Domingo A. López Fernández
Fue mítico jugador del C.D. Motril y Motril C.F. a finales de los años setenta e inicios de los ochenta
Días pasados, el ayuntamiento de Salobreña confería un homenaje público a José Manuel Aranda Martín, funcionario municipal que ha permanecido ligado a la institución durante cuarenta años. En su último día de trabajo, José Manuel Aranda era recibido por Ignacio Trujillo, concejal de urbanismo, junto al resto de miembros de la corporación municipal, quienes en su intervención excusaron la ausencia de la alcaldesa, María Eugenia Rufino, que se encontraba en Sevilla en viaje oficial. En su nombre, y el de la propia institución, le agradecían esos cuarenta años de vida funcionarial ligados desde sus primeros instantes al negociado de urbanismo y le deseaban, asimismo, el disfrute de su pase a las llamadas clases pasivas. En charla amena y desenfadada, el homenajeado supo, igualmente, reconocer su apego a la institución y el trato exquisito recibido de todas las corporaciones que se han sucedido desde el año de 1982 en que accedió al ayuntamiento tras aprobar reñidas oposiciones. El homenajeado recibió, asimismo, la felicitación de todos sus compañeros para la nueva y bien ganada etapa que comienza a partir de ahora en su vida, con los que pudo recordar la multitud de anécdotas de las que ha sido protagonista a lo largo de los años.
Al margen de su trabajo, José Manuel Aranda Martín es bastante conocido en el mundillo deportivo local por haber sido un mítico jugador del Motril al final de la década de los años setenta y principios de los ochenta. Según sus propias palabras, se siente motrileño de adopción, pues ha vivido en nuestra ciudad durante más de veintitrés años, pero, igualmente salobreñero, pues en la villa ha desempeñado su vida laboral que ha sabido alternar a la perfección con su actividad deportiva, la oficial y la de peñas. Tras el paso de cuarenta años, la afición motrileña recuerda a este mítico jugador que fue conocido futbolísticamente por su apellido, Aranda, y por su sobrenombre, “El Maestro”, la tradicional manija del juego que sabía repartir a la perfección para que los delanteros cumplieran fielmente con su cometido, que no era otro que marcar un gol y hacerse con el triunfo de los partidos. Como bien reconoce la revista “La Junquera” de fecha 1 de octubre del año 2000, era un “centrocampista con gran llegada arriba y facilidad para el gol, jugador frio, con buen desplazamiento de balón y de una técnica exquisita”.
La trayectoria vital de este excepcional jugador principiaba un 31 de marzo de 1958, fecha en la que nacía en la ciudad de Maracena. Desde su infancia se hizo acreedor de un especial don para manejar el balón, destreza que le permitió acceder a la sección de infantiles del Maracena C.F. cuando contaba diez años de edad. Al cumplir los quince años, pasa al escalafón de juveniles, donde solo permanece un año ya que su buen juego y disposición de mando le permite integrarse en el grupo sénior del club que competía ya en la categoría de primera regional. Durante estos años fue seguido por equipos de renombre tales como el Salamanca o el propio Atlético de Madrid, aunque finalmente no llegó a cuajar su fichaje dadas las altas pretensiones económicas del Maracena C.F. Ojeadores del club capitalino se fijan en su maestría con el balón y su habilidad para el juego colectivo, de forma que en el año de 1972 ficha por el Recreativo de Granada, lo que le va a permitir jugar con la Selección Juvenil de Granada en el Campeonato de Andalucía y en la Selección Andaluza. Al mismo tiempo será convocado en Madrid para formar parte de la selección española junto a otros cuarenta jugadores, aunque finalmente no fue escogido por las trabas que impuso su club de origen. Paralelamente sigue sus estudios de bachillerato en el instituto Padre Suarez de Granada y luego, tras su llegada a Motril, en el instituto Julio Rodríguez, donde finalizará el ciclo de bachillerato.
