Cartas al director/EL FARO
A MI HERMANO
Has sido indomable. Estar de ruta era lo que más te gustaba, hasta que llegó lo único que te pudo frenar, la dichosa catarata.
Siempre sentí que era una prolongación tuya, porque también soy indomable, pero de algo estoy seguro, nunca le has hecho daño a nadie y he aquí la evidencia de cuanta gente ha habido para acompañarte en tu despedida.
Hermano, has sido lo más parecido a un padre. Recuerdo cuando me subías en la mesa del comedor y ponías música para que bailara. También recuerdo que me decías que te frotara la espalda cuando te duchabas, porque no llegabas. Siempre te gustaron los mimos. Quiero que sepas que para mí y para Julio, ha sido un placer haberte cuidado y mimado, durante los últimos días de tu vida. Sentimos que no puedas disfrutar de esos colorines que nos dijiste que volvías a ver cuando te pusieron la lente. Últimamente te estaban pasando muchas cosas buenas y una de ellas, es que volvías a ver.
Has sido hijo, hermano, padre, marido, cuñado y amigo y lo has hecho de la mejor manera que has sabido y podido, y como todos, sin manual, porque hay que recordar que la vida no viene con libro de instrucciones. La vida es una obra de teatro sin ensayo.
Has sido amigo de todo el mundo, sin importarte raza, cultura, sexo, política, pobres, ricos,….. eras un tío estupendo y muy inteligente.
Genio y figura hasta la sepultura. Hasta en eso le pareces a Mama. Siempre te la ganabas por ser el más zalamero con ella. Recuerdo cómo la cogías en volandas y la hacías reír. Tú eras el único que lo conseguía y era cuando únicamente la veía realmente reír.
Gracias por tantos ratos de arte y alegría. Cuando llegues al paraíso, que seguro irás allí, seguro, estarán todos muy contentos de volverte a ver y la vas a liar, te conozco. Cuidado Juanito Valderrama y Rafael Farina, y El Porrines también, que llega, José el de la Carmen la Mortera.
Cuando llegabas a nuestra casa eras como un torbellino lleno de alegría y positividad y siempre con las manos cargadas de amor. De pronto, te cansabas de estar, te levantabas y sin más, te ibas con un simple adiós. Y te has ido como siempre, sin despedirte, sin decirnos adiós.
Has sido artista, has sido alegre, has sido bueno, has sido un flamenco de pro, has sido justo, has sido fuerte, has sido leal y como todos débil. No fuiste mejor persona porque llevabas muchas marcas de esa infancia que no tuviste. No pudiste ser niño.
Hermano, deseo que hayas aprendido todo en esta vida, y que en la próxima, todo sea más agradable. Gracias por haberme respetado siempre.
La vida me ha enseñado que la verdad no es absoluta, lo que sí es y será una verdad, absoluta, es que tú has sido y serás mi hermano porque así ha sido y así me lo has demostrado.
Nos volveremos a encontrar.
Antonio M. Gómez Bueno
Motril, a 11 de diciembre 2021