Domingo A. López Fernández
Fotos: EL FARO
SANTA CENA PROCESIONA AL CRISTO DE LA FE EN LA BARRIADA NORTE DE LA CIUDAD
Devoción a pie de calle es el calificativo que puede conferirse a la segunda procesión del sábado de pasión, la del Cristo de la Fe, titular de la hermandad de la Santa Cena y María Santísima del Amor. El barrio que acoge a esta devotísima imagen de Cristo en el banquete previo a su prendimiento esperaba con avidez el que puede considerarse como solemne reestreno de su cortejo penitencial tras dos años de ausencia forzada por causa del Covid-19. Y no solo el barrio, sino todo Motril, que ha arropado al titular por todas las calles de su recorrido procesional. Una procesión que transita por su barrio, sí, pero que ya va siendo hora que ocupe el lugar que le corresponde en carrera oficial. La corporación penitencial ha alcanzado ya su meta, que es su reconocimiento como hermandad, y le falta ya este segundo escalafón que ha de engrandecer aún más si cabe su nombradía y rango procesionista con el paso por tribuna oficial. Y con ello, igualmente, el estreno en la calle de la imagen de María Santísima del Amor junto al resto de apóstoles que acompañaron a Jesús en su última cena, pasos ambos solemnes que habrán de hacer historia por su monumentalidad y por la recreación de un significativo pasaje de la pasión y muerte de Cristo.
La salida penitencial del Cristo de la Fe se ha verificado puntualmente, a las 17:02 hrs de la tarde desde el salón parroquial, momento en el que se dejaba ver ya formado el cortejo procesional en su interior. La primera impresión que desprende su formación es la del asombro, pues nos encontramos con un cortejo totalmente novedoso y fiel a las premisas que rigen su protocolo organizativo. Dos años sin actividad pública en la calle dan para mucho, y los componentes de esta joven hermandad han trabajado intensamente para innovar lo que es la esencia de cualquier procesión de pasión, la penitencia. Novedad y estreno, pues, ha sido la incorporación de una sección de hermanos nazarenos que revestidos de túnica y antifaz de color blanco, trasladan a los fieles su sentido penitencial, pero también el sentimiento de pureza de Cristo y la esperanza en la resurrección. Así, abre su marcha la cruz guía flanqueada de dos faroles de frente de procesión tal y como marcan los cánones de cualquier séquito religioso. Es otro de los estrenos de este año que cuenta, además, con una lectura litúrgica, pues la cruz presenta en su centro un juego de potencias doradas que pertenecían al Cristo de la Fe, y el cáliz representativo de la última cena de Jesús, orlado todo en su conjunto con símbolos propiamente sacramentales como pueden ser la vid y las espigas. Sin duda, toda una alegoría de la eucaristía que Jesús pudo impartir a sus discípulos antes de su prendimiento.
Tras la cruz de guía se dispone una representación del grupo joven de la hermandad, junto a dos largas filas de hermanos de luz que en un número superior a la treintena portan cirios de cera en la mano. Tras ellos, el guion de la hermandad escoltado por dos hermanos con vara que dan paso a la representación oficial y corporativa del cortejo. En concreto, figura una representación de la cofradía del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores, a la que sigue la propia de la institución municipal que encabeza la alcaldesa de la ciudad, Luisa Mª García Chamorro y la concejal de Salud y Consumo Susana Peña, junto al vice-hermano mayor, Antonio Hernández, revestido de hábito penitencial. A continuación la representación eclesiástica que componen D. Juan Bautista Amat, Vicario Territorial, en su calidad de antiguo consiliario de la corporación, D. Alberto Sedano, consiliario de la hermandad de la Santa Cena, y D. Moisés Fernández, sacerdote formador en el Seminario de San Cecilio, a quien unen muchos vínculos con la ciudad de Motril. Junto a ellos, e igualmente en hábito penitencial, el hermano mayor de la hermandad, Antonio Jesús Sánchez García. Finalmente, el cuerpo de acólitos que estrena para la ocasión los ocho roquetes de sus componentes, además de los incensarios que preceden al paso del Cristo de la Fe. Imponente la figura de Cristo en actitud de bendecir y portando el Santo Grial de su Última Cena, que figura revestido de mantolín de color rojo y túnica de color blanco impoluto que ha sido bordada en oro por su vestidor, Juan Manuel Calderón. Imponente, igualmente, el paso de Cristo, que a lo largo de todo su itinerario va a ser portado por dos cuadrillas, la de mujeres, que lo hace a su salida, y la de costaleros que hacen su relevo en el tramo de la calle Buen Pastor. En calidad de capataces de paso este año han ostentado su mando José Manuel Maldonado Jiménez, Fermín Casado Braojos y Juan Manuel Espinosa Alaminos, todos ellos hermanos de hermandad. Finalmente, ha cerrado la marcha la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación de Almuñécar, que a lo largo de su itinerario ha podido interpretar un total de treinta y tres marchas procesionales con verdadero acierto y una profesionalidad digna de encomio.
