Antonio Gómez Romera
Domingo, 19 de marzo de 2023
En el XV aniversario del fallecimiento de Sir Arthur C. Clarke, maestro de la ciencia ficción y visionario del futuro
Desde niño me ha encantado leer relatos de Ciencia Ficción y, con mi articulito de hoy, quiero hacer un pequeño y personal homenaje a uno de mis escritores preferidos, pues hoy, domingo 19 de marzo, festividad de San José, Patrono de la Iglesia Universal y esposo de la Virgen María, décimo primera semana del año 2.023, se cumplen 15 años (madrugada del miércoles, 2.008) del fallecimiento, en Colombo, capital de Sri Lanka, la antigua Ceilán, del Maestro de la Ciencia Ficción, Físico, Matemático, Inventor, Explorador submarino y escritor visionario del futuro, Arthur C. Clarke, a los 90 años de edad, a causa de un fallo cardiorrespiratorio y sin haber visto cumplido su deseo de obtener pruebas inequívocas de la existencia de vida extraterrestre.
A caballo entre la Ciencia y la Filosofía, Sir Arthur Charles Clarke, Caballero de la Orden del Imperio Británico, otorgado en 1.998, e investido el 26 de Mayo de 2.000 y autor de la mítica novela «2.001: una odisea del espacio» (1.968), llevada al cine por Stanley Kubrick (1.928-1.999), es el creador de un mundo literario en el que sus impactantes historias nos muestran un futuro del que ahora somos testigos.
En el mundo de la Ciencia Ficción, Arthur es conocido como «Ego» por la capacidad que tiene de absorber los temas que le interesan y, con el tiempo, llega a llamar a su oficina, «Cambra Ego»: repleta de libros, mapas astrológicos, representaciones infantiles de los cielos, con docenas de fotos enmarcadas de personalidades mundiales, desde la princesa Diana de Gales o el astronauta Buzz Aldrin, hasta el Papa Juan Pablo II, la actriz Liz Taylor o hablando con Wehrner von Braun. Asimismo, una nominación al Oscar, innumerables premios literarios y su Título de Caballero de la Reina.
Tras dar instrucciones de que una muestra de su ADN viajara al espacio, dejó dicho: «Un día, una súper civilización podría encontrar esta reliquia de una especie desaparecida y yo podría existir en otro tiempo». Está enterrado en el Cementerio General «Borella Kanattha» de Colombo, junto a los restos de «su amigo perfecto de toda la vida, en quien se combinaban de manera única Lealtad, Inteligencia y Compasión», Leslie Ekanayake (1.947-1.977), fallecido en un accidente de motocicleta.
Notas Biográficas
Nace en 1.917 en Minehead (13 Blenheim Road), una pequeña población costera en el Condado de Somerset (Suroeste de Inglaterra) y crece en una granja, “Ballifants”, con más de 500 años de antigüedad, en Bishops Lydeard, ubicada a 6 millas al noroeste de Taunton y al pie de “Quantock Hills” (colina de 384 m.s.n.m.).
Sus padres, además de trabajar en la granja, tienen una pensión. Hijo de un agricultor, Charles, se educa en la escuela secundaria “Huish’s Grammar School”, hoy, “Richard Huish College”, de Taunton (Somerset). De niño le gusta mirar las estrellas, coleccionar fósiles y, desde los 11 años, leer revistas de ficción. Su interés por la ciencia le viene cuando su padre le da unas tarjetas ilustradas con dibujos de dinosaurios, que vienen de regalo en los paquetes de cigarrillos. “Debo haber visto “Amazing Stories” de Noviembre de 1.928, aproximadamente un año después de que se enviara a Inglaterra (según se rumorea, como «lastre» del barco) y se vendiera en “Woolworth’s” por tres peniques. ¡Cómo frecuentaba esa tienda que alguna vez fue famosa durante la hora del almuerzo, en busca de números de “Amazing”, “Wonder” y “Astounding”, enterrados como joyas en la pila de chatarra de detectives y pulps del oeste!”.
Su padre fallece a la edad de 43 años, después de llevar varios años enfermo, cuando Arthur tiene sólo 13 años de edad. Atribuye su interés por la Ciencia Ficción a la lectura de tres artículos, entre los 12 y 14 años: en 1.929, la edición de “Amazing Stories«; en 1.930, “Últimos y primeros hombres”, de Olaf Stapledon (1.886-1.950); y, en 1.931, “La conquista del espacio” de David Lasser (1.902-1.996). Arthur construye su propio telescopio en casa; lo usa para observaciones astronómicas regulares y llega a dibujar un mapa detallado de la Luna. Es miembro de la Asociación Astronómica Junior y contribuye en la Sección de Aeronáutica de la revista de Astronomía, “Urania”, con artículos sobre naves y viajes espaciales.
