EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA

Domingo, 26 de junio de 2022

Por, Antonio Gómez Romera

EN EL FARO, EFEMÉRIDES DE FIN DE SEMANA: EN EL 144 ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DE LA REINA CONSORTE, MARIA DE LAS MERCEDES

Foto de María de las Mercedes (1.874).

Tal día como hoy, hace 144 años (1878, miércoles), fallece en el Palacio Real de Madrid, María de la Mercedes, la joven esposa y reina consorte del Rey de España, Alfonso XII. María de las Mercedes tiene sólo 18 años de edad, los acaba de cumplir dos días antes, el 24 de Junio, y hace cinco meses y tres días (miércoles, 23 de Enero) que se ha casado con su primo hermano. Oficialmente, muere a causa de la tuberculosis, pero ésta versión ha sido discutida. Después de su muerte, el pueblo de Madrid adapta el texto de un antiguo romance portugués del siglo XIV, y como tonadilla infantil: «Dónde vas Alfonso XII, dónde vas triste de ti. Voy en busca de Mercedes que ayer tarde no la vi…”.

Este romance portugués es conocido como «El Palmero» o “La aparición”, y narra los amores del rey Pedro de Portugal (1320-1367) con Inés de Castro (1320-1355).

 Foto de María de las Mercedes.

Antecedentes

El Príncipe Alfonso ve y conoce, por primera vez a su prima hermana María de las Mercedes, en la Navidad de 1872, en el castillo de Randan (Puy-de-Dôme, Auvernia,

Francia) cuando va con su madre, la depuesta reina Isabel II de España, a visitar a sus tíos, la infanta Luisa Fernanda, hermana pequeña de su madre (1832-1897) y Antonio de Orleans (1824-1890), duques de Montpensier. Él tiene quince años y ella, doce; la infanta, es una chica bajita, de cara redondeada, ojos negros y largos cabellos negros trenzados, con un carácter dulce y gentil. No destaca por su hermosura, pero tiene una gran bondad que resulta atrayente y se granjea la simpatía de todos en cuanto la conocen. Alfonso y María de las Mercedes se conocen personalmente, dando largos paseos a caballo por los bosques de Auvernia. Volverán a verse en 1873, durante las vacaciones de Navidad en París y durante el verano de 1874, ya con diecisiete años él y ella, catorce y ya enamorados. La reina Isabel II de España es la madrina de bautismo de María de las Mercedes, así que, en cuanto es proclamado Rey de España (14 de enero de 1875), ya no lo duda y busca el compromiso formal con su prima «Mari», como la llama él siempre: «Mi Mari». Dos años después (1877), cuando Alfonso cumple los 20 años, el presidente del Gobierno, Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897), en el Consejo de Ministros, se muestra favorable a la boda del rey con su prima María de las Mercedes, pero desde París, Isabel II niega su consentimiento. Según refiere, «contra la muchacha, no tengo nada, pero con Montpensier, no transigiré nunca«, lo que despierta y aviva aún más, en el pueblo español, la defensa del matrimonio real de los dos jóvenes enamorados. En realidad, la reina Isabel II culpa de su propia caída y posterior exilio en París al padre de la novia, el duque de Montpensier. En esta tesitura, Manuel Silvela de le Vielleuze (1830-1892), ministro de Estado, escribe al marqués de Molíns (Mariano Roca de Togores y Carrasco, 1812-1889) el 27 de Septiembre de 1877, informándole sobre el sentir de la reina: “Al venir al Real Sitio para dejar a sus hijas, ha citado a los representantes de Francia, Alemania y Rusia, manifestándoles su repugnancia al matrimonio con doña Mercedes, y disparándose contra el duque de Montpensier”.

El 8 de diciembre de 1877, una comisión encabezada por José Osorio y Silva (1825-1909) marqués de Alcañices, llega al palacio sevillano de San Telmo para pedir formalmente, en nombre del rey, la mano de la infanta María de las Mercedes. Y dos semanas después, el 22 de diciembre, Alfonso XII llega Sevilla, para pasar las fiestas navideñas en compañía de su prometida y su familia. Estancia que se alarga hasta el 8 de enero de 1878.

