VIERNES SANTO: EL DOLOR MARCANDO EL PASO
Hoy he visto al Jesús picapedrero sobre un trono dorado y a la cruz que sustenta su agonía marcando el paso con fanfarria de tambores y trompetas… He visto la cruz, el inhumano instrumento de tortura, donde el justo fue ajusticiado, como lo sigue siendo hoy con:
- la inyección letal,
- la horca,
- la silla eléctrica,
- el tiro en la nuca
- la lapidación,
- la frontera insalvable… Él sigue recorriendo nuestras calles o intentando mantenerse a flote en nuestras aguas, soportando el peso de la cruz de:
- nuestras dudas
- nuestros miedos
- nuestros prejuicios
- nuestros cansancios
- nuestras carencias
- nuestras angustias
- nuestros dolores… en ese largo viaje por el corazón de las tinieblas de un mundo por humanizar.
Porque no hay cruz en nuestra vida que él no comparta con nosotros.
Por eso, siento una cierta desazón y desconcierto cuando veo ese afán por poner la imagen del Nazareno donde nunca quiso estar… mientras vemos cómo los cristos vivos siguen con el agua al cuello o arrastrando sus pies desnudos buscando cobijo por los caminos del mundo.
Respeto las lágrimas cofrades cuando la lluvia impide que se puedan lucir por las calles sus imágenes y enseres pero lo cierto es que deseo, con toda mi alma, que caiga sobre este mundo un gran aguacero de: - justicia
- verdad
- dignidad
- honradez… y que nos coja a todos sin paraguas… Y que también en nuestra Iglesia nos demos todos un buen chapuzón de Evangelio, que buena falta nos hace.