En el Recreativo de Granada permanece dos años, aunque por mediación del presidente, Cándido Gómez, comenzará a entrenar con el primer equipo y jugar los partidos de la Copa de Andalucía, competición que posibilitaba a los suplentes no titulares enfrentarse a clubs andaluces de primera y segunda división. Es una época dorada para el granadinismo, pues según reconoce Miguel González, el equipo era entrenado por Miguel Muñoz y pudo conocer a jugadores de renombre tales como Castellanos, José Antonio Grande, Puente, Izcoa, Parits, Oruezábal, Dueñas, Megido…, etc.
En esta tesitura, un hecho circunstancial permite que José Manuel Aranda recale en nuestra ciudad. En la temporada 1976-1977, el Club Deportivo Motril regresa a tercera división, hecho que despierta una gran alegría en la afición local y, sobretodo, en el futbol modesto de la ciudad, que le va a conferir un homenaje público el día del Corpus Christi por el ascenso. Los contactos de la directiva motrileña con el Granada C.F. consiguen que se firme la filialidad de manos de su presidente, Salvador Muñoz. Por aquel entonces, en palabras del que fuera expresidente del Motril, Francisco Bustos Béjar, “se trataba de una jornada histórica para el futbol granadino en general y para la afición del Motril en particular”. Siendo presidente José Rodríguez Villegas, el Motril se convierte, pues en club filial del Granada CF por un periodo de tres años, disposición que habría de finalizar el día 30 junio de 1980, aunque el contrato podría rescindirse anticipadamente en el momento en que el equipo motrileño perdiese la categoría nacional. Como contraprestación, el Granada C.F. habría de designar un entrenador nacional a su cargo, y cedería jugadores del Recreativo, entre otras disposiciones.
La presentación del C.D. Motril a la afición y a los medios informativos tuvo lugar el día 30 de julio de 1977, siendo su entrenador Gonzalo Uceda y figurando en el acto los cinco jugadores que al principio cedía el Granada, en concreto Aranda, Blanco I, Antonio Rojas, Donaire y Terrón, a los que se unirían posteriormente Jorgoso, Blanco Navarro y Poblete. El debut de Aranda en la temporada 1977-1978 tiene lugar como equipo visitante frente al Atlético Ceutí, partido que terminó en empate a uno, resaltando la prensa local el gran juego desplegado por el maracenero. Al domingo siguiente, ya en el Escribano Castilla, el Motril empató a cero con el Atlético Malagueño, si bien el partido fue suspendido por el árbitro cuando faltaban seis minutos, sucediéndose de inmediato la invasión del terreno. Otra importante victoria fue contra el filial del Betis, por 2-1, partido en el que EL FARO se encargó de destacar que “fue Aranda el que más se lució porque tuvo que cubrir posiciones por ambos lados”. Como bien reconoce, en el plano futbolístico, en esta temporada coincide con jugadores locales de gran categoría, entre los que recuerda a Eduardi, Patuli, Rojas, Miguel Mira, Miguel Rex, Callejón y Miguel Novo, entre otros.
Finalizada la temporada con esa legendaria plantilla, el C.D. Motril culminó una muy buena primera vuelta para acabar la competición en el séptimo puesto de la clasificación. Hay que hacer notar que por aquel entonces, aquella tercera división tenía bastante calidad, pues militaban equipos muy hechos tales como el San Fernando, Sevilla B, Cádiz, Extremadura, Marbella, Cacereño, Mérida, Linense…, etc. Asimismo, como curiosidad, la citada revista “La Junquera” ponía de manifiesto que Aranda “tuvo el privilegio de jugar, ante el Almansa, el primer encuentro de Copa de Rey que se disputaba en Motril”. En total, el maracenero llegará a jugar con el Motril 37 encuentros, los mismos que el delantero Miguel Rex, ambos máximos exponentes de este año que ha dejado marcada la historia del club. En realidad, Aranda permanece solo un año en el C.D. Motril, pues a finales del año de 1978, cuando cuenta 20 años de edad, ha de cumplir el servicio militar en el cuerpo de Infantería de Marina.
