollada ente la embajada francesa y bajo el título de “Hoy pipirrana, señor embajador” escribió nuestro personaje en la edición de EL FARO correspondiente al día 27 de mayo de 1983.
HOY PIPIRRANA, SEÑOR EMBAJADOR
La barbarie francesa ha llenado en pocos días muchas primeras páginas de periódicos de todo el mundo, amén de espacios televisivos y radiofónicos.
Se han ensañado con el sector español más marginado, más débil y menos protegido. Como siempre, los débiles son los que se llevan la peor parte. Sin embargo, esto no es nuevo; es un hecho que arranca en el campo concreto de los productos agrícolas, desde hace siete años. En el comienzo de cada campaña, y sin que les perjudique a ellos, encuentran un pretexto para arruinar a todo un sector que malvive y que está continuamente acosado por los precios de la tecnología extranjera, que se ve obligado a utilizar para estar al día. Todos ustedes saben que parte de esta tecnología se le compra a Francia.
Ante la pasividad de las autoridades españolas, y por qué no decirlo, el conformismo de los directamente perjudicados, un pequeño grupo de hombres de este país dijo basta y se dispuso a demostrarle al gobierno francés que podíamos ser tan salvajes como ellos, aunque sea triste llegar a estos extremos para que se nos escuche en el foro internacional.
Como ya me había salido mal el acecho de camiones franceses en nuestras carreteras provinciales, nos dispusimos a atacar la máxima representación de Francia en España en el máximo secreto. Sopesamos los pros y los contras, y fuimos decididos a jugarnos el bigote.
Así, en un día, tres personas preparamos contra reloj un ataque por sorpresa a la embajada francesa. Queríamos dar un campanazo que se oyera en todo el mundo, y lo conseguimos. Excepto Televisión Española, que llegó como siempre: demasiado tarde, estuvieron presentes televisiones de varios países, agencias de prensa, cadenas de radio, incluso de Francia.
Quiero destacar y agradecer a los vecinos de la calle Villalar, que fue donde se montó el cirio, el apoyo que nos prestaron en todo momento. Y el comportamiento de las fuerzas de orden público, que si bien cumplieron con las órdenes que habían recibido, lo hicieron con la máxima corrección, y me atrevería a decir que en algunas ocasiones nos dieron muestras hasta de cariño. También Motril se merece un aplauso grande, que aunque a distancia, se solidarizó con nosotros.
Fuimos dispuestos a “jartar” al embajador francés de tomates, y lo “jartamos”. No le dejamos un cristal útil a la embajada, y le metimos por todas las ventanas verdura “pa” que hiciera una pipirrana gigante. El resto lo conocen ustedes.
Quiero salir al paso de las declaraciones que hicieron a Televisión Española dos representantes de la “COAC”, en el que valoraban como negativo lo que nosotros habíamos hecho, y se inclinaban por parlamentar con las autoridades francesas, olvidando que esas mismas autoridades apoyan y fomentan el terrorismo en nuestro país, y apoyan y fomentan esa barbarie que nos ocupa, porque les interesa tener un vecino pobre e inestable al que poder manejar.
Quiero contarles la anécdota de la jornada: un almacenista de huevos nos prometió 30 cajas, que teníamos que recoger en un almacén próximo a nuestro objetivo. Pues bien, cuando fuimos a recogerlos, nos dijeron que no podían dárnoslos, porque le habían faltado huevos, a lo que contestó Alejandro Barcenas, presidente de Fenadismer y propietario del camión que utilizamos: “Ese es el problema nacional: ¡Que faltan huevos!”.
Quiero destacar la participación en la preparación y ejecución de todo el tinglado de Juan Pérez Estévez, que le cogió en Madrid por motivos personales, y cuando se enteró del proyecto, se unió a él desde el principio hasta el final. Así es que había más de un motrileño en el ajo.
No quiero terminar sin decirles a unos cuantos señores de Carchuna, que andaban comentando que yo quería calentar a la gente para que volcaran camiones, mientras yo me colgaba los galones y me quedaba en mi casa. Mis queridos amigos: cuando emprendo una acción en la que uno se juega el bigote, yo sé que no se puede contar con vosotros. Esto es para tíos que estén cortados de una sola pieza.
Miguel del Pino