Foto de María de las Mercedes.

María de las Mercedes y Alfonso: 154 días de amor, felicidad, dolor y angustia

La boda se celebra el miércoles 23 de enero de 1878, onomástica del Rey, en la madrileña basílica de Atocha, toda alfombrada de azul, con las flores de lis y la gente agolpada en las puertas. Él tiene veinte años y ella diecisiete. María de las Mercedes llega a su boda en tren, recorriendo el trayecto entre el Palacio Real de Aranjuez y la Estación del Mediodía de Madrid, en un vagón enteramente forrado de raso blanco. Curiosamente, la ciudad de Madrid estrena el día de la Boda Real, el alumbrado eléctrico. Como gracia, se concede un premio, nada menos que de 1.000 pesetas, a los niños que nazcan éste 23 de enero, siendo hijos de viuda pobre, de legítimo matrimonio, y que habiten en ésta provincia, debiendo para ello, según fueran varón o hembra, ser bautizados con el nombre de Alfonso o Mercedes. La reina Isabel II es la principal ausente en la ceremonia nupcial.

 Según relata el genial escritor Benito Pérez Galdós, “Merceditas era la cándida paloma que trajo a España el ramo de oliva. Mientras ella calentó el nido, huyeron espantadas las víboras de la trágica escandalera dinástica en el siglo XIX”.

Tras una semana de festejos nupciales, los recién casados pasan su corta “luna de miel” en El Pardo, donde se dice que permanecieron encerrados en su habitación durante varios días, sin salir siquiera a comer. A su regreso se instalan en el Palacio Real, que se llena de gente joven: los propios reyes y las hermanas de Alfonso, las infantas María del Pilar (1861-1879), María de la Paz (1862-1946) y Eulalia (1864-1958).

María de las Mercedes no es en absoluto protocolaria y le gusta ocuparse de que todo esté en orden para su «querido Alfonso». Junto a sus cuñadas, acude en persona a realizar obras de caridad y se gana, con estos actos y con su cercanía a la gente, el cariño de los madrileños. Pero esta continua felicidad en la que viven los reyes está a punto de quebrarse. A finales de marzo, se inician los primeros síntomas de la enfermedad de María de las Mercedes que no son claros. Al principio se pensó que su palidez y los mareos y vómitos que la confinaron en sus aposentos privados eran consecuencia del embarazo. Poco después, el doctor Tomás del Corral y Oña (1807-1882), marqués de San Gregorio, y médico de cabecera del rey, intenta detener en vano la amenaza de aborto, y producido  éste, de manera natural y espontánea, le practica a la reina un legrado (raer la mucosa del útero). El trance ocasiona un serio disgusto a Alfonso, preocupado también por verse privado del sucesor que tanto anhela.

Retrato nupcial de Alfonso y María de las Mercedes – Palacio de Riofrío, Segovia.

El 2 de Abril el duque de Montpensier escribe a su yerno desde Bolonia: «Venga ahora el sermón: después de este malparto, toda precaución ha de ser poca; hay que quemar las sillas de señora, los coches de jacas, los ‘‘breaks’’ duros, y al menos, indicar chaise-longue y descanso absoluto; perdona eso a un viejo abuelo que tiene también mucho empeño en serlo también por tu lado».