A los 16 años, se une a la “Sociedad Interplanetaria Británica” (BIS), fundada en Liverpool en octubre de 1.933, por Philip E. Cleator (1.908-1.994). Con 19 años (1.936) va a Londres y consigue un trabajo como Auditor en el Departamento de Auditoría y Hacienda de Su Majestad. Comparte piso en Gray’s Inn Road, con sus compañeros escritores de ciencia ficción William F. Temple (1.914-1.989) y Maurice K. Hanson (1.918-1.981). Durante la Segunda Guerra Mundial sirve como Especialista de Radar en la “Royal Air Force” (RAF) británica (Escuela de Radio 9, en Yatesbury). En esa época, el radar es una tecnología en pleno desarrollo y eso estimula al joven Arthur a investigar las posibilidades que tienen las telecomunicaciones. Es ascendido a Teniente de Vuelo y asignado al radar GCA (Ground Controlled Approach) del MIT RadLab, a cargo del programa de entrenamiento y trabaja con el físico estadounidense, luego Premio Nobel, Luis Walter Álvarez (1.911-1.988). Ya entonces, hace alarde de su gran imaginación y capacidad de trabajo escribiendo un centenar de libros y multitud de relatos cortos y ensayos para “fanzines” y revistas de ciencia ficción. Además, escribe un artículo técnico, ‘El futuro de las comunicaciones mundiales’, que envía a la revista “Wireless World”. Lo publican en la edición de octubre de 1.945 como ‘Retransmisiones extraterrestres‘, el primero en delinear los principios de la transmisión global a través de satélites de comunicación en órbita geoestacionaria. El artículo analiza cómo la tecnología espacial, similar a la utilizada en el cohete alemán V2 durante la Segunda Guerra Mundial, se puede usar con fines pacíficos para poner satélites en órbita con un cohete capaz de transportar una carga con una velocidad superior a la inserción orbital.
Desmovilizado de la “Royal Air Force» al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Arthur se matricula en el “King’s College” de Londres para obtener una Licenciatura en Primera Clase en Física y Matemáticas, donde se gradúa en 1.948. Su primer cuento, “Loophole”, se publica en la revista “Astounding Science Fiction” en abril de 1.946.
Clarke es presidente de la “Sociedad Interplanetaria Británica” (BIS) en 1.946, 1.947 y de 1.950 a 1.953. Trabaja como editor asistente para “Physic Abstracts” (1.949) y según expresa el mismo, “Después de graduarme del King’s College, me enfrenté a la desagradable necesidad de buscar una vida honesta, ya que asumí que, aunque mi máquina de escribir podría proporcionarme atascos ocasionales, necesitaba una fuente más confiable para mi pan y mantequilla. Afortunadamente, el Decano de Ciencias encontró un trabajo que podría haber sido diseñado para mí: editor asistente de «Resúmenes de física», publicado por la Institución de Ingenieros Eléctricos”.
Desde 1.951 se dedica por completo a la escritura. En sus libros hay tanto Ciencia como Ficción: no hay batallas épicas, ni tele transportadores, ni torpedos de fotón, y las naves espaciales no hacen un ruido ensordecedor; en el espacio reina el más absoluto de los silencios debido a la falta de aire. Arthur se caracteriza por tener una visión bondadosa de la Ciencia y del Progreso y considera que el hombre habría llegado a la mayoría de edad cuando pudiera dar respuesta a las eternas preguntas que se viene haciendo desde el principio de los tiempos: «¿Qué somos?», «¿De dónde venimos?» y «¿Hacia dónde vamos?». Es un gran narrador y considera que su función como escritor es “poner a la humanidad en el camino de evitar algunos de los males anunciados”. También escribe varios libros de no ficción que describen los detalles técnicos y las implicaciones sociales de los cohetes y los vuelos espaciales. Ya lo dice él, “escribir es una profesión solitaria, y después de algunas décadas, incluso el egoísta más devoto puede anhelar compañía de vez en cuando. Pero la colaboración en cualquier obra de arte es un negocio arriesgado, y cuantas más personas se involucren, menores serán las posibilidades de éxito”.
Algunos historiadores, dicen que su libro, “La exploración del espacio” (1.951), fue utilizado por el pionero de los cohetes, Wernher von Braun (1.912-1.977), para convencer al presidente estadounidense John F. Kennedy (1.917-1.963) de que era posible ir a la Luna. En 1.953, en un viaje a Florida, conoce a Marilyn Mayfield (1.931-1.991), una divorciada de 22 años, con un hijo pequeño de 2 años (Phillip A Torgerson, 1.951- 2.005), pero poco después de contraer matrimonio (15 junio 1.953), constatan que son totalmente incompatibles. A los 6 meses se separan de hecho, aunque el divorcio no se formaliza hasta 11 años después, en 1.964. Arthur nunca se va a volver a casar y en 1.956 emigra a Sri Lanka, antigua Ceilán, para dedicarse a escribir y al submarinismo. Descubre así, junto a su amigo, el fotógrafo Mike Wilson (Swami Siva Kalki, (1.934-1.995), las ruinas sumergidas del antiguo templo hindú de las mil columnas de Trincomalee, el “Koneswaram”, y los restos de un barco del siglo XVII perteneciente al emperador mongol Aurangzeb. Según Mim Scala, escritor residente en Sri Lanka, «Arthur era muy modesto. Parecía un empleado de banco de Guildford, y también vestía como tal. Una vez le pregunté si tenía derechos de autor de su satélite geoestacionario y me dijo: ‘No. ¿Qué haría yo con cien mil millones de dólares de todos modos?”.
