Opinión/EL FARO
Autor: Kiko Rodríguez
El Teatro Calderón rebosante de “Incienso y Mantilla”
Y es que cuando se apuesta por la calidad, Motril lo agradece. Desde hace años no se recuerda un espectáculo cofrade tan exquisito y afamando en nuestra ciudad. Este pasado Jueves, 23 de marzo, el joyero que tenemos en la Plaza de España acogía la obra sevillana “Incienso y Mantilla”. Un musical montado y dirigido por la archiconocida cantante sevillana y tonadillera de máximo auge en nuestros días, Joana Jiménez.
La sevillana, a través de esta interpretación, nos recuerda y pone en escena la belleza de la Semana Santa de Andalucía, su cultura, tradición e historia. Un abrazo entre el cante, la música y el baile hicieron que la velada transcurriera con un teatro en ascuas entre aromas, sentimientos y arte, aliñado con el “desparpajo y sencillez” que atesora la artista.
Una Orquesta propia en riguroso directo, dos horas de espectáculo, cinco cambios de vestuario y un ramillete de historias musicales, nos hicieron un repaso por “Estrella Sublime”, “Vía Dolorosa”, “La Saeta” -apenas se escucharon sus primeros compases, el teatro se “venía abajo” con un ensordecedor y estremecedor aplauso- “Caridad del Guadalquivir”, “Callejuela de la O”, “Triana de Esperanza”, “Cristo Desamparo y Abandono”, “Hermanos Costaleros”, Una “Sevillana” escritas por Enrique Casellas, artista, compositor y pregonero de la Semana Santa de Sevilla de este año, que visitaba nuestra ciudad y estuvo presente en el espectáculo y al que Joana le dedicó unas palabras. Momentos antes, de paseo por la ciudad, visitaba algunas Casas de Hermandad que se convierten en estos días en un crisol de momentos, sentimientos e historias, en la espera de lo que está por venir. El pregonero subía las escaleras de la motrileña Plaza del Carmen y visitaba el Salón Parroquial de la Iglesia; se estaban montando los candeleros del más exquisito que se pasea por nuestras calles, el Palio de la Misericordia. La Señora, a la que Enrique había visto tantas veces en la sevillana Calle Castellar, ya estaba en su paso y vestida y resplandeciente para su día grande. También fue recibido por el Hermano Mayor de la Cofradía del Nazareno, en la siembre abierta Casa de Hermandad del Camino de las Cañas, donde los Pasos del Nazareno y la Esperanza ya estaban prácticamente montados, a falta de las flores, y cuyas imágenes ya se presentaban con todo su esplendor devocional.
La noche continuaba en un teatro totalmente caldeado. En el compás expectante de lo que ocurriera sobre las tablas del escenario, Joana sorprendía mientras entraba cantando al patio de butacas, desde atrás. Uno de los momentos de más aplausos y ebullición de los presentes. Ya en escenario, “Costalero”, “Nazareno y Gitano”, obra del desaparecido sevillano Pascual González al que Joana le mandó un cariñoso recuerdo. Seguía la noche con una escalofriante Saeta.
Cante, Música y también baile que venían del conocido bailaor Alberto Romero que dirigía a las bailaoras Paula y Bea, con un abanico que coreografías cargadas de copla y Semana Santa, hicieron un espectáculo totalmente redondo con un aforo en el que se acabaron las entradas apenas en diez minutos.
La tonadillera, que actuaba en Jerez de la Frontera al día siguiente habiendo “acabado el papel” del Teatro de la ciudad del oloroso, mandó un agradecimiento a la Concejalía de Cultura y a todos los presentes a la par que floreaba nuestro Teatro Calderón. De igual manera, y con especial cariño, dedicaba unas palabras a la Cofradía de la Oración en el Huerto de Motril. Siempre agradecido a las personas de Antonio e Inma Ruiz, que hicieron posible que el escenario luciera esplendoroso con un sencillo montaje: dos ciriales flanqueando el rutilante “simpecado” de la Virgen de la Victoria, titular mariológica procesiona el Lunes Santo Motrileño.
La velada terminaba pasada las diez y media de la noche con un cariñoso y largo aplauso a la tonadillera, al cuadro de músicos y baile que nos hizo disfrutar de una gala como pocas que se recuerdan.