Domingo A. López Fernández
Fotos: EL FARO
El motrileño José Santiago Martín exalta al “Moreno” que impone devoción en la tarde del martes santo
Días pasados, concretamente el sábado, 18 de marzo, la sexitana cofradía del Santísimo Cristo Atado a la Columna, “Cristo de los Gitanos”, María Santísima de la O y Beato Ceferino Giménez Malla, convocaba a sus hermanos en fe a la edición del IV pregón de exaltación a sus titulares. Tenía lugar éste a las 20:00 hrs de la tarde en el auditorio de la Casa de la Cultura de Almuñécar, lugar en el que iba a pronunciar el pregón de este año de 2023 el motrileño José Santiago Martín. Sin duda, todo un acierto, pues es una persona ligada al mundo cofrade durante años y cuenta con un bien ganado currículo en este particular cometido de exaltar el fervor y la devoción que despiertan las sagradas imágenes de pasión en la calle. Entre otros, José Santiago ha sido pregonero de la Semana Santa de Motril en el año de 2009, el de la clausura del 75 aniversario fundacional de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno en 2022, el eucarístico de la Santa Cena en 2020, el de la Divina Pastora de Motril, el de la titular de Gójar o el de la cofradía del Santísimo Cristo del Perdón de Almuñécar en 2017, entre otros. Igualmente, ha sido presentador de pregoneros y carteles de semana santa, fundador de la tertulia “Incienso y Cera”, además de ser el director del programa decano de Semana Santa “A Golpe de llamador”, de Onda Cero, que cuenta ya con veinticinco años de existencia en antena. Curiosamente, José Santiago, volvía a representar a su cofradía en este mismo escenario, pues en 2015 hizo las veces de presentador del pregonero de la cofradía del Cristo de los Gitanos con motivo del XXV aniversario de la corporación pasionista.
El acto del pregón daba su inicio con la presentación llevada a cabo por el hermano Juan Fernández Torcuato, miembro de la junta de gobierno, que tras las palabras de salutación daba paso a la intervención de la Asociación Musical “Nuestra Señora de la Encarnación” de Almuñécar, que interpretó en la noche una selecta composición de conocidas marchas procesionales.
De seguida, subía al escenario el conocido compositor sexitano José Domingo del Castillo, director de la cita asociación musical, persona a la que une una gran amistad con el pregonero, pues no en balde, José Santiago prestó su voz en la edición del primer disco de dicha agrupación. No es extraño, pues que el pregonero solicitase que fuese él su presentador, labor que ya repetía en este año, ya que ha sido presentador de Rafael Aragón Ruiz, pregonero de la Semana Santa de Almuñécar de 2023. En su intervención, José Domingo del Castillo hizo una breve semblanza de su amigo “motrileño”, del que destacó la vinculación con la cofradía almuñequera y con el mundo cofrade en general, pero muy particularmente con la junta de gobierno del “Cristo de los Gitanos”, de la que fue parte activa. Asimismo, de forma llana y sencilla, y con un guiño a los presentes, aludía al concepto de “familia” y los vínculos que unen a ambos por esta particular cercanía. Sin más, cedía la palabra a José Santiago Martín, pregonero de este año de 2023 de la Cofradía de los Gitanos de Almuñécar.
El pregonero, con las tablas y soltura que emana de su personalidad abierta y comunicativa tras veinticinco años ligado al mundo de las ondas, iniciaba su discurso con un canto pleno de ribetes “gitanos” aludiendo al canto de “saetas, quejíos y bulerías de unos portadores de piel de bronce y canela que dan testimonio de la fe que profesan al mejor de los “nacios”, al patriarca de patriarcas, al que forja con su redención a los gitanos cofrades, aquellos que hicieron que Almuñécar se hiciera gitana cada martes santo…, y entre saetas de oraciones, en una plaza que se hace sangre y venero, para decirle a todo Almuñécar ¡Viva nuestro Moreno”. Esta última estrofa, su entonación, su energía y brío, supo despertar los primeros aplausos entre el numeroso público presente en el patio de butacas.
