AL CONSEJERO PACHECO
Estimado Don Ramón, pensaba tutearlo, presuponiendo que como a su líder, el presidente Juanma, le gusta que lo hagan. Pero como no sé si es una consigna del partido o una herramienta de marketing para demostrar cercanía al votante, y como ya no estamos en elecciones , y ya solo somos ciudadanos, lo mismo la distancia vuelve a acrecentarse, más aún tras su mayoría absoluta, y prefieren que los tratemos con el respeto que merecen sus cargos. Por precaución y educación, me reservo el tuteo.
En primer lugar, quería darle la enhorabuena por su nueva responsabilidad. Ahora vela por el medio ambiente de todos los andaluces, y pienso que su nuevo cargo es de vital importancia para el futuro de nuestra tierra. La pregunta es si para su partido también lo es.
Me alegra que Medio Ambiente vuelva a tener una consejería propia, eso de mezclarla con agricultura, o urbanismo, como se hacen en algunos ayuntamientos, es una barbaridad, pero me da mucha pena que crean tan poco en ella. Su consejería es la que debe velar por el bien común, por la protección de los ecosistemas, de los recursos naturales, de la salud y nuestro futuro, frente a la especulación, al desenfreno, la avaricia, el interés personal, y los delitos ambientales que provoca el capitalismo. Es la que debe buscar el equilibrio que nos permita desarrollarnos como sociedad, pero sin arrasar con todo lo que nos rodea. Debe aportar la sensatez, la cordura, la inteligencia, la planificación a largo plazo, frente al cortoplacismo y la sinrazón de los beneficios rápidos y suculentos.
Sin embargo, tengo la sensación que su consejería es, como decíamos en nuestra época de estudiantes, una maría, un brindis al sol. Principalmente por el desprecio con el que trataron al medio ambiente en su primera legislatura, al obviar la palabra e incluirlo como coletilla, y con un término poco acertado y obsoleto, detrás de Agricultura, ganadería y pesca. En esta ocasión, lo han escondido entre sostenibilidad y economía azul, conceptos manido y pervertido, el primero, y ambiguo e ilusorio, el segundo. También por esa falsa revolución verde, que podemos enmarcarla más en el término de greenwashing, que de gestión política. Pero sobre todo porque le han quitado a usted las competencias de aguas para incluirlas con agricultura, que viene a ser lo mismo que, como le leí a un amigo el otro día, poner al zorro a vigilar a las gallinas.
Para usted es una oportunidad, un escalón necesario, para seguir subiendo en el partido y en responsabilidades futuras. Su presión será estar a la altura de lo que esperan sus colegas, que no es otra cosa que la de comerse los marrones con la mayor dignidad posible. Porque tenga usted claro, qué marrones se va a comer unos cuantos, como el que se les viene encima desde Europa por la promesa, del cercano Juanma, de legalizar los cultivos de la fresa en el entorno de Doñana, lo que supondrá el agotamiento de los acuíferos y de la destrucción de uno de los ecosistemas más bellos y delicados que tenemos en Andalucía. Usted tendrá que salir a dar la cara, con informes poco fiables, afirmando que el Parque Nacional, no se verá afectado.
Si me permite unos consejos, sea usted valiente, no sienta la necesidad de agradar a los que le han colocado ahí, piense en el bien común y en defender el medio ambiente por encima de todo. No permita que lo ninguneen, no sea marioneta de nadie.
No voy a entrar si tiene usted formación en materia ambiental, para ser un buen gestor no hace mucha falta si se deja asesorar por los técnicos y los científicos. E incluso le recomendaría que escuche muy bien a los ecologistas, esos que a sus colegas le dan tanto miedo y a los que culpan de todos los males. Recuerde que gracias a ellos usted no cometió el delito de talar el Bosque de la Plaza Vieja. Espero que aprendiese la lección: no sobran árboles.
Le espera una legislatura movida y tiene un trabajo hercúleo por delante para cuidar los espacios naturales, vigilar los megaproyectos de energías renovables que están destrozando ecosistemas y perjudicando a los pequeños pueblos rurales, la prevención de los incendios forestales, las macrogranjas, la gestión de los residuos, las construcciones de urbanizaciones en el litoral, la defensa de este frente a la subida del mar, las salinas del Cabo de Gata, las posibles riadas que se nos vienen encima tras el verano y adaptarnos con garantías a la emergencia climática, por citar algunos.
Mucha suerte Don Ramón, de su gestión depende lo más importante que tenemos, lo que nos sustenta y protege. Para despedirme, me gustaría susurrarle dos palabras: Memento mori.