En 1.957, como integrante de la delegación británica, Arthur viaja a Barcelona para asistir al “VIII Congreso Internacional de Astronáutica”, que se celebra entre el 6 y el 12 de octubre y que va a ser conocido como “El Congreso del Sputnik”, ya que 2 días antes del inicio del Congreso (4 de octubre), la Unión Soviética lanza al espacio el primer satélite artificial de la historia, el “Sputnik I”, que da una vuelta completa a la Tierra cada 98 minutos. Para Kavan Ratnatunga, astrofísico y presidente de la Asociación Astronómica de Lanka “Tenía un gran sentido del humor. Una historia interesante circuló poco después del alunizaje en 1.969. La “Flat-Earth Society”, preocupada por no poder explicar la visión de la Tierra como un globo, publicó una historia de fantasía en la revista TWA que decía que el alunizaje fue organizado por la NASA con Arthur C. Clarke escribiendo el guion. Todavía recuerdo que a Arthur le divirtió que lo nombraran autor. Más de 20 años después, la misma fantasía se convirtió en una teoría de la conspiración y se hizo famosa gracias a un programa de televisión. Al observar el nuevo interés, Arthur dijo que le había escrito sarcásticamente a su buen amigo Dan Goldin, quien entonces era el administrador de la NASA, y le recordó que nunca le habían pagado ganancias por el guion de Hoax Moon Landing. Me dijo que la NASA nunca respondió su correo electrónico”.
El director de cine británico Stanley Kubrick, solicita la colaboración personal de Arthur para escribir el guion de la película “2.001: Una odisea del espacio”. El realismo científico y las proyecciones vanguardistas de la película proceden del relato “El centinela”, que Arthur ha escrito veinte años antes. La película fue estrenada el sábado, 6 de abril de 1.968 en el “Cinerama Theatre Broadway” de la ciudad de Nueva York. Curiosamente, en 1.991, la Biblioteca del Congreso de los EE.UU. selecciona la película “2.001: Una odisea del espacio”, para ser preservada en el Registro Nacional Cinematográfico estadounidense como “cultural, histórica y estéticamente significativa” y el “American Film Institute” la incluye entre las diez mejores películas de Ciencia Ficción.
Colofón
Arthur establece el «Premio Arthur C. Clarke» en 1.986 para reconocer la mejor novela de Ciencia Ficción que se publique en el Reino Unido cada año. En 1.962, Arthur había sufrido un severo ataque de poliomielitis. Su recuperación, aparentemente completa, incluso recuperó su forma en su deporte favorito, el tenis de mesa, aunque fue engañosa, pues en 1.986 le es diagnosticado un problema neuromotor, conocido como “Enfermedad de Lou Gehrig”. Esta dolencia le impide moverse con normalidad y los médicos le pronostican 5 años de vida. Decidido a vencer la enfermedad, se somete a un tratamiento de fisioterapia rigurosa, que parece mejorar su salud. Un año después de iniciar el tratamiento, los médicos del “Hospital John Hopkins” de Baltimore, le diagnostican “Síndrome post polio”, una enfermedad más benigna que le permite vivir 20 años más, aunque confinado en una silla de ruedas.
En 1.996, la «International Astronomical Union», bautiza al asteroide 4.923, con su nombre. Y en el año 2.003, científicos de la Universidad australiana de Monash, dan su nombre a una nueva especie de dinosaurio, descubierta en 1.993, en Inverloch (Australia): “Serendipaceratops Arthurcclarkei”.
Para finalizar, solo decir que al igual que Isaac Asimov formuló sus famosas tres leyes de la robótica, Arthur formula asimismo cuatro leyes relacionadas con el avance científico en su libro de divulgación científica “Perfiles del futuro” (1.962):
1. Cuando un distinguido pero ya maduro científico declara que algo es posible, tiene razón, casi con toda seguridad. Cuando declara que algo es imposible, probablemente se haya equivocado.
2. La única manera de descubrir los límites de lo posible, es aventurarse hacia lo imposible.
3. Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada, es indistinguible de la magia.
4. Frente a cada experto, existe otro experto igual y opuesto.