LA IMPORTANCIA DE TENER UN BUEN ALCALDE
Es cierto que la afiliación política de un alcalde del mismo signo que los gobernantes nacionales y/o autonómicos puede influir, para bien o para mal, en la solución de determinados problemas y la consecución de proyectos y objetivos para la ciudad que gobierna, aunque lo que verdaderamente cuenta para ser un buen alcalde, son sus cualidades humanas, saber detectar las preocupaciones de sus vecinos, escucharlos y sobre todo ser capaz de poder olvidar su ideología, a la hora de gestionar y buscar lo mejor para su ciudad.
Para ser un buen alcalde, la etiqueta política tiene que pasar a un segundo plano, para anteponer los intereses generales de la ciudad a la que se representa, la calidad de vida y el bienestar de sus ciudadanos, a los intereses de su partido.
Un buen alcalde tiene que saber gestionar, ser un buen árbitro, ya que tendrá que tomar decisiones sobre «prioridades» en detrimento de opiniones adversas, ser fiel con las metas, pero realista respecto a las formas de lograrlo.
El primer mandamiento de un buen alcalde, es el de hacer política para su ciudad, enfrentándose si fuera necesario a otras administraciones territoriales, aunque las mismas estén gobernadas por el mismo partido al que él pertenezca.
Sirva todo lo anterior, para evaluar la manera con la que el alcalde de Granada está afrontando la crisis abierta por la designación de La Coruña, como sede de la Agencia de la Inteligencia Artificial, a pesar de que según todos los indicios, la candidatura de Granada, sería objetivamente superior a la de la ciudad gallega, en cuya designación habrían primado más intereses políticos, que científicos académicos y de vertebración territorial.
Que un revés de semejante calado te llegue de un gobierno de tu mismo partido es doblemente doloroso, ya que a la sensación de pérdida, se une la de la dificultad de criticar la decisión de los dirigentes de la formación política de la que formas parte.
Si la pasada semana decíamos en estas mismas líneas, que la resolución del Consejo de Ministros de designar a la Coruña como sede de la Agencia de Supervisión de la Agencia Artificial, en detrimento de Granada, podía ser una auténtica puñalada trapera para las aspiraciones de Paco Cuenca de revalidar la alcaldía, siete días después debemos decir que el comportamiento del alcalde está sobradamente a la altura, de lo que la ciudadanía granadina podía esperar de su máxima autoridad.
No era fácil el papelón en que la decisión del Gobierno dejaba a nuestro primer edil, porque quien más quien menos, pensaba, hace solo una semana que se impondría la disciplina de partido, él ordeno y mando y que Paco agacharía las orejas y no molestaría. No ha sido así. Con toda la educación política del mundo, pero con toda la firmeza y legitimidad que le otorgan los votos de las granadinas y granadinos, Cuenca, ha hablado alto y claro, ha exigido que se publiquen las baremaciones de las distintas candidaturas, cosa que aún no ha ocurrido, ha convocado a los artífices de la propuesta de nuestra ciudad y mañana viernes se reunirá con los representantes institucionales y agentes sociales que, por primera vez en mucho tiempo, se habían unido detrás de un proyecto, para fijar una hoja de ruta que marque el inequívoco liderazgo de Granada en el terreno de la Inteligencia Artificial, con agencia, o sin agencia y que podría pasar incluso por la impugnación de la decisión del consejo de ministros, para lo que contaría con el apoyo explícito de la Junta de Andalucía.
Con su actuación de estos últimos siete días, Paco Cuenca, se está revelando a los ojos de sus conciudadanos como un alcalde con mayúsculas, que no duda en poner los intereses de la ciudad que lo ha elegido, por encima de los de su partido, con las consecuencias que ello pueda suponerle.
Lo que hace una semana era un panorama más que negro para el futuro político de nuestro alcalde, se está tornando en una auténtica fortaleza de cara a los próximos comicios municipales del próximo mes de mayo, porque pocas cosas «ponen» más a los granadinos que un alcalde que la plante cara a su partido, en defensa de los intereses de su ciudad y Paco lo está haciendo, sin estridencias, pero con firmeza, sin alharacas, pero con argumentos, sin histrionismos, pero con la seguridad de quien sabe que tiene razón.
Antonio Jara, consiguió ser considerado como el mejor alcalde de la historia de Granada, amén de por haber diseñado, hace 40 años, la Granada de la que que hoy disfrutamos, por haberlo hecho ganándole un pulso tras otro a su partido todopoderoso en Sevilla y en Madrid. Pues bien, salvando las distancias, en los últimos siete días, a Paco Cuenca se le está poniendo cara del Antonio Jara de los ochenta.
Pd. Gracias a Gómez de Celis por haberse revelado como el macarra de barrio que pretende hacer callar a quien le resulta incómodo y que, con sus amenazas chusqueras, ha puesto a favor del alcalde, a buena parte de la sociedad granadina, que sin esa «prodigiosa» intervención del vicepresidente del Congreso, probablemente no lo hubiera estado.