Domingo A. López Fernández
Cronista Oficial de la ciudad de Motril
Damos continuación en EL FARO a la segunda entrega de la Memoria de Aniversario de Miguel del Pino Palomares, centrándonos ahora en la trayectoria vital relacionada con la lucha por conseguir el bienestar de los agricultores, aún a costa de sufrir graves consecuencias sobre su patrimonio e, incluso, la persecución judicial. Verdaderamente significativa resulta su afrenta ante la embajada francesa en Madrid, en la que planifica con una amplia representación de agricultores motrileños el ataque a su sede con productos agrícolas y huevos en respuesta a la continuada acción de los agricultores franceses que vuelcan camiones españoles en las carreteras galas y provocan cortes programados en los pasos fronterizos. Y con ello, la visión de futuro de un modesto labrador motrileño ante la entrada de España en la CEE y su lucha por conseguir que Granada sea beneficiada en los cupos que inicialmente se le había negado. Y de aquí, la enorme proyección de “La Palma” bajo su presidencia, en la que innova productos agrícolas como el tomate Cherry, que va a suponer una auténtica revolución del agro en la costa. Finalmente, los reconocimientos a su labor en su papel de presidente de la cooperativa, y los que siguen con motivo de su jubilación en el año de 2006. Todo un honor para un hombre que hizo lo que le dictó su conciencia para mejorar los rendimientos de los labradores motrileños y catapultar a una pequeña cooperativa, “La Palma”, hasta el lugar que hoy ocupa y que da nombre y prestigio a los productos agrícolas de Motril y la Costa Granadina.
Finalizaremos esta Memoria de Aniversario el próximo domingo publicando una entrevista personal realizada a EL FARO, en la que cuenta el desarrollo de los actos que fueron portada en la mayor parte de periódicos de tirada nacional con motivo de la protesta ante la embajada francesa en Madrid y el artículo que personalmente dedicó a nuestro medio que se titula “Hoy pipirrana, señor embajador”, donde justifica la acción llevada a cabo en defensa del campo español y que fue publicado en EL FARO, en el número correspondiente al 27 de mayo de 1983.
He aquí la continuación a su trayectoria vital, cuya primera entrega fue publicada el día 23 de marzo de 2023.
MIGUEL DEL PINO PALOMARES (1940-2022)
MEMORIA DE ANIVERSARIO
(II)
PIONERO EN LA LUCHA AGRÍCOLA
Son estos, tiempos de cambios sociales y políticos, al igual que está sucediendo en el resto del país y en los que Miguel del Pino va adentrándose con su peculiar forma de ser y actuar. Así, en 1982, forma parte del Sindicato de Jóvenes Agricultores, organismo que, con el tiempo, pasará a ser conocido como ASAJA (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores), en el que, asimismo, va a ser elegido presidente comarcal. Miguel del Pino muestra ya aquí su ejemplo de liderazgo agrario y el creciente activismo “de hombre de bien” que persevera en la defensa del sector y, muy particularmente, en la Costa Granadina. Son años de enorme calado y de un futuro esperanzador, ya que España negocia su ingreso en la CEE (Comunidad Económica Europea), aspecto que suscita numerosos recelos entre los agricultores franceses que se oponen a las exportaciones de productos hortícolas españoles. Durante semanas, entre los meses de abril y mayo de 1983, se suceden cortes de fronteras e incendios de camiones españoles en carreteras francesas. Ante tamaño desafuero, organizaciones españolas como el Centro Nacional de Jóvenes Agricultores (CNJA), germen de la futura ASAJA, Confederación Nacional de Cámaras Agrarias (CONCA), y la Federación Nacional de Transportes Discrecionales por carretera (FENADISMER), entre otras, convocan una manifestación contra la embajada francesa en Madrid. Acontece ésta el viernes, 20 de mayo de 1983, organizándose una concentración frente a la sede diplomática francesa, sobre cuya fachada se arrojan huevos y ocho toneladas de frutas y verduras, además de producirse la rotura de cristales. Entre los manifestantes hay una enorme presencia de agricultores motrileños, entre ellos el conocido labrador Juan Pérez Estévez, que ocasionalmente se encuentra en Madrid y que sabedor de lo que sus paisanos están “cociendo”, no duda en contactar con ellos y ser uno de los cabecillas de la operación de protesta. Ante el desarrollo de los acontecimientos, la fuerza pública practica detenciones, entre ellas, la del presidente de FENADISMER, Alejandro Bárcena, el secretario general de CNJA, Felipe González de Canales, el chofer del camión y su acompañante, el motrileño Miguel del Pino Palomares, que es quien acciona la palanca del basculante y hace esparcir los productos agrícolas por la calzada. Tras las diligencias oportunas, los detenidos fueron sometidos a un juicio rápido y convenidos y advertidos por parte de la autoridad judicial, aunque no condenados gracias a la generosidad de los responsables del Cuerpo de la Policía Nacional en sus atestados y en la actitud del embajador francés que no presentó los pertinentes cargos en su contra.