Una pequeña pausa dio paso a las salutaciones de rigor por parte del pregonero y, muy particularmente, al presentador, Domingo del Castillo, al que dirigió un guiño “familiar” por lo que consideró exageradas palabras hacia su persona. José Santiago mostraba enseguida la ligazón con la que considera su cofradía, la de los “Gitanos”, hilvanando un sentido poema a su Cristo, que ha sido capaz de devolver “al gitano al atril para poder pregonar las grandezas que salen de ti, Moreno Bendito”. Y con voz firme le pedía perdón, porque “quiero dejar claro aquí, a tu vera, que éste no es digno de pregonarte por ser un pecador…tu Moreno eres la verdad… que larga ha sido la espera, yo me quedo con mi hermandad, la que nunca quité de mi vera y me quiso y abrazó cuando más falta me hiciera…por eso digo y se enteren en la orbe y en la esfera, que aquí me quedó mi vida entera, que Almuñécar se hace flamenca, con los latigazos de unos sayones que malditos mil veces y mil veces maldigo, quien a ti te azotara en la tarde del martes santo”.
Recordaba seguidamente el pregonero que todo está ya preparado para el ejercicio penitencial, esas túnicas de terciopelo granate, los mantones bordados para cubrir su talle y dar paso a las saetas que los gitanos le cantan a ese Cristo amarrado que es portado por los costaleros con arte y que el pueblo sigue con pies descalzos, gitanos sexitanos que creen en el que van azotando y que “gitanos y payos esperan, al que atado pasa y todo pasa a su vera, mientras rezando le dicen ¡Moreno, ampárame¡ ¡Moreno de piel canela¡”.
José Santiago hilvana ahora el ejercicio penitencial que los hermanos verifican todos los años en la tarde del martes santo, con todo lo que ello conlleva, la salida, las marchas, los sones de tambores, las saetas por bulerías, y todo ante un pueblo que se arremolina en la plaza y donde se hacen ver con sentimiento y pasión las túnicas de color rojo características de esta cofradía señera del martes santo almuñequero. Por eso el pregonero expone a los cuatro vientos que “Gitana se vuelve Almuñécar, gitanas son sus mujeres, las de piel morena y labios de canela, y costaleros de un gitano que mecen sus cadenas con el vaivén de la tarde en esta noche de capataz y ordeno, antifaz de oro y martillo de buen manejo, que llevan el paso mecido de ¡nuestro Bendito Moreno¡”.
El pregonero alude asimismo a la etapa que renueva la cofradía, en la que hay que buscar la unidad para avanzar hacia un mejor futuro. Un paso grande, dice, lo ha dado la aprobación de los estatutos por la Curia granadina y la ilusión que les embarga con los proyectos venideros del nuevo estandarte cofrade. Con ello recordaba, igualmente, a los fundadores, a los que definió como motor de la corporación en su caminar y que son los que pusieron la bases para dar el fructífero paso a las generaciones venideras. Y como no, dirigía igualmente una mención a los hermanos que ya se encuentran con “El Moreno” gozando de la paz celestial y de los que siempre guardará un emocionado recuerdo.
De nuevo el canto poético vuelve por sus fueros para recordar a los costaleros gitanos “de mecía valiente, de martinetes sobre un yunque y rancios cantes de gitanos de arte”, que marchan soportando los latigazos inferidos al Moreno, preso y amarrado. Así que a todos espetó: “¡mal fin tengan los sayones que azotando te llevan ya¡”.
El discurso de José Santiago fue un ir y venir de emociones y sentimientos que fueron perfectamente captados por todos los presentes, pero muy especialmente por la sangre gitana que se rinde a los pies de esta bella imagen de Cristo atado a la columna que es flagelado en su pasión. Y todo, expresado en un tono brioso y poético que ensalza a Cristo en los momentos previos a morir en la cruz. Así llegó a decir que “en la sangre que corre en las palmas de tus manos, escrito queda que morirás crucificado, pero todo lo consuelas a tus gitanos con devoción cuando de regreso vienes por la calle Concepción, gitanos que se rompen hasta las camisas cuando entras en la avenida de Andalucía, y de aquí a la calle Mendoza”. Y con sentimiento, dirigiéndose al “Moreno” le expresó que “fue el mismo Dios quien te eligió para ser de la fragua de los cales, su divino churumbel. Tu sangre no será azul, pero sí tu linaje, el más soberano y en este trance de flagelo y latigazo, no he visto un señor mas señor que tu ¡Gitano¡”.
Su verbo envolvente gira ahora entorno a la titular mariana que un día le ha de acompañar en su camino de sacrificio, María Santísima de la O, madre que según dice, “habrá de ser de cara morena, pues pura y limpia es su belleza, y de ojos de color verde esperanza, pues su expectación quiera que sea la de fino talle, la que por Almuñécar anduviera, ¿Qué pediremos los gitanos cuando estés a nuestra vera?”. Y, a su remanso, un nuevo canto al gitano devoto y fervoroso se sentirá henchido en su corazón cuando marche con sus varales cincelados en fraguas y cantando por bulerías en saetas de noche flamenca soñada, y por eso, el pregonero entona a los cuatro vientos que “¡canten los Torcuato, los Cortés y los Maya¡ pues de ellos salieron esta bendita cofradía que fundaran hace ya más de tres décadas en esta tierra santa y mariana”.