El inicio de la temporada 1978-1979 fue de una gran crisis económica y deportiva para el C.D. Motril que no podrá pagar a parte de sus jugadores, hecho que motivará la dimisión del presidente José Rodríguez Villegas, para ser sucedido por el que fuera su vicepresidente, Marciano Morales Castillo. Con él llegará de nuevo como técnico Francisco Hurtado, persona que fue quien llevó al Motril a la categoría de tercera división, aunque días después renunciará al cargo en disconformidad con el plantel de jugadores con que cuenta. Ese verano de 1978 se celebra el trofeo Ciudad de Motril, en el que participan el equipo local, el Veleño y el Granada C.F.. El Motril perdió sus dos, encuentros, 1-3 contra el Veleño y 2-4 contra el Granada, que resultó justo vencedor, haciendo notar que los jugadores cedidos por el Granada jugaron con su club, entre ellos, como es lógico, la manija del juego, Aranda.
Finalizada la milicia, José Manuel Aranda contrae matrimonio el día 18 de febrero de 1979 con la motrileña María Dolores Rodríguez Campos, de cuya unión nacen dos hijos, Patricia y José Manuel, siendo éste último quien hereda la maestría de su padre, lo que le llevará a fichar por el Málaga C.F., club en el que tendrá una brillante proyección hasta que una compleja lesión de pubis le obligará a retirarse del fútbol.
Como ha quedado expresado, en ese mismo año de 1979 regresa al Granada C.F., aunque mantiene contactos con el Deportivo de la Coruña, club con el que realiza la pretemporada en el mes de julio en Cabeza de Manzaneda (Orense). La lejanía y la situación familiar le incita a regresar a nuestra ciudad, donde había sido llamado nuevamente por el C. D. Motril, que le ofrece una buena oferta económica y un trabajo de manos del directivo Marciano Morales, aunque finalmente éste no cuajará. Así pues, se inicia ahora la segunda etapa de Aranda en el Motril, concretamente en la temporada 1980-81, quedando a las órdenes del entrenador Wilder Barcos y coincidiendo con jugadores locales de talla como Godoy I, Novo, Eduardi, Patri, Godoy II, Bueno, Aguaza y Miguel Rex, entre otros. El C.D. Motril compite en el grupo noveno de la tercera división, temporada que en el plano económico se va a caracterizar por la crisis económica en el club, lo que le llevará a dar de baja a cuatro jugadores que mantenían una alta ficha. En el ámbito deportivo la liga finaliza el día 24 de mayo enfrentándose en casa al Atarfe, equipo que sale goleado por 4-0 del Escribano Castilla. Fue, desde el punto de vista deportivo, una temporada excelente dada la juventud de sus integrantes, con una media que no alcanzaba los veinte años de edad. Desde el punto de vista laboral, José Manuel Aranda consigue trabajo estable al ser contratado el día 6 el febrero de 1981 por el ayuntamiento de Motril en calidad de auxiliar administrativo, y un año después, concretamente en el mes de julio de 1982, accede por oposición a la plaza de auxiliar administrativo del ayuntamiento de Salobreña, escalafón que verá superado en el año de 2003 al ocupar la plaza de administrativo del área de urbanismo.
Administrativamente, la temporada 1981-1982 se inicia el día 7 de julio con una asamblea general extraordinaria en la que se pone de manifiesto la penosa situación económica del club al persistir un déficit de quince millones de pesetas. Ante ello, cesa la directiva y el club queda en manos de una comisión gestora que preside Antonio Cortes, que va a contratar al motrileño Enrique Montero como técnico, aunque presentará su dimisión en la tercera jornada. José Manuel Aranda sigue siendo el jugador que lleva la manija del juego, el cerebro, y así lo va a reflejar la prensa local y provincial. Un ejemplo evidente lo tenemos en el encuentro con el Iliturgi, donde el Motril empata 1-1, destacando EL FARO en su crónica que “funcionó bastante bien la línea defensiva del Motril y en el centro del campo Aranda y Núñez estuvieron en su línea de buen hacer repartiendo juego y haciendo jugar”. A nivel deportivo, según las crónicas, el equipo se está desintegrando y se acusa al entrenador Ramoní como culpable. Precisamente, Aranda hará unas declaraciones en la que reconoce que el equipo no se encuentra bien físicamente, lo que suscita que el entrenador le castigue con el banquillo. Afortunadamente, Ramoní será cesado y sustituido por el entrenador José Antonio Román, que hará mejorar la trayectoria deportiva del equipo. Finalizada la temporada, Aranda es el jugador que más partidos ha protagonizado, concretamente 35, habiendo conseguido marcar seis goles, viéndose solamente superando por Aguaza, que marcará siete.
