EL FARO
Los rocieros de la Costa Tropical prosiguen el camino de reencuentro con la Blanca Paloma
El lunes empezaba la magia y el verdadero camino. Los rocieros de la Costa Tropiocal, acompañando el Simpecado de la Hermandad de la Virgen del Rocío de Granada, señalan a EL FARO «este es el inicio purificador de la romería hacia el Rocío, el agua, principio para ser cristianos y continuación de la fe: río Darro (iglesia de San Pedro) donde reside «nuestro Simpecado (el de todos)»; río Guadalquivir (columna de Andalucía) y hoy día excepcional, porque la Virgen del Rocío lo ha querido y su imagen ha volado sobre sus aguas llevadas por bueyes; el vado del Quema (río Guadiamar, el Ajolí -entrada y puerta del Rocío-) y por fin, «la Marisma, hasta sus pies y nuestros anhelos».
Se iniciaba el “verdadero camino” saliendo de Coria del Río y la Puebla del Río atravesando los arrozales del Guadalquivir y estrechos senderos bordeados de chumberas y de arena fina siempre caminando junto a la carreta del Simpecado que, acompañada de peregrinos a pie, a caballo o en coche de mulas y caballos, se adentran en los primeros pinares del pre-coto de Doñana.
Descanso y sesteo para reponer fuerzas y continuar con familiares y amigos hasta el anochecer, «que descansamos en un pinar de Aznalcazar para desde aquí salir temprano hacia el vado del Quema», narran los rocieros de la comarca de la costa.
El río Guadalquivir que mece a Coria del Río recibe como siempre, entre vivas y palmas, de forma masiva, al Simpecado de Granada. El sueño de más de dos años y la espera comienzan a realizarse. «La magia inunda nuestras vidas», relatan los rocieros.
Sigue el camino, cada vez más cerca de la aldea almonteña y, aquí, en EL FARO, le seguiremos contando el peregrinar de los rocieros…