Opinión/EL FARO
Se nos ha ido Gerardo. Un emprendedor singular
Se ha muerto Gerardo, el de La Caramba. Los que somos casi coetáneos, noticias así nos ponen en el sendero del pasado. Un sendero que el fallecido Gerardo tuvo que atravesar con muchas dificultades, que no todos sufren ni afrontan con la misma valentía y decisión que él los afrontó.
Emigrante en Canadá y, ya joven, tuvo la suerte de volver al Motril de sus amores.
Aquí hizo, como se suele decir de casi todo.
Los que le conocimos y compartimos con él algunas de esas etapas sabemos que fue un gran emprendedor y algo práctico cuando se ponía en faena.
Enumerar sus actividades en las que se comprometió respaldan su figura como emprendedor en unos momentos en los que España necesitaba abrir puertas para crear trabajo.
Además tenía un don especial, sabía dar ayuda a los que se acercaban a él.
Ha sido restaurador, empresario taurino, constructor y la prisa del momento, me impiden recordar cuantas cosas más ha sido. En todas ellas no pasó desapercibido.
EL FARO le concedió el «El Faro de Oro» en el año 1983, el mismo año que lo recibió Miguel Ríos, entre otros personajes de la época. Fue un reconocimiento merecido a esos momentos en los que su inquietud como empresario brotaba, y dejó para la historia, ser de los motrileños que han dejado su huella con prolífica y emprendedora singularidad de «hacer cosas».
Los que nos dejan nos almacenan recuerdos de todo tipo, Gerardo ha sabido vivir y ha dado vida a los que le han rodeado, casi nada.
Gerardo, descansa en paz, que te lo has merecido.
