SUSURROS DEL CUERPO, NO ESPERES A QUE GRITE
Una de las causas más frecuentes por las que una persona acude a la consulta de fisioterapia es el dolor de espalda. Provocado por malas posturas, trabajos con gestos repetitivos o en los que se maneja mucha carga, exceso de entrenamiento o falta del mismo,…también la tensión emocional nos va a sobrecargar la espalda. Pero es que el dolor no es malo, el dolor nos está avisando de que algo no va bien, es una señal que tenemos que atender, sino vendrán consecuencias peores como veremos más adelante. Y es el/la fisioterapeuta con todo su arsenal terapéutico quien no solo nos quitará el dolor sino que nos dará las pautas a seguir para evitar recaídas en el futuro. Desde la primera sesión vamos a notar mejoría, y seguramente en dos o tres sesiones el problema se habrá resuelto.
Pero hay espaldas rebeldes, espaldas que te llegan como rocas, con un excesivo tono muscular (y no precisamente por ejercitarse con pesas en el gimnasio), espaldas que no responden al tratamiento convencional y que hay que tratar desde otro punto de vista. Porque sabes que esta respuesta no es la normal y que hay algo que hace que esa musculatura esté tensa permanentemente.
El porcentaje de pacientes a los que les ocurre esto no es muy elevado, pero si cada vez más frecuente. Y hay un denominador común en todos ellos: el exceso de responsabilidad y la no aceptación de la situación en la que se encuentran o por la que están pasando.
Así me he encontrado en la consulta empresarias y empresarios totalmente volcados en su trabajo con trabajadores a su cargo y con poco tiempo para cuidarse ; mujeres de la llamada “generación sándwich” que han aplazado la maternidad y que se ven cuidando hijos y, debido al aumento de la esperanza de vida, cuidando padres también; mujeres que aun trabajando, echan una mano a sus hijos cuidando de sus nietos y haciendo la comida a diario para toda la familia; mujeres y hombres que, además de trabajar, cuidan a sus padres y se hacen cargo de sus hijos separados que vuelven a casa junto con algún niño pequeño. Uf, uf, demasiado para el cuerpo, ¿no creéis? Bienvenidos al mundo moderno donde además vamos a mil.
¿Y creéis que solamente la musculatura de la espalda es la que se altera? Si no modificamos algo en nuestra vida, atendiendo a las señales de alarma que empieza a emitir nuestro cuerpo, no tardaremos en presentar problemas digestivos, dolores de cabeza, insomnio, ansiedad o depresión.
El problema es que poca gente es consciente de esta relación cuerpo-mente, de cómo somatizamos lo que nos va aconteciendo.
Lo bueno: nuestros músculos actúan como auténticas grabadoras de lo que nos pasa o del factor que hace que se contracturen, así relajando nuestros músculos también se va a relajar nuestra mente, permitiendo que esas emociones negativas afloren y se liberen y, desde esta situación de calma comencemos a coger las riendas de nuestra vida o a aceptar el momento que estamos viviendo. De hecho es muy común que el paciente o la paciente entre en la consulta “atacadísimo o atacadísima” y salga “grogui”. Quizás el fisio o la fisio te aconseje hacer algo de deporte o te anime a apuntarte a alguna disciplina para el cuerpo y la mente como yoga, Pilates, Low Pressure Fitness,…, o a iniciarnos en nuestro hobbie favorito, bueno, esto es lo que yo hago . Poco a poco esa tensión persistente y esa endurecida espalda que en realidad no es más que una coraza protectora, irá cediendo y se irá relajando.
Como veis la fisioterapia nos ayuda a tener calidad de vida, en todos los sentidos.