María de las Mercedes tras pasar 2 semanas recluida en sus habitaciones, inicia de nuevo sus actividades oficiales, pero se la ve demacrada y continúa notando cansancio. A pesar de que ella minimiza su situación por no alarmar a su “querido Alfonso“, lo cierto es que las actividades de la Semana Santa, donde llega a participar en el lavatorio de pies de doce mujeres pobres, la dejan extenuada; es el principio del fin. Se decide que lo mejor es un cambio de aires y María de las Mercedes se traslada al Palacio de Aranjuez acompañada por sus cuñadas. El Rey, que la visita con frecuencia, se siente cada vez más alarmado por la palidez y falta de energía de su esposa, pero los médicos atribuyen estos síntomas a un nuevo estado de embarazo de la Reina. De nuevo en el Palacio Real, la joven reina sigue intentando ocultar la realidad de su estado de salud y acompaña al Rey a los actos oficiales, pero su palidez y tristeza no pasan desapercibidos a la gente y en las calles empieza a correr el rumor de que la Reina está gravemente enferma. Alfonso escribe a sus suegros, informándoles de la delicada situación de María de las Mercedes, que ya está postrada, permanentemente, en el lecho. E, inmediatamente, viajan a Madrid; su madre, al verla, se derrumba, llora desconsolada y grita: “¡como los otros!”, pues no es el primer hijo que pierde en muy similares circunstancias. Sin embargo, no será hasta el 18 de junio que «La Gaceta» de Madrid publica el primer parte médico: “Viene aquejada desde fines del mes anterior de las molestias que anuncian algunas veces el principio del embarazo. En estos últimos se ha observado en S. M. una fiebre poco intensa de forma intermitente y tipo irregular, que ha desaparecido en virtud de los medios apropiados; pero persiste la predisposición al vómito y la inapetencia, con el malestar y debilidad consiguientes”.

Grabado de Alfonso y María de las Mercedes.

El 21 de junio y por indicación del Rey, se celebra una consulta de médicos en la Real Cámara. El rumor de que la Reina sufre fiebre tifoidea se extiende por Madrid y el pueblo llano comienza a llenar la plaza de Oriente a la espera de noticias. Los políticos, los militares de rango y los grandes de España llenan el Palacio. El Rey, consternado e incrédulo, no se mueve del lado de la cabecera de su cama; permanece junto a ella, día y noche. Según ha quedado escrito en los Anales de La Real Academia de Medicina, «la fiebre se ha hecho continua, la Reina tiene vómitos y la frecuencia de su corazón oscila entre las 100 y las 130 pulsaciones al minuto, se le administra valerianato de quinina pero no se consigue la remisión de los síntomas».

Al final de la tarde del día 22, sufre una hemorragia intestinal, su pulso se debilita y la piel está fría. «La Gaceta» empieza a emitir tres partes diarios sobre el estado de la Reina que son firmados por el médico de Cámara, el marqués de San Gregorio. Por su parte los madrileños hacen colectas para ofrecer un donativo a la Virgen de La Paloma, para lograr su intercesión y salvar a la Reina. La plaza de Oriente sigue atestada de gente que espera con tristeza y esperanza las noticias.

Tumba de María de las Mercedes.

El día 23, María de las Mercedes pide al arzobispo de Toledo que quiere confesar para poder tomar la comunión el día de su cumpleaños. Alfonso ordena que el piso de la calle Bailén se cubra con arena, para que el ruido de los carruajes no moleste a María de las Mercedes. Mientras le ponen hielo, bebe horchata fría y le dan fricciones con Jerez, pero la reina, está mal. El día 24, mientras las salvas de ordenanza saludan el 18 cumpleaños de María de las Mercedes, el cardenal primado la unge con los Santos Óleos. Las hemorragias intestinales se repiten y la fiebre se eleva a 40 grados de temperatura. El doctor sevillano Federico Rubio y Galí (1827-1902) es llamado a consulta, pero nada puede hacer, salvo recetarle aceite alcanforado e inyecciones de cloruro férrico para luchar contra la anemia. Los partes médicos son cada vez más pesimistas; el parte del día 25 por la noche dice: «La vida de S.M. la Reina nuestra Señora se halla en peligro inminente». Según refiere Julián Cortés Cavanillas (1909-1991), en su biografía “Alfonso XII. El rey romántico” (1.943), «Alrededor de la cama se encontraba arrodillada toda la Real Familia. Don Alfonso tenía entre sus manos las de la moribunda sin separar ni un momento la vista de su pálida y consumida cara».