En su esencia, para José Santiago, Almuñécar ha sido cuna de cofrades y hechuras gitanas que pronto habrá de ver pasear a una madre, María Santísima de la O, la Virgen más soñada. El rizo envolvente de su discurso culmina ahora en un verso que llega al corazón del público presente al entonar que “toca de oro viejo en tu cabeza/reina de los calés serás cuando debas ser y fuera/y te pondremos un pañuelo para secar las lágrimas/en la tarde tuya/toda tuya queda/la expectación de la Virgen María gitana, se quedará en Almuñécar”. De nuevo, el aplauso del público arranca espontáneamente para gratificar el celo gitano del pregonero.
José Santiago va culminando ya su discurso y lo hace recordando a todas las personas que han quedado en el camino en esta maldita pandemia que nos ha afectado. Por ello afirma que debemos y tenemos la obligación de vivir la Semana Santa y, ese martes santo en particular, para orar por ellos en la estación de penitencia. Asimismo, bien reconoce el pregonero que esa noche ha sido plena por lo que ha tenido de reencuentros y que se siente orgulloso del deber cumplido al haber asentado la cofradía en la legalidad eclesial. Y, como un hermano más, afirma que “somos cofradía y tradición, y es por ello que tenemos la responsabilidad de dejar el legado de la cofradía en nuestros hijos y familia, con la lección bien aprendida, pues así, nos habéis enseñado”.
El mensaje final del pregonero es el detallado camino del Calvario que sufrió Jesús y continúa su reflexión personal y poética hasta el mismo momento de la resurrección, para concluir con un sentido guiño a los almuñequeros, pues como bien dijo, “para ser buen cofrade hay que ser sexitano y aquí los hay a porrones, cofrades buenos gitanos, gitanos siempre lo fuisteis, por eso con vuestra fe este evangelio abristeis”. Y sus últimas palabras son una reflexión personal y reivindicativa hacia la raza calé y su particular devoción, “pues venimos de los faraones de alta cuna, este es mi pueblo calé, de los bailes y cantes, aunque en parte te espantes, y se nos trate con el pie. Pero a nuestro Cristo Moreno le duelen más que los latigazos, el sufrimiento de sus calés sexitanos, pero en las fraguas y tablaos del cielo se acaban los pesares y las penas, pues ángeles morenos nos quitan las cadenas, para dejar de pasar fatigas aquí en la tierra. ¡Ole los cofrades cañís, aquellos cofrades fundadores que a Dios le dijeron sí, por eso entre seguiriyas saetas, zambras, bulerías y llantos, camina con paso firme y bueno cada martes santo mi cristo, ¡vuestro Cristo¡ ¡el Cristo de los gitanos”. Esta entonación final, con brío, sentimiento y arrojo, da pie a la conclusión de su pregón, momento que los hermanos de hermandad, amigos, familiares y público presente, puestos en pie, dedican un sonoro y prolongado aplauso al pregonero. Llega ahora el momento del reconocimiento personal por su contribución a exaltar al Cristo Moreno de los Gitanos, acto que verifica el hermano mayor de la corporación cofrade, Manuel Cortés Cortes, que hace entrega a José Santiago Martín de una placa conmemorativa. Llegan después los interminables momentos de felicitaciones y parabienes de todos los presentes para departir breves instantes con el pregonero y posar para la posteridad en la serie de instantáneas que no cesaron de prodigarse. José Santiago Martín, en su momento de gloria, tuvo igualmente la deferencia de dedicar unos momentos a la redacción de EL FARO para comunicar sus sensaciones, refiriendo que “ha sido un momento entrañable, porqué volvía después de unos años en los que había estado ausente por motivos personales, a esta, mi cofradía de los Gitanos de la que formé parte en la junta de gobierno. Ese reencuentro con mi familia gitana de Almuñécar, con mi gente, ha sido entrañable, y ver cómo me recibieron con los brazos abiertos y demandando que siguiese como siempre he estado con ellos. En estos momentos me he acordado de toda la gente que ha estado y está, sobretodo de sus fundadores, que fueron también familia directa mía”.