CUESTION DE IDIOMAS

CUESTION DE IDIOMAS

Gabriel Heras…

El 23 de Enero de 2020, Wuhan decidió confinar a toda su población y cerrar toda su actividad. Aquellos primeros momentos de incredulidad al ver construir hospitales en pocas semanas y con el recuerdo de los memes y bromas que sonaban a algo tan ajeno como el mismo lejano Oriente. Se ha cumplido el primer año, un trágico aniversario de la pandemia por SARS-CoV-2 que ha cambiado nuestras vidas

En un mes se cumplirá otro: el primer paciente diagnosticado e ingresado en una UCI en España. El resto de la historia es desgraciadamente por todos conocida y compartida. Algunos lo viven en primera persona como pacientes, otros como familias y otros como profesionales. Y muchas personas, para desgracia de todos, han fallecido en este año. Otros muchos, sin embargo, parecen indiferentes ante tanto dolor y hacen como que esto no va con ellos. Alguno incluso abandona el barco. Y aquí no pasa nada. Nunca pasa nada.

Algo no se estará haciendo bien cuando volvemos a situaciones totalmente comparables con las de hace un año.  Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. La diferencia fundamental es que cada vez los profesionales sanitarios estamos más cansados tras llevar todo este tiempo trabajando al 200%, ampliando espacios inverosímiles, atendiendo al mayor número de personas posibles y luchando contra nuestros propios miedos. Muchos hemos celebrado la vacunación con alegría y esperanza, aún a sabiendas que la ansiada inmunidad no es sino una especie de seguro para seguir trabajando sin descanso por tiempo indeterminado. Y no solo se trata de lo físico, por desgracia el cuidado de lo invisible está prácticamente en asistolia.

Y esta vorágine, me encuentro desde hace cinco meses dirigiendo una Unidad de Cuidados Intensivos, intentando entender un nuevo idioma que para mí es totalmente desconocido. Desde el pie de cama, los clínicos vemos la película de una manera. Desde los despachos, se ve de otra. No digo que cada visión sea ni mejor ni peor, simplemente son idiomas distintos. Un muy estimado compañero me enseñaba esta semana lo siguiente: “Si tú hablas español, y yo portugués…O hablamos en portuñol o no nos vamos a entender”.

Quizás esta sea la clave: estrechar los lazos entre la visión clínica y la gestora, intentar entenderse y escucharse para comprender otros puntos de vista distintos y buscar un beneficio común. Porque si no, no saldremos de esta macabra trampa de hámster en la que llevamos ya un año dando vueltas.

Por Gabriel Heras

Jefe de Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Comarcal de Santa Ana.

Director de Proyecto HU-CI

(gabi@proyectohuci.com)

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