Revista de la película «¿Dónde vas Alfonso XII?».

María de las Mercedes de Orleans y Borbón fallece el 26 de junio, a las doce horas y quince minutos. Cinco cañonazos, desde el Patio de Armas del Palacio de Oriente, con los soldados presentando armas “a la funerala”, lo anuncian. La Gaceta de Madrid del día 27, publica el parte médico firmado por el Marqués de San Gregorio, que entre otras cosas, dice: «S.M. la Reina ha fallecido a consecuencia de una fiebre gástrica nerviosa, acompañada de grandes hemorragias intestinales». El pueblo español queda conmocionado, de pena y de dolor, por la repentina y trágica muerte de la joven reina María de las Mercedes, a quien los madrileños le han adjudicado el tierno sobrenombre de “Carita de Cielo”. Toda España, llora; las campanas de las iglesias tocan a duelo, cerraron los teatros y las mujeres lucían sobre sus cabezas un velo negro. Más de 70.000 personas pasaron por el duelo para presentarle sus respetos, quedando horrorizadas al ver el estado en que se encontraba el cuerpo de la reina, pues había muerto de tifus, que en aquella época no tenía cura y era muy contagioso. Este sentimiento popular queda reflejado, setenta años más tarde en aquella famosa copla compuesta por los maestros Quintero, León y Quiroga, el “Romance de la Reina Mercedes” (1948): “Y Mercedes murió empezando a vivir, y a la plaza de Oriente, ¡ay dolor!, para llorarla fue todo Madrid (…) Y España viste de duelo, y el Rey no tiene consuelo, ¡Ay, María de las Mercedes!”.

El Rey no desea que su esposa sea enterrada en el Panteón de Infantes, como las demás Reinas que han fallecido sin dar sucesión a la Corona, y dispone que sea enterrada en un nicho en una capilla del propio Monasterio del Escorial con una lápida de mármol blanco y un epitafio cargado de amor: «María de las Mercedes de Alfonso XII, la dulcísima esposa».

Fotograma de la película «¿Dónde vas Alfonso XII?» (1.952).

Colofón

Después de la muerte de María de las Mercedes, el Gobierno y la Corte negocian un matrimonio inmediato, y un año después, el 29 de noviembre de 1879, Alfonso se casa con María Cristina de Habsburgo-Lorena (1858-1929), infanta de la casa imperial austrohúngara. Alfonso XII, fallece el 25 de noviembre de 1885, a los 27 años de edad; oficialmente, como María de las Mercedes, a causa de la tuberculosis, estando María Cristina embarazada; el futuro rey Alfonso XIII, va a ser un hijo póstumo. Juan Ignacio Luca de Tena (1897-1975), escribe la comedia “¿Dónde vas, Alfonso XII?” que recrea el noviazgo y matrimonio del rey Alfonso y su prima, María de las Mercedes. La obra se estrena en el Teatro Lara de Madrid, el 20 de febrero de 1957, interpretando al rey, el actor Jorge Vico (1933-1977) y a María de las Mercedes, la actriz Luchy Soto (1919-1970). A raíz del gran éxito internacional en las pantallas cinematográficas de la almibarada saga de películas de “Sissí”, un año después del estreno de la obra de Juan Ignacio (1958), el director de cine Luís César Amadori (1902-1977) aprovecha la ocasión y rueda una película en plan melodrama romántico que está basada en ésta obra homónima, interpretada en sus papeles principales por Vicente Parra (1931-1997) y por Paquita Rico (1929-2017). La gran popularidad que alcanza en las pantallas de cine españolas contribuye a dar a conocer a las nuevas generaciones la romántica y corta vida de la reina María de las Mercedes. Como nota curiosa, D. Juan de Borbón (1913-1993), nieto de Alfonso XII, felicitó a los protagonistas de la película.

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