LOS CUENTOS DE CONCHA

     UN POCO DE MAGIA

Concha Casas -Escritora-

La primera vez de lo que sea, siempre es especial. El primer amor, el primer trabajo, la primera columna del año… Siempre queremos que cualquier principio sea  especial. Y como yo soy una más de tantas y tantos, me encantaría que estas mis primeras líneas del 2023 fuesen maravillosas, únicas e inolvidables. Lógicamente para ello necesitaría contar con la magia de esas veintisiete letras (veintiséis dice mi hijo que la “ll” ya no cuenta) que combinándose adecuadamente  son capaces de trasladarnos a los más maravillosos e increíbles mundos que quizás ni llegábamos a sospechar que existían.

También es cierto que hay acontecimientos que están cargados de ilusión por derecho propio. Por ejemplo que desde el más lejano lugar del mundo, allí donde siempre empezaban los cuentos, hasta el más cercano, la paz fuera una realidad. Que todos los buenos propósitos que estas fiestas han manifestado acabasen para siempre con el terrorismo, el de Estado y el de a pie. Con las guerras, las preventivas y las otras, con la intransigencia y con cualquier actitud que dañe en cualquier medida al ser humano. Que por primera vez en la historia de la humanidad lo que de verdad importara fuera lo importante, que nos fijásemos más en el contenido que en el continente y que la razón de ser de estas pasadas fiestas, fuese algo más que una excusa para comer y beber sin freno.

Sería bonito, pero aún poniéndonos en lo peor  y pensando que es harto improbable que todo eso ocurra, habrá  que seguir jugando a la prestidigitación, a la magia preventiva, a creer que las palabras siguen siendo la mayor fuerza y que con ellas se pueden mover conciencias y aunque más despacito, ayuden a cambiar el mundo. Que no lo sigamos destrozando. Que los bosques sigan existiendo para que puedan seguir eternamente encantados y las hadas los habiten. Que las miradas desgarradoras del  hambre  y la miseria sean por fin un dato a consultar en las hemerotecas, que no hagan falta más pateras ni cayucos, ni refugiados… En definitiva seguir ayudando a crear ese mundo que queremos, creo que todos, para que el final de esta columna pudiese ser un fantástico “y colorín, colorado, este cuento de injusticias y tristezas se ha terminado” 

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