El itinerario dispuesto por la junta de gobierno de la hermandad de la Santa Cena ha partido desde el salón parroquial de la ermita de San Antonio a los sones del himno de España, para continuar con la sentida marcha “La Saeta” en la “revirá” de la iglesia y continuar por calle Islas Hawái, Islas Bahamas, Gravina, Antonio de Nebrija, , Churruca, Wenceslao Fernández Flores, Francisco Suarez, Antonio de Ulloa, Camino de San Antonio, Piedrabuena, Buen Pastor, Jesús del Gran Poder, Inmaculada Concepción, San Miguel, Gonzalo Hernández, Ecuador, Argentina, Jesús del Gran Poder, Santa Rita, Camino de San Antonio, Francisco Villaespesa y Antillas, momento en el que el paso ha transitado la cuesta de acceso “a palillera” para continuar con las marchas “Reo de Muerte” y “Jesús de la Salud”, y proceder desde aquí a su encierro en el salón parroquial. En total, algo más de cinco horas de transito procesional por las calles del barrio que le ha visto nacer, recorrido que se ha visto arropado en todo momento por un público devoto que se ha apostado en aceras, portales y balcones para recibir al Cristo de la Fe con sentimiento y devoción.
Momentos estelares de este sentido cortejo procesional han sido incontables, entre ellos, los mostrados a pie de calle por familias enteras que han ofrendado al titular de la Fe con innumerables ramos de flores. Pero, sin duda, el sentimiento de esa fe que une a los cristianos se ha vuelto a repetir a su paso por el hospital de Santa Ana, momento en el que el personal de guardia en sus distintos escalafones ha salido a sus puertas para mostrar su señal de respeto y veneración al Cristo de la Fe, a la vez que se le ofrendaba un ramo de flores. Paralelamente, desde las ventanas del centro hospitalario, residentes y familiares dedicaban al imponente Cristo un recogido momento de oración y respeto que fue granjeado finalmente con un pronunciado aplauso de todos los presentes. Sin duda, histórica parada, pues por primera vez en su historia el paso del titular ha sido encarado frente a la puerta del hospital para bendecir a todos sus usuarios. Igualmente, la “petalá” que ha sido ofrecida al paso de Cristo en la calle Piedrabuena por sus devotos. Y ya, para concluir, el recibimiento que ha tenido el cortejo a la hora de su encierro en el salón parroquial de la iglesia. Emotiva ha sido, sin duda, la “levantá” que ha realizado D. Juan Bautista Amat, vicario territorial, al que Fermín Casado, capataz del paso, ha querido dedicar por sus desvelos e intenso trabajo desarrollado en la parroquia que es la sede canónica de su hermandad. Impresionante, igualmente, la marea humana allí congregada minutos antes de las 23:00 hrs., momento en el que el Cristo de la Fe fue encarado hacia la ciudad para proceder a la bendición de sus parroquianos, mientras el padre consiliario procedía al rezo de un padrenuestro y un Ave María. Significativo y emotivo fue, asimismo el instante en el que las puertas de la iglesia fueron abiertas para mostrar a María Santísima del Amor iluminada por dos grandes cirios y recibir así a su Hijo, que fue puesto a su frente mientras sonaba la marcha “Jesús de la Salud”. El encierro definitivo tuvo igualmente especial relevancia, pues se verificó a los sones de la marcha “Sagrada Cena”, composición que viene a ensalzar el título de la corporación penitencial allí radicada.
Importante inicio, pues el de la Semana Santa motrileña, que a las puertas de esta importante fiesta cristiana ha protagonizado el sábado de pasión que es punto de partida de nuestros desfiles procesionales. Sin duda, auténticas escenas de la pasión que confieren nombre y lustre a la ciudad de Motril.