Ese mismo día, EL FARO sale a la calle, publicando un artículo de Miguel del Pino que titula “El burro de los palos” en el que su autor aclara a los lectores el fondo del problema. Según Miguel del Pino, la destrucción de productos españoles en suelo francés viene agitada por oscuros intereses que no tienen que ver con la producción agrícola francesa, sino que están encaminados a “controlar la distribución de nuestros productos desde mercados de redistribución en el sur de Francia”. Problema accesorio al ataque a los camiones españoles era, en lo que a nosotros nos afecta, la caída en barrena de nuestros productos en los mercados españoles a consecuencia del exceso de producción que llegaban hasta ellos. Para las autoridades de ambos países, el ataque a los productos españoles afectaba a un reducido porcentaje “nacional”, aspecto que él rechazaba y aun rebatía por la cuantía de las pérdidas que se cifraban en miles de millones para el campo español y, muy especialmente, el de la franja mediterránea. Para Miguel del Pino, el problema de todo radicaba en “la cada vez más reconocida calidad de nuestros productos que hoy compiten con los de los países de más solera agrícola… y los comerciantes de Perpiñán que ven cada día como es mayor el número de cooperativas y exportadores que hacen su comercio directamente con los operadores norte europeos sin pasar por sus manos. Y aquí, principalmente es donde radica el verdadero motor de todas las huelgas que se originan en suelo francés contra nosotros”.
En su actitud combativa, Miguel del Pino es consciente de lo que se juega la Costa Granadina en esta acción de protesta, que no es otra que el futuro de los agricultores a los que representa y, por ende, a los de toda España, aunque no se encontrasen presentes y sólo tuviera su apoyo solidario. Y ello, a pesar de las críticas que desde una pequeña parte del agro “carchunero” se habían vertido al propagar que en el ánimo de Miguel del Pino solo estaba el calentar el ambiente para que se volcasen camiones y colgarse él los galones de la acción mientras permanecía en su casa. Nada más lejos de la realidad; el motrileño fue el actor principal de la jornada de protesta, su promotor, instigador y líder indiscutible, sin importarle sus repercusiones y las posibles sanciones que podían derivar hacia su persona y compañeros.
En su fuero interno, Miguel del Pino sabe de la potencialidad del campo de la Costa Granadina, de las bondades de nuestro clima, y de la calidad de los productos extra tempranos que generan riqueza y buenos precios para los agricultores. Aquí radica el quid de la cuestión y quedarse parado ante la impasibilidad del gobierno, las acciones de los agricultores franceses y, por qué no decirlo, la de algunos compañeros que estaban dispuesto únicamente a verlas venir, no auguraban nada bueno para una mejora de la situación. Desde mucho tiempo atrás, Miguel del Pino es consciente que la producción y exportación a Europa debe ser uno de los principales objetivos del colectivo agrario. Es más, la exportación a Europa y otros países de su entorno pueden mejorar espectacularmente el rendimiento del agricultor en épocas en las que la Costa Granadina no tiene casi competencia.