Un nuevo reto se plantea en la temporada 1982-1983, pues persiste la grave crisis económica, lo que llevará a intervenir al alcalde de la ciudad, Enrique Cobo, para que el club pueda continuar su vida deportiva. El jugador Aranda va a mantener su apego al club pese a la situación y continúa en la plantilla a las órdenes del entrenador Antonio Santisteban. Su debut en la temporada tiene lugar como local frente al Estepona, encuentro que termina con un resultado de empate a cero. Otro encuentro a resaltar es el que tiene lugar en el mes de octubre frente al Martos, al que vence por 3-0, con gol de penalti de Aranda en el minuto 85, viéndose en los minutos finales dos goles más obra del jugador Casares.
La temporada siguiente, 1983-1984 reporta un nuevo presidente, Antonio Lupión Pintor, y un nuevo entrenador, Wilder Barcos, que pronto es sustituido por el técnico Calvo Marini. En su primera entrevista como entrenador EL FARO le interroga, entre otras cuestiones, que va a ocurrir con el jugador Aranda, al que define como incombustible y si va a quedar fuera de la disciplina del club. Su respuesta es clara, anunciando que la liga ha empezado y que no ha habido opción a que se integre en la plantilla. La crisis deportiva es total, hasta el punto de producirse la baja de nueve jugadores, de forma que en el mes de enero el C.D. Motril ocupa el último puesto de la clasificación, con 14 negativos. Bajo una situación desastrosa, el presidente, Antonio Lupión, dimite de su cargo, al tiempo que se produce el abandono de nuevos jugadores. En esta situación el Motril acaba en el último puesto de la clasificación con 99 goles en contra y 26 puntos negativos, lo que va a provocar el descenso a la categoría de regional preferente.
Bajo estas circunstancias, la temporada 1984-1985 se convierte en un proyecto inviable para el club. Con una deuda acumulada que casi alcanza los cinco millones de pesetas, se convoca una asamblea general que acuerda la desaparición del C.D. Motril y su sustitución por un nuevo que llevará por nombre Motril C.F.. Se crea entonces una gestora que preside Manuel Gómez Ruiz, que da forma a una nueva plantilla que mezcla veteranía, la de jugadores que han militado en tercera división, con la juventud de los que han competido en la regional juvenil, sobretodo la U.D. Santa Adela. La nueva categoría de Regional Preferente de aficionados trae el regreso del entrenador Wilder Barcos y un debut de rivalidad comarcal que enfrenta al Salobreña, que ha ascendido por decreto, y al Motril C.F., encuentro que finaliza con empate a cero. El partido supone el estreno de categoría del incombustible Aranda ante un muy numeroso público que abarrota por completo el campo de Los Trances y que va a suscitar un gran ambiente entre las dos aficiones. El segundo encuentro del Motril C.F. le enfrenta al Antequerano B, al que vence por 4-0, con un muy buen juego desplegado por el equipo. Así lo reconoce EL FARO al ratificar que “los chavales llevan futbol dentro y que Wilder va a ser capaz de sacárselo”. Fue un brillante encuentro del Motril, que hizo vibrar de emoción al público asistente y en el que tuvo gran protagonismo el jugador Aranda. Al final, la prensa local destaca que se trató de una muy buena temporada, con buen juego y, sobretodo, buenos resultados, lo que posibilitará que a su término el Motril C.F. quede clasificado en cuarto lugar de la clasificación, aunque hay que hacer notar que el entrenador fue cesado por la directiva en el mes de abril.
