EL FARO
La inauguración de un monolito en memoria de la joven motrileña María Teresa Fernández y de todos los ausentes, en un acto de tremenda emoción, ha servido de llamamiento, a nivel nacional, para la unidad social en torno a esta realidad
No hubo ni habrá mejor lugar donde exista un hito en el que puedan depositarse las flores y los mensajes de un recuerdo vivo: junto a la Fuente de la Esperanza. Este domingo, el Ayuntamiento de Motril presidido por su alcaldesa, Luisa García Chamorro, ha inaugurado el monolito en honor a María Teresa Fernández, la joven desaparecida en la ciudad en 2000. Pero la intencionalidad de este hecho ha ido más allá, para erigirse en un símbolo de las expresiones de cientos de personas desaparecidas que hoy, también, rodeaban este rincón del Parque de los Pueblos de América de Motril; en presencia de decenas de familiares, llegados desde todos los puntos de España así como de representantes de QSDglobal e InterSOS.
“Hoy Motril no se une al Día de las Personas Desaparecidas, no…. Motril va mucho más allá al querer ser LA VOZ de quienes constituyen el mejor ejemplo de la lucha de los seres humanos por conocer la verdad”, expresó la alcaldesa motrileña, Luisa María García Chamorro, quien durante años ha mantenido un contacto muy cercano con la familia de la joven de la ciudad, cuyo caso conmocionó a la opinión pública española y que, veintidós años después, mantiene su vigencia por el empeño y la lucha de su familia. Sus padres, Antonio y Teresa, han vuelto este domingo a expresar su dolor y también su esperanza, con el gesto generoso de unirse a todas las familias del país que llevan años, lustros y décadas buscando respuestas.
“Por eso mismo hoy hacemos fuerza entre todos. Nos apoyamos entre todos y abrazamos colectivamente a quienes en sus ojos sólo muestra esperanza por conocer, algún día, la verdad de un hecho dramático que cambió la vida de muchas familias”, dijo la primera edil quien se dirigió a los presentes con una reflexión en voz alta: “hoy queremos romper la soledad en la que, en demasiadas ocasiones, se han visto inmersas esas familias. Porque el amor, la comprensión y la ayuda que debemos a estas familias debe hacerse patente y efectiva. Sin miedo ni tabúes. Se llama empatía y esta ha de ser una constante en la relación de la sociedad hacia ellas”.
Motril ha tenido, en los últimos veinte años, un contacto directo con la desolación provocada por la ausencia inexplicable e incomprensible de una joven: María Teresa Fernández.
Ante esa realidad, Motril fue escenario, en 2014, de un clamor unánime ante el problema nacional de las personas desparecidas, con motivo de la celebración de uno de los mejores cursos de verano de la historia de la UNED en la ciudad, donde los asistentes fueron testigos de relatos impresionantes y descarnados de seres humanos que buscan, simplemente, respuestas y consuelo.
“Allí tuvimos la inmensa suerte de conocer a un gran profesional, a un gran puntal de cientos de familias. A Paco Lobatón, quien en aquel curso de verano sobre personas desaparecidas volvió a reencontrarse con dos grandes amigos, Antonio y Teresa. El periodista no ocultó, entonces, su admiración por la entereza y la fuerza que la familia de Mari Tere ha transmitido durante estos largos años de silencio, al tiempo que volvía a expresar un pensamiento en voz alta, un principio al que se aferran los familiares de todos los desaparecidos, mientras no hay evidencia de un final trágico hay esperanza de vida”, relató la alcaldesa de Motril en presencia del propio Lobatón, conocido periodista que hizo de las personas desaparecidas su bandera profesional, y que actualmente es vicepresidente de la Fundación QSDglobal.
Precisamente, Francisco Lobatón volvió a transmitir ese mensaje de luz y esperanza que nunca debe abandonar “ni a las familias ni a la sociedad”, refiriéndose a la presencia incuestionable de los ausentes en una lucha encarnizada de las familias, ante los poderes públicos, para que sus casos no caigan en el olvido. Un emocionado Lobatón que, junto a Juan Bergüa (padre de Cristina Bergüa, desparecida en 1997) y del presidente de la Fundación QSDglobal, José Antonio Lorente, transmitieron la emoción de una realidad que planea sobre cientos de familias en todo el país cuya petición unánime es la de, simplemente, obtener una respuesta.
Especialmente intenso ha sido el momento en el que el cantante motrileño Javi Mota ha dedicado su canción más sentida a la familia de María Teresa Fernández. Una joven que, además, fue su amiga y continúa siéndolo.