VISION DE FUTURO
La realidad del agro español sufre un cambio espectacular en 1985, cuando se produce el ingreso de España en la CEE, si bien, la adhesión dispone un periodo transitorio de diez años, a contar desde 1986, en el que la exportación de productos españoles tiene que quedar limitada y afecta a cupos. A estos efectos, la provincia de Granada queda excluida inicialmente del sistema de acceso a éstos cupos que dan derecho a exportar a la CEE en condiciones muy ventajosas, tal y como se van a ver primadas Almería, la comunidad murciana o las islas Canarias. Ante ello, de nuevo surge el Miguel del Pino combativo y nada sumiso que comienza a desplegar sus contactos en el Ministerio de Agricultura para lograr que Granada pueda integrarse de facto en el mencionado sistema de cupos a la exportación.
Un paso más en esa perspectiva de futuro que tiene sobre el sector agrícola de la costa lo da con la creación de la Asociación de Cosecheros Exportadores de Frutas y Hortalizas de Granada, entidad con la que como bien expone David del Pino, habrá de subir a Madrid “cada viernes a las llamadas “reuniones consultivas”, para negociar entre bambalinas concesiones de las zonas históricas de volúmenes de exportación para la costa de Granada. Es éste el momento histórico en que la acción visionaria de una persona y sus compañeros de viaje definen el devenir de la exportación hortofrutícola de Motril, su comarca y la provincia. Seguramente, la costa de Granada, debido a las bondades intrínsecas de clima y tierra, hubiera llegado a la exportación, pero la ventaja de adelantar diez años de desarrollo y experiencia en un negocio que está formándose está fuera de toda duda”.
En 1987, Miguel del Pino estrecha su colaboración con la Cámara de Comercio de Motril, que en su pleno celebrado en el mes de septiembre acuerda participar en las IV Jornadas de Frutos Subtropicales de Almuñécar, patrocinar el estudio de la Semana Verde y favorecer su integración en el Patronato de Subtropicales de la ciudad, para lo cual se designa una comisión que quedará integrada por el mismo Miguel del Pino, Francisco García Martos, Juan Lupión Pintor, Antonio García Puertas, Rafael Montero Artigas y Juan José Reyes Bueno.
REVOLUCIÓN AGRICOLA
A finales de los años 80 Miguel del Pino sigue al frente de la cooperativa “La Palma”, empresa que todavía está por desarrollar. El empujón definitivo a la enorme proyección que va a conseguir en años venideros se logra con un cambio de mentalidad en la gestión y, sobretodo, en la innovación. Sin dejar de promocionar cultivos tradicionales, los gestores, con Miguel del Pino a la cabeza, planifican ahora productos muy especializados y de escasa presencia en los mercados para, de esa manera, abrirse aún más a la exportación. Nace, pues, “La Palma”, con esa vocación de empresa que surte de productos agrícolas innovadores y de gran calidad a Europa, y que el resto del mundo va a asociar ahora con un insignificante punto del mapa de España al sur de Granada, ¡la ciudad de Motril y su entorno comarcal¡ Surgen así productos agrícolas nuevos y, si no nuevos, transformados: judía redonda, melones de especialidad de tipología francesa, pepino largo tipo holandés…, hasta dar con un cultivo estrella, el tomate Cherry, de gran predilección en toda Europa por su tamaño, textura y gusto. La innovación de este producto parte, como no podía ser de otra manera, de Miguel del Pino y su equipo, que en uno de sus viajes a Europa comprueba la existencia de un tomate de pequeño grosor que se da en Holanda y que pone el punto de atención en la restauración a modo de decoración de alto nivel. Manos a la obra, Miguel del Pino destina tres años de investigación continuada y con pruebas de diferentes semillas, hasta que en la campaña 1988/1989 comienzan a dar sus primeros frutos los “tomates Cherry de la Costa Granadina”. El éxito es arrollador y catapulta a la cooperativa “La Palma” a convertirse en empresa puntera tal y como lo expone David del Pino, pues “de una pequeña cooperativa del empobrecido sureste español se convierte en el mayor productor mundial del producto y, más importante aún, en el desarrollador de toda una nueva categoría de productos en los lineales de la distribución moderna que, hoy en día, es un negocio incluso mayor que los tomates tradicionales en no pocos países”.