Finalmente, la temporada 1985-1986, el Motril C.F. repite categoría, el II grupo de la Regional Preferente, que trae consigo una nueva plantilla a las órdenes del motrileño Paco Bea. El debut del equipo se produce el día 8 de septiembre en el campo de El Palo, que refleja un resultado final de 1-1, y en el que el Motril consigue adelantarse en el marcador con un gol de Aguaza. A punto de terminar la temporada, el Motril se enfrenta en tierras foráneas al Nerja, que tiene el buen gesto de arrojar claveles a la hinchada motrileña que se ha desplazado en gran número a tierras malagueñas. El Motril consigue finalmente la victoria por 1-3, con goles de Aguaza y Lozano, y una buena intervención del jugador Aranda, que será sustituido en la segunda parte por Gallego. Le sigue en casa el partido frente a Torre del Mar, con victoria motrileña por 3-1, con goles de Aguaza, Roberto y nuevamente Aguaza. El partido transcurrió con un buen juego que fue a menos hasta caer en la monotonía, sobre todo tras ser sustituidos Aranda y Montes por los juveniles Cárdenas y Bernardo, que a juicio de la prensa provincial descompusieron al equipo. El Motril C.F. termina la temporada enfrentándose a Los Boliches, encuentro de puro trámite ya que ninguno se juega nada y que da por triunfador al equipo malagueño por 2-1. Así pues, el Motril C.F. termina en tercer lugar de la clasificación, tras el San Pedro y el Benamiel. La temporada da a su fin con un encuentro amistoso entre el Granada y el Motril C.F., que gana el club capitalino por 2-3 y que va a suponer el último partido del jugador Aranda con el Motril. El maracenero, con 28 años, cree que su etapa en el futbol ha terminado y decide retirarse de la competición oficial.
José Manuel Aranda fue, desde luego, un mito del futbol local, un querido media punta al que la afición motrileña, a pesar del tiempo transcurrido, todavía recuerda por su ejemplaridad, su buen juego, su buena pegada con las dos piernas y su estilo para mover el balón. EL FARO ya lo encumbraba en su número correspondiente al 19 de marzo de 1985 al referir que “Aranda ha sido uno de los jugadores más queridos de cuantos hayan pasado por nuestra ciudad desde que hace dieciséis años se abriera el “Escribano Castilla” al público. Con el transcurso del tiempo se ha convertido en un veterano joven al que todos sus compañeros admiran y le llaman “maestro”. También, con el paso del tiempo, entre la afición, eso de “Maestro” ha calado hasta el punto de que ya casi todos los que tenemos algo que ver con el fútbol cuando decimos ¡maestro!, queremos decir Aranda. En el partido jugado ayer demostró una vez más que cuando en Motril se pone un sobrenombre no es por gusto”.
Esta ha sido, pues la trayectoria vital de un jugador que lleva en lo más hondo de su corazón los colores azul y blanco que supo defender con ardor y coraje en la competición oficial. Se trata de una trayectoria vital que ahora, tras la jubilación, le toca seguir construyendo, aunque ahora más plácidamente y sabiendo disfrutar de sus hobbies y aficiones, en las que evidentemente el futbol ocupa un lugar preferente, aunque solo sea a través de la televisión. Sirva, pues esta página de EL FARO como homenaje a aquel joven jugador que llegaba a nuestra ciudad en el año de 1977 para dar tardes gloriosas de futbol en el Escribano Castilla y que como bien reconoce, lleva en su corazón a aquella afición que supo acogerlo y vitorearlo llevando como insignia el nombre de C.D. Motril y, tiempo después, el de Motril C.F. Solo resta agradecer desde aquí a quien fuera director de EL FARO, Vicente Fernández Guerrero, secretario del club cuando Aranda llega al Motril, por su asesoramiento en toda su trayectoria vital en el club, y a Miguel González, redactor de Mucho Deporte, por la cesión de su archivo y las fotografías que ilustran este artículo, obra del fotógrafo José Antonio Maldonado.