LA VARA DE MEDIR

LA VARA DE MEDIR

José Antonio Fernández Guerrero -Escritor-

La historia está escrita en cuentos o fábulas que definen muy bien lo que aconteció en años pasados, décadas, generaciones,… quién sabe cuánto tiempo hace; tal vez sea ya un arcaísmo de la historia dichos acontecimientos; sin embargo, ahora, en pleno siglo XXI, lleno de transformaciones, opciones, diversidad, sostenibilidad, y un largo etc. de nuevos acontecimientos, cuando creemos que la justicia es más equitativa, también tiene sus lagunas y sus trampas, no sabemos por qué, pero es así.

Si la justicia ha de ser equitativa, también ha de ser proporcional, pero da la “puñetera” casualidad de que nunca es así; pues si conoces a alguien que está donde debe estar, o a ese familiar que se encuentra en el lugar preciso, donde debe estar también, todo fluye de distinta manera y si se hace bis a bis, por teléfono o en una buena comida, -donde no se sabe quién paga- mejor que mejor.

Sé que las leyes están para impartirlas, recibirlas y hacer que se cumplan, no obstante, esa vara de medir, mide según sea a quien se debe de aplicar; a mí me da igual que deba de ser en el ámbito privado o a nivel estatal, porque la justicia es común a todos, debiendo de ser ésta vara también común para todos.

No estamos hablando de negligencias, que éstas se llevan la palma, sino de una serie de relaciones sociales donde muy probablemente el amiguismo tenga su influencia.

La Responsabilidad es un acto que concierne a todos por igual; por lo tanto, aprovecharse de un cargo para influir en una denominación, constituye una anomalía sino jurídica, sí de honradez. ¿Acaso sería esto una Negligencia? Independientemente del pensamiento razonado no quiero pensar en los favoritismos sociales de poder en las pequeñas urbes de nuestro país.

Porque sí, los estamentos del pueblo están para el pueblo, sin nosotros no serían necesarios.

Motivo por el cual habría que encontrar un matiz clara para comprender el por qué se actúa de tal manera; o mejor dicho: ¿Qué influencias se pueden tener?

Se me ocurre una pregunta a las personas consideradas con capacidad para nominar -que suelen ser temporales según legislaturas y no de cerebros más elevados-, a la hora de asignar determinados nombres a determinadas circunstancias: ¿Cómo bareman? ¿Qué vara de medir utilizan? ¿Hay algo soterrado en la trastienda de esa vara de medir?…, sobre qué persona es o no merecedor de tal nombramiento.

Quien cumple con su obligación sólo está siendo responsable con lo que ha elegido, por lo tanto una trayectoria singular. Sin embargo, quien elige arriesgar parte de su vida o reputación a lo largo de su trayectoria social para sostener la unidad equitativa de un pueblo o ciudad, no es considerado para tal evento.

Si habláramos de justicia ¿Quién imparte más: quien cumple con su obligación o quien arriesga lo que tiene para que se imparta justicia?

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