Paralelamente, Miguel del Pino continúa su acción reivindicativa y proyectista en los movimientos de asociaciones agrarias y la trascendencia que lleva aparejado el mundo de las cooperativas. Esa visión y acción expansiva le lleva a ser elegido vicepresidente de Caja Rural de Granada en el mes de junio de 1992 y presidente de la Federación de Cooperativas de Granada (FAECA) en 1995, participando también en el consejo rector regional de FAECA Andalucía. Independientemente de ello, como Presidente de la Sociedad Agraria de Transformación “La Palma” (SAT), colabora con el Ayuntamiento de Motril en la recuperación de la añorada feria de la Semana Verde y favoreciendo la difusión y excelencias del agro motrileño en ferias internacionales, muy particularmente en la Semana Verde de Berlín. David del Pino, que ha seguido muy de cerca la proyección de “La Palma”, afirma que esta última feria “de carácter local, se recuperó con especial énfasis tras la reunificación de Alemania y sólo solían acudir tres o cuatro empresas españolas. En los años 90, la feria se va a convertir en el mayor evento hortofrutícola del mundo, renombrada ahora para las frutas y hortalizas con el nombre de Fruit Logistica. Estas primeras ediciones post-reunificación pusieron en el radar de la emergente y pujante distribución alemana a una pequeña empresa motrileña con “el exótico reclamo” de un pequeño stand en el que un vociferante Miguel del Pino atraía a los visitantes mientras cocinaba tomates Cherry con bacón en un diminuto hornillo eléctrico.
LA REALIDAD DE LA INTUICIÓN
La proyección empresarial de la Palma es vertiginosa, de tal modo que para la campaña de 1994/1995 se pretende superar una producción de 10.000 Tn., habiendo sobrepasado en 4.000 Tn la del ejercicio anterior. En total, la facturación anual de la cooperativa ha alcanzado los 3.000 millones de pesetas y, por lo que respecta al tomate Cherry, según declaraciones en prensa del gerente, Miguel del Pino, se van a producir 3.5000 Tn.”. Es tal su reconocimiento personal en el sector agrario que en este mismo año de 1994 colabora como experto extranjero para el desarrollo hortofrutícola en China, y, en 1995, es nombrado Presidente de FAECA, formando parte del consejo rector en su ámbito regional, cargo en el que se va a mantener hasta su jubilación en el año de 2006. La proyección de “La Palma” es ya, por aquellos años, un signo de identidad de Motril-Carchuna y fruto de ello va a ser el otorgamiento a la cooperativa de uno los premios “Postiguillo” que concede la Casa de Motril en Granada en el mes de diciembre de 1998. Según recoge el diario IDEAL en su edición de 24 de diciembre de dicho año, el premio se otorga a la “Cooperativa La Palma de Carchuna, que gerencia Miguel del Pino Palomares, por su buen hacer, coincidiendo, además, con la celebración del 25 aniversario de su fundación y la ampliación recientemente inaugurada. La Palma goza de una acreditación reconocida en todo el área centroeuropea, así como en todos los puntos de España en los que ejerce su actividad comercial”.
Otro de los frentes innovadores de Miguel del Pino va ligado a la fundación de la asociación “5alDía España”, que tiene su germen en uno de los viajes que efectúa a EEUU y donde conoce con mucho interés la asociación de promoción del consumo de frutas y hortalizas “Five a Day”. Trasladada su concepción a España, en el año 2000 funda la mencionada asociación, de la que será su primer presidente, siendo hoy en día una de las instituciones que aglutina a más de 500 asociados pertenecientes a empresas del sector de frutas y hortalizas.
CONSOLIDACIÓN DEL COOPERATIVISMO
Tras más de veinticinco años dedicados al sector cooperativista y en su calidad de presidente de la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas Agrarias (FAECA) y la propia de La Palma, Miguel del Pino vertía a la prensa provincial su convencimiento personal de que el cooperativismo es el único modelo de gestión empresarial con capacidad para garantizar de manera directa el valor añadido al agricultor. Lo hacía en una entrevista al periódico Ideal en su edición de 23 de diciembre del año 2000, en la que afirmaba que su llegada al cooperativismo se constató al ver las enormes deficiencias de corte comercial que tenían los productos agrícolas y el importante desabastecimiento que sufrían los agricultores debido a la falta de organización del sector productor. Reconocía Miguel del Pino que, pese al significativo papel que los agricultores juegan en la producción agroalimentaria, siempre se llevaban la mejor parte del “pastel” los almacenes de suministros, las alhóndigas y los fabricantes de productos. Con ello, los agricultores quedaban relegados a un papel sin importancia en la cadena de producción, la comercialización y la distribución, cuando según decía, “por derecho deberían jugar un mayor protagonismo, de manera global y no solo en lo que a la producción se refiere”. Esta entrevista se efectuaba cuando La Palma estaba a punto de cumplir veintiocho años en el panorama empresarial de la costa, de los que veintitrés de ellos los había vivido en primera persona y veinte en calidad de presidente. Entre las excelencias de la cooperativa de La Palma, Miguel del Pino llegó a decir que destacaba por la especialización y la programación de los cultivos que se diseñan escrupulosamente en función de las necesidades de los clientes y con los que tratan de forma directa, sin intermediarios, algo que no se daba antes de la aparición del cooperativismo agrario. Anteriormente, el agricultor nunca sabía quién era su cliente ni a donde iban sus productos, de forma que ahora es posible su identificación y su destino. Por este año, la gestión de La Palma, arrojaba unos números excelentes en cuanto a la comercialización de productos, pues trabajaba la producción de tomate Cherry en más del 50% de la producción, junto a pepino holandés, judías, pimientos, chirimoyas y aguacates, alcanzando la producción media del año 2000 las 25.000 Tn, y una facturación de 6.900 millones de pesetas.
DESDE LA HUMILDAD AL RECONOCIMIENTO
Con esa excelencia personal a toda su trayectoria en el mundo del sector agrícola y, sin darle personalmente mérito alguno, Miguel del Pino alcanza la jubilación en el cargo de presidente de la cooperativa “La Palma” en el año de 2006 y, con ello, tal y como expone su hijo David, “recupera lo que más le gustaba ser en la vida: un destripaterrones que se levanta cada día temprano para ir al campo y que combina su actividad agrícola con su pasión por la ganadería en su finca de la Gorgoracha hasta el último de sus días, el 6 marzo del 2022”.
En su trayectoria personal, Miguel del Pino ha recibido innumerables distinciones, fruto de esa incansable lucha por favorecer el agro de la Costa Granadina, su proyección a nivel nacional y las excelencias del cooperativismo agrario. Entre la serie de premios otorgados merece la pena destacar el que la entonces llamada Sociedad Cooperativa Andaluza Carchuna-La Palma le confiere a quien fuera su presidente casi un cuarto de siglo. Tiene lugar este homenaje el día 1 de diciembre de 2007 en el Palacio del Capricho de Monachil (Granada), aprovechando la comida de navidad a la que asisten más de ochocientas personas entre agricultores, trabajadores, clientes de la empresa e instituciones públicas y privadas. Por sorpresa, Miguel del Pino es obsequiado con un vídeo sorpresa en el que se glosa su figura y trayectoria personal al frente de la cooperativa. Posteriormente llegaba el momento de las intervenciones, siendo la primera la del presidente de La Palma, Pedro Ruiz, que quiso significar el papel de Miguel del Pino en el desarrollo de la entidad y el movimiento cooperativista granadino y andaluz. Y, a nivel personal, destacaba su generosidad, honestidad y entrega a los demás. Importante fue también el discurso de Günter Ladny, gerente de la empresa alemana Ulmer, cliente de La Palma desde hacía más de dos décadas, recordando anécdotas del homenajeado cuando en los difíciles comienzos de la cooperativa, un joven Miguel del Pino le convencía de que “un pequeño grupo de agricultores que trabajaban en un pequeño almacén del sur de España iban a hacer grandes cosas”. Las intervenciones finalizaban con la entrega de una placa conmemorativa y un reloj por parte del Consejo Rector de La Palma y un ramo de flores a su esposa, Carmen Rodríguez. A Miguel del Pino no le quedó más remedio que salir a la palestra y, visiblemente emocionado, extender el reconocimiento al trabajo y esfuerzo de los agricultores que son el ánima de La Palma.
Entre otros premios recibidos a lo largo de su dilatada vida se hace preciso destacar los siguientes:
-Faro de Oro SAT “La Palma (1990), reconocimiento en el que tiene mucho que ver la gestión de su presidente, Miguel del Pino Palomares
-Premio Agricultura y Pesca de Andalucía (2002), otorgado por la Junta de Andalucía
-Premio Arco Iris a la mejor cooperativa (2004)
-Bandera Honorífica de Andalucía (2006)
-Premio Ideal (2006)
Y, asimismo, diversas menciones y agradecimiento del Ministerio de Agricultura.
Directamente relacionados con ellos se encuentra, igualmente, la colaboración en múltiples certámenes de promoción de la educación y la salud que han partido desde la cooperativa “La Palma”, y las diversas actividades creativas y de formación de agricultores que ponen su punto de atención en la comarca entre las que se hacen preciso señalar:
-La Semana de Cooperativismo Escolar.
-Carrera popular “La Palma”.
-Open de Ajedrez Granada-La Palma.
-Concurso literario.
-Visitas guiadas de las escuelas en colaboración con el Ayuntamiento de Motril.
-Concurso de fotografías.
-Cursos de formación y viajes profesionales para agricultores.
Los referidos son sólo una pequeña muestra de los otorgados ya que por su extensión no tendrían cabida en este artículo de homenaje.
Ese espíritu inquieto y solidario que Miguel del Pino lleva a la práctica desde su juventud hace, igualmente, que continúe su senda innovadora tras su jubilación. Así, en el año 2007, participa en el proyecto de ONG Vegas del Genil en Acción, que conseguirá construir en Gombou (Malí) una maternidad y dos pozos de agua, reformar una escuela y un centro de salud, el reporte de material escolar y sanitario y otras muchas ayudas más.
Tras la productiva vida de Miguel del Pino Palomares que ha quedado condensada en estas páginas, sólo nos resta decir que fue un hombre que desde lo más básico pudo ir subiendo escalas en la vida sin ningún tipo de interés personal y con una meta común, el bien del agro de la comarca, ámbito que se puede mostrar orgulloso de la persona que fue y de haber sido el “motor” principal de una de las empresas más punteras ligadas al sector, la cooperativa “La Palma”. EL FARO, en la parte que le corresponde, por ser Miguel del Pino uno de los fieles colaboradores en los años 80, se siente congratulado del acuerdo tomado por el pleno de la institución municipal de fecha 27 de enero de 2023 en el que le nombra acreedor de la Medalla de Oro de la ciudad, galardón que hace mérito a su trayectoria personal en nuestra ciudad y la Costa Granadina. Como bien decía Séneca: “Nada es más honorable que un corazón agradecido”, y ese es el del pueblo de Motril que ha reconocido a uno de los hijos más relevantes en el ámbito empresarial de